Siempre tuvo fama de playboy, era el dandy de la familia. Fue un prestigioso estudiante en Gordonstoun, se lució en la guerra de las Malvinas pilotando helicópteros, se casó con una mujer bella y tuvo dos hijas. El príncipe Andrés es, según la opinión popular el hijo favorito de la reina Isabel II, un predilecto que, sin embargo, se transformó en la oveja negra de una familia empañada por fuertes y abrumadores escándalos.
La más reciente noticia que golpeó a la familia fue una denuncia por agresión sexual, precisamente presentada contra Andrés, Duque de York.
Andrés fue denunciado por Virginia Giuffre, quien afirma que en el 2001, cuando ella tenía 17 años, fue agredida sexualmente tres veces por el príncipe. La demandante afirma que lo hizo por la intermediación del magnate Jeffrey Epstein (amigo cercano del príncipe) y su pareja Ghislaine Maxwell, quienes fueron acusados de explotar sexualmente a menores de edad en aquellos años. Epstein se suicidó en prisión en el 2019, mientras que Maxwell fue condenada en enero de este 2022 por tráfico sexual de menores en nombre de su expareja.
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Luego de que se diera a conocer que la denuncia presentada contra Andrés siguió su curso, desde el palacio de Buckingham la reina anunció que ella asumiría todos los títulos y honores militares de su hijo, despojándolo de esas glorias. Además, Isabel II dijo que el duque ya no sería reconocido como Su Alteza Real, nombramiento que lo identificaba como uno de los integrantes principales de la familia real británica. En esas condiciones, Andrés deberá de asumir las acusaciones como un ciudadano privado.
Medios internacionales dieron cuenta de que, antes del anuncio de la soberana, al menos 150 veteranos del ejército británico le habían pedido a Isabel II que le retirara los honores a su hijo. Los veteranos lo acusan de no cumplir con las obligaciones de “probidad, honestidad y comportamiento honorable” que tienen los militares británicos, informó la agencia AFP.
Mientras tanto, el duque sigue negando fuertemente las acusaciones. Eso sí, ante la opinión pública, sus antecedentes personales no le ayudan a convencer a la plebe.
La vida de Andrés, pese a que nunca fue el más famoso de los hijos de Isabel y el príncipe Felipe, siempre estuvo rodeada de controversias y hasta escándalos financieros. Desde su fama como héroe, pasando por un matrimonio fallido y sus muchas conquistas amorosas, Andrés dista mucho de la imagen de seriedad que la monarquía exige de sus miembros.
Andrew Albert Christian Edward, nació el 19 de febrero de 1960 en el palacio de Buckigham, en Londres. Es el tercer hijo de la reina Isabel y su esposo Felipe, Duque de Edimburgo. Ocupa el noveno lugar en la línea de sucesión al trono británico.
Nacido en cuna de oro
Andrew Albert Christian Edward nació el 19 de febrero de 1960, en el palacio de Buckigham, en Londres. Es el tercer hijo de la reina Isabel y su esposo Felipe, Duque de Edimburgo, su segundo retoño varón por lo que, al nacer, ocupó el segundo puesto en la línea de sucesión al trono de Inglaterra tras su hermano mayor Carlos.
Sus educación, durante los primeros años de infancia, la recibió en su casa. Luego, el príncipe ingresó a la prestigiosa escuela Gordonstoun, al igual que su padre y su hermano mayor. De acuerdo con el libro Prince Andrew: The End Of The Monarchy And Epstein, de Nigel Cawthorne, Andrés era un niño con un carácter travieso, tanto que el autor lo describe como “un joven diablillo”.
Al llegar a la adolescencia, Andrés se convirtió en un soltero cotizado en su círculo social, por supuesto, era un príncipe. Además, en sus años de juventud, se mostraba un poco más relajado que Carlos; su ropa a la moda y su desenfado llamaba la atención de las muchachas.
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A sus 22 años la popularidad del príncipe aumentó de manera considerable, ya no por su porte de galán, sino por sus logros militares como piloto de helicópteros. Convertido en subteniente, Andrés participó en la guerra de las Malvinas (1982), donde llegó a bordo del barco HMS Invincible. Al regreso a Inglaterra, la familia real mostró al príncipe como un héroe de guerra, ascendiendo incluso al grado de comandante. Ese puesto lo mantuvo hasta el 2001, cuando se retiró de las fuerzas armadas.
Cuando volvió a casa comenzaron las controversias. Entre las más sonadas estaban sus muchos amoríos con mujeres -que “no eran bien vistas por la realeza”-, mientras que en el ejército tenía el sobrenombre de “Andrescito el cachondo”. Uno de los romances, específicamente, le causó muchos dolores de cabeza a la reina. Andrés tuvo como pareja a la actriz y fotógrafa estadounidense Koo Stark, quien fungía como artista de cine erótico.
La relación con Stark molestó mucho a la monarca, sobre todo cuando vio unas fotos en toples y un filme de corte lésbico de quien podría convertirse en su nuera.
Con el tiempo, modelos y actrices comenzaron a figurar en la larga lista de parejas de Andrés, hasta que llegó a su vida la aristócrata Sarah Ferguson, amiga cercana de Lady Diana, cuñada del príncipe. Diana fungió como cupido y la pareja comenzó su relación hasta llegar al altar en 1986, con una fastuosa ceremonia en la Abadía de Westminster.
Pero el amor duró poco, en 1992 (el annus horribilis de la monarquía británica) y tras tener dos hijas -las princesas Beatriz y Eugenia- Sara y Andrés se separaron. La ruptura llegó en medio de escándalos de infidelidades por parte de los dos y, una vez más, Andrés se colocó en el ojo público. La pareja, luego de varios años de dimes y diretes, finalmente se divorció en 1996, aunque se dice que en la actualidad mantienen una amistad muy cercana.
Escándalos
La vida de soltero le devolvió a Andrés la mirada de la prensa rosa de su país; era normal verlo de vacaciones junto a hermosas mujeres alrededor del mundo. Entre sus parejas más famosas destacaron la modelo de la revista Playboy Angie Everhart y la modelo Monica Jakisik, quien fuera novia del actor George Clooney.
Pero las controversias de Andrés acapararon titulares más allá de sus amoríos. Luego de su retiro de las fuerzas armadas, el príncipe asumió un puesto como representante del Reino Unido para el comercio internacional, tras rechazar la propuesta de Carlos de convertirse en su asesor.
Su nuevo trabajo fue cuestionado públicamente por los gastos excesivos que realizaba en sus viajes y giras con el dinero de los británicos. Además, fueron públicas sus relaciones cercanas con personajes internacionales muy controversiales, como la que mantuvo con Saif Gadafi -hijo del dictador libio Muamar Gadafi-, así como con miembros de la oligarquía de Kazajistán.
También realizó negocios financieros con Timar Kulibayev, yerno del dictador kazajo Nursultán Nazarbáyev, a quien le vendió su mansión por una suma exhorbitante de dinero. También se supo que realizó otros negocios valiéndose de su puesto, por los que habría generado ganancias personales para él y amigos suyos.
Por último, pero no menos importante, es la amistad que el Duque de York mantuvo durante muchos años con el magnate Epstein, a quien conoció en 1999, cuando se lo presentó Ghislaine Maxwell. Su relación era muy cercana, tanto que se dice que Andrés invitó a la pareja a una de las fiestas de cumpleaños de una de sus hijas, en el Castillo de Windsor, además de que compartieron fines de semana de cacería en Sandringham.
De esa peligrosa amistad surgió el escándalo que, actualmente, tiene en jaque al duque y en vergüenza total a la familia real. ¿Podrá superar este escollo judicial?...pues ya veremos lo que pasará con Andrés.