Pocas personas reconocen a Estefanía Carvajal Poveda por su voz. De hecho, ella considera que uno de los aspectos más complicados de su trabajo es expresar continuamente lo que dicen otros y no necesariamente lo que ella piensa.
A Estefanía se le conoce por mover sus manos y codos y gesticular en la mayoría de las conferencias de prensa de Casa Presidencial, donde trabaja como la intérprete oficial de LESCO (Lenguaje de señas costarricenses) en la oficina más importante del país. Irónicamente, es una de las pocas dependencias que cuentan con una intérprete, aunque en todas se necesite.
Muchas personas asumen que ella no habla o no puede oír, pero, ¿cómo podría oír, entonces, lo que dicen en las conferencias de prensa para “traducirlo” por medio de señas? Su trabajo de intérprete viene de la mano de otro igual de importante: derribar mitos. Y la energía que Estefanía tiene para hacerlo sigue fuerte después de seis años de trabajo.
En el 2014 ella empezó a trabajar en la administración del presidente Luis Guillermo Solís Rivera y se ha mantenido durante el gobierno de Carlos Alvarado como la persona que comunica las ideas del gobierno a los sordos (porque sí, se puede decir sordo o persona sorda, nunca sordomudo o sordito, aclara Carvajal).
En medio de emergencias nacionales como la que se vive en este momento por el nuevo coronavirus, esta muchacha de 1.52 m, ojos verdes y un cabello que salta sin problemas del negro azabache al morado de fantasía se vuelve una figura regular en la mayoría de los hogares del país y cuando no participa de las conferencias no falta quien pregunte en redes sociales ‘¿dónde estará la muchacha de Lesco?’.
“A muchos intérpretes nos pasa que por los gestos que hacemos terminamos en memes, esto pasa en todo el mundo y yo lo veo como parte del trabajo”, señaló Estefanía en una videollamada, desde su casa en Curridabat.
“Sí creo que en este momento ocurre más y nos ven más porque los canales de televisión tienen la obligación de no cortar a la intérprete o simplemente reciben la transmisión de Sinart que ya trae el Lesco. En otras ocasiones, cuando van a Casa Presidencial para una conferencia simplemente cortan de la imagen a ‘la muchacha de Lesco’, nos invisibilizan y eso no debería pasar”, expresó Carvajal.
Estefanía es una persona amena y que habla con firmeza cuando se refiere a los derechos de las personas sordas. Ella es hija de padres sordos y esto la ha llevado a ver de cerca por 33 años la discriminación que tiene que sobrellevar esta comunidad en el país. Ella prefiere no hablar mucho de sí misma −insiste durante nuestra entrevista−, más bien busca darle voz a las necesidades que tienen los 70.000 sordos que viven en nuestro país.
Papás sordos, no silenciosos
Durante su infancia, Estefanía Carvajal debió hacer de intérprete para sus padres cientos de veces. Ella asegura que su lengua nativa es el Lesco, pues antes de hablar español aprendió a señar (hacer señas) cuando tenía 7 meses de nacida.
Esto fue a finales de los años 80, después de que sus padres regresaran al país tras estudiar en la Universidad Gallaudet en Estados Unidos, en Washington D.C., una institución en la que los profesores y hasta el rector son sordos. Por esa época ya existía una lengua de señas costarricense que una década antes había sido replanteada para parecerse más a la lengua de Estados Unidos.
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Estefanía habló español hasta que tenía un año y algunos meses, como lo contó en una charla de TEDx en Parque Viva, en el 2016. Ese día contó varias anécdotas de su casa y la normalidad de las familias con personas sordas.
“Cuando mi mamá se enoja ella nos regaña en estéreo: nos regaña en Lesco, nos regaña en español y a decibeles más altos que cualquier otra mamá”, contó en su charla. “Entonces es evidente que los sordos no son callados, que pueden hablar y que tienen una interacción perfectamente normal como cualquier otra persona”, explicó.
Estefanía es la hermana mayor de Melissa y Ricardo y juntos han respondido muchas veces la pregunta “¿cómo es ser hijo de papás sordos?”. Ella sabe que lo que realmente se pregunta la gente es “¿los podrán educar bien?”.
“Les puedo decir −por experiencia propia− que son más creativos y más responsables. Cuando yo era pequeñita no tenía solo que aprender a ir al baño y ya. Yo tenía que darme cuenta que tenía que ir al baño, antes tenía que correr al cuarto por un poco de peluches, iba al baño y cuando terminaba, empezaba a tirar los peluches esperando a que mami se diera cuenta para que llegara a ayudarme”, contó en su charla de TEDx.
Estefanía no tiene reparo en tumbar otros mitos de los sordos: claro que disfrutan la música y pueden bailar, tienen opiniones como cualquier otra persona y generalmente son más directos que las personas que hablan. Ella es prueba viva de que hay una cultura sorda con hábitos y costumbres que son propios de su comunidad.
“En la casa de las personas sordas, por ejemplo, la mayoría de las luces siempre están encendidas, porque son personas muy visuales y requieren ver bien para comunicarse. Algo que me pasa mucho y que noté cuando empecé a salir más con personas oyentes es que los sordos se echan un bocado de comida antes de hablar, porque usan señas, algo que obviamente no se puede hacer cuando uno está tratando de comunicarse con la voz, pero que para mí ya es costumbre”, contó a la Revista Dominical.
Criarse con papás que no oyen hizo que durante su crecimiento Estefanía no se percatara, por ejemplo, de que no debía arrastrar una silla por el ruido que hacía o que había que evitar hacer sonidos cuando se comía.
“Durante mi infancia y adolescencia no me di cuenta de que cuando uno come hace ruido y que había que tener cuidado con eso para no ser maleducado. Ha sido en mi vida adulta cuando supe que era irrespetuoso o inadecuado, como hijo de sordos es algo a lo que nunca le pusiste atención”, agregó.
Experiencia
Como hermana mayor, fue lógico que la vida como intérprete encontrara a Estefanía, quien debía ayudar a la hora de hacer mandados, llamadas telefónicas y para que sus padres activistas tuvieran una intérprete con quienes discutían.
“Me desempeñé por muchos años como de forma empírica, pero decidí detenerme a los 12 años para darle espacio a los primeros intérpretes que se habían formado. Luego a los 18 entré a la Universidad de Costa Rica, como a los dos años abrieron el programa de formación de intérpretes y me metí para profesionalizar y mejorar lo que yo hacía”, contó.
Ahí aprendió algunos de los estándares mundiales para ser intérprete, medidas como tener el pelo amarrado o utilizar ropa de colores lisos para que las señas pudieran ser bien vistas.
Durante la campaña para las elecciones del 2014 fue cuando surgió la posibilidad de tener un intérprete oficial del gobierno por primera vez. Ella y varias personas de la comunidad sorda hicieron manifestaciones afuera de canales de televisión para exigir que hubiese interpretación de Lesco en los debates políticos, esto mientras Estefanía ya había sido contratada por la campaña de Luis Guillermo Solís.
“Unas personas sordas fueron a ver a don Luis Guillermo y a él le dio mucha pena que no tuvieran un intérprete y prometió que siempre tendría una persona trabajando en eso. Buscaron varias opciones para hacer ese trabajo y entre esas estaba yo. Cuando él ganó las elecciones fue que me ofrecieron estar a tiempo completo en el gobierno”, contó Carvajal.
Así, ella fue la primera intérprete oficial de un gobierno costarricense y continuó su trabajo a partir del 2018. Le comento que es pionera, pues no había existido tal figura antes de que ella llegara pero, como siempre, prefiere quitar la atención de ella misma y hablar de lo que se puede aprender de esto.
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“Creo que siempre había soñado eso con mis papás, que hubiese un intérprete junto al presidente todo el tiempo y claro que lo celebramos. Ha sido un paso muy importante para la visibilización de la comunidad sorda, porque no siempre se les toma en cuenta y creo que es necesario que se normalice esto”, expresó.
La maratonista
Ser intérprete ha llevado a Estefanía a distintos lugares del país en donde se ha sentado a hablar con los lugareños para preguntarles “¿cómo dirían ustedes esto?”, “¿cómo tratarían un tema delicado?”. Las consultas se extienden cuando hay que hablar de ciencia o explicar un hecho político.
“Algo complicado es que mi trabajo es interpretar y no hay espacio para opinar. Yo tengo que traducir lo que dice una persona sin cambiar el mensaje, interpreto con exactitud, esté de acuerdo o no con lo que se está afirmando”, enfatizó Carvajal.
Otra de las partes complicadas del trabajo es el precio que debe llevar por usar manos, brazos, hombros y hasta piernas −para estar de pie− haciendo su trabajo. Durante los seis años que ha laborado junto al presidente de turno ha tenido largas jornadas que la han llevado hasta su límite.
“He padecido algunas lesiones físicas por interpretar. Durante la presidencia anterior se me hizo codo de tenista, una epicondilitis y tuve que estar en reposo unas semanas”, confesó la intérprete.
Aparte del codo de tenista, Estefanía tiene una contractura que perennemente le afecta el cuello y el hombro, ha sufrido tendinitis y otras lesiones. Estas distintas llamadas de atención se las tomó muy en serio y se comprometió con hábitos que mejoraran su salud.
“Antes de una sesión de interpretación fuerte, una en la que trabaje más de una hora seguida, tengo que dormir bien y comer bien para tener claridad y energía. Siempre hay que calentar los músculos e hidratarse. Suena exagerado decirlo así, pero si voy a estar de pie más de una hora el descanso hace toda la diferencia”, indicó Carvajal.
La carga laboral que supone una emergencia como la del coronavirus crece cada día y no solo se trata de conferencias de prensa. Durante esta época de distanciamiento social, su trabajo ha consistido en ir a “la oficina” para las conferencias de prensa diarias y volver a la casa para grabar otras interpretaciones, sean de Casa Presidencial o de algún ministerio que no tenga intérprete (es decir, la mayoría de ellos).
Además de mensajes institucionales Estefanía ha participado en obras de teatro y en algunos conciertos (de niña interpretarle canciones a su mamá era de sus actividades favoritas).
“Llevé cursos de artes dramáticas y creo que eso me ayudó mucho en lo que hago. He tenido la oportunidad de interpretar en varias obras de teatro y en conciertos. Eso requiere que yo lea los libretos y estudie los personajes igual que cualquier otro actor, porque a final de cuentas estoy interpretando lo que se dice y tengo que darle la intención correcta”, afirmó Carvajal.
Incansable
El currículo de Estefanía aún no se acaba. Cuando no trabaja con el Gobierno, colabora con la comunidad sorda por medio de su propia organización, HOPAS, que significa Hijos Oyentes de Padres Sordos (siglas que acuñó su padre). Hopas se ha encargado de darles herramientas a padres oyentes que tienen hijos sordos, por ejemplo.
Ahora quiere conformar la Fundación ÉGAL, que significa igual en francés, con la idea buscar procurar un “desarrollo integral de la comunidad sorda”. Con su fundación, Estefanía pretende seguir incidiendo en la política.
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En sus redes sociales se ha posicionado como una activista en pro de los derechos de la comunidad sorda. Una de sus últimas publicaciones es un video con el hashtag #yoNOenseñoLESCO, en el que hizo un llamado a que sean las personas sordas las que enseñen esta lengua y no las personas oyentes, de modo que se generen opciones laborales para las personas sordas e intercambios productivos entre ambas comunidades.
En Instagram también ha clamado porque las películas costarricenses tengan subtítulos en español para que las puedan disfrutar las personas sordas.
“Siempre les escribo a todas las películas nacionales pidiéndoles subtítulos para la comunidad sorda y esta es la primera vez que atienden y entienden la importancia de mi solicitud. ¡Gracias a La Media Docena!”, publicó en enero del 2019, tras el anuncio de algunas funciones subtituladas de Maikol Yordan 2.
Quizá las invitaciones a ser parte de obras de teatro o conciertos no son tan comunes, pero su conexión con las artes es constante, pues su segunda carrera es artes gráficas y le apasionan la pintura y la ilustración.
Cuando no está pensando en alguna de todas esas cosas seguro está cuidando a sus perritas Kira y Kamizama o bien, pasando tiempo con sus papás o su novio.
Estefanía tiene claro que si no trabajara en el gobierno estaría exigiéndole a esa misma oficina en la que hoy labora.
“Ahora que existe interpretación de Lesco en el Gobierno ha sido una gran oportunidad para que la población se familiarice con eso, pero este tema no es nuevo ni se puso de moda porque hace seis años se pelearon por eso”, afirmó.
Su perspectiva del pasado le hace pedir, con toda la firmeza que la caracteriza, un mejor futuro. “Esto ha sido una lucha constante, pero al ser una población minoritaria, ha costado mucho que la población en general se familiarice. Si no existiera (intérprete) en este momento probablemente estaríamos haciendo las mismas marchas y protestas que hemos hecho en ocasiones anteriores, y videos de protesta y tratando de levantar el movimiento”, finalizó Carvajal.