
Bob Marley decía que para ser feliz, había que aprender a disfrutar las cosas más simples de la vida.
Parece una frase trillada, sin embargo, basta con mirar a los más de 15 niños huérfanos que habitan en un hogar infantil de Uganda para entender cuánta razón tenía el cantante jamaiquino.
Descalzos, en medio de gallinas, en la montaña, o con barro. Para los pequeños que habitan en el refugio Masaka Kids Africana, cualquier lugar es bueno a la hora de dejarse llevar por la música, sentir el ritmo y expresarlo en cada momento y lugar en el que estén, sin siquiera reparar en el qué dirán.
Este es un hogar ubicado en el pueblo de Kayirikiti, en Nyendo, Uganda, destinado a niños desamparados y en el que no solo se les da techo, sino que también promueven que los menores vean en la danza y el arte una terapia para superar los traumas del pasado. Por ello en el refugio les enseñan coreografías para diferentes canciones y, cuando están preparados, graban sus bailes que posteriormente se comparten en redes sociales.
Viven en la simpleza y son niños creativos, capaces de convertir una caja de cartón en la mejor consola de DJ, y saben cómo transformar unos tarros en la batería más original. Y si de música se trata, no necesitan más que una canción para comenzar a bailar.
Lo cierto es que los pequeños no requieren de un televisor, un celular o videojuegos para ser felices.
Sus sonrisas son la prueba más clara de que disfrutan al máximo su niñez, al tiempo que dejen atrás su pasado, que en la mayoría de los casos está marcado por la muerte de sus padres y la pobreza extrema.
De hecho, se estima que en Uganda existen más de 2,4 millones de niños huérfanos, convirtiéndose en el lugar con la cifra más elevada a nivel mundial.

Esto se debe principalmente a que muchos de sus padres los abandonan o mueren siendo víctimas de enfermedades como el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), lo que provoca que una gran parte de los pequeños queden al cuidado de la población anciana (que no puede cuidarlos) o bien, que se queden sin nadie a su lado.
Además, la sequía los ha afectado por años y ha dejado a miles de personas con cosechas fallidas y con poco o ningún acceso al agua potable. Esto ha aumentado el hambre, la desnutrición y la mortalidad en los niños, sin contar la devastación por la guerra.
Tal es el caso de Kiggundu Emma, un niño ugandés de seis años quien fue abandonado cuando era un bebé y junto a su hermana, pasaron hambre. Ellos fueron rescatados por el refugio y ahora el sueño del pequeño es convertirse en agricultor algún día, para poder cultivar suficiente comida con el fin de alimentar a todos los menores que, como él, pasaron muchos días sin comer.
“Estos niños han pasado por algunas de las peores experiencias que un niño podría enfrentar, pero a través de la danza, las canciones y el compartir su amor por Uganda, estos niños se conectan entre sí y con el mundo. Ven su propio potencial, tienen esperanza para su futuro”, afirma el refugio Masaka Kids Africana en su página web.
Podrán ser apenas unos niños, sin embargo, su talento es indiscutible. Todos los que habitan en el hogar, son bailarines habilidosos y muestran sus movimientos en pegajosas coreografías que en su mayoría van al ritmo de la melodía africana.
Independientemente de la edad, o de lo que les haya tocado vivir, son niños que sueñan en grande y desde ya piensan en lo que desean convertirse en el futuro y que les permitirá ayudar a muchos menores que sufrieron tanto como ellos.

Por ejemplo, Namubiru Nabirah, de siete años, espera convertirse en maestra de niños huérfanos algún día; Nakyoole Jackie, de seis, anhela llegar a ser embajadora de la esperanza para los niños vulnerables de África, mientras que Kyambadde Trevor, un niño de ocho años, sueña con ser el mejor doctor.
“Nuestra misión es rescatar y salvar a los niños que están pasando hambre o en necesidad, y buscar proporcionar un entorno amoroso y seguro donde puedan crecer física, mental, emocional y espiritualmente con el objetivo final de que conozcan el amor salvador”, agrega.
Un hogar
Masaka Kids Africana nació el 30 de marzo del 2013 con el propósito de convertir las peores experiencias que a estos niños les ha tocado vivir, en momentos de alegría y mucha diversión.
Este hogar fue creado por Suuna Hasan, un electricista de 30 años, quien le abrió las puertas de su hogar a pequeños entre los dos y los 12 años.
Los niños de este refugio habitan en una casa de tres habitaciones, donde se les proporciona todo lo que necesitan para crecer saludables, al tiempo que se les educa para que puedan forjar el camino con el fin de convertirse en líderes de su país y que gocen de un futuro mejor.

“Todos los niños de este mundo, deberían tener derecho a una buena alimentación, agua potable, refugio, ropa, atención médica y educación. Es lamentable ver que la mayoría de los niños de los países en desarrollo carecen de la mayor parte de eso. Algunos pasan días sin comer, mientras que otros viven en barrios marginales donde la atención médica es inaudita, lo que los expone a muchos riesgos para la salud. Nadie, y mucho menos un niño, debería verse obligado a vivir en estas condiciones”, detalla el refugio.
Masaka Kids Africana se ha convertido en una familia y todos los niños que viven ahí se aman como los hermanos que ahora son. Celebran juntos cumpleaños, navidades y la llegada del año nuevo de una forma sencilla, pero rodeados de mucha calidez humana.
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Allí cuentan con una mamá, que es la que se encarga de cuidarlos, velar por ellos diariamente y enseñarles lo que es el amor.
“En el corazón del refugio se encuentra la estructura familiar. Creemos que cuando los niños huérfanos y vulnerables se colocan en un entorno familiar amoroso, con una madre y hermanos que los aman, los niños encuentran un lugar al que pueden llamar hogar. Al criar a estos niños en un ambiente cariñoso, esperamos darles una base que los ayude a tener éxito en la vida y que algún día puedan retribuir a su comunidad y al mundo”, detalla el hogar infantil.
En su mesa nunca falta un plato de comida y aunque en ocasiones no quieran ir a la escuela, saben que es la única forma para llegar a ser profesionales algún día y poder ayudar otros niños huérfanos.
De hecho, si bien las clases de baile son su terapia, estas no son todos los días, pues lo primero es el estudio. Es decir, sus ratos de esparcimiento son principalmente los fines de semana y durante las vacaciones. Además, diariamente deben cumplir con obligaciones como sembrar, recolectar la cosecha y limpiar el corral, entre otras tareas.
Ahora, el refugio planea construir un hogar más grande para poder darle un hogar y una familia a más niños. Se trata de una casa que constará de camas y baños masculinos y femeninos, un dormitorio para la mamá de la casa, una sala, un comedor, cocina, bodega y lavandería.
Con este fin se ha adquirido un terreno de 8.000 metros cuadrados en las afueras de la ciudad de Nyendo, en Masaka, Uganda, un sitio donde la tierra es exuberante y fértil, que brinda las condiciones necesarias para que el hogar sea lo más autosostenible posible.

“Después de que se haya establecido la casa, esperamos construir un centro comunitario de dos pisos con dos aulas de capacitación, una biblioteca, sala de computadoras, sala de estar, una pequeña clínica médica, una tienda en la planta baja, una oficina y un ala de voluntarios en la planta superior. Con el tiempo, nos gustaría llevar a cabo una clase educativa no solo para nuestros niños y el personal, sino también para la comunidad circundante”, explica Hasan, cofundador.
También espera construir una pequeña granja avícola y una granja comunal con cultivos como maíz, repollo, espinacas, papas, zanahorias, plátanos y árboles de aguacate y mango, ya que posteriormente esperan vender sus cultivos y huevos para tener sus propios fondos.
Sin embargo, este es un proyecto que aún está en desarrollo, ya que Masaka Kids Africana vive de los donativos que recibe por medio de su página web y no cuenta con el dinero suficiente para construir el proyecto para albergar más niños y ofrecerles mejores condiciones.
Estrellas
Hasta hace poco tiempo, Masaka Kids Africana era tan solo un hogar de niños huérfanos de Uganda que utilizaba como terapia la danza, sin embargo, las redes sociales se convirtieron de un pronto a otro en sus mejores aliadas.
Hace aproximadamente dos años Suuna Hassan comenzó a subir las diferentes coreografías de los niños a YouTube y estas se fueron viralizando en redes sociales, a tal punto que en la actualidad sus videos llegan a tener hasta 70 millones de visitas.
Su sabor africano, su simpatía, su talento, su inocencia y su humildad fueron tan solo algunas de las claves que llevaron a los pequeños a convertirse en unas estrellas: en Facebook cuenta con más de 1.2 millones de seguidores; mientras que en Instagram superan los 1.1 millones. Y ahora realizan hasta presentaciones en vivo.

“Los niños derriten el corazón del público con sus encantadoras sonrisas y deliciosas melodías africanas, acompañadas de vibrantes movimientos de baile. Casi todas las actuaciones concluyen con una estruendosa ovación de pie. Un subproducto maravilloso del concierto es la inspiración que la música trae a prácticamente todos los oyentes. A pesar de la tragedia que ha empañado sus jóvenes vidas, los niños están radiantes de esperanza, dotados musicalmente y maravillosamente entretenidos”, afirma el hogar.
Aunque la mayor parte de sus bailes son de música africana, como Jerusalema, de Master KG, los niños también han hecho coreografías de canciones como Muévelo de Nicky Jam; Que tire pa’ lante, de Daddy Yankee; Yummy de Justin Bieber e incluso tienen un baile para la canción de feliz cumpleaños.
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Para sorpresa de ellos mismos, los artistas han compartido sus videos en redes sociales provocando que cada vez sus dotes artísticos lleguen hasta los diferentes rincones del mundo.
Si bien esto les genera alegría, nada se compara al día en que Drake, un artista que admiran, compartió un video en el que ellos hacen el desafío de baile de la canción del artista Toosie Slide.
En entrevista con el medio estadounidense TMZ, Hassan afirmó que él y los niños lloraron de alegría cuando Drake compartió su video y pasaron el día siguiente celebrando y haciendo lo que mejor saben hacer: bailar.
Este fue el impulso que el hogar infantil necesitaba para darse a conocer a nivel mundial. Suuna Hassan dio a conocer que por la publicación del artista ganaron más de 120.000 seguidores en Instagram y el refugio recibió muchísimas donaciones de diferente índole.
“Los niños decidieron hacer esa canción por el amor que le tienen a Drake, les gusta lo que él hace, consideran que es una persona amorosa y preocupada por los demás y saben hace donativos a diferentes causas. Ahora esperan que algún día los visite, dicen que sería una bendición y que le compartirían sus historias”, afirmó Hassan al medio BBC.

La popularidad que han obtenido los niños en redes sociales con sus bailes cargados de energía, los ha hecho acreedores del Gold Creator Award, que tienen como objetivo reconocer los canales más populares de YouTube y que en su caso, se les otorgó por tener un canal que alcanzó o superó el millón de suscriptores.
Actualmente están nominados en los African Entertainment Awards de Estados Unidos, una organización sin fines de lucro creada para apoyar, celebrar y elevar el entretenimiento africano. Allí se encuentran en la categoría a mejores bailarines.
Sin embargo, su sueño no llega hasta allí, pues ya tienen habilitada su propia cuenta de Spotify e incluso estrenaron un disco llamado Let’s Praise con algunos sencillos propios y otras versiones de canciones, pues también hay niños que tienen dotes para el canto.
Mientras los menores crecen al ritmo de la música, Suuna Hassan, quien ahora es también el manager de los bailarines, espera continuar con la recolección de fondos, para poder construir un hogar más grande que le permita seguir llevando esperanza a la población infantil, poder pintarles un futuro prometedor y superar el pasado con la mejor terapia: la danza.