Con botas y sombrero, con sus trajes llenos de brillos, con una gran capacidad vocal y, principalmente, con una resiliencia que ha demostrado a lo largo de su trayectoria como cantante; la artista nacional Elena Umaña celebra sus 25 años de carrera en la música.
En el marco de este festejo, a la intérprete se le realizará un homenaje por su legado en el Wila Fest, un festival que reunirá a varias representantes de la música costarricense hecha por mujeres, muchas de ellas inspiradas por la labor que ha realizado Umaña.
De aquella niña tímida a quien en la escuela las maestras siempre la ponían a cantar o a decir poemas en los actos cívicos, queda mucho. Aunque cuando sube a un escenario ataviada de su icónico vestuario grupero no se nota la timidez, Elena sigue sintiendo esos nervios antes de presentarse al público y también lo demuestra al hacer un repaso por su carrera.
“Cuando me ponían a cantar en la escuela, lo hacía viendo para el suelo”, recordó.
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Se sonroja al hablar sobre su historia en algunos momentos, pero también le brillan los ojos y se muestra orgullosa cuando recuerda el trabajo que ha realizado en todos estos años, siempre con la convicción de que cantar es su gran pasión pero también la manera de llevar el sustento al hogar y de sacar adelante a sus dos hijos.
Elena es parte de una familia de origen humilde. Su padre era agricultor y su madre costurera -oficio que Elena aprendió y que a la postre le sirvió para hacer sus propios trajes-, es la octava de nueve hijos, era la chineada que dormía en el rinconcito de la mamá hasta que llegó su hermano menor a quitarle el campo.
“Qué enojada estaba yo. Vieras cómo sufrí cuando me sacaron del rincón, aunque ya tenía nueve años y ya estaba mamulona”, contó entre risas.
En la familia Umaña no había artistas, pero Elena traía el talento desde la cuna. La mamá cantaba en los rezos en Dos Brazos de Río Tigre, en Puerto Jiménez, el pueblito donde creció la artista. Dice que sus hermanos cantan bonito, pero ella fue la que tomó la decisión de dedicarse de lleno a la música.
“Nunca les dije a mis papás que iba a ser cantante. Todavía no les he dicho”, reveló entre risas.
Las canciones siempre estuvieron presentes en la vida de Umaña. Desde pequeña sintió una atracción especial hacia la música y se aprendía de memoria las piezas que sonaban en la radio.
La primera vez que canté frente a un público lo hice en el micrófono del tecladista, que era el que estaba más escondido”
— Elena Umaña, cantante
La artista no recuerda bien en qué momento decidió ser cantante profesional, pero sintió mucha inspiración al ver en la televisión de la casa a grupos infantiles como Los Abejorros o a la cantante tica Jeny Castillo. “Yo decía: ‘¡Ay qué lindos, qué dichosos!’. A mí no se me hizo de niña, pero ya más grandecita sí. No sé cómo pasó, fue algo inconsciente, solo fue un sueño por el que luché”, explicó.
Ya en el colegio Elena seguía cantando. Tiempo después conoció a un productor musical con quien entabló una relación sentimental. Para ese momento él era el dueño del Grupo Ninja, de San Vito.
Curiosamente, el productor y músico no sabía de las cualidades de Elena para el canto y la descubrió de una manera inesperada. “El grupo tenía una vocalista muy buena, pero resulta que a mí me descubren cantando en el baño. Un día él se fue para el supermercado y yo me metí a bañar, y confiada en que él no estaba me puse a cantar como lo hace todo el mundo en la ducha.
“No me di cuenta y él se devolvió. Cuando salí del baño estaba con la guitarra en mano y me dijo: ‘Venga, siga cantando’”, recordó la artista.
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A partir de ese momento Elena se integró al Grupo Ninja, banda que tiempo después se convertiría en Kalúa, agrupación que dio a conocer a la intérprete en toda Costa Rica.
“La primera vez que canté frente a un público lo hice en el micrófono del tecladista que era el que estaba más escondido. Yo cantaba una canción de Lucerito y desde ahí la gente empezó a aplaudirme. Creo que ese aplauso del público fue el que me dio la confianza”, dijo.
Su marca personal
El paso de Elena por Kalúa duró 12 años. “Cuando mis papás se dieron cuenta de que era artista ya yo andaba cantando por todos lados. Estaban muy contentos de tener una hija que se escuchaba por la radio y se veía por televisión. Ellos nunca se lo esperaron porque somos de un pueblito pequeño en donde el vecino más cercano quedaba a 20 minutos caminando”, narró la intérprete.
Kalúa es un amor. Fue mi primer amor en la música. Cuando lo recuerdo, lo hago con mucha nostalgia”
— Elena Umaña, cantante
Kalúa estaba radicado en Guápiles. Para ese tiempo la agrupación tocaba todo tipo de géneros musicales; incluso, los primeros pasos de Elena como intérprete los dio con el pop y el reggae, que era lo que más sonaba entonces.
Sin embargo, cuando el grupo se trasladó a San José, iniciaron los cambios que después fueron la carta de presentación. “En ese tiempo acababa de pasar lo de la muerte de Selena. El productor William Hernández trabajó con nosotros y nos dijo que nos iba a poner sombrero y botas para darnos una identidad”, recordó Elena.
Gracias a la visión de Hernández, Kalúa participó en el estreno de la película biográfica de Selena (interpretada por Jennifer López). La imagen y la música, más al estilo de cumbia grupera, le gustó al público y de ahí salió lo de la ‘Selena Tica’, como se le conoció a Elena durante mucho tiempo.
La cantante puso su toque especial. Usaba shorts y barbas en su vestuario, algo que la diferenciaba de Selena que tenía un estilo diferente. “Quizá fue un atrevimiento mío, la verdad, porque en ese momento estaba Gisela, la cantante de Kike de Heredia, que era más formalita con su baile y usaba pantalones y vestidos, y de pronto llega esta chica con shorts y barbas. Siempre he sido coqueta, pero no sé de dónde salió todo esto, yo solo quería verme así”, manifestó.
Este estilo fue una de las primeras marcas que Umaña ha dejado en la música. Después de ella y su “atrevimiento”, muchas artistas se animaron a ponerse botas y sombreros, saliéndose de lo que se venía usando en Costa Rica.
Kalúa, su escuela y gran amor
El trabajo de Elena Umaña con Kalúa es indiscutible en la escena de la música costarricense. Hubo grandes éxitos, giras por todo el país, entrevistas, presentaciones en programas de televisión y bombazos en la radio.
¿Quién no identifica la famosa Chambacú en la voz de Elena? ¿O el grito de guerra “¡Y otra vez... Kalúa!”? De la mano de la agrupación, Umaña forjó su carrera y eso es algo que al día de hoy sigue agradeciendo y reconociendo como su gran escuela.
“Kalúa es un amor. Fue mi primer amor en la música. Cuando lo recuerdo lo hago con mucha nostalgia, porque más allá de que pegamos canciones o por el vestuario o el estilo, Kalúa siempre tuvo a los mejores músicos del país. Era mi familia porque convivíamos más entre nosotros en la microbús y en las giras, que el tiempo que pasábamos en casa”, recordó.
La intensidad de pertenecer a Kalúa también le pasó una cara factura a Elena, ya que en una época sacrificó mucho del tiempo que hubiera querido dedicar a su hija Natasha.
“Había presentaciones todos los días, pero tenía que hacerlo porque era el momento y había que aprovechar”, agregó.
Entre tanto trabajo hubo una opción para la cantante y era separarse del grupo para enfocarse en su carrera como solista. Grabó un disco en México y la banda siguió, pero al poco tiempo tuvo que regresar a las filas de Kalúa porque el público la pedía.
“Nunca pensé en convertirme en una cantante famosa en este país, eso nunca me pasó por la mente. Entonces, cuando se fue dando todo, cuando el público llegaba a decirme palabras bonitas, cuando pagaban una entrada y cuando veía en los conciertos a niños y niñas cantando mis canciones; hay un sentimiento que no se puede explicar. Lo que sí hay es un agradecimiento muy grande al público, pero también a mí por tanto sacrificio, por la perseverancia de estar aquí en pie a pesar de tantas batallas y tantas tormentas”, sostuvo.
Tomar las riendas
El año 2010 significa mucho en la vida de Elena Umaña. Después de 12 años de ser la cara y la voz de Kalúa -y también de varios años de convivir con su expareja-, ella decidió tomar las riendas de su vida y dejar atrás no solo al grupo, sino también a su esposo.
Según explicó, durante su paso por Kalúa, siempre se sintió como “un maniquí”. “Era un muñequito que manejaban”, dijo.
Umaña expresó que siempre ha sido muy hermética con su vida personal y más con lo que pasó en el tiempo que duró en Kalúa, sin embargo, confesó que pese a los éxitos y los llenazos en conciertos, ella no disfrutó tanto. “Muchos tal vez me veían como arrogante y creída, pero a veces la gente no sabe lo que el artista vive y se guarda. Yo ni siquiera a mi mamá le cuento mis problemas, entonces en ese tiempo era trague y trague, porque al ser figura pública hay que hacerlo porque no confías en nadie”.
A lo que se refiere Elena es que ella se sentía manipulada en muchos aspectos de su vida personal y profesional. Recordó que pasó momentos de abuso en diferentes expresiones. “Viví mucha cosas y las aguanté hasta que el vasito se llenó. Por ejemplo, me decían que yo no podía hacer nada sola. Así viví mucho tiempo hasta que dije que ya era suficiente”, afirmó.
Cierto día, hubo un problema que protagonizó quien era su pareja y jefe en ese momento. En esa ocasión, Elena se enteró de lo sucedido poco antes de subir al escenario en una presentación y eso la llevó a tomar la decisión de renunciar al grupo y terminar con su matrimonio.
Unos meses después, Elena finalizó toda relación con su pasado y tomó las riendas de su vida. “Sentí mucho temor por causa de todo lo que me habían hecho creer antes, porque me habían lavado el cerebro y me habían manipulado totalmente”, dijo.
Ella misma se inspiró y se dijo que tenía que ir a tocar puertas porque, aunque le habían dicho lo contrario, ella tenía un talento y una voz que explotar en el canto. “Gracias a Dios fue uno de mis mejores años”, sentenció.
Viví mucha cosas y las aguanté hasta que el vasito se llenó. Por ejemplo, me decían que yo no podía hacer nada sola. Así viví mucho tiempo hasta que dije que ya era suficiente”
— Elena Umaña, cantante
“Hoy me siento una mujer segura y agradecida. Dios no me ha desamparado y he tratado de hacer siempre las cosas bien. A veces a uno no le sale todo de la mejor manera, pero todo ha sido compensado”, agregó.
-¿Cómo se levantó el primer día de su nueva vida?
-Con mucho miedo, con adrenalina y ansiedad. Pero cuando alguien te pisotea y cuando ya no te pueden poner más abajo, te toca levantarte. Me tocaron el ego y tenía que demostrar que sí podía, que el talento es mío y que lo que se había logrado había sido por mi talento. Me entraron esa rabia y esas ganas de demostrar, no solo a él, sino a todos los demás, que yo podía sola.
-¿Qué le dice, desde su voz como artista y como mujer, a las otras mujeres que han vivido situaciones de abuso?
-La mujer que vive una agresión tiene a la par a un hombre controlador y narcisista, uno que te hace creer que no vales nada. Lo aguantamos porque lo vemos normal. Cuando yo veo a la gente criticando a una mujer por “aguantar tanto” pienso en que deberían de estar en sus zapatos para saber por qué motivo es que lo hacen.
“Las mujeres tenemos una fuerza interior increíble, única y más cuando somos mamás. Esa fortaleza hace que uno se desenvuelva y salga adelante porque tenemos mucha capacidad. Podemos salir adelante”.
La nueva Elena, una leona
Cuando salió de Kalúa, su hija Natasha tenía aproximadamente siete años. En ese entonces estaba afrontando una maternidad en solitario y los retos de emprender una carrera como solista después de muchos años de estar acuerpada por una corporación musical.
Hubo sacrificios, especialmente en el tiempo de crianza de su hija. Elena recordó que por su tipo de trabajo, la mayor parte de las veces debía de ausentarse en las noches y descansar de día; llevaba un horario diferente al de la pequeña y por esa razón se perdió de muchas actividades junto a la niña.
“Es un cargo de consciencia que llevamos los que tenemos trabajos diferentes. Tal vez no estuvimos con nuestros hijos cuando más nos necesitaban e imagino que ellos también guardan esos recuerdos de que la mamá no estuvo”, expresó.
Hubo cambios en su vida, pero también en su carrera. Con la oportunidad de manejar su trabajo a su antojo, Elena se aventuró a probar nuevos géneros musicales, incluso a dejar un poco de lado el sombrero y las botas para ponerse más romántica con canciones originales y covers de otros artistas.
La mujer que vive una agresión tiene a la par a un hombre controlador y narcisista que te hace creer que no vales nada. Lo aguantamos porque lo vemos normal”
— Elena Umaña, cantante
En cuanto a lo bailable cambió un poco el estilo, manteniendo, eso sí, su calidad. Ahora cantaba cumbia más tropical con instrumentos de viento en los arreglos y cantaba temas muy románticos en sus presentaciones, algo que siempre quiso hacer.
Escribió mucho y tuvo el chance de grabar un disco de baladas. El público que la conoció cantando y bailando Chambacú quedó impresionado por la versatilidad de interpretación de Elena y así fue como, poco a poco, se hizo un camino en otros géneros.
“Ya son 25 años que tengo en esto y creo que en todo este tiempo no he parado de trabajar. Sé que me he ganado el respeto de mucha gente y qué bonito, porque trabajo en lo que me apasiona y hay personas a las que les gusta lo que hago”, comentó.
Una frase muy destacable de Elena, mientras hace un repaso por su carrera, es que después de que decidió separarse de Kalúa se convirtió en una “leona que hizo todo lo posible para cuidar a sus leoncitos”. Ella se refirió así a sus hijos Natasha, quien ya tiene 19 años, y al pequeño Nathan, de seis.
Elena se considera una mamá todo terreno, pero también reconoce que es un ser humano con defectos y que comete errores. En este aspecto habló de un incidente del que fue protagonista en el 2018, por causa de un descuido que cometió con su hijo cuando apenas era bebé.
Esta situación expuso públicamente a Elena y hubo muchos señalamientos en su contra. La cantante fue a realizar una diligencia judicial y dejó a su hijo dentro del carro que estacionó en un parqueo en Heredia.
Mientras ella se encontraba realizando el trámite, una persona vio al bebé solo y llamó a las autoridades, para luego ser informada de que estaba detenida por negligencia. La noticia pronto acaparó titulares y el público se dio cuenta de lo sucedido.
Elena recordó que, justo ese día, fue a poner una denuncia para que su expareja se alejara de ella. La intérprete afirmó que después de su divorcio vivió muchos años de problemas con esa persona y que decidió ir a interponer la denuncia para ponerle un alto a la situación.
“Me cansé de todo y estaba poniendo esa demanda. Tenía la mente nublada, yo sé que lo que pasó es imperdonable, pero me agarraron en un momento en el que no pensaba en nada. Cuando reaccioné vi el gran error que cometí”, recordó.
Wila Fest 2023: El evento será el 5 de marzo en Parque Viva. Las entradas para el festival ya están a la venta en www.eticket.cr. Los precios y localidades son: ¢11.400 (Jocote), ¢21.600 (Mango), ¢27.800 (Níspero y Guayaba) y ¢55.600 (Fresa).
Wila Fest tendrá en su escenario a Un Rojo Reggae, Band, Abbie, Adrenal, Berenice, DJ Mao, Elektra Stroke, Elena Umaña, Half Tangerine, InBetWin, Ladrona, Maf E Tula, Malí, María Pretiz, La Milixia, Nou Red, Time’s Forgotten, Stephie Davis y Vero Luna, además de la histórica reunión de Le*Pop, una de las agrupaciones ticas más reconocidas del presente siglo.
A la cantante la detuvieron y a su hijo se lo llevaron las autoridades para resguardarlo. Elena afirmó que siente que, por su posición de persona pública, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) aprovechó la situación para “limpiar su imagen”.
“Yo creo que me usaron, porque tengo en mi familia hermanos que han solicitado ayuda porque a una hija la mamá no la cuida y está en malos pasos y resulta que ellos, los del PANI, brillan por su ausencia”, dijo.
“En mi caso corrieron. Creo que hicieron cosas que no debían porque al bebé no se lo tenían que haber llevado, tuvieron que buscar a alguien de mi familia para entregarlo y no lo hicieron (...) Ese capítulo de mi vida lo bloquée porque todavía me duele”, agregó.
-¿Su hijo sabe lo que pasó? ¿Le ha hablado al respecto?
-No, no. Si me preguntara, pues le contaré lo que pasó. Creo que en algún momento alguien le va a decir algo.
Resiliencia
Umaña ha destacado por luchar incansablemente por su música y también por abrir paso a nuevas artistas que desean dedicarse a esta profesión. Pese a los errores, ella ha sabido levantarse y renovarse como intérprete; y justo esas son algunas de las cualidades que se tomaron en cuenta para rendirle homenaje en el Wila Fest, que se realizará el domingo 5 de marzo en Parque Viva, en la Guácima de Alajuela.
-Ha llevado la bandera del empoderamiento femenino adelante, ¿cómo ha ha sido trabajar en la música en Costa Rica siendo mujer?
-Ha sido difícil y más difícil. Son 25 años en los que no he parado de trabajar (...) De todo se topa uno, aunque yo creo que a esta altura ya no tanto, porque sé cómo manejar las situaciones. Sin embargo, por ser mujer, cuando llegas a tocar una puerta ya se quieren ir por otro lado. Hay propuestas que no tienen que ver con el trabajo o te dan trabajo para ver qué consiguen.
-¿Cómo asume este reconocimiento del Wila Fest? ¿Se ha visto a usted misma como una pionera de la música femenina en el país?
-No sé por qué se le ocurrió, pero le agradezco mucho a Ernesto (Adduci, productor del evento), que lo haya hecho. Nunca en mi vida me imaginé recibir un homenaje así. Todavía no me lo creo del todo, pero uno va despertando poquito a poco y veo que me han pasado cosas que yo digo ¡qué bonito! Qué bonito que con el trabajo que yo haya hecho haya marcado o inspirado a otras persona, dejándoles cosas positivas y motivadoras; ese es el mejor premio.