“Serán dos o tres semanas”, dijeron las autoridades el lunes 9 de marzo de 2020 (tres días después de que se confirmara el primer caso covid-19 en Costa Rica), cuando anunciaron la decisión de cancelar todo tipo de eventos de concentración masiva, entre ellos, los de entretenimiento. Esas dos o tres semanas se convirtieron en 53... y contando.
En un año miles de trabajadores de la industria del entretenimiento en nuestro país han tenido que “ver qué hacer”, que “reinventarse”, que vender muchos de sus equipos de trabajo, en algunos casos devolver sus casas o sus carros a los bancos. Miles de empleados de la industria, empresarios y artistas, se acoplaron al llamado de las autoridades y dejaron de trabajar para evitar el contagio del nuevo coronavirus; pero tras 12 meses la gran mayoría sigue sin laborar.
El sector del entretenimiento ha sido uno de los más golpeados por la pandemia. ¿Por qué? Porque justamente desde el 9 de marzo del 2020 se prohibió realizar cualquier tipo de actividad que implicara la reunión masiva de personas en algún lugar abierto o cerrado. Todo empezó con la suspensión de actividades culturales por “dos o tres semanas”; pero no, la pandemia no permitió que se retomaran los eventos.
Las medidas fueron ampliándose en el camino. Suspensión de conciertos internacionales, cambios de fechas de eventos locales... de pronto, la solución fue cancelar todo. ¿Y los trabajadores? Sin trabajo.
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Hasta hace un par de semanas las autoridades de gobierno anunciaron la apertura de pequeños espectáculos musicales con presencia reducida de público en lugares abiertos y cerrados. Es una esperanza, pero todavía falta mucho que hacer para que el sector comience a recuperarse.
¿Qué pasó este año? Representantes de diferentes gremios del entretenimento concuerdan en que la afectación implica millonarias pérdidas; además de que siguen viviendo en la incertidumbre total, pues no hay claridad sobre lo que va a pasar. A estas alturas del 2021 siguen sin poder planear su año laboral, dado que de parte de las autoridades no está claro cuándo o cómo se podrá volver a los espectáculos masivos.
Afectación directa: millones de colones perdidos
El 2020 era un año que pintaba bastante productivo. En montajes de carácter internacional estaban confirmados para Costa Rica los conciertos de grandes artistas como Guns N’ Roses, Soda Stereo o Kiss, y en el plano local la producción también era muy positiva, con espectáculos pequeños, grandes y medianos; para todos los gustos.
Pero la pandemia nos tomó a todos desprevenidos. Nadie pudo adivinar lo que se venía.
“El 2020 iba a ser un año bastante bueno. Había varios contratos con artistas internacionales y de un momento a otro que se viene esto (la pandemia) nos dimos cuenta de qué tan grave era todo. No estábamos preparados, ningún artista o persona estaba preparada para vivir algo así”, explicó la productora y mánager de artistas Patricia Zamora.
Ella es una pequeña empresaria que desde hace más de 20 años se dedica a la promoción de artistas nacionales e internacionales, así como a la producción de eventos. Patricia y su hija Raquel Zamora viven de esta industria. La famosa palabra “reinvención” les tocó de lleno porque sin espectáculos que producir y con sus artistas en pausa, madre e hija echaron mano de la creatividad y emprendieron su propio negocio de repostería.
“Tuvimos que adaptarnos para poder sobrevivir, esa es la capacidad del ser humano”, explicó Zamora, quien además se aprovechó de una herramienta que a muchos involucrados en el sector les ayudó a aplacar un poco la emergencia: Internet. La promotora hizo su propio programa de entrevistas por redes sociales, Patricia al aire, y con esa idea pudo mantener vigentes a los artistas que apoya.
Pero no todo han sido pérdidas económicas: también el país se ha visto golpeado por la falta de promoción de la cultura en el último año. La afectación en muchos casos va más allá del dinero, y un ejemplo fuerte de esto es el de dos artistas del medio nacional que decidieron acabar con sus vidas debido a la presión que vivieron durante los muchos meses que estuvieron sin trabajo.
“Por mis artistas tenía que ver esa parte de acompañarlos, de tener con ellos una comunicación fluida, pero a veces nos llegan noticias que no esperamos. Me pasó dos veces, han sido pérdidas de dos artistas que estaban en la escena y que de pronto no pudieron superar esto (la crisis). Uno se pregunta por qué toman decisiones tan fuertes, pero no hay explicación”, comentó Zamora.
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Lamentablemente estos son dos ejemplos extremos de la afectación que ha sufrido la industria del espectáculo, pero también hay un daño muy fuerte a la economía, pues hay una cadena de negocio, empleo y personas que no han podido superar todavía los embates de la pandemia.
Cuando se habla de entretenimiento es normal que lo primero que se venga a la mente sean los conciertos o las presentaciones en directo de otras artes como el teatro o la danza; es normal que en la mente se visualice al artista como el rostro de la industria. Y sí, ellos han sido muy afectados, pero el gremio además abarca a miles de personas que con sus trabajos directos o indirectos impulsan al sector.
La cadena es grande. Artistas, empresarios artísticos, técnicos de sonido y de luces, personal de seguridad y de limpieza, del sector de alimentos y bebidas, los trabajadores del montaje, dueños de los lugares donde se realizan los eventos... y la lista sigue.
Otro de los ejemplos de la afectación es el que se ha vivido en Parque Viva, recinto que estaba preparado el año pasado para recibir, entre otros, el ambicioso espectáculo Soda Stereo, ¡Gracias Totales!
“Al estar completamente cerrados desde marzo del 2020 ha sido muy difícil para nosotros poder enfrentar los costos operativos del recinto (...) Estamos hablando de que un evento en Parque Viva puede mover 15.000 personas de audiencia y ¿cuánta gente contratamos para atenderlos a todos ellos? No solo somos nosotros como venue los afectados, también los productores, las luces, el sonido, la atención a los artistas. Definitivamente hay un encadenamiento que va desde el artista hasta la persona de limpieza, todos se ven impactados”, explicó Pedro Abreu, director ejecutivo de Grupo Nación, empresa propietaria de Parque Viva.
Incertidumbre es una de las palabras que más utilizan los involucrados en la industria del entretenimiento, ya que desde que se dio la orden de no hacer eventos masivos, hay poca información sobre lo que va a pasar en el mediano plazo, pese a que muchos otros sectores han recibido visto bueno para seguir con sus negocios bajo restricciones sanitarias.
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“En principio se hablaba de tres o seis meses. La primera reacción de los productores fue tirar los eventos a final de año, teníamos cinco o seis conciertos programados, algunos nos tiraron a un año de plazo para los eventos, pero llevamos casi un año desde que empezó todo esto y todavía no hay claridad de cuándo es la apertura”, agregó Abreu.
Con esa incertidumbre concuerdan Flor Carreras, presidenta de Interamericana de Producciones, empresa productora de espectáculos, y Arleth Arroyo, productora técnica de eventos masivos.
Cuando se anunció la cancelación de los eventos masivos, Interamericana tenía todo listo para presentar al cantautor uruguayo Jorge Drexler en dos fechas en el teatro Melico Salazar. Drexler iba a dar dos recitales llenos el 10 y 11 de marzo pero, ante la forzada cancelación, en su lugar la producción y el artista decidieron ir más allá y se realizó el primer concierto virtual de la pandemia. El espectáculo vía web de un Drexler solo frente a un teatro vacío le dio la vuelta al mundo y sirvió como ejemplo para muchos artistas.
“La situación se complicó mucho porque hubo que suspender eventos que ya la mayoría estaban vendidos, listos con todo preparado. Fue un costo humano, un costo de tiempo y también de frustración. Hablando de dinero fue un costo enorme que por supuesto no hemos recuperado ni creo que vayamos a recuperar”, contó Carreras, quien también es vicepresidenta de la Cámara de Promotores de Eventos Masivos y Afines (Capema).
Carreras afirma que al no haber una directriz clara sobre cuándo se pueden volver a realizar eventos masivos en el país, los productores no pueden empezar a gestionar los nuevos contratos. Esto implica que la industria está detenida dado que los espectáculos de esta índole no se pueden programar de la noche a la mañana, algo con lo que está de acuerdo Abreu.
“En cuanto al tema de las suspensiones de giras y conciertos internacionales, la situación fue doblemente grave porque precisamente toda la logística lleva muchos meses de preparación (...) Los pagos hechos, lo que se invirtió no tiene reversión, fue un costo enorme que no creo que vayamos a poder recuperar”, dijo el representante de Parque Viva.
Uno de los eventos planeados que se canceló de inmediato cuando llegó el nuevo coronavirus al país fue el Salsa Fest en el que iban a presentarse Oscar D’León y El Gran Combo de Puerto Rico. La productora Arleth Arroyo estaba al mando del montaje de la producción de dicho show, que iba a ser en El Tajo del Parque Diversiones.
“Empezaron a llamarme ese día para decirme que todo iba a parar. Fui al Parque y vi algo que jamás se me olvidará, fue como si hubieran dicho que había una bomba, en un lado estaba el montacargas, por otro lado los tubos regados... el montaje se detuvo inmediatamente. Como encontré el lugar era una escena caótica, todo el mundo estaba aterrado porque había llegado la covid-19 y a partir de ahí todo fue incertidumbre”, recordó.
Arroyo explicó con números el alcance negativo que ha tenido la pandemia en la industria. Según un estudio que se realizó entre 74 empresas de producción del país que forman parte de la Cámara de Empresas Productoras de Entretenimiento, Eventos y Afines (Caproevent), en los primeros tres meses del 2020 se generaron ¢253 millones en Impuesto del Valor Agregado, dinero que iba a las arcas del Gobierno. Pero también se perdieron en el año 2020 aproximadamente 350 eventos en los cuales trabajarían 600 empleados directos y 1600 colaboradores indirectos.
“Generamos muchísimo trabajo, muchísimos recursos en impuestos y pagos al Ministerio de Hacienda, a la Caja del Seguro Social, al Instituto Nacional de Seguros, generamos muchos recursos al Estado. No es que les llegamos a decir ayúdennos, no, generamos para el Estado y este parón nos ha afectado muchísimo”, afirmó Arroyo.
“Ya vamos para un año de estar apagados porque no es que nosotros trabajamos al 25%, al 30% o al 50%, no. Estamos apagados completamente sin hacer eventos. Hay compañías que han subsistido con los ahorros o el capital que podía sostener a la empresa por tres meses, no por un año. Los recortes de personal han sido grandes porque no vas a tener ociosos a una planilla de 15 técnicos muy calificados”, agregó.
Reinvención
Reinvención es la otra palabra que ha sonado muchísimo en estos 12 meses de pandemia. Los artistas han recibido la recomendación de reinventar su negocio para no dejarlo morir y eso es lo que muchos han intentado hacer, pero de nuevo, al no tener claridad en plazos, la meta se desdibuja.
Massimo Hernández, baterista del grupo Gandhi y también productor de la empresa H2O Contenido, ha vivido desde las dos aristas cómo la pandemia ha afectado a la industria. El primer ejemplo de cómo enfrentó la emergencia fue con la producción de la entrega de los Premios Acam a lo mejor de la música costarricense el año pasado.
“La pandemia nos afectó muchísimo y de lleno. Una vez que apareció estábamos en medio de varios trabajos tanto en el lado de la producción como que estábamos a punto de editar el nuevo disco de Gandhi. Claramente nos obligó a frenar y a repensar cómo hacer las cosas”, aseguró el baterista.
Repensar, eso fue lo que hizo Hernández con su equipo de trabajo y apostaron a que los premios ACAM tuvieran por primera vez en 10 años de producirlos, una versión virtual. “Al final del día tuvimos muchísimo más alcance. Se nos obligó y de repente salió muy bien el cambio”, afirmó el productor.
En el caso de Gandhi también tocó volver la mirada hacia algo nuevo. La promoción del disco siguió un curso no previsto antes y el grupo echó mano de la tecnología y el Internet para presentar el álbum. “Teníamos dos caminos. Uno era detener la salida del disco, que fue lo que la mayoría de artistas hicieron, o aventurarnos a buscar una manera de aprovechar este momento incómodo que nos obligó a ser creativos y presentar el material con propuestas nuevas e ingeniosas”, dijo.
Las presentaciones virtuales también fueron parte de la actividad musical que logró Gandhi, a esto se le sumaron un par de autoconciertos que hicieron en Parque Viva y un reciente evento que idearon en un hotel donde el público disfrutó de la música desde los balcones de las habitaciones del lugar.
La cantante y compositora Angie Valverde, quien se dedica al 100% a la música con su proyecto personal y también junto a su pareja Gastón Guevara con el grupo Los Plancharanga, afirma que la situación se complicó mucho para ella y su familia con la pandemia.
“De entrada creo que fue el momento de más terror que vivimos los que nos dedicamos a esto porque no sabíamos qué iba a pasar. Inicialmente creíamos que iban a ser 40 días y que íbamos a seguir trabajando, pero no. Los primeros dos meses la gente estaba tan asustada que perdimos varios contratos, fueron pérdidas económicas bastante grandes. Siento que este es un momento crítico para que volvamos a trabajar normalmente”, afirmó Valverde.
La artista explica que por parte de las autoridades espera empatía con el sector para este 2021. “Han abierto otros gremios que considero que son más peligrosos que cantar. Nos hemos sentido muchos como los marginados del Gobierno (...) y hasta ahorita que hay un tema de extrema presión es que están abriendo”, finalizó.
Pero no solo la música y los eventos en vivo se han visto afectados. La producción nacional tanto de cine como de televisión es otra de las áreas que han visto su trabajo disminuido, según explica el actor, comediante y productor audiovisual Daniel Moreno.
Moreno, integrante del grupo La Media Docena, había planeado estrenar su filme Mi papá es un Santa en diciembre del 2020, pero la pandemia lo impidió. Algo similar sucedió con las grabaciones de la nueva temporada para televisión del programa de La Media Docena, además de la producción de la tercera entrega de la saga sobre Maikol Yordan e incluso sus presentaciones individuales de stand up comedy.
“Creo que todos los que nos dedicamos a espectáculos públicos somos un sector sumamente golpeado desde que no se puede reunir a gente en los eventos. Todo quedó congelado, mientras esperábamos que esto pasara rápido”, explicó Moreno.
El parón en la industria del cine internacional golpeó directamente la producción nacional, fuera desde las grabaciones de los filmes hasta que los cines estaban cerrados.
“Hollywood empezó a postergar los estrenos de las películas, no entendíamos lo que estaba pasando. Yo mismo tuve la esperanza de volver pronto, había patrocinadores y compromisos contractuales y teníamos la esperanza de que se pudiera volver a final de año, pero la gente sigue teniendo miedo de ir a lugares cerrados”, externó el productor.
En el caso de La Media Docena, suspender las grabaciones de la nueva temporada supuso dejar sin trabajo a entre seis y siete personas; además Moreno es socio en un restaurante que tuvo que despedir a unos 15 empleados durante la emergencia.
“Sigo pensando que es una irresponsabilidad del Gobierno decir que no se puede hacer una actividad y no hacer nada al respecto; entiendo la necesidad de suspender una actividad, pero no puede decirle a los restaurantes, bares o artistas que no pueden trabajar (...) cualquier persona responsable dice que tiene que dejar a estas personas sin trabajo, pero piensa cómo resolver, cómo les da de comer, cómo hace para que paguen el alquiler o los servicios públicos”, puntualizó.
Moreno afirma que la reinvención ha sido parte del proceso creativo de La Media Docena y el suyo propio. Las transmisiones virtuales ayudaron a que el grupo de comedia tuviera trabajo en tiempos difíciles, empero también suscitó la baja en la cantidad de empleados.
“La crisis nos sacudió el piso y nos obligó a inventar cosas o a dar saltos tecnológicos que sin la pandemia no se hubieran dado”, agregó.
Por último, el actor aclara que desde su posición tiene la responsabilidad de hablar no solo por él, sino por las miles de personas que dependen de la actividad del entretenimiento para llevar sustento a sus casas, pero que se necesita del apoyo de las entidades gubernamentales para lograr restaurar la economía del entretenimiento.
“Es muy importante entender que la industria es mucha gente, es una cadena de personas. Siento que, como siempre, ha habido falta de organización, de deseos de apoyar. Yo entiendo que es difícil, pero nos hemos sentido abandonados”, concluyó.