Han pasado seis años de aquel video en el que el cantante Robin Thicke payaseaba entre tres mujeres prácticamente desnudas, quienes jugueteaban con carritos y daban saltos al ritmo de la pegajosa pieza Blurred Lines.
Fue el tema del verano de ese año y la pieza no solo fue un éxito radial, sino también en los canales de videoclips. A pesar de que en la televisión se transmitía la versión censurada, las tres modelos del audiovisual fueron objeto de discusión semanal.
De las tres mujeres presentes en el video, la gran ganadora de aquel frenesí fue Emily Ratajkowski, una muchacha de 22 años para aquel entonces. Su mirada saltona, cuerpo esbelto y sex appeal le dio un relieve mediático impensable.
El salto a la fama de Ratajkowski, que hubiese sido profetizado como flor de un día, se convirtió en jardín eterno. No pasó ni un año y grandes revistas se habían interesado en poner el rostro (y cuerpo) de Emily en sus portadas y su nombre pasó a ser de conocimiento internacional.
Seis años después de ese videoclip, esta londinense ya no es solo una cara bonita; su rostro es sinónimo de una revolución feminista, casi que parida de la izquierda política; su cara es el símbolo de la sex symbol de nuestra década.
¿Cómo se gestó tal combinación?
La elegida
Es difícil imaginar cuándo Emily Ratajkowski puede dejar de ser una de las modelos más cotizadas.
Es un sentimiento que, casualmente, comenzó desde su glorioso 2013. Para final de año, por ejemplo, los lectores de la versión estadounidense de Esquire designaron a la modelo como mujer del año. Tal fue su eclosión que en la acera del frente, la revista GQ, no pudieron resistirse a sus encantos y le dieron la portada de la revista.
Toda esa fama estuvo a punto de nunca suceder, al menos por la vía en que ocurrieron sus éxitos. En múltiples entrevistas, Ratajkowski ha reconocido que pensó en rechazar la oferta para aparecer en el video de Blurred Lines.
“En el papel sonaba bastante loco”, dijo en una ocasión a la revista Rolling Stone. “Eran chicas desnudas bailando, y no sabíamos cómo sería realmente cuando lo hiciéramos. Lo rechazamos y, dos días después, la directora Diane Martel llamó a mi agente y me dijo: ‘Mira, solo déjame reunirme con ella’. Realmente las dos nos llevamos bien y yo le dije: ‘¿tu eres la persona a cargo? ¡Genial, hagámoslo!'”. Meses después, la polémica inundaría el videoclip, tachado de sexoso y machista.
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Actualmente, repasar este episodio de su vida es una viñeta ineludible y cansina en todas las entrevistas a las que se enfrenta Emily. Aún así, sabe saldar sus discursos con la misma premisa.
“Creo que es importante que el videoclip haya levantado la conversación que hizo. Dicho esto, nosotras tres (las modelos) fuimos dirigidas en el videoclip con el fin de tener una actitud de confianza y sarcasmo. No estábamos bailando sexualmente para los hombres; nuestro baile es tonto y juguetón”.
La directora del videoclip, Diane Martel, se sumó innumerables veces al discurso de la modelo. La cineasta siempre aseguró que su premisa era subvertir la aparición de modelos sexualizadas en videos musicales. “Mira la actuación de Emily Ratajkowski: es muy, muy divertida. Y sutilmente ridícula. Eso es lo fresco para mí. Obliga a los hombres a actuar de una forma juguetona. No parecen depredadores”, explicó en su momento Martel.
Desde ese episodio, Ratajkowski se mostró como una modelo que le interesaba hablar. Solía compartir textos en revistas y redes sociales sobre la sexualidad femenina y no quiso conformarse con solo ser una muchacha bonita.
Su crianza, justamente, delata mucho del discurso que se ha encargado de proclamar en estos años.
Emily O’Hara Ratajkowski nació el 7 de junio de 1991 en Westminster, Inglaterra, hija única de Kathleen Anne Balgley y John David Ratajkowski.
A los cinco años, la familia Ratajkowski se mudó a San Diego, California. En esa época, la madre de Emily tuvo gloriosos años en la Universidad de California, razón por la que su hija siempre la ha descrito como una “intelectual feminista” por sus trabajos investigativos y literarios en ese centro universitario. “Fue una gran influencia para formar mi carácter”, ha dicho la modelo.
La familia solía realizar constantes viajes a Europa durante la pubertad de Emily y era completamente normal que la muchacha visitara playas nudistas y fiestas literarias, en especial en España.
Muchos de los capítulos más importantes en su crianza ocurrieron casualmente en Mallorca. Los Ratajkowski pasaban sus veranos en una vieja casa sin electricidad y con problemas de agua. “Estaba constantemente desnuda como una niña pequeña. También estaba alrededor de libros de arte, que estaban llenos de dibujos de mujeres desnudas. Fue así que nunca vi la desnudez como algo sexual”, contó al portal The San Diego Union Tribune.
“Se critica a las mujeres tanto si se cubren como si muestran su cuerpo. Es desafortunado que nuestra cultura juzgue así a las mujeres”, también le dijo a El País en otro chance, defendiendo la premisa que desnudarse no implica una acción para alimentar el deseo de los hombres.
"¿Por qué el sexo tiene que ser algo que los hombres le arrancan a las mujeres y que las mujeres entregan? La mayoría de las adolescentes son introducidas a la sexualidad a través de la pornografía o de imágenes retocadas de celebridades. ¿Es ese el único ejemplo de mujeres sexuales que vamos a mostrarles? ¿Dónde pueden las niñas ver a mujeres que se empoderan decidiendo cuándo y cómo ser o sentirse sexuales? La vida no puede estar dictada por las percepciones de otros. Para mí, las personas que reaccionan ante mi sexualidad son las que tienen un problema, no yo”, agregó en esa ocasión.
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El discurso puesto en el camino
Antes de aparecer en Blurred Lines, Emily tuvo una aparición en el videoclip Love Somebody de Maroon 5. Aunque no fue un fenónemo viral como sucedió con el tema de Thicke, la aparición en un video musical de un grupo harto conocido en el mundo significaba para Emily el posible salto del modelaje a la actuación, el oficio con el que siempre soñó.
Siendo una adolescente que crecía en la ciudad costera de Encinitas, empezó a llevar clases de actuación esporádicamente. Ya con 12 años obtuvo un rol en la obra The Little Match Girl, que fue producida por la Escuela de Teatro de la Costa Norte. Así, logró debutar en el Teatro de San Diego.
“Yo tuve la suerte de actuar muchas veces en San Diego. La gente me comenzó a decir que el modelaje podía ser una gran manera para tocar puertas en el mundo de la actuación y así lo hice”, dijo en la entrevista para The San Diego Union Tribune.
Siguiendo el consejo de su círculo cultural, Emily comenzó a indagar sobre el mundo del modelaje y a los 14 años consiguió fichar con Ford, una de las más prestigiosas agencias de modelos en el mundo. Alternando sus días de estudios académicos con los de modelaje, rápidamente consiguió posar para los catálogos juveniles de tiendas como Kohl´s y Nordstrom. Para sus 15 años, eran constantes los viajes entre Los Ángeles y Nueva York para sesiones fotográficas.
“Esa vida juvenil no fue un gran problema para mí”, dijo en entrevista a Rolling Stone. “Ya era una niña un poco extraña. Soy hija única y mis padres son mucho mayores, me tuvieron cuando tenían 40 años, y siempre me trataron más como a un igual, como a un adulto. Ya estaba experimentando un mundo mucho más grande que la escuela secundaria”. Emily también probó jugar al fútbol y bailar ballet, pero el imán con la actuación se convirtió en su hoja de ruta.
Un par de años más tarde tuvo ánimos para audicionar en Disney y logró un papel secundario en la serie juvenil iCarly. En el programa interpretaba a la novia de Gibby, un muchacho cuyo chiste eterno era quitarse la camisa en cada episodio.
“Fue mi primer trabajo de actuación en televisión. No crecí con una televisión en mi casa, por lo que ni siquiera sabía de qué trataba el programa cuando hice una audición”, confesó años después. “Solo hice dos episodios, así que solo estuve en el set de grabación unas dos semanas, pero estaba actuando que era lo importante”.
Hasta Gone Girl llegó su primera actuación en pantalla grande, tras ser fichada por el connotado cineasta David Fincher. En este largometraje de 2014, Emily interpretó a una joven estudiante que tenía un amorío con Nick (Ben Affleck), el protagonista de la historia.
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Saltando entre cortometrajes y miniseries como Easy y The Spoils Before Dying, Ratajkowsky logró mantener su presencia en la actuación. Para el año pasado, logró estrenar cuatro títulos (teniendo un rol principal en Welcome Home) y el pasado julio estrenó Lying and Stealing, filme donde obtuvo el papel protagónico.
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Este lustro de experiencias le ha alimentado su ambición y para el próximo año Emily espera convertirse en productora de “cine con perspectiva femenina”, como le gusta llamar a su anhelo.
Estos matices hacen que Emily se autodefina en cuatro palabras: “modelo, actriz, feminista y empresaria”. Su voz para movimientos como Black Lives Matter y Me Too han terminado de esculpirla como líder de opinión, algo que no toma a la ligera.
La complejidad
Más recientemente, el apartado político ha sido el centro de acción Ratajkowski.
Su apoyo a Bernie Sanders en las elecciones primarias del Partido Demócrata, por ejemplo, la colocó en la médula de una polémica. Muchos señalaron a la modelo pues, para algunos, al ser mujer debía dar su apoyo absoluto a Hillary Clinton. “Pensar en que debo apoyar a una mujer sin cuestionarme es ver solo una pequeña parte de la fotografía completa", reaccionó la modelo,
El 4 de octubre pasado, el tono político volvió a marcar sus días. Ratajkowski fue detenida por la policía estadounidense tras entrar forzosamente al Senado de los Estados Unidos.
Emily era parte de una concentración de 302 manifestantes que se opusieron a la ratificación del juez Brett Kavanaugh, el candidato de Donald Trump para el Tribunal Supremo de Estados Unidos.
Tras quedar en libertad Emily escribió en Instagram: “hoy fui arrestada por protestar contra el nombramiento de Brett Kavanaugh en el Tribunal Supremo. Él es un hombre que ha sido acusado por múltiples mujeres de agresión sexual. Los hombres que hacen daño a las mujeres ya no deben ser colocados en puestos de poder”, escribió. En la foto subida a la red social, Emily sostiene un cartel en el que se lee “respeta la existencia femenina o espera nuestra resistencia”.
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La vida mediática no la molesta, ni todo lo que pueda desatar su discurso. Su vida privada, eso sí, la mantiene en secreto. En febrero del 2018 se casó, con solo cuatro invitados, con el actor Sebastian Bear-McClard, un desconocido para el mundo de las estrellas. “Yo mantengo en privado las cosas que deben ser privadas; el resto no importa", ha dicho.
Lo que vale para Emily son los temas donde su voz puede accionar una conversación. Al igual que en los actuales concursos de belleza, donde no basta “desear la paz del mundo” como consigna política, Ratajkowsky marca pauta para el mundo y para sí misma.