Entre los volcanes Miravalles y Tenorio habita la Tlalocohyla Celeste, una rana única en Costa Rica y que fue descubierta por el guía naturalista Donald Varela, quien desde hace cuatro años empezó a ponerle atención a un pequeño animal de poco más de 2 centímetros de diámetro: él sabía que el ejemplar era diferente a todos los anfibios que había visto y escuchado antes.
Se trata de la Tlalocohyla Celeste y la buena noticia fue comunicada este 31 de agosto por la fundación Costa Rica Wildlife, la cual anunció el descubrimiento de esta nueva especie de rana, hallada en el Valle del Tapir, en el distrito de Bijagua, en Upala. Esta reserva biológica, la cual dirige Varela en pro de la conservación, cuenta con un humedal de ocho hectáreas, que es donde se ha detectado hasta el momento que habita la ranita. La propiedad, antes deforestada y utilizada para ganadería, ha sido restaurada durante los últimos años, por lo que el anfibio vive en un área protegida.
La oficialización del descubrimiento fue reseñada en un artículo científico que recientemente publicó la revista especializada Zootaxa y que cuenta con Varela Soto como primer autor. El documento “anunciará oficialmente la existencia de esta especie y su ubicación taxonómica a la comunidad herpetológica”, informó la fundación Costa Rica Wildlife.
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En el proceso de oficialización del descubrimiento, además de Varela, también participaron el herpetólogo Juan Gabriel Abarca, quien lideró la descripción técnica de una nueva especie , y la bióloga Valeria Aspinall. La joven, de 25 años, decidió dedicar su carrera a la conservación de los anfibios, grupo animal conocido por ser el más amenazado del mundo.
Aspinall dirige el programa de protección Tlaloc Conservation, el cual desarrolló inspirado en la nueva ranita.
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Tlalocohyla Celeste
El nombre científico de la ranita es Tlalocohyla. Las herramientas de taxonomía y genética le permitieron al equipo de investigación saber que la rana pertenece al género descrito Tlalocohyla, mismo en el que solamente hay cinco especies, según explicó Valeria Aspinall.
La especie fue nombrada como Tlalocohyla Celeste por parte de dos de las hijas de Donald Varela: Kira y Elli, quienes a su vez se inspiraron en Río Celeste, en Guatuso, belleza natural cercana al sitio en el que se realizó el descubrimiento. Curiosamente, el nombre también coincide con que el saco vocal de los machos y las axilas en machos y hembras tienen una coloración similar.
El encuentro
El descubrimiento de la ranita es un premio al ímpetu, e incluso a la terquedad, como Donald Varela lo define, de varios años. Él siempre supo que estaba ante una especie diferente.
“Cuando nosotros iniciamos la creación de senderos en Tapir Valley (Valle del Tapir), hace cuatro años, parte del sendero pasaba muy cerca del humedal. Como guías naturalistas a nosotros siempre nos identifica el hecho de que andamos poniendo atención a cosas, sonidos, movimientos, bichitos, entre otros.
“Yo crecí en la montaña, mi corredor para jugar era ir a buscar bichos. Resulta que a nosotros cuando estábamos construyendo aquí yo empecé a escuchar un ruido diferente, un sonido desconocido. A mí muchas veces me daba por venir en la noche a ver qué veía. Escuché el sonido más repetitivamente. Estaba seguro de que era algo que no había escuchado antes”, comentó Varela, quien reconoce que su amor por la naturaleza y conservación le fue inculcado por su madre, Elizabeth Soto.
Luego de apreciar al animal por primera vez una noche, él compartió la imagen con herpetólogos y subió fotos a una plataforma en la que todos le decían que era una especie ya conocida. Sin embargo, Varela estaba convencido de que no era así. Y tenía razón.
Sobre Costa Rica Wildlife
La Fundación Costa Rica Wildlife enfoca su trabajo en asegurar la prevalencia de la vida silvestre y su hábitat a través de iniciativas de conservación estables interdisciplinarias y comunitarias que promuevan la convivencia y la mejora de toma de decisiones.