El sentido de impunidad con el que parecía conducirse desde hace años el multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein parece haberse transformado en un bumerán el sábado 6 de julio, cuando aterrizó en Nueva York tras pasar vacaciones en Europa, sin que sus millones de dólares, sus costosos abogados o sus decenas de allegados influyentes pudieran evitar su detención y encarcelamiento inmediato, una pesadilla real para este acaudalado gerente de fondos de riesgo, quien hasta ahora había driblado hábilmente sus problemas con la ley.
Hoy, el panorama definitivamente es otro para este hombre de 66 años, quien está acusado de tráfico sexual de menores y conspiración criminal para traficar menores con el fin de explotarlas sexualmente, dos cargos que se castigan con un total de 45 años de prisión.
Según el acta de acusación, Epstein habría llevado a menores de edad, algunas de ellas de solo 14 años, a sus residencias en Manhattan y Palm Beach, Florida, entre el 2002 y el 2005, “para participar en actos sexuales con él, después de lo cual les daba cientos de dólares en efectivo”.
Nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario, dice la ley, pero el caso de Epstein ha creado bastantes suspicacias porque existe una sumatoria de hechos que fueron acumulándose desde hace años. Por algo, tras su detención, fue asignado a la causa un equipo compuesto por experimentados fiscales federales del Distrito Sur de Nueva York, junto con otro grupo de la unidad de corrupción pública. Incluso, según reportó la cadena CNN, Maurene Comey, la hija del exdirector del FBI James Comey, integra el monumental grupo profesional que, desde ya, va con todo contra Epstein.
Una vez más, la realidad supera la ficción y la trama tiene todos los visos de una película o un documental al estilo true crime, sea cual sea el veredicto al que se llegue cuando el proceso, que se avisora entreverado y complejísimo, dictamine si Epstein es culpable o inocente de los cargos que se le imputan.
La historia tiene a los principales medios del mundo hablando del caso que se develó gracias a la periodista de investigación Julie K. Brown, del diario Miami Herald, quien durante dos años fue reconstruyendo, en una detallada y laboriosa tarea periodística, el supuesto historial de abusos sexuales a menores, propiciado por un no solo adinerado, sino popular empresario en el pináculo social de Estados Unidos.
El problema más peliagudo para el imputado es que esta no es la primera vez que se enfrenta a la justicia por cargos parecidos. Once años atrás, en el 2008, fue juzgado por abusar sexualmente de varias adolescentes en su mansión de Palm Beach, en Florida. Sus abogados argumentaron que su cliente creía que estaba tratando con mayores de edad y que no había existido fuerza de por medio en ningún caso, sino que se trataba de sexo consentido. Las jóvenes que lo acusaron en aquel momento tenían entre 14 y 16 años, los decires del millonario eran difíciles de digerir, pero entonces, logró un controversial acuerdo con la fiscalía: aceptó purgar 13 meses de prisión, así como quedar inscrito en el registro federal de delincuentes sexuales.
Así logró zafarse, como denuncia la investigación del Miami Herald, de la posibilidad de recibir cadena perpetua por las acusaciones de llevar menores a sus fiestas con fines sexuales en su avión privado, a estas alturas llamado por la prensa como el “Lolita Express”.
El acuerdo fue sellado de manera que nadie —si siquiera sus víctimas— supieron nada hasta casi un año después. Para ese momento, Epstein ya había salido en libertad y regresado a su vida de acaudalado.
La mencionada “conciliación” de aquel momento ya empezó a tener tremendas réplicas, como la renuncia del secretario de Trabajo de Donald Trump, Alex Acosta, quien abdicó a su cargo justamente porque fue él quien, siendo fiscal federal en Florida, en el 2008, facilitó el convenio que tuvo a Epstein apenas año y un mes en la cárcel. Hoy se sabe que, además, durante su período en prisión al empresario se le permitía salir durante el día a atender su oficina.
Conforme pasan los días aumentan en cantidad y calibre nuevas revelaciones, mientras el acusado sufrió este jueves 18 de julio un duro revés cuando el juez a cargo de su caso le negó la libertad bajo fianza que había sido solicitada el lunes por los abogados defensores. Según informó la agencia AFP, el juez federal Richard Berman estimó que el fiscal había demostrado “el peligro (que presenta el acusado) para los otros y para la sociedad”, así como el riesgo de que se fugue.
La defensa de Epstein estaba dispuesta a pagar una fianza de más de 100 millones de dólares para que este quedara en libertad condicional. Los abogados del millonario proponían que este se alojara en su residencia de Manhattan con un brazalete o tobillera electrónica y con cámaras de video que registrarían sus idas y venidas. “Dudo que alguna fórmula pueda neutralizar el peligro para la sociedad", dijo el juez, que fijó la próxima audiencia para el 31 de julio.
También añadió que el acusado posee un jet privado, que se le descubrieron 70.000 dólares en efectivo, un falso pasaporte austríaco y diamantes, lo cual confirma el riesgo de fuga.
El juez se amparó en detalles de la acusación, como que el financista invitaba a las menores a sus mansiones, las persuadía para que le hicieran masajes que iban tornándose cada vez más sexuales, y “luego pagaba a las víctimas cientos de dólares en efectivo”, él mismo o sus empleados. “También pagaba a algunas de sus víctimas para que reclutaran a más chicas para ser abusadas”, indica la acusación”.
Otros detalles han ido trascendiendo en las últimas horas. Por ejemplo, la cadena Univisión dio a conocer lo que llamaron “escalofriantes detalles” sobre la red que lideraba el magnate: “Las niñas eran reclutadas al salir de la escuela, volaban en un avión privado apodado el ‘Lolita Express’ y solían ser de familias desfavorecidas: así fue como el multimillonario Jeffrey Epstein construyó una red de pedofilia que abarca a otros hombres poderosos”, titula un sesudo informe publicado este miércoles.
El medio cita las acusaciones del fiscal federal de Nueva York, Geoffrey Berman, según las cuales Epstein construyó por años una vasta red de pedofilia y abuso sexual que abarcó a adolescentes de menores con un patrón muy definido y que está levantando una ola de indignación creciente: eran jóvenes y vulnerables, algunas de tan solo 12 años.
Según el fiscal, Epstein habría abusado de al menos 40 niñas a principios de la década del 2000 en sus casas en Manhattan y Palm Beach, y en otros lugares. La justicia lo confrontó en el 2007 y, como ya se explicó antes, de una manera increíblemente irregular, el financista prácticamente salió ileso de su leve condena carcelaria.
Sin embargo, al parecer ahora la parte acusadora intentará que al sexagenario le caiga todo el peso de la ley. El tema es que el caso Epstein, se dice, está causando un efecto dominó que amenaza con impactar a hombres poderosos en la política, la ciencia, la academia y la farándula.
Los detalles que revela Univisión son, cuando menos, dantescos. "Al menos 36 niñas de entre 12 y 17 años fueron violadas por Epstein, según las acusaciones, u obligadas a masturbarse frente a él, a masturbarlo a él y a utilizar juguetes sexuales, desnudas y semidesnudas, bajo la fachada de supuestos ‘masajes’. Les ofrecían, según las víctimas, unos 200 dólares por cada acto sexual. Si reclutaban a más niñas para ser violadas, les pagaban aún más. Eran obligadas a tener sexo y a cometer actos sexuales con otros hombres muy poderosos, según las víctimas: políticos, celebridades y académicos. Entre estos están el exabogado de Epstein y procurador de alto perfil, Alan Dershowitz y el príncipe Andrés de Inglaterra. Tanto Dershowitz como el Palacio de Buckingham niegan las acusaciones.
La agencia AFP publicó esta semana los testimonios de dos de las supuestas víctimas de la red de Epstein.
“Fui agredida sexualmente por Jeffrey Epstein a los 14 años, yo llevaba ortodoncia", declaró Courtney Wild, quien ubicó los hechos en Palm Beach. En las afueras de la Corte, ella dijo a los medios el lunes que era imperativo mantenerlo detenido “por la seguridad de todas las chicas que están pasando” por lo que ella pasó. “Es inquietante saber que un individuo así está libre”. Unos minutos antes de la intervención de Wild, otra presunta víctima, Annie Farmer, expresó su “apoyo” al pedido de la oficina del fiscal federal Geoffrey Berman para mantener a Epstein bajo arresto, como ha estado desde el 6 de julio.
Uno de los testimonios más destallados fue el de Jennifer Araoz, quien en entrevista con NBC News aseguró que cuando ella tenía 15 años, una mujer que trabajaba para Epstein la contactó un día cuando ella salió de la escuela, la convenció de que la acompañara a la mansión del millonario, cercana al centro educativo y le dijo que él le ayudaría cómo le había ayudado a ella. Araoz narró que al principio solo conversaban y al final, Epstein le obsequiaba $300. Luego el asunto escaló, le pedía que le realizara masajes, eso sí, en ropa interior, hasta que en una ocasión él se habría dado vuelta y se masturbó frente a ella, situación que se repitió en varias ocasiones más, hasta que finalmente él le pidió que tuvieran sexo y, ante la negativa de la entonces jovencita, la violó. "Estaba muerta de miedo.... él sabía exactamente lo que estaba haciendo. No creo que le importara”.
La esclava sexual y la realeza
Al navegar sobre todas las aristas de este caso sorprende cómo Jeffrey Epstein haya podido mantenerse fuera del ojo público mundial y que sea hasta ahora que las leyes caen con todo sobre él.
Por ejemplo, la estadounidense Virginia Roberts tenía lustros de haberlo demandado por convertirla en una de sus esclavas sexuales hace años, ayudado, según dijo en una declaración jurada, por cuatro proxenetas a las que les pagaba en su cacería de jovencitas. Roberts señaló a Ghislaine Maxwell, una británica adinerada, no solo como reclutadora, sino también como partícipe en las violaciones (afirma que la violó a ella misma) desde que tenía 15 años y que llegó a verla participar hasta con 10 niñas en una orgía.
Pero Virginia Roberts en realidad era reconocida en el círculo de epscomo la “esclava sexual” del príncipe Andrés de Inglaterra, que se vio involucrado en enero del 2015 en un tremendo escándalo cuando la mujer lanzó todos los detalles de cómo Epstein se la “endosó” a Andrés cuando ella tenía solo 17 años.
El culebrón fue reseñado por los medios más importantes del mundo en aquel momento, entre ellos, Clarín de Argentina, que replicó parte de los diarios de la mujer (hoy casada y con tres hijos), en los que contaba “cómo el príncipe adoraba sus pies y se los lamía, y hasta cómo tras alcanzar el orgasmo, el príncipe abandonaba el lugar rápidamente”.
En esas mismas notas siempre aparecía Epstein como un pederastra y proveedor de niñas, solo que, a la par del escándalo real, su nombre surgía de soslayo. Pero no para todos. Fue a partir de entonces cuando The Miami Herald empezó la laboriosa faena de investigar a fondo al multimillonario, cuyas semblanzas empezaron a aflorar ya desde entonces.... ¿De dónde salió Jeffrey Epstein?
“Un millonario poco recomendable”. Así tituló el Diariosur.es, en enero del 2015, una detallada semblanza sobre el oscuro personaje que tanta sombra le estaba haciendo al Príncipe Andrés.
Antes de su tropezón legal en el 2008, “eran los tiempos en los que el inversor neoyorquino fascinaba al mundo con su historia de hombre hecho a sí mismo, su inabarcable riqueza, su aparatosa generosidad y también, por qué no, su aire enigmático, que una y otra vez suscitaba comparaciones con el personaje central de ‘El gran Gatsby’. Jeffrey era un Gatsby ataviado siempre con jeans, que se debatía en un combate interno entre la voluntad de pasar desapercibido y el deseo compulsivo de exhibir su fortuna”, describe el artículo.
Y lo que sigue ayuda a contextualizar toda esta batahola mundial que no deja de sorprender, a pesar de que hasta hace un par de semanas, el nombre de Jeffrey Epstein era prácticamente desconocido en la mayoría del planeta.
“Hijo de un empleado del servicio de parques neoyorquino, se había criado en el periférico barrio de Coney Island y no había llegado a sacarse un título universitario, pero su habilidad con las matemáticas le valió un puesto de profesor en un colegio privado. A través del padre de uno de sus alumnos, saltó a la banca de inversiones y, en 1982, fundó su propia firma, que solo admitía como clientes a ricachones extremos, dispuestos a colocar más de mil millones de dólares. Buena parte de su brusca ascensión a lo más alto del mundo de los negocios se debió a una sola cartera: la del magnate Les Wexner, propietario de un imperio cuya parte más conocida es la firma Victoria’s Secret”.
Por su parte, el diario español El Mundo, ya en una nota contemporánea, intenta explicar cómo Epstein se ha conducido durante tantísimos años entre la crema y nata de famosos de renombre mundial.
“No fue fácil. La lista de amigos de Epstein es abrumadora. No es solo que él fuera uno de los mayores donantes de la campaña de Hillary Clinton en 2008. Su agenda cruza el espectro político. En 1992, según narraba esta semana el empresario de Florida John Houraney, Epstein organizó en el club de campo Mar-a-Lago, en Florida, una fiesta “de chicas de calendario”. Asistieron 28 mujeres y dos hombres: el propio Epstein y el dueño del club, Donald Trump, que entonces era un empresario del juego y del sector inmobiliario. Eran los tiempos en los que Trump se refería a Epstein como “un tío increíble. Se dice que le gustan las chicas guapas tanto como a mí, sobre todo tirando a jóvenes”. Sea como sea, Trump y Epstein fueron amigos, hasta que se distanciaron hace cosa de una década. Pero es que Epstein era amigo de la élite de Wall Street, Washington, y Hollywood al completo”.
El diario repara en un detalle mayor que, sin embargo, ha pasado un tanto inadvertido, pero que genera tremenda indignación en los círculos más respetados del periodismo. Tras alabar el trabajo de la periodista Julie K. Brown, que destazó el caso en The Miami Herald y obligó a reabrir la causa contra Epstein, narra que la brillante reportera ha pagado un precio considerable, pues en abril el profesor de Derecho de Harvard, Alan Dershowitz (íntimo amigo de Epstein y quien también ha sido señalado como cómplice del millonario) escribió al Comité Pulitzer con el fin de evitar que Brown fuera considerada para el prestigioso premio, pues eso sería “galardonar fake news”.
De vuelta a los vínculos del magnate en cuestión, así lo desmenuza El Mundo: “Pero ¿quién no es amigo de Epstein? La oficina de Bill Clinton ha reconocido que el expresidente voló con Epstein en el avión privado de este –con el interior forrado de piel de armiño- cuatro veces: dos a África, una a Europa, y otra a Asía. En realidad, y tras examinar los documentos de las autoridades de aviación civil, la cadena de televisión Fox News ha detectado 28 vuelos. En al menos uno de ellos, Epstein y Clinton fueron acompañados del actor Kevin Spacey, que está siendo juzgado estos días por presuntos delitos sexuales”.
“La lista de celebridades –hombres y mujeres– amigas de Epstein da para llenar este periódico”, continúa El Mundo. “Ahí están la Duquesa de York y exesposa del príncipe Andrés de Inglaterra, Sarah Ferguson; las estrellas de Hollywood Dustin Hoffman, Alec Baldwin, Ralph Fiennes, y Woody Allen; las figuras del pop y rock Phill Collins y Courtney Love; los periodistas George Stephanopoulos (que fue jefe de gabinete de Bill Clinton), Charlie Rose (caído en desgracia en el 2017 por su propio caso de abusos sexuales) y Karie Couric. Y el más famoso y controvertido de todos: el príncipe Andrés de Inglaterra, que en 2015 fue foco de tremendo escándalo cuando se hizo público que Epstein le había “suministrado” chicas, entre ellas, una menor, Vivian Andrews”.
Más allá de la guasa
Si bien en algún momento el caso Epstein se ha prestado para cierta hilaridad, como cuando algunos medios infieren que decenas de famosos deben estar con la espalda perlada del sudor por estos días, con el temor de que sus nombres se vean vinculados a lo que pinta a ser un escandalazo planetario y de larga data, lo cierto es que las revelaciones que han logrado sacar a la luz algunos medios son, cuando menos, repulsivas.
El informe especial de Univisión, recopila la versión del investigador privado Mike Fisten, quien le dijo al USA Today: “Por lo que he podido descubrir de mi investigación, los niños y las niñas vulnerables son sus objetivos. Mientras más vulnerables y más jóvenes, mejor”
Fisten lleva más de una década trabajando con el abogado Brad Edwards, que representa a 14 de las mujeres que acusan a Epstein. “La única forma en que su plan podía funcionar era reclutando a las niñas más vulnerables. Primero que todo el grupo de edad al que apunta, 13-17, es particularmente vulnerable ... y luego las más susceptibles de caer en su trampa son los que no tienen un padre en la casa o un buen sistema de apoyo y que necesitan dinero”, dijo Edwards. Y remacha con una tremenda acotación: “200, 300, 400 dólares para cualquier niño de 13 años en Estados Unidos es mucho dinero”.
Lo anterior es avalado por la investigación del Miami Herald, que afirma que “la mayoría de las niñas procedían de familias desfavorecidas, hogares con un solo padre u hogares temporales. Algunas habían vivido problemas que contradecían sus edades: tenían padres y amigos que se suicidaron; madres maltratadas por esposos y novios; padres que abusaron de ellas y las golpeaban. Una niña había visto a su padrastro estrangular a su hermanastro de 8 años, según registros judiciales obtenidos por el Herald. Muchas de las chicas estaban a un paso de vivir en la calle”.
Habrá que esperar, pues, que el caso se desarrolle, ya ahora sí, con un equipo de fiscales de tal calibre que se considera uno de los más prominentes de los últimos tiempos. De ser ciertas las acusaciones que se ciernen contra Jeffrey Epstein, parece ser un hecho que la fortuna, en sentido general, se le acabó para siempre.