La pandemia del nuevo coronavirus tomó por sorpresa al mundo y los ticos no fueron la excepción. Desde que se registraron los primeros casos en el país, en el ambiente persiste un sentimiento extraño, de incertidumbre. De repente saludar a otras personas, compartir con amigos, visitar un centro comercial y hasta relajarse en la playa son opciones que simplemente ya no están permitidas y la población aún procesa lo que está ocurriendo.
De un pronto a otro el distanciamiento social se convirtió en un nuevo modo de vivir, ya que es la clave para frenar el covid-19. Quedarse en casa hasta nuevo aviso es fundamental.
Y aunque se dice muy sencillo, desde hace un par de semanas, gran parte de la población se adapta a esta nueva realidad, donde el miedo, la angustia y la ansiedad pujan para imponerse.
Para unas personas ha sido más particular que para otras, especialmente quienes viven solas y hoy no tienen contacto físico con nadie. De acuerdo con los expertos, para este grupo, el malestar emocional puede ser más fuerte y difícil de sobrellevar conforme pasen las semanas.
“Muchas de las personas que viven solas lo hacen por decisión, sin embargo, en este momento el peso emocional, la frustración de no compartir con nadie puede ser mayor, porque no es lo mismo estar acompañado por la pareja, por los hijos, la familia a tener que enfrentar este aislamiento social sin poder compartir con la gente que usualmente uno escoge”, explicó la psicóloga Patricia Odio.
Según comentó, las personas que viven solas son, generalmente, más rutinarias que otras que viven acompañadas y esa misma rutina debe de aprender a manejarse en situaciones como la que actualmente atraviesa Costa Rica.
Por ello, si es una persona que usualmente salía los viernes con el mismo grupo de amigos, es importante que ese mismo día siga manteniendo ese contacto aunque sea virtual, para que no provoque algún tipo de crisis que pueda, incluso, desencadenar una depresión.
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“Probablemente cuando uno vive solo se hace más rutinario y eso puede alterar un poco más la dinámica. Entonces es importante que el malestar emocional no gobierne mi ritmo de vida, sino que yo pueda mantener mi estilo de vida, que la dinámica se mantenga a pesar del temor que se pueda sentir, que es normal”, señaló Odio.
De allí la importancia de tener claro que esta es una situación pasajera y aunque existen sentimientos encontrados y difíciles de digerir, es importante tener en mente el por qué se está haciendo la cuarentena.
Esta es una decisión que se tomó para cuidar el bienestar propio y el de los seres queridos y por ello, hay que verlo como una situación positiva. Es decir, de una u otra forma, está en su propio hogar, con mucho más espacio propio.
“Desde el momento en que yo veo el encierro como algo terrible y fatal, ya estoy prácticamente diciéndole a mi cerebro que estoy en una situación caótica y obviamente voy a responder así a mi cerebro y mi respuesta va ser igual. El encierro es una decisión para poder estar bien, es una elección muy compasiva”, afirma la psicóloga Carolina Porras.
Sin gimnasio
Para Erika Vega la pandemia ha sido desesperante. A pesar de que tiene más de 10 años de vivir sola, nunca había experimentado una situación similar, en la que ha tenido que estar encerrada en su casa desde hace un par de semanas.
Esta vecina de San Pedro de Poás de Alajuela es propietaria de un gimnasio que, a causa de la propagación del coronavirus, las autoridades de Salud obligaron a cerrar, al igual que los otros establecimientos similares en todo el país.
La medida frustró todos los proyectos que Erika tenía para el primer semestre del 2020 con su negocio. En estos meses ella esperaba recuperar el dinero que invirtió recientemente en la compra de máquinas y pintura del sitio.
Con el cierre todo cambió y ahora debe lidiar no solo con estar todo el día sola en su casa sino con la constante preocupación de cómo va a hacer para costear sus gastos básicos durante lo que falta del aislamiento social.
“Siempre he sido muy independiente y eso es lo que más me frustra, el no saber qué voy a hacer para pagar las cosas”, afirma.
Ahora ella está medicada para evitar ataques de pánico y reconoce que si no lo hace, el encierro sería su mayor enemigo, ya que tiene mucho tiempo libre para estar pensando en cómo pagar sus deudas.
“Sí hay estrés pero por el momento me estoy medicando, pero cuando no tenga medicamento no quiero sentir esa ansiedad y eso tan feo que siento. Me ha generado angustia, temor y lo que más me preocupa es cómo voy a pagar el seguro, los medicamentos”, dice.
Además, hasta antes de la pandemia ella era una persona muy activa; trabajaba de 5 a. m. a 9 p. m. y eso le permitía distraerse y pasar ocupada todo el día. Ahora la mecánica ha cambiado, e intenta hacer actividades diferentes dentro de su casa para permanecer entretenida y no sentirse mal, como leer, escribir reflexiones y tratar de caminar unos minutos dentro de la urbanización.
La pequeña empresaria solo espera que el tiempo pase rápido y poder regresar a su normalidad.
Para la psicóloga Carolina Porras, en este momento lo más importante es pensar en que esta situación es temporal, que todo va a pasar y que aunque las cosas van a cambiar, siempre se puede salir adelante.
“Hay que tener en cuenta que la motivación es fundamental. Porque si yo no estoy bien en este momento, mucho menos voy a tener disposición de generar ideas. Es muy importante tener en cuenta que esto va a pasar y que me tengo que sentir bien conmigo porque esto viene mucho de uno, del deseo de cómo generar una oportunidad, un cambio, pero si yo entro en una negatividad me va a impedir ver otro panorama. Ese es el reto”, destaca.
Personas caseras
Según explica la psícologa Patricia Odio, así como hay algunas personas que viven solas a las que les puede afectar el hecho del confinamiento por muchos días, hay otras que del todo no van a experimentar esas sensaciones.
Se trata de personas muy caseras a las que es por su estilo de vida la dinámica actual no les afecta.
Ese ha sido, hasta ahora, el caso de Hansell Pérez, quien afirma que el encierro no ha sido tan malo: se ha adaptado a las condiciones del aislamiento social y no le hace falta salir de su hogar para sentirse cómodo.
El arquitecto vive solo en Tamarindo, Guanacaste y debido a la pandemia provocada por el covid-19 la empresa para la que labora le pidió hacer teletrabajo.
El joven de 34 años asegura que su secreto para no sentirse aislado es no cambiar su rutina. Procura levantarse temprano, mantener el horario de las comidas, los descansos.
“He tratado de hacerlo lo más normal posible para no cambiar mucho dinámica de trabajo, porque luego uno se acostumbra a otro tipo de cosas. Yo siempre he sido bastante solitario, entonces no me ha costado mucho adaptarme”, cuenta.
Además, vive en una zona donde hay cuatro casas y sus vecinos se encargan de crear un ambiente agradable y el ruido que hacen nada más le ayudan para sentir que está acompañado.
“El hecho de no tener personas dentro del apartamento no me hace sentirme solo. Además, con las redes sociales uno pasa conectado todo el día y eso cambia mucho la dinámica. Aunque sí me hace falta ir a la oficina, uno es más estricto y siempre hay gente preguntando cosas, pidiendo opiniones y hay reuniones”, afirma.
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Pérez detalló que ya tiene tres semanas de estar en aislamiento social y aunque no cree que mentalmente le pueda afectar, trata de no pensar mucho en lo que viene después de que pase la pandemia, pues eso sí le genera mucha preocupación.
Pero para saber eso todavía quedan muchas semanas, por lo que ahora lo más importante es trabajar en la salud mental y prepararse para no caer en una trampa propia.
Consejos
- Recordar por qué decidieron vivir solos y tratar de aprovechar el tiempo para conocerse más uno mismo.
- Si se siente solo, triste o con temor, es importante expresarlo y tener redes de apoyo.
- Hacer rutinas diarias que le permitan estar ocupado durante el día.
- Plantearse una meta (como llevar un curso en línea) para que la cuarentena tenga un significado.
- Sacar el tiempo para hacer videollamadas a los seres queridos.
- Buscar espacios para conectarse con personas a las que no ve desde hace mucho tiempo.
- Evitar aislarse emocionalmente de sus amigos y familiares para no caer en depresión.