En el 2001, un recurso de amparo por poco le impide a los costarricenses conocer a Beatriz Pinzón Solano y a su inseparable Cuartel de la Feas; a la antipática pero inolvidable Patricia –la peliteñida con seis semestres de Finanzas en la San Marino– y a los ejecutivos de Ecomoda.
Así como lo lee, la telenovela colombiana Yo soy Betty, la fea terminó acusada de discriminar a los feos en la Sala Constitucional.
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El 9 de mayo del 2001, el estudiante de psicología Alberto Cabezas Villalobos, presentó un recurso en contra de los directivos de canal 11, quien consideraba el programa como discriminatorio.
El recurso pedía que no se transmitiera “con la finalidad de no alterar la cultura, comportamiento, conducta de las personas a favor de una discriminación sin límites contra las personas feas”.
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La noticia fue seguida por Montserrat Solano, actual defensora de los habitantes, redactora en ese momento de La Nación .
Aunque los magistrados rechazaron de plano el recurso una semana después, el polvorín que provocó sobrepasó la fronteras del país, y gracias a ese recurso y su contenido fuimos noticia en todo el mundo. Solo basta una miradita en Google para ver lo que publicaron medios de comunicación de México y Argentina.
Eso sí, luego de ese primer encontronazo con nuestro país, el público tico cayó rendido ante los encantos de Betty, siendo uno de los programas más vistos en la historia del país.