El economista, empresario, banquero y exvicepresidente de la República, Luis Liberman, evita plantear un escenario tremebundista pero es enfático en la urgencia de la aprobación de la propuesta de contención de gasto presentada por la ministra de Hacienda, Rocío Aguilar, y la aprobación de una reforma fiscal para evitarle una crisis económica al país.
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Antes de hablar sobre la situación actual, Liberman hizo un análisis de lo ocurrido durante la crisis de los años 80, cuyas causas y coyuntura se diferencian sustancialmente de lo que podría ocurrir ahora, casi 40 años después, aunque los resultados para el país serían los mismos: la paralización de la economía y el empobrecimiento, por decirlo en en pocas –y prudentes– palabras.
– La posibilidad de una crisis financiera que colapse al país es un tema que se vuelve cada vez más frecuente en medios, foros y entre la población. Nuestro referente es la crisis de los 80 ¿qué paralelismos y diferencias se pueden trazar entre aquella situación y la que podría darse en un futuro cercano? Hipotéticamente hablando...
– En realidad se trata de dos situaciones muy diferentes. El déficit fiscal en la época de Carazo llegó al 11% en su momento más crítico; este año ha llegado alrededor de un 7% y, si no hay una reforma fiscal sustantiva, el año entrante llegará a 8 %. En una parte hay alguna similitud y es que hay un hueco fiscal grande y el Gobierno está con problemas para financiarlo, pero ahí es donde se acaba la similitud. Hay que recordar que en el 80-81 el resto del sector público también tenía un déficit en sus finanzas, cosa que no pasa hoy, cuando muestra un superávit de alrededor del 1% del Producto Interno Bruto (PIB), o sea, existen excedentes que le permiten financiar en parte al gobierno central. Otras diferencias son que gran parte del financiamiento que se realizó en ese momento fue a través de deuda externa de corto plazo y de emisión monetaria. Entonces se le sumó al problema fiscal un problema monetario que terminó en una explosión cambiaria.
"Como indiqué anteriormente, en 1981 el gobierno financió parte del faltante de recursos en el exterior usando títulos que se llaman floating rate notes, o sea, pagarés de tasa flotante y de corto plazo y que por la magnitud del déficit el gobierno no tuvo cómo pagarlos, es decir entró en cesación de pagos internacionales.
“En este momento, gran parte de la deuda interna internacional son bonos de largo plazo los cuales empiezan a vencer, si no me equivoco en unos cuatro años, es decir, no tenemos ese problema inmediato. Además, en aquel momento teníamos una economía muy poco diversificada, dependíamos del café, el banano y algo de ganadería en las exportaciones, además de un poquillo de importaciones a Centroamérica. Era una economía muy cerrada, con pocos productos de exportación y por lo tanto muy vulnerable a los cambios en los precios de esos pocos productos de exportación”.
–Bueno, tras hojear los diarios de ese momento también queda claro que había un panorama internacional muy complicado, en temas de política, la Guerra Fría...
–Sí pero eso no era justificación para tener un desorden fiscal como el que se tuvo...
–Entonces ¿comparar aquella crisis con una eventual crisis en la actualidad, sería como comparar chanchos con galletas?
– No, no son chanchos con galletas, solo que serían crisis diferentes. Las condiciones de la economía ahora son muy diferentes, tenemos una una economía mucho más diversificada, cierto que volvemos a tener problemas en Nicaragua pero en este momento no ese país no está en guerra abierta, es que hace 40 años teníamos a los sandinistas en el Bramadero (Guanacaste), donde se venían a descansar de la guerra. Era otro mundo desde el punto de vista político, pero la raíz del problema no radicó ahí.
–¿Dónde radicó?
– Yo estuve presente, a mí no me lo contaron, yo estuve presente cuando el Presidente Carazo le dijo al Fondo Monetario Internacional: “Si no me dan más dólares, yo imprimo colones”. A pesar de que lo tratamos de convencer un grupo de profesores de la Universidad de Costa Rica (UCR) no hubo manera de que el señor entendiera que había que hacer un ajuste fiscal, y la razón que él daba, creo que la palabra que usaba eran “los detonadores”, en referencia a que como había una guerra en Nicaragua la gente se podía molestar, etc etc, pero la verdad es que todo eso se dio porque el gobierno se puso a gastar a mano suelta, él nunca estuvo de acuerdo en realizar un ajuste fiscal importante, diay, nosotros sabemos lo que pasa cuando no hay ajustes fiscales ante déficits de esa magnitud.
–Entonces, ¿qué pasaría aquí si el gobierno no logra el ajuste que lidera Rocío Aguilar?
– Yo no creo que el Banco Central permita que nos quedemos sin dólares, como pasó en aquel momento, que el Central no tenía un cinco, pero ni un cinco.
“La crisis se podría dar porque el Estado, si no hay una reforma fiscal, que no es solo lo que está en la Asamblea sino una serie de ajustes adicionales que ha propuesto doña Rocío, y si el gobierno no puede financiarse , algunas cosas no se pagarán y empezará un malestar social importante y un miedo de los inversionistas, entonces por ahí puede venir la cosa. A mí me preocupa adicionalmente qué pasaría con la inversión extranjera en Costa Rica si el país entra en una crisis de carácter financiera, no necesariamente de balanza de pagos”.
– Sé que es un tema muy volátil y que estamos partiendo de supuestos, pero, ¿cómo ve el panorama?
–Lo que está en este momento en la Asamblea Legislativa es insuficiente para poder estabilizar las finanzas públicas, todo es parte de un programa más grande que ha propuesto la señora Ministra de Hacienda. Habrá que ver si existe el apetito político para irlo cumpliendo, pero es el primer paso de un ajuste importante en las finanzas del Estado. El déficit está llegando a una magnitud en que está absorbiendo un porcentaje muy alto del ahorro nacional y que habrá un momento en que los inversionistas, públicos y privados, nacionales y extranjeros verían riesgos muy altos en la deuda del Gobierno y van a preferir abstenerse de comprar deuda adicional o renovar los vencimientos.
– ¿Usted cree que llegue a darse un escenario para una ‘tormenta perfecta’?
– Gracias al 208 Bis (artículo del reglamento legislativo para procedimientos especiales) va a haber algún tipo de ajuste. Entiendo que está por terminar el trabajo de la comisión con lo que el proyecto iría a primer debate en el Plenario. Si es aprobado por el Plenario se enviaría a la Sala IV para su revisión. Suponiendo que la Sala no encuentre defectos de fondo o forma se votaría en segundo debate a inicios de diciembre. Mi preocupación y pregunta es que pasa si la Sala Constitucional lo devuelve por errores.
– ¿Y qué podría pasar?
– Qué harán los diputados: deciden no continuar con el proceso como en el 2012 o volverían a arreglar los errores. La incertidumbre que esto causaría en el financiamiento del Gobierno y en la economía sería desastroso. Quién va a querer invertir en su negocio, en comprar una casa si no se sabe si vamos a una crisis seria.
– Y el tiempo apremiando...
– Si lo manda para atrás (la Sala Cuarta)... no me imagino cuánto sería lo que se podría demorar después de eso... Recuérdese que en plan de solidaridad tributaria que envió doña Laura (Chinchilla) a la Asamblea lo devolvieron por procedimiento, básicamente había que empezar de nuevo y los diputados tiraron la toalla. A diferencia de ese momento, hoy en día si tiran la toalla, el ajuste vendrá por otro lado.
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– Con todas esas variables, ¿sí se vislumbra eventualmente un escenario de crisis económica fuerte?
– Sí sí, sí se plante así y no llegamos a un acuerdo nacional sobre un ajuste más allá del que planteó el gobierno en la Asamblea, se trata de una serie de medidas que deben irse tomando a través del tiempo, que tienen que ver con empleo público, con salarios, transferencias pero , el primer paso era este, y si no podemos dar el primer paso sí me parece a mí que podría haber un problema serio.
–¿Qué tan serio?
– El gobierno tendría dificultades para pagar sus cuentas. Se daría un endeudamiento que no se podría pagar. Las tasas de interés tienen que subir para que el gobierno pueda captar más y más fondos; las familias costarricenses están muy endeudadas, eso va a tener un impacto en su capacidad de compra, en la capacidad de los bancos en seguir prestando dinero, tiene impacto sobre la inversión privada: si no se invierte no se crece, y causa desempleo y por ende más pobreza y esta es la bola de nieve que se nos puede hacer y que sería muy desagradable para el país; es lo que se está tratando de evitar.
"Recuérdese que en el 81/82 nos llevaron a un ajuste muy violento, pero hubo ayuda de EE.UU. Ahora eso no existe porque la Guerra Fría se acabó, no tenemos guerras en el vecindario. Entonces aquel ajuste se hizo con el acompañamiento de los Estados Unidos, ahora esa ayuda no existiría. La verdad es que es que todas esas cosas (consecuencias de una crisis financiera) se podrían dar, y uno esperaría que ya hayamos aprendido la lección de que los ajustes hay que hacerlos.
– ¿Se puede decir que una crisis financiera país en este momento sería mucho más grave que la de los 80?
– Se puede decir que serían diferentes. En aquella época casi no existía el endeudamiento personal ni hipotecario, costaba mucho que los bancos dieran préstamos para vivienda, el crédito para la compra de autos era mínimo, las tarjetas de crédito casi no existían.
"En cambio ahora estamos viviendo una época en que la transición de las tasas de interés a la población es muchísimo más rápida.
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"Ahora la clase media está endeudada hasta el cuello, cosa que no ocurría en ese momento. Yo diría que se daría una afectación general, mucho a la clase media pero en general una situación de crisis afectaría afectaría a todo el mundo.
“Esperemos que se logre entender que la medicina hay que tomársela en suficiente cantidad para que se le quite a uno la enfermedad. Porque cuando uno recuerda lo que pasó hace casi cuarenta años fue una situación verdaderamente horrorosa”.