El 29 de junio del 2014 la Selección de Costa Rica alcanzó su mayor hito histórico; Michael Umaña anotó el quinto penal contra Grecia y la tricolor clasificó a los cuartos de final del Mundial, donde por un momento el país soñó con unas semifinales. Desde entonces pasaron 3.920 días y dos mundiales decepcionantes, y sentimientos como indiferencia o desinterés se apoderaron de la otrora ferviente afición tica.
Un estudio publicado por la Universidad de Costa Rica (UCR) en noviembre mostró que el 61% de las personas que viven en la Gran Área Metropolitana (GAM) no siguen el fútbol nacional. Más alarmante aún: de los jóvenes entre 18 y 25 años, el 70% no simpatizan con ningún equipo. Se trata de personas que tenían entre 8 y 15 años la última vez que “La Sele” los ilusionó.
Esto no es exclusivo de Costa Rica. El exfutbolista y empresario Gerard Piqué aseguró a The Times que invirtió en la Kings League porque sus hijos no ven fútbol, ya que después de 10 minutos de partido se distraen con sus teléfonos. El balón ahora compite con Netflix, Amazon, Youtube, Tik Tok, League of Legends, y mil opciones de ocio más.
“El fútbol durante 90 minutos ya no es tan emocionante. Los clubes pagarán a los aficionados para que vayan al estadio, porque la experiencia en casa, en pijama, es incluso mejor que ir al estadio. Tenemos que encontrar formas de marcar más goles o asegurarnos de que un partido no termine en empate. Un partido que termine 0-0 es muy difícil de entender para la nueva generación”, detalló el exbarcelonista.
La afición al fútbol costarricense entre jóvenes parece estar en declive. ¿Por qué verían un partido del campeonato nacional si pueden ver un Real Madrid-Atlético, un Manchester City-Liverpool, o la serie más reciente en Disney Plus? Revista Dominical habló con dirigentes, investigadores y periodistas del fútbol tico. Todos coinciden en que las motivaciones son pocas.

Ticos prefieren gym antes que mejenga
El Programa Longitudinal de Investigación del Deporte de la UCR, que se desarrolla desde 2023, confirmó que el fútbol ya no es el deporte “rey”, al menos respecto a la cantidad de personas que lo practican. Hoy, el 33,6% de los ticos prefieren ir al gimnasio, mientras que el 21,4% van a “mejenguear”. Con 6,5% aparecen natación y ciclismo.
El coordinador del estudio, Francisco Navarro, indicó a Revista Dominical que la práctica del fútbol como deporte ha disminuido. En algunos casos, actividades como el ciclismo, artes marciales, natación o las pesas tomaron su lugar. No obstante, en ocasiones menos alentadoras el sedentarismo ganó el partido. Lo cierto es que hoy en día no es tan común ver a niños o adolescentes “mejenguear” hasta que la bola desaparezca en la oscuridad de la noche.
“Antes se jugaba todos los días, en la calle, en el parque, frente a la iglesia... con bola de verdad, hecha de papel, de hule, con lo que fuera, el entretenimiento generalizado era el fútbol. Pero el fútbol viene cayendo”, confirmó Navarro.
¿Por qué ya no se juega fútbol? Según el estudio, los dos principales motivos son la falta de infraestructura y la inseguridad. Por un lado, cada vez hay menos plazas públicas, la clásica imagen de una cancha frente a la iglesia del pueblo es cada vez más escasa. Ahora, para jugar una “mejenga”, normalmente hay que pagar, lo mismo para enviar a un niño o niña a una escuela de fútbol.
A esto se suma que los padres ya no pueden dejar a sus hijos “salir a jugar a la calle”, como ocurría antaño, ante los múltiples riesgos que enfrenta un menor. A estas dos razones se suma el factor climatológico y la falta de tiempo.
“El horario y tiempo de ocio también son importantes. Yo puedo ir al gimnasio a las 5 a. m., pero no voy a conseguir otros 9 compañeros para jugar fútbol a las 5 a. m. La mayoría de personas practican sus deportes solas. Vivimos una vida mucho más solitaria, edificios llenos de personas solas”, analizó Navarro.
Ahora bien, puede que los ticos no jueguen fútbol pero sí consuman los partidos e incluso mercancías, como camisetas, jackets y gorras. Revista Dominical le planteó esa consulta a Navarro, pero la respuesta tampoco es alentadora.
En la encuesta, el 78% de los ciudadanos de la GAM aseguraron que siguen un club del fútbol nacional, un porcentaje nada despreciable.
Sin embargo, la cifra cae a la mitad, 39%, cuando se les repregunta si son aficionados activos, que van al estadio o encienden el televisor para ver a su club. Este porcentaje evidencia una leve caída respecto al 2023, cuando se situó en 42%. Para Navarro, la explicación es sencilla.
“Usted puede toparse a alguien en la oficina, un restaurante o el aula, y para romper el hielo de la conversación le pregunta ‘manudo, morado o herediano?’ Probablemente le dará una respuesta, pero el cuestionario logra detectar quién está siendo honesto o en realidad no va con ningún equipo”, explicó el investigador.
Navarro detalló que en Costa Rica los aficionados al fútbol no son los más fieles, ni los que consumen más productos y contenidos del deporte. Ese torneo lo ganan los aficionados al fútbol americano de la National Football League (NFL) de Estados Unidos.
Según datos de Kantar Ibope Media, del total de tiempo promedio invertido en ver programas de televisión en 2024 por parte de personas mayores de 18 años, el 12,8% corresponde a programas de género deportivo. Esto incluye partidos de selección y finales.
Calidad, precio y violencia influyen en declive del fútbol
Para el investigador Carlos Sandoval, autor de Fuera de juego. Fútbol, identidades nacionales y masculinidades, factores como la baja calidad del espectáculo, los precios elevados y los ambientes de violencia y machismo contribuyen a que los públicos más jóvenes pierdan el interés en el fútbol y no asistan a los estadios.
“La cultura machista distancia a un sector de la gente joven del fútbol, porque a nivel del juego y el deporte, hoy hay más mujeres jugando fútbol que antes, pero eso no ha cambiado la cultura, se siguen usando formas despectivas feminizadas como ‘lilas’ o ‘gatas’. En 30 años no ha cambiado nada, y en ese ambiente tóxico hay sectores que no se meten”, criticó el investigador.
“Se siguen usando formas despectivas feminizadas como ‘lilas’ o ‘gatas’”
— Carlos Sandoval, investigador
A lo anterior se suma la desarticulación del torneo nacional del fútbol femenino. “Con lo que gana un jugador bien pagado de primera división pueden mantener un equipo de fútbol femenino, ¿de verdad no hay dinero, o no hay visión para motivar la participación y entrar al siglo XII?“, cuestionó el escritor.
En su criterio, cada vez hay menos lugares donde realizar actividad física de forma segura. Además, el campeonato nacional es predecible y la violencia es común en los estadios, prueba de ello es el bochornoso pleito entre jugadores y aficionados de Alajuelense y Herediano en la gran final de diciembre.
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“Los niños están recluidos en las casas por temas de seguridad, por falta de espacio y por lo atractiva que es la tecnología. Juegan poco fútbol. Hoy las personas tienen opciones de esparcimiento mucho más diversas, entonces se ha perdido el interés por el campeonato nacional. ¿Para qué arriesgarme a la violencia? Mejor me voy para el gimnasio”, consideró el académico.
A esto se suma que, en criterio del investigador Francisco Navarro, el fútbol costarricense ofrece un espectáculo de baja calidad, con precios demasiado altos tanto en la boletos de entrada como en comida, sin espacios para parqueo y con un transporte público deficiente.
“¿Para qué arriesgarme a la violencia? Mejor me voy para el gimnasio”
— Carlos Sandoval, investigador
Hoy en día, una familia de dos adultos y dos niños que vayan al estadio en su propio vehículo, pueden gastar fácilmente ¢20.000 en entradas, ¢10.000 en parqueo y ¢20.000 más en comidas. Y eso en un partido “barato”; si se trata de un encuentro de fase final, los montos se pueden duplicar o triplicar. A eso se suma el combustible y, por ejemplo, la compra de una camiseta del club.
“Seguimos haciendo lo mismo que hacíamos hace años: poner música al medio tiempo, tirar cosas a la gradería, no más allá. El ejemplo más claro es que, en algunas organizaciones deportivas de Estados Unidos y Alemania, existe una posición que se llama Chief Experience Officer, que es una gerencia encargada de la experiencia del hincha en el sitio, que cada uno tenga la mejor experiencia posible”, explicó Navarro.
El investigador ejemplificó que la competencia automovilística Nascar tiene una gerencia encargada de esta área. De esa manera, realizan encuestas entre los aficionados para conocer cuáles son sus gustos y adaptar el espectáculo. Incluso, las investigaciones se realizan con un año de anticipación, con vistas al torneo siguiente.
“Como espectáculo estamos fallando. Si el fútbol nacional sigue concentrándose en satisfacer al hincha de 50, 60 o 40 años, y se olvida por completo del de 8, 10, 14 o 15 años, está destinado a tener cada vez menos aficionados”, pronosticó Navarro.
Según el estudio de la UCR, cuanto más pequeño es el número de hinchas de un club, mayor es el compromiso que tiene este grupo con esa institución. La encuesta comprobó que la afición más reducida es también la que más apoya a su equipo, aunque no sea “de los grandes”. Ese es el caso de Pérez Zeledón o Puntarenas.
El fútbol es, de lejos, el deporte más popular. Sin embargo, todos los expertos consultados concuerdan en que Costa Rica está perdiendo el partido que definirá el futuro del “deporte rey” para las próximas décadas. Hay mucho trabajo por hacer y quedan pocos minutos para remontar.