Desde hace más de una década, los biólogos, fotógrafos y amantes de los animales nos vienen mostrando una realidad que se esconde en las copas de los árboles en Costa Rica, específicamente en el pelaje y la piel de los monos congos (Alouatta palliata), la especie más ampliamente distribuida de las cuatro especies de monos (que incluye, además, a los araña, carablanca, ardilla) en Costa Rica.
Si se observan en detalle, no todos los congos (sí, los escandalosos monos aulladores que suelen sorprender a la gente con su potente vocalización) son color negro, con los costados café, sino que han aparecido individuos que presentan una coloración atípica: manchas o anillos amarillentos o crema en uñas, dedos, labios, manos, brazos, patas y la cola. Incluso, ya se han reportado cerca de seis especímenes completamente dorados en Caño Negro (Alajuela) y en Matina (Limón).
¿Qué les está pasando a los monos aulladores? ¿Qué provoca esta pigmentación anómala? ¿Qué consecuencias tiene en sus vidas? Durante tres años, de enero del 2021 a diciembre del 2023, investigadores de la Universidad de Costa Rica buscaron respuestas a estas y otras preguntas siguiendo a cuatro tropas de congos, dos con coloración normal y dos con presencia de dos y cuatro individuos con pigmentación anómala. Se les conoce como tropas a los grupos de monos, en este caso conformados por entre ocho y más de 40 integrantes.
En los animales con este tipo de coloración anómala: por ejemplo, se observa piel clara, blanca, bajo el pelaje amarillo, dorado o rojizo y no negra bajo el pelaje negro con costados marrones, como pasa en los monos aulladores con pigmentación normal en edad adulta. No son “manchas” que van adquiriendo durante su vida, sino que nacen con esta pigmentación atípica, ya sea parcial o total, y la conservan de la misma forma siempre.
El misterio detrás de los monos aulladores amarillos o dorados apenas comienza a develarse. Aunque aún queda camino por recorrer, los especialistas costarricenses encontraron evidencia que apunta a que podría tratarse de una mutación en los genes asociados con el color y la expresión del color. Esto luego de descartar otras posibilidades que se barajaron durante años, en que se destacaba la posibilidad de que fuera una situación causada por el uso de agroquímicos en monocultivos que terminaba por afectar a los congos.
Asimismo, descubrieron que “la pinta es lo de menos” pues no hubo diferencias importantes en el comportamiento social y en el comportamiento reproductivo entre los monos “normales” y aquellos que muestran partes del cuerpo con un color diferente o que del todo son de otra coloración. Ahora, profundizaremos en cómo llegaron a estas conclusiones, sus detalles e implicaciones.
Según la información facilitada por la UCR, el número de registros pasó de unos 13 animales con pigmentación anómala en el 2013 a más de 280 registros en la actualidad. Y la cifra va en aumento.
Coloración atípica de los monos aulladores no es causada por pesticidas ni endogamia
Bajo la guía de Óscar M. Chaves, biólogo especialista en primates y coordinador del proyecto C1611, los investigadores monitorearon y observaron de forma directa a los congos seleccionados durante más de 450 horas, analizaron su dieta y recogieron muestras de hojas y frutos que consumían, así como de heces, piel y pelo de los monos.
Buscaban evidencia científica para respaldar o rechazar hipótesis acerca del por qué de esta pigmentación atípica, entre ellas la posibilidad sugerida por la investigación del 2019 de Gustavo Gutiérrez Espeleta, biólogo genetista de la UCR, e Ismael Galván, especialista en pigmentación de la Estación Biológica de Doñana, centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, de que podría deberse a la presencia de pesticidas.
Hace cinco años, luego de estudiar en España muestras de uno de los monos con extremidades de un color atípico, se determino que el color amarillo se debía a que la eumelanina, responsable de la coloración oscura en los mamíferos, fue reemplazada en ciertas áreas del cuerpo por feomelanina, que es el pigmento de color amarillo o rojizo, revelaron los investigadores en una publicación científica de 2019 en la revista Mammalian Biology.
En aquel momento se planteó que se requerían más estudios para comprobar si la contaminación ambiental con pesticidas ricos en azufre podría ser la causa de la pigmentación anómala en los monos aulladores.
En la actualidad, con la información científica aportada por esta nueva investigación de la UCR, se concluyó que no hay evidencia para sustentar dicha hipótesis. “La causa de esta pigmentación anómala no son los pesticidas”, afirmó Chaves.
Llegaron a esta certeza luego de los análisis en el Centro de Investigaciones en Contaminación Ambiental (CICA) de la UCR, con la técnica de espectrometría de masas.
“Más del 98 % de las muestras analizadas (incluyendo muestras de tejidos de animales con pigmentación anómala) dieron negativo para la presencia de los 78 pesticidas analizados”, aseguró el especialista.
De las más de 40 analizadas, solo en una muestra de heces perteneciente a una hembra con pigmentación anómala, llamada Clarita, se encontró trazas del miclobutanil (fungicida) en una concentración muy baja.
Si los pesticidas no eran la causa, ¿cuál es la verdadera razón? Los expertos plantearon otras dos posibilidades: que se debiera a una alta endogamia o a una mutación genética. Vamos por partes con cada una de ellas.
La hipótesis de la elevada endogamia planteaba que el cruce entre monos de la misma tropa –es decir, entre individuos emparentados por consanguinidad– se podría dar por el aislamiento genético de las diferentes poblaciones de monos aulladores que habitan en fragmentos pequeños, aislados espacialmente. ¿Qué tiene que ver esto? Chaves lo explicó así: “Cuando poblaciones de animales no tienen mucho espacio y no hay flujo genético porque están aislados no les queda más que cruzarse entre ellos, así que la probabilidad de que salgan mutaciones y otros problemas de aumenta”.
Esta opción también se descartó no solo por el seguimiento a las tropas de estudio, sino también con base en más de 200 registros de congos con pigmentación anómala realizados por biólogos, investigadores y guías de turismo a lo largo de todo el territorio nacional, incluso en áreas de bosque continuo y poco afectadas por la actividad humana, como los parques nacionales. “No es una cuestión de que los monos con pigmentación anómala estuvieran restringidos solo a pequeños fragmentos o en áreas muy afectadas por las actividades humanas y en particular rodeados por plantaciones extensivas. Por tanto, parece que no se puede atribuir tampoco al asunto de endogamia”, agregó el experto del Laboratorio de Ensayos Biológicos y de la Escuela de Biología de la UCR.
Pigmentación anómala de congos podría ser resultado de mutación genética
Actualmente, la posible causa de la pigmentación anómala en los monos aulladores que manejan los expertos costarricenses serían mutaciones en los genes asociados al color o a la expresión del color. No obstante, sí insisten en que todavía no hay datos concluyentes para poder afirmarlo.
“La coloración en los mamíferos (melanogénesis) es un proceso muy complejo controlado por más de 100 genes; algunos de ellos puede estar mutados, principalmente los que llamamos los directores de orquesta que controlan el color de la piel y la expresión del color”, puntualizó el biólogo coordinador del proyecto.
Entonces, ¿por qué creen que el cambio de color en el pelaje y la piel de los monos aulladores se debe a mutaciones genéticas? La investigación realizada evidenció que al menos unas 15 hembras adultas con pigmentación anómala tuvieron crías que también presentaron una coloración similar. “Eso evidencia que hay un factor genético importante. O sea, la pigmentación anómala no es algo que se adquiere en el ambiente debido a pesticidas o a la dieta, sino que nacen así porque el padre o la madre ya tenían esas manchas o ya eran amarillos”, argumentó Chaves.
Un caso muy claro se presenta en Caño Negro (Alajuela) donde hay siete monos congos totalmente dorados y probables hijos de un mismo individuo, conocido como César, que también es completamente amarillo o dorado.
“El hecho de tener la cola amarilla, la pata amarilla o todo el cuerpo amarillo parece un carácter con una alta heredabilidad. Esto quiere decir que hay genes asociados a ese patrón anómalo que se están expresando en los descendientes de estos animales. No sabemos cuáles son porque no se han podido hacer los análisis, que son muy caros y complejos, y la UCR no tiene recursos económicos para realizarlos”, agregó el científico.
Durante la investigación, que concluyó en diciembre del 2023, se contó con la colaboración de la Universidad del Bío-Bío en Chile para que analizara un conjunto de muestras en un laboratorio de metagenómica; no obstante, los análisis no se pudieron efectuar debido a que había poco ADN en las muestras de piel y heces colectadas.
Ahora se empezaron a buscar los fondos y colaboraciones fuera de Costa Rica para poder desarrollar la siguiente fase de esta investigación, que implicaría estudios moleculares y metagenómicos complejos.
Todos estos son estudios pioneros en el mundo; aunque también hay algunos registros de congos con pigmentación anómala en México, Nicaragua, Panamá y algunos países de Sudamérica, no hay otros equipos de investigadores trabajando con el tema, reveló Chaves.
Monos aulladores con coloración anómala no son aislados por la tropa
Luego de cientos de horas de observación directa de las tropas estudiadas de monos aulladores en Guanacaste, los estudiosos no detectaron que los individuos con pigmentación anómala fueran aislados ni tuvieran comportamientos diferentes.
“No hemos analizado los datos, pero tenemos muchas horas de observación que indican que no parece haber ninguna diferencia entre el comportamiento de los animales con pigmentación anómala y el de los animales con pigmentación normal”, subrayó Chaves. También saben que no son estériles.
“Todos los comportamientos eran normales: la alimentación, los movimientos, la interacciones con otros individuos, los momentos de copulación”, detalló Vanessa Morales-Cerdas, bióloga especialista en conservación y ecología y estudiante de la Maestría en Desarrollo Sostenible de la UCR, quien se encargó de darle seguimiento a las tropas de monos desde octubre del 2021 hasta diciembre el 2023. Además de colaborar con el proyecto de los monos aulladores con coloración anómala, ella recopiló información para su tesis durante el 2023.
Morales-Cerdas destacó que en Guanacaste no vieron monos aulladores completamente amarillos o anaranjados. No obstante, a lo largo de la observación, se demostró que el tamaño de las manchas amarillas en los monos nunca cambió (no aumentaron ni disminuyeron) e, incluso, sí registraron algunos nacimientos de crías con pigmentación anómala.
Otro aspecto interesante es que encontró que los congos tienen una dieta muy diversa, que en los sitios estudiados puede llegar a incluir 101 especies consumidas y que van adaptando su alimentación a la disponibilidad de recursos.
¿Hay alguna consecuencia negativa de esta coloración amarillenta para los congos? Por ahora, tampoco hay certeza. Chaves considera que el color hace que, evidentemente, se puedan ver con mayor facilidad entre las copas de los árboles, lo cual los expone a sus depredadores, pero también admite que los principales depredadores (los felinos) de estos animales son pocos.
Aún no se sabe si este patrón anómalo los podría exponer a daños en la piel. “El congo usualmente es negro y la piel negra los protege contra la radiación solar, el cáncer de piel y el daño en las células; sin embargo, no sabemos si en animales completamente amarillos podrían tener problemas de salud en comparación con los que tienen pigmentación normal”, expresó el líder del proyecto.
Poco a poco, la ciencia desentraña el misterio de los atípicos pero fascinantes monos aulladores dorados, o con alguna parte amarilla, aunque aún queden muchas respuestas pendientes.