Lottie es un perro sin raza definida de color beige y es peludo y robusto. Lottie es una belleza y a simple vista no se ve su problema.
Su dueño, Hugo Vega, detectó que algo no andaba bien con su mascota y lo llevó a consulta veterinaria general. Luego de exámenes determinaron que sufre de una disminución de espacios intervertebrales en la columna, por ello Vega acató las recomendaciones de los veterinarios y decidió llevarlo a un tratamiento más especializado, en su caso: terapia física.
“Cuando empezó a tener síntomas de dolor lo traje al hospital de especies menores (de la Universidad Nacional) porque sé que tienen mejor equipo y pueden darle un diagnóstico más profundo del que le puede dar un veterinario que por ejemplo no le puede tomar radiografías. A él le vieron la lesión y le recomendaron la terapia y yo estoy de acuerdo porque es para mejorarle la calidad de vida y que esté en el peso adecuado”, contó el dueño.
Mauricio Jiménez, director del Hospital de especies menores de la Universidad Nacional, agregó que en la actualidad la terapia física va muy de la mano con las especialidades de neurología y ortopedia, dependiendo del tipo de paciente. La premisa siempre es buscar calidad de vida para el animal.
Para que Lottie mejore su condición hay varios ejercicios que son muy beneficiosos: la hidroterapia (trabajo en piscina) y ejercicio controlado en casa que incluye caminatas, balance y equilibrio; son parte de lo que le ayudará, aunado a una dieta balanceada para que pierda peso. Hugo Vega atenderá mejor a su perro gracias a que podrá usar una aplicación en la que se especifica cada una de las rutinas que debe hacer para su mejoría.
Quien atendió a Lottie es la terapeuta física Andrea Perera, quien realizó cursos específicamente en la parte veterinaria.
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Los especialistas consultados para este reportaje coinciden en algo: los ticos se preocupan más por sus animales y por ello, la oferta de servicios especializados para tratarles sus dolencias incrementa.
En este país es posible aplicar plasma rico en plaquetas en la rodilla de un caballo para que mejore, así como también se ha hecho con deportistas de alto rendimiento. También se les pueden hacer fondos de ojo y ultrasonidos a los perros y gatos. Todo tratamiento adicional que se imagine, es posible. ¿Ortopedia, endoscopias, dermatología? Sí, también.
Mauricio Jiménez, director del Hospital de especies menores de la Universidad Nacional, está especializado en atención de emergencia y cuidado crítico (se formó en Holanda), ortopedia, laparascopia y artroscopia (estudió en Alemania) y también en atención de vida silvestre. Tiene 23 años de experiencia.
El también docente y catedrático contó que los veterinarios que poseen algún tipo de conocimientos en neurología, ortopedia, oftalmología, dermatología, cardiología, entre muchas otras áreas de la medicina, generalmente salen del país a cursar posgrados o pasantías.
“En la Universidad Nacional mucha gente que fue a hacer especializaciones afuera vinieron a formar a gente aquí. Hay especialidades que se tienen que salir del país porque no existen en Costa Rica, porque no eran tan demandantes como en medicina humana.
“El boom de especialidades empezó en varios países con fuerza, dado que las mascotas se convirtieron en parte de la familia. Al principio se veía el animal en contexto de que con inyección se curaba, que había medicina para todo. A través del tiempo se vio que el organismo de animales es similar al de los seres humanos y se requieren conocimientos específicos sobre cada área y sistema”, afirmó.
Por su experiencia, el doctor Jiménez cuenta con conocimientos en todas las áreas de atención de un animal. Sin embargo, reconoce que un veterinario, al igual que un médico general no pueden atender ni manejar todas las disciplinas.
“Yo estuve en Holanda, España, Alemania y había que aprender de todo. Luego nos fuimos dando cuenta de que la única forma de profundizar es por medio de especialidades”.
En la parte académica, el doctor Jiménez afirma que la Universidad Nacional está trabajando para abrir especialidades, pues los estudiantes trabajan todo lo relacionado a las diferentes áreas que se pueden ver afectadas en el organismo de los animales, sin embargo, no se profundiza demasiado, porque como mencionó antes, no es posible especializarse en todas las áreas.
La mayoría de animales que llegan al Hospital de Especies Menores son sometidos a pruebas de valoración (exámenes de sangre, radiografías, etcétera), como las que se le realizan a un ser humano para ver si hay males de fondo.
El costo de la especialidad y de los exámenes tiene rangos distintos de precio. En el caso de la terapia física va desde los ¢15.000 a los ¢20.000 por sesión.
Una consulta oftalmológica, con ultrasonido de ojo incluido en el Hospital de Especies Menores tiene un precio de ¢25.000, mas el valor puede subir porque en algunos casos se deben hacer glicemias por si el animal tiene diabetes que en ocasiones desencadena problemas en los ojos como cataratas; si hubiera un tumor también se pueden tomar muestras para biopsia y eso tiene un costo adicional.
La doctora Isabel Hagnauer, del Hospital de especies menores, ve la parte de oftalmología veterinaria. Ella no cuenta con una especialidad en esa área, sin embargo, la trabaja por experiencia y afinidad. El miércoles 5 de setiembre ella atendió a Lola, una perra sin raza definida a quien le querían descartar úlceras corneales y ver si tenía disminución en la producción de la lágrima. Para suerte de Lola, después de los exámenes se determinó que estaba bien.
“El examen tiene diferentes partes: hay que observarla a distancia para ver si tiene anormalidad en conformación de los ojos, de los párpados y después de eso vamos a ver con el oftalmoscopio (que es el mismo que usan en personas), para ver el fondo del ojo y otras estructuras. Hay cosas complementarias como una tinción para ver si hay úlceras, también se puede hacer ultrasonido para ver partes del ojo”, explicó Hagnauer.
Ortopedia, dermatología y atención a animales silvestres son las especialidades más visitadas en el Hospital de Especies Menores de la Universidad Nacional.
Aunque también acuden mucho a neurología. Ese fue el caso de Jira, una perra que tiene mucho dolor y por las posiciones en las que pone las patas fue evidente para el doctor Jiménez que lo que pasa con ella es un mal neurológico y no ortopédico.
Una de las pruebas que el veterinario le hizo al animal fue estriparle los deditos de la pata para ver si había sensibilidad, en el caso de ella el panorama estaba complicado. Luego de aplicarle una inyección contra el dolor, se le iban a revisar radiografías de control para ver cuál es la mejor forma de ayudarla.
Caballos con atención de primer mundo
Cuando un ser humano tiene problemas dentales y dificultades con la mordida es necesario el uso de ortodoncia; en el caso de los caballos, la solución es la misma.
El Hospital de Equinos de la Universidad Nacional tiene justamente un paciente al que hace unos días le colocaron frenillos. El animal tenía problemas para comer por su mordida. El tratamiento que usará por ocho semanas ayudará a retardar el crecimiento de los dientes.
En ese hospital, que da servicio privado pero que funciona en el marco estatal (en las instalaciones de la Universidad Nacional) ese es apenas uno de los servicios que se ofrecen. En el lugar hay un amplio quirófano en el que realizan cirugías a los equinos.
Hace unos días le corrigieron una malformación ósea a un potro de seis días gracias a una minuciosa intervención quirúrgica.
“Aquí atendemos problemas gastrointestinales que son una de las causas más comunes de muerte en equinos, atendimos al potro y le corregimos la deformidad. Hay fracturas en las que hay que sacrificar a los animales y otras con las que se pueden tratar y el caballo queda bien, no lisiado”, contó el doctor Roberto Estrada, especialista en cirugía y ortopedia equina.
Estrada es especialista en cirugía equina. Él realizó un doctorado en ortopedia y medicina regenerativa, además de un internado en el hospital de equinos en Berlín y una residencia en el colegio europeo de cirujanos veterinarios.
“En Alemania hice especialidad médica en cirugía y parte del entrenamiento es cirugía mínimamente invasiva, por ello ahora en el Hospital Equino se hacen artroscopias por medio de incisiones de medio centímetro yo meto por un lado una pinza y por otro el endoscopio, así se hace una visualización y puedo ver y trabajar dentro de la articulación, sacar fragmentos, meter cosas, ver que las articulaciones queden perfectamente alineadas. Este es un centro de referencia, entonces nos llegan los casos más complejos, pero en su mayoría los caballos se van bien”, dijo el especialista.
En ese hospital también trabajan medicina interna, imágenes médicas, claudicaciones (ortopedia) y avanzados procedimientos como aplicar plasma rico en plaquetas para mejorar lesiones en caballos.
A partir de la próxima semana se realizarán laparoscopias con el caballo de pie. Estos procedimientos funcionan para sacar ovarios con tumor u operan criptórquidos (que es cuando un testículo sube al abdomen). Con esta avanzada técnica a los animales se les hacen incisiones de pocos centímetros.
Los precios son tan variados como las especialidades. Un dueño que lleve a su caballo a consultar y hacer ultrasonido ortopédico puede pagar entre ¢75.000 y ¢100.000. En caso de que se deba realizar una intervención como la artroscopia o tratar una fractura compleja puede ascender a los $5000 (¢2.875.000 aproximadamente), con estadía.
Mucho más
Para animales menores hay más opciones. El Hospital veterinario La Vete, en Escazú, cuenta con las especialidades de cirugía, imágenes médicas, cardiología, dermatología, ortopedia, neurología, oftalmología, terapia física, oncología y hasta acupuntura (se usa en casos de animales con problemas neurológicos. A ellos se les hace acupuntura con electricidad porque ayuda a la conducción de impulsos nerviosos). En este centro también atienden especies silvestres.
Cada rama de estas son atendidas por un veterinario que se ha enfocado en las diferentes especialidades, en la mayoría de los casos han cursado posgrados y se han ido a entrenar al exterior. Sin embargo, no se les puede llamar especialistas porque para ellos es necesario realizar internado y residencia, tal cual como lo hacen los doctores de seres humanos, según narró el doctor de La Vete, Allan León, quien cuenta con un posgrado en cirugía.
La consulta general en La Vete tiene un costo de ¢18.000; sin embargo, una especialidad como oftalmología cuesta ¢45.000. Este hospital tiene horario de 24 horas para atender emergencias, en esos casos, el precio incrementa.
La clínica de la Escuela de Medicina y Cirugía veterinaria San Francisco de Asís de la Universidad Veritas también ofrece especialidades médicas para animales de compañía. Por el momento disponen de oftalmología, medicina interna y dermatología.
La consulta en medicina general o en cualquier especialidad tiene un valor de ¢14.000. Como la clínica está abierta las 24 horas tienen atención de emergencias (de 8 p. m. a 8 a. m.). En ese caso el costo de la atención es de ¢40.000.
Rodrigo Rosales, director de carrera de Medicina y Veterinaria relató que en esta universidad tienen un plan de estudios integral, mas no cuentan con grados que especialicen a sus alumnos, por ello, cuentan con convenios internacionales para que quienes se interesen en una disciplina específica puedan ir a prepararse al exterior.
Se consultó al Colegio de Médicos Veterinarios para conocer qué necesita un veterinario para tratar especialidades específicas, si hay una tabla de precios para cobrar esas atenciones y también solicitar recomendaciones para los dueños de mascotas a la hora de elegir un doctor, sin embargo, comunicaron que no pueden entregar la información solicitada porque “la Junta Directiva sesiona dos veces al mes y este tipo de respuestas se preparan y son revisadas por este órgano y de ser necesario se trasladan al Asesor Legal del Colegio”.