En el siglo XIX, se descubrió en el centro de México una estructura que aparentaba ser una montaña, pero que ocultaba un secreto milenario bajo su vegetación: la pirámide del Sol en Teotihuacan. Este monumento, dedicado al astro rey, sorprendió a muchos al conocerse su primera imagen tomada en 1870. La fotografía inicial, de aspecto precario, captó una estructura que permaneció oculta durante más de 1.300 años.
México posee un rico patrimonio cultural de las comunidades nativas, como los mayas. No obstante, el origen de la pirámide del Sol sigue siendo un misterio. Existen diversas especulaciones sobre su construcción, pero ninguna ha convencido completamente a arqueólogos e historiadores.
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Similar a otros monumentos y templos de la región, la pirámide fue abandonada tras su construcción. Los aztecas completaron la edificación y, después de establecer un centro ceremonial, se trasladaron a otras áreas del territorio.
La historia de la primera imagen de la pirámide del Sol fue registrada por el Complejo Plaza de las Columnas. Se utilizó la litografía, una técnica común desde el siglo XVIII, para tallar la imagen en piedra y luego transferirla al papel. Esta técnica permitió una reproducción fiel del monumento y del complejo arqueológico.
En 1878, José María Velasco capturó la imagen de Teotihuacan durante una expedición organizada por Gumesindo Mendoza. Esta fue parte de un programa para reconocer asentamientos indígenas, halló la ciudad abandonada y descubrió la estructura religiosa construida en honor al Dios Sol, junto con otra pirámide más pequeña dedicada a la Diosa Luna.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia de México conserva los registros de estas imágenes, que muestran cómo se encontró el complejo hace más de 146 años. A principios del siglo XX, el presidente Porfirio Díaz ordenó la restauración del sitio para celebrar el Día de la Independencia en 1910. La obra incluyó la colocación de vías de ferrocarril y el descubrimiento de murales en el Templo de la Agricultura.
La construcción de la pirámide del Sol tomó más de dos siglos, desde el año I d.C. hasta el 250 d.C. Consta de cinco niveles, siendo el último un templo o altar utilizado para ceremonias religiosas. Actualmente, este yacimiento es un símbolo de la identidad cultural mexicana.
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