Esta historia tan terrorífica como asombrosa, está llena de clichés... lo que pasa es que, al parecer, en este caso los clichés son un mazazo de realidades que parecen extraídas de una película de terror... de hecho, desde que empezó a circular la escalofriante trama de la vida real se estableció un paralelismo entre la macabra vivencia del matrimonio estadounidense conformado por Michael Barnett y Kristine Elizabeth Barnett, con la película de horror La huérfana, que en su momento causó revuelo.
El caso salió a relucir recientemente gracias a una publicación de The Washington Post, alertado por un post de Facebook de la frustrada madre, Kristine Elizabeth, quien ofreció su versión de los hechos una vez que la historia empezó a circular en confusos extractos de diversos medios de comunicación que contaban el engaño propiciado por la hija adoptiva de ambos, Natalia, pero también daban cuenta de que los padres habían sido acusados y encarcelados por abandono de menor.
Y sí, lo más inverosímil es que ambas historias son ciertas. Recapitulando: los Barnett son una pareja de Indiana que, tras tener tres hijos biológicos, decidieron ampliar la familia por medio de la adopción, lo cual lograron en el 2010, cuando se convirtieron en padres de Natalia Grace tras realizar los trámites en un orfanato de Florida. Se trataba de una pequeña niña nacida en Ucrania, de seis años de edad, esto según las estimaciones de un médico que formó parte de los trámites de la adopción.
Pero, de acuerdo con declaraciones de la madre a varios medios, entre ellos el Daily Mail y The Sun, pronto sus ilusiones de darle cobijo y amor a una niña sin padres se fueron transformando en una pesadilla.
Sus sospechas no tardaron en manifestarse, pues Natalia se conducía con un vocabulario tan soez que era difícil asimilar que pudiera expresarse de esa manera a los seis años. Pero ni en el peor escenario se imaginó la madre adoptiva lo que estaba por decantarse.
"Le estaba dando el baño y me di cuenta de que tenía vello púbico y ya tenía el periodo. Quedé en shock. Me habían dicho que tenía 6 años y evidentemente no tenía esa edad”, relató la mujer.
Pero la historia no haría más que empeorar. “Se quedaba de pie junto a nosotros en medio de la noche. No se podía dormir. Tuvimos que esconder todos los objetos punzantes. La vi poner químicos, lejía o algo así en mi café y le pregunté: ‘¿Qué estás haciendo?‘. Me dijo: ‘Estoy intentando envenenarte‘”, le contó Kristine al Daily Mail.
Pronto, el tema de la edad de Natalia y la trama de engaños que se había tejido en torno a su adopción pasaron a segundo plano, pues la pareja empezó a temer por sus vidas y decidieron internarla en una unidad psiquiátrica para que fuera evaluada mentalmente. Ya bajo cuidado médico e investigación, Natalia fue examinada por expertos y la ciencia determinó su verdadera edad: 23 años. Esto ocurrió un año después de su adopción, es decir, se hizo pasar por una niña de seis años cuando en realidad tenía 22. El diagnóstico también reveló lo que era obvio: la mujer tenía enanismo y, a la postre, esto indujo a error al médico que la valoró durante sus trámites de adopción.
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En términos médicos, el padecimiento de Natalia se llama displasia espondiloepifisaria congénita (DEEC), un raro trastorno de los huesos en crecimiento que da lugar a enanismo esquelético típico, y en ocasiones problemas con la visión y la audición.
A partir del 2012 los Barnett, ya sumidos en una verdadera pesadilla emocional y económica, se ampararon en los nuevos resultados médicos, le cambiaron legalmente la edad y ya en el 2014 la dejaron por su cuenta en un apartamento que ellos mismos le alquilaron. Eso sí, se trató de una especie de “hasta nunca”, pues se desentendieron de ella por completo y hasta decidieron mudarse a Canadá, con tal de estar lo más lejos posible de la “niña” que habían ingresado en sus vidas dos años antes.
Sin embargo, el caso no cuenta con antecedentes –al menos, no conocidos– y legalmente se enfrentaron también con un gran vacío. Entretanto, las autoridades de Indiana empezaron una investigación “de oficio” –aunque se sospecha que Natalia fue quien dio la alerta por supuesto abandono– y la mujer, en una entrevista con un oficial del Departamento del Sheriff del Condado de Tippecanoe, aseguró que había llegado a Estados Unidos desde su Ucrania natal en el 2008 por medio de una adopción que “no fructificó” y que por eso fue internada en el orfanato de Florida, donde los Barnett la encontrarían.
En medio de semejante maraña, cuesta sentir empatía con Natalia quien, al decir de varios médicos que la examinaron, tiene claros rasgos de padecimientos mentales. Varios medios de Indiana publicaron que voceros del Hospital Laure Carter habían declarado que, durante sus valoraciones, Natalia admitió que deseaba matar a sus padres y que no se sentiría mal porque le parecía divertido.
Como fuera, el caso por “abandono” fue escalando en los estrados judiciales de Indiana y fue justo por eso que a mediados de setiembre de este año los Barnett, quienes terminaron por separarse ante tanto caos, fueron encarcelados: a Kristine la detuvieron y Michael se entregó. Ambos fueron liberados tras pagar $5000 de fianza cada uno.
Mientras Michael guarda silencio, ha sido Kristine quien pateó el hormiguero al defenderse hace unos días por medio de su cuenta en Facebook, red social que eligió para contar su verdad y declarar que se encuentra “enferma y devastada por la idea de cualquiera de los cargos”, y afirma que son “cargos falsos”.
“Los medios me están pintando como un abusadora de niños, pero aquí no hay niños (...) Natalia era una mujer. Ella tenía períodos. Ella tenía dientes adultos. Nunca creció ni una pulgada. Todos los doctores confirmaron que padecía enfermedades psicológicas graves que solo se diagnostican en adultos”, detalló.
Sobre las comparaciones que los medios mundiales están haciendo de este caso con la trama de la ya mencionada película La huérfana, del 2009, fue la propia Kristine quien señaló las analogías: “Ocurrió lo mismo que en la película La huérfana, hablaba de asesinarnos y hacía dibujos diciendo que quería matar a miembros de la familia, enrollarlos en una manta y enterrarnos en un patio".
El diario argentino Clarín recién publicó una nota con las asombrosas semejanzas entre estos casos. “Producida por Joel Silver, Susan Downey, Leonardo DiCaprio y Jennifer Davisson Killoran, la película cuenta la historia de un matrimonio que decide adoptar a una niña de 8 años llamada Esther. Tras varios macabros episodios, se descubre que Esther (interpretada por la actriz Isabelle Fuhrman) no era una menor de edad sino una mujer de 33 años con trastornos mentales y una enfermedad llamada hipopituitarismo que la hacía lucir como una niña pequeña”.
La nota también explica que el filme se basó en un caso de la vida real que trascendió en el 2007, el de Barbora Skrolová, una mujer de 33 años oriunda de la República Checa y cuyo hipopituitarismo no le permitía crecer, por lo que parecía una niña de 13 años. Pasó por varias instituciones mentales y ya de adulta logró que la adoptaran las hermanas Klara y Katherina Mauerová, que también tenían padecimientos mentales con el agravante de que tenían hijos. Al final, Barbora logró que toda la familia se uniera a una secta que practicaba el canibalismo, la promiscuidad sexual y el incesto. La policía intervino el lugar y Skorolová logró escabullirse a Noruega, donde fue capturada y condenada a cinco años de prisión. Una vez que salió, nunca más se volvió a saber de ella.
En una casualidad adicional, como si hiciera falta, a Natalia se le perdió el rastro hace unos tres años. De acuerdo con la revista colombiana Semana, en el 2016 una familia trató de adoptarla, pero la invervención de los Barnett había hecho que el registro de nacimiento emitido en el 2003 fuera desechado, y así se descubrió que Natalia tenía 23 años y vivía sola. La pareja echó atrás con la adopción.
Actualmente no se conoce el paradero de Natalia, quien al día de hoy tendría 30 años.