Leonardo Rodríguez nunca le ha tenido temor al nuevo coronavirus, pero sí mucho respeto. Él trabaja para un hospital de la Caja Costarricense de Seguro Social. Las últimas semanas estuvo en contacto directo con pacientes que dieron positivo a la covid-19, enfermedad que causa el coronavirus SARS-CoV-2. Si el virus fuera visible, así como las caricaturas redondas y con caras malvadas que abundan en Internet, podría decirse que Leonardo le vio a los ojos muchas veces.
Leonardo es enfermero y trabaja como auxiliar de enfermería desde hace cuatro años. Él sabía que siendo este virus tan contagioso era muy probable que en algún momento lo contrajera, porque aunque en el centro médico en el que labora se tomen todas las medidas al proveer a sus funcionarios un equipo de protección, él debe estar cara a cara con los pacientes asistiéndolos.
“Desde lo interno del hospital a pesar de la mucha seguridad que tenemos no puedo negar que siempre que sabemos que va a llegar un paciente sintomático respiratorio, sospechoso o ya confirmado por coronavirus se maneja mucha incertidumbre, mucho temor en el ambiente; nos ponemos muy ansiosos de saber cómo estará la salud de esa persona, en qué condiciones vendrá. Si nos va a dar tiempo de hacer todo lo que podamos hacer procurando el bienestar del paciente”, cuenta el oriundo de Zarcero pero habitante de San José desde hace 10 años. Dice que la entrega, el compromiso y la vocación siempre le acompañaron en la primera línea de defensa en la que a hoy están miles de trabajadores de la salud.
Es un profesional apasionado, pero también un vulnerable ser humano. Como todos. Aun tomando todas las precauciones, el coronavirus entró en el cuerpo de Leonardo y luego de que se le presentarán los primeros síntomas y que le confirmaran que tenía la covid-19 empezó a controlar su cuerpo, a identificar síntomas para asegurarse de que los malestares no fueran empeorando.
Hace algunos días, este muchacho, de 28 años, subió un video a su cuenta de Instagram para enviar un mensaje de prevención a las personas, para que no sean ligeras con las medidas, porque como ya ha quedado muy claro, la covid-19, que desde hace más de cuatro meses se ha diseminado por el mundo, puede enfermar a cualquiera.
Mientras permanece en su aislamiento de 14 días, Leonardo accedió a narrar para la Revista Dominical cómo vivió los primeros días de este virus que al 22 de abril registra 681 contagiados en Costa Rica.
Este es el diario de un costarricense con coronavirus.
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Día 1: Aparecen los primeros síntomas
“El primer día de síntomas tenía fatiga y una molestia en la garganta que no podría catalogar como dolor. No era el dolor típico de cuando uno siente que se va a enfermar. Sentía nada más una molestia. Me pareció curioso. Si le presté atención pero no me alarmó tanto. También sentía mucha somnolencia: quería reposar y dormir. Por otro lado pensé que esas sensaciones eran relacionados con el turno nocturno que estaba llevando en ese momento. Ya después llegué a mi casa a dormir.
Día 2. Los malestares activan la alarma
“Cuando me desperté como a mediodía (venía del turno de la noche) sentía mucho dolor de cabeza y sensación febril. Me tomé la temperatura y en ese momento estaba en 37.6° que no se considera fiebre pero estaba un poco más elevado de lo normal. Me tomé la saturación del oxígeno y estaba excelente. La frecuencia cardíaca sí estaba elevada y eso que estaba en reposo. Después del mediodía se me activa la alarma y me preocupé.
“Dos horas después me volví a tomar la temperatura y era de 38.2°, eso ya es fiebre. Al ser sano y sin antecedentes patológicos ya ahí me alarmé. Dije: ‘algo está pasándome y tengo que atenderme’.
“No me asusté pero la reacción normal es de alarma. Como he trabajado directamente con pacientes sintomáticos respiratorios, sospechosos y positivos por covid-19 no puedo dejar pasar un signo así en mi cuerpo. Responsablemente fui al hospital móvil de donde trabajo a que me atendieran.
“En todo momento he tenido síntomas muy estables, nada de qué preocuparse en mayor medida. Me hicieron las preguntas de rigor. Me tomaron signos vitales. Por signos e historia coincidía con un caso sospechoso.
Una vez que la doctora realiza el historial clínico y llena los formularios correspondientes de Inciensa (Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud) y de vigilancia epidemológica me indica que me van a realizan la prueba de aspirado nasofaríngeo para la toma de la muestra. Desde que salí de mi casa en todo momento andaba puesto un respirador N95”.
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¿Cómo es la prueba?
“Te introducen una sonda por cada fosa nasal y realizan un aspirado en el área nasofaríngeo (toman muestra de la parte superior de la garganta). Como en todo procedimiento médico, no es nada bonito. Es sumamente incómodo. Pero hay que someterse a eso.
"Luego del examen me recetaron el medicamento que se envía para casos sospechosos o confirmados que es la hidroxicloroquina y acetaminofén. Después me envían a casa con recomendación de aislamiento estricto hasta no saber el resultado de la prueba”.
¿Cómo recibe esas recomendaciones?
“En ese momento se siente lo que cualquiera podría sentir: que uno está realmente enfermo. La incertidumbre completa del tiempo que hay que esperar hasta el resultado es de zozobra. Uno no sabe si es positivo, ni qué pensar, ni qué decir, ni a quién decirle. Son muchos sentimientos encontrados. Uno no piensa con cabeza fría. Jamás. Porque además del huracán de sentimientos seguía doliéndome la cabeza, tenía mucha fatiga. Me vine a la casa y me puse a ver tele, me quedé dormido hasta el siguiente día”.
Día 3. Preocupación permanente, los síntomas generan angustia
“Ese día me levanté temprano. Uno no duerme bien cuando no se siente bien. Seguía doliéndome fuertemente la cabeza. Ese síntoma era el que más me angustiaba. No me dejaba dormir, me despertaba a cada rato. Me levanté temprano. Algo que me pasó es que el hambre se quita pero uno es consciente de la necesidad de alimentarse e hidratarse, aunque sea a la fuerza.
“Ese día se me hizo larguísimo. Pasé con el tele encendido. Revisando el celular. Tenía la zozobra por no saber en qué momento iba a estar el resultado. Me dijeron que iba a estar de 24 a 32 horas después de tomada la muestra. A mí me tomaron la muestra el día anterior a las 4 p. m. Este fue un día largo.
“Pasé esperando. Tenía bastante sensación febril. La temperatura no bajaba de 37.4° La preocupación es permanente. La incertidumbre de no saber que se tiene en el momento agobia. Lo somete a uno a un estado de estrés emocional y físico que no te deja pensar en otra cosa.
“Después de la mala noche del día anterior y sumado al agotamiento físico y mental me quedé dormido como a las 6 o 7 p. m. A las 9:15 p. m., me entró una llamada del hospital; me desperté en carrera y asustado. Contesté y era el enfermero del comité de vigilancia epidemiológica del hospital. Me preguntó que cómo estaban mis síntomas. En ese momento me había disminuido el dolor de cabeza y no tenía fiebre. El enfermero dijo que me iba a dar el resultado, efectivamente estaba positivo por coronavirus. Me dio recomendaciones generales sobre el tratamiento, aislamiento y lo que procedía. Me tenían que contactar del área de salud a la que estoy adscrito y del Ministerio de Salud para que me dieran la orden sanitaria (por 14 días y en la que se exige estricto aislamiento)”.
¿Cómo es enterarse que se contrajo coronavirus?
“Me tomé la noticia con tranquilidad. Desde el mismo lunes sabía que estaba positivo. Uno conoce su cuerpo. Uno sabe cuando algo no anda bien. En el momento que hice fiebre siendo una persona sana supe que me enfermé y de coronavirus. Es altamente contagioso y estoy expuesto por el trabajo que desempeño a pesar de todas las precauciones que se manejan. Me tomé la noticia con tranquilidad. Yo al virus no le tengo miedo, le tengo respeto.
“Una vez que terminé la llamada pensé qué hacía: si le decía a alguien o a nadie porque era tarde. Le comenté a tres o cuatro personas allegadas. Les dije que estaba positivo y tranquilo. Otra vez pasé una muy mala noche porque el dolor de cabeza desde el domingo fue incesante, desesperante y punzante. No me aliviaba y sabía que lo único que podía tomar era acetaminofén. También presentaba febrículas (fiebre prolongada) y eso altera patrón del sueño. Uno duerme mal y empieza como a alucinar, uno realmente no descansa.
“Seguía sintiéndome raro. Porque el inicio de mis síntomas no era lo que dice la teoría. Yo no he presentado síntomas respiratorios. Solamente tuve fiebre y dolor de cabeza. Al inicio tenía muchas dudas. La fiebre fue el factor determinante. Ya sabiendo el diagnóstico me puse a pensar en otras cosas. Al haber visto tantos pacientes en el hospital que han ingresado con síntomas respiratorios y positivos ya con covid-19 y verlos desesperados por la sensación de ahogo, la falta de aire, dificultad para respirar y necesidad de utilizar oxígeno, lo pone a uno a pensar un poquito más”.
Día 4. El día más turbulento
“Ese día ha sido el más turbulento que recuerde desde hace mucho tiempo. Porque a pesar de que estaba estable con mis síntomas, emocionalmente sí tenía una avalancha de pensamientos y de emociones. Entre mis contactos se difundió la información. Desperté con muchos mensajes, muestras de cariño y de aprecio. Entre tanta emoción y entre tanta noticia en mi cabeza y la incertidumbre de lo que pasara conmigo, con mi estado de salud, con mis síntomas, de si voy a estar bien o si voy a empeorar… ese día lloré bastante. Cada vez que escuchaba audio o veía mensaje de apoyo lloraba de emoción por el afecto pero también por mi estado de salud. Además de ser enfermero soy persona. Me angustiaba mucho el hecho de no saber qué iba a pasar conmigo. Si voy a seguir estable o si voy a empeorar mi estado de salud.
“Uno sabe que este virus es como un parque de diversiones. Hay todo un sube y baja de síntomas. Se sabe que en un momento uno puede estar estable y a los días puede estar uno realmente inestable independientemente de los factores de riesgo que uno como persona tenga. Ese día sí fue bastante intenso para mí. El dolor de cabeza persistió y se intensificó por tantas emociones que tuve ese día.
“Es bastante angustiante el hecho de estarse controlando el cuerpo, de ver que si uno no se toma el medicamento a la hora indicada el cuerpo empieza a temblar ya cuando se presenta la sensación febril y está a punto de que le dé fiebre empieza a brincar como reacción de protección, lo que quiere decir que tiene que tomarse el medicamento porque si no esos escalofríos y temblorina le van a desencadenar en fiebre y estar con fiebre es de las sensaciones más feas que un humano pudiera experimentar.
“Este día se me hizo largo y fue bastante complejo en ese sentido por ya caer en la realidad en la que estaba. Por la angustia de no saber la evolución que iba a tener en días posteriores y obviamente por ver preocupación de las demás personas. Uno desea que no se preocupen porque uno está bien, pero también es saberse y sentirse solo porque yo vivo solo, estoy en aislamiento obligatorio. No puedo salir y nadie puede ingresar a visitarme. En ese momento las emociones juegan una mala pasada y uno llega a sentirse bastante mal.
“Además del huracán de emociones hay que procurar mantener la cabeza fría porque inmediatamente lo llaman del área de salud a preguntar cómo está, te dan recomendaciones y te dicen que diariamente se va a estar llamando para hacer un control de síntomas. También por otro lado el Ministerio de Salud hace su llamada. Se apersonan a dejarte los documentos físicos de la orden sanitaria y a explicar lo que procede. Y uno puede exponer dudas que se tienen. A uno en la cabeza se le hace un mundo”.
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Día 5. Se va asimilando la realidad
“Este quinto día experimenté una mejoría en el dolor de cabeza. No me sentí con calentura. El tratamiento se me adecuó bastante bien. Este día fue de mucha contención y recuperación sentimental. Fui asimilando que estaba con la infección. Dichosamente estos primeros días con coronavirus he tenido estabilidad en mis síntomas. El apoyo familiar es sumamente importante. Si les manifiesto que estoy bien ellos van a estar más tranquilos. Me preocupaba mucho la forma en la que yo tenía que transmitirles o comunicarles que había contraído coronavirus dada la histeria colectiva que existe y la estigmatización de la enfermedad. No quería que pensaran que iba a morir o que iba a estar internado en un hospital desde el día cero. Que esa es una sensación que persiste. Espero no llegar a esa situación. Mi familia está tranquila y eso me brinda tranquilidad también.
“Uno empieza a ser más consciente de la situación en la que se encuentra y a tomar acciones o medidas más específicas para controlar el virus. Todas las mañanas hago la tarea de desinfectar. Me aseguro de que todo esté limpio y huela bien. Eso me hace sentir bien y me hace ocupar parte del día. Sé cuáles son las superficies con las que más tengo contacto y esas las limpio más, las desinfecto con mayor frecuencia. Procuro no tocar lo que no necesito tocar para no diseminar el virus por otras partes. Si bien se está encerrado, el hecho de no tocarse la cara sigue siendo elemento fundamental y uno se hace consciente de esto. Igual con el protocolo de tos o estornudo: aunque nadie más entre en los próximos días igual tengo que protegerme con el antebrazo. El lavado de manos igual sigue siendo muy recurrente cada vez que vaya a comer o después de hacerlo”.
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Día 6. ¿Cómo se consiguen los alimentos o insumos cuando se está aislado? El apoyo es esencial
“El sexto día sigo evolucionando favorablemente en cuanto a los síntomas. La mejoría es notoria en cuanto al dolor de cabeza y mi estabilidad emocional es mayor. El apoyo de las personas es fundamental. Lo hace a uno sentirse menos solo. Algo particular es que la gente se ha desbordado en apoyo no solo emocional sino a través de alimentos y de insumos que uno necesita. Uno estando encerrado no puede salir a hacer sus compras, ni a darse una vuelta. Tengo compañeros de trabajo muy buenos. Realmente personas valiosas. Ya yo lo sabía, sin embargo estos días he notado aún más lo valiosas que son estas personas para mí. Desde el día que me diagnosticaron y me dieron la orden sanitaria del aislamiento estricto y obligatorio, muchas personas se han ofrecido a traerme comida, insumos, productos de limpieza y hasta antojos. De verdad que uno lo agradece.
“Han venido personas a dejarme comida, a dejarme frutas y bebidas para hidratarme”.
¿Hay algún protocolo para recibir esos productos?
“Eso es todo un protocolo. Las personas llegan al portón de donde vivo y antes de salir tengo que colocarme un cubrebocas o mascarilla N95, lavarme exhaustivamente las manos, abrir puerta e indicarle a las personas que el paquete o bolsas las tienen que dejar al pie del portón. Que no me las den directamente mano a mano para así evitar el acercamiento y el contacto físico; a pesar de que yo esté protegido por el cubrebocas y lavado de manos hay que hacer distanciamiento.
“Es una sensación fea sentir que hay alguien que uno quiere muy cerca demostrándole cariño a través de las cosas que le trae y uno ni siquiera puede estar cerca. En esos momentos a uno lo inundan sentimientos de nostalgia, de impotencia, de tristeza, pero a la vez de muchísimo agradecimiento por la bondad desmedida.
"El video que compartí en Instagram lo han difundido. Me ha contactado gente que no me conocía, gente con la que hace mucho no hablaba y pacientes que he atendido. Estas personas me agradecen mi trabajo y dedicación. Desean que me recupere. Esas cosas lo motivan a uno de una forma especial para salir de esto con mucha valentía”.
Día 7. ¿Será que voy a estar así de bien o a empeorar?
“Me he sentido bastante bien. Este es el día que mejor me he sentido hasta el momento. El dolor de cabeza es ocasional. He tenido tos leve, esporádica y seca. Me cuido mucho con la hidratación y con la comida.
“Paso escuchando música. Me ocupo de mí y me importa lo que pasa alrededor en el país y en el mundo. Me gusta ver las noticias.
“La incertidumbre siempre va a estar presente como ser racional que es uno. La ansiedad lo induce a pensar ¿cómo amaneceré al día siguiente, será que voy a estar así de bien, será que voy a empeorar?
“Lo que vivo me deja entrever la ansiedad que manejan muchos pacientes cuando contraen esta enfermedad y el temor con el que llegan a las salas de emergencias que también eso empeora las sintomatologías que puedan estar presentando. Creo que es factor protector mío conocer los síntomas y las medidas que puedo tomar para estar tranquilo y seguro y no dejarme llevar por una ansiedad desmedida que podría ocasionar empeoramiento de mis síntomas.
"Últimamente estoy teniendo horas de sueño bastante efectivas. Eso me ayuda a levantarme con mucho ánimo, energía y sintiéndome bien. Trato de comer bien. Cuido mis plantas. Trato de mantenerme ocupado en lo que pueda para que se me pase el día rápido. Me angustia estar pegado al teléfono. Me genera estrés estar en la pantalla pero no quiero ser descortés con la gente que se preocupa y me pregunta que cómo estoy. No quiero dejar mensajes sin contestar. Eso me provoca cierta tensión pero me reconforta el hecho de que haya tanta gente pendiente de mi estado de salud y de mi recuperación. Aquí vamos, echándole ganas, sintiéndome tranquilo, poniendo mi salud en manos de Dios y cuidándome mucho para pronto estar de vuelta en lo que más me gusta que es trabajar”.
EL 27 de abril Leonardo Rodríguez se someterá a una primera prueba para ver si está libre de coronavirus. El día 28 le hacen una prueba más para asegurarse de que está recuperado (las dos tienen que salir negativas).