Celeste esperó nueve días para ser rescatada. Un carro la atropelló y la dejó con sus caderas y una pata destrozadas. Es “una luchadora” y todos sus allegados lo saben, primero por el tiempo que aguardó por ayuda y, segundo, porque se recuperó y hoy, mientras corre con las tres patitas que le pudieron rescatar, parece que ya olvidó el dolor y abandono que vivió.
Celeste vive feliz. Por ahora, está en un hogar temporal, donde luego de recuperarse por completo, espera ser adoptada. Así como esta canina adulta mayor, hay muchas criaturas que luego de recuperarse, gracias a los cuidados de la asociación Fuerza Animalia, aún no encuentran hogar por su discapacidad.
Fuerza Animalia es una asociación rescatistas de animales. Desde 2017 empezaron y desde entonces han rescatado a más de 500 perros, muchos de ellos víctimas de maltrato o sobrevivientes de algún atropello.
La asociación y la marca de cervezas Bavaria (que tiene más de tres años de tener la plataforma social Dog Celebration y que ha ayudado a cientos de animales) se unieron para crear la campaña Dejate adoptar, que promueve la adopción responsable, principalmente de perros que sufrieron accidentes o cuentan con readaptaciones físicas. Maś adelante, sabrá cómo poder ayudar.
María Jesús Mesalles, una de las fundadoras de Fuerza Animalía explica por qué se inclinan a ayudar a animales con alguna condición.
“Tratamos de rescatar perros con discapacidades porque son los que menos ayuda reciben.
Rescatamos de todo. Pero nos agrada enfocarnos en perros con discapacidad. Usualmente los atropellados. Ellos son los que menos ayuda reciben por muchas razones: por la parte económica, pues son demasiado caros; ademas, hay que hacer operaciones ortopédicas, los exámenes que se les hacen son caros, luego de cirugía, vienen las sesiones de fisioterapia. No bajan de tres meses recuperándose. Si es de fractura de columna duran hasta seis meses”, explica María Jesús, de 31 años.
Perder alguna extremidad, quedar en silla de ruedas o con problemas de esfínteres (necesitan ayuda para hacer sus necesidades) son las tres principales secuelas con las que quedan los perros rescatados que antes fueron víctima de algún accidente.
Aun con su condición, Mesalles, quien ha dedicado buena parte de su tiempo a rescatar animales por más de ocho años, dice que muchas de estas criaturas pueden ser autosuficientes y tener calidad de vida. En el caso de los que quedan usando silla de ruedas y tienen problema de control de esfínteres, requieren contar con la ayuda de un ser humano siempre.
“Quienes los adopten tienen que ser personas con flexibilidad de trabajo o que sean amo o ama de casa. También, conlleva gastos. Los perros con discapacidad probablemente van a necesitar pañales, vendajes y cremas porque el pañal les afecta la piel. No es solo estar encima, es parte económica de cómo mantenerlo”, dice con franqueza.
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Salvar a una criatura de estas puede costar más de ₡1 millón entre cirugías e internamiento. A ello hay que sumarle el costo semanal de las sesiones de fisioterapia que pueden llegar a ₡124.000. Gracias a donaciones, la asociación corre con estos gastos. Cuando los perritos logran sobrevivir y terminan su recuperación, están listos para ser adoptados. Quienes los quieran, solamente deben de dar una cuota simbólica de ₡15.000.
“Esto lo cubrimos. No damos un perro en adopción hasta que no esté dado de alta. Aunque hay excepciones donde alguien llega y decide ayudar con los gastos”.
Habrá quienes se cuestionen por qué no eutanasiar a los canes en lugar de invertir tanto dinero en su recuperación. María Jesús Mesalles dice que el cuestionamiento es válido, sin embargo, ella explica que vale la pena salvar estas juguetonas y agradecidas vidas.
“Cuando el perrito llega se le hacen exámenes y se ve qué tan mal está. Claramente cuando hay fractura que no es compatible con la vida lo más humano es brindar eutanasia. Si hay opción (de que vivan), no somos quienes para quitarle la oportunidad al animal. Se valoran muchas cosas.
“Somos super antieutanasia si se puede. Tampoco es hacerlos sufrir. Llegan unos a los que el atropello los fracturó terrible y no podemos hacer nada por ellos. La tasa de mortalidad es super baja. Hemos rescatado más de 540 perros y de ellos se han muerto quizá unos 30 o 35. Sabemos que un perro con fractura de columna es lo más complejo (de tratar y de dar en adopción) pero gracias a Dios salen personas a las que les gusta ayudar y tener perritos asi”, explicó.
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Segunda oportunidad que cambia vidas
Cooper es un perrito que nació siendo especial. Venía con malformaciones en sus cuatro patas. Él llegó a la asociación luego de que una persona informara que en Guapilés “había un perrito con las patitas malas”. Hoy tiene tres meses y medio y ya una de sus extremidades fue amputada.
Este cachorro, que a pesar de su condición continúa jugueteando, se recupera de una operación en una de sus patas delanteras. Apenas esté listo, podrá ser adoptado.
María Jesús lo describe como un perrito muy especial. La persona o familia que lo adopte adquiere además la responsabilidad de llevarlo continuamente a citas de ortopedia y fisioterapia para así garantizar que él viva bien.
“Los perritos rescatados y discapacitados son demasiado especiales, demasiado agradecidos. Hay gente que hasta se identifica con ellos. Entonces como son perros especiales hay personas especiales para ellos. Claramente hay que rebuscar porque no es perro normal. Creemos que donde hay vida hay esperanza”, agrega María José.
La rescatista asegura que estos animales no perciben cuando les falta una pata o sufren algún cambio físico. Ellos se adaptan rápidamente a su nueva normalidad.
“Son resilientes. No son como los humanos que se ponen a pensar en lo que les pasa. Ellos simplemente no se deprimen. No piensan en lo que les pasa”, agrega.
María Jesús habla con propiedad porque ella adoptó a una perra con discapacidad. La tiene desde hace cinco años. Su nombre es Gretta y llegó desde Cartago.
En aquel momento, al ver su discapacidad tras un atropello, pensó que quién la iba a querer adoptar. La llevó temporalmente a su casa, Gretta se volvió dependiente y se quedó. Ahora María José es ama de ocho perros.
La rescatista ha presenciado grandes evoluciones en distintos canes rescatados. Algunos han llegado con una fractura de columna tan severa que solamente cuentan con un 20% de posibilidades de caminar. Algunos quedan en silla de ruedas como Luka, a quien sus dueños abnadonaron; pero otros, como Hope y Casper, demuestran que con cuidados y amor todo es posible.
“Hope, pasa jugando. Se sube a todos los muebles. Es como si no le hubiera pasado nada.
Casper vino de Guanacaste con una fractura de columna y perdió una pata. Ahora camina de tres patas. Es otro de los titanes”, detalló.
Así como Celeste y Cooper, Luka y Casper también están en adopción. El grupo de candidatos es de poco más de 20 y además de los perritos discapacitados, hay otros rescatados a quienes puede conocer en el Facebook de Fuerza Animalia.
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Aún sin adoptar, se puede ayudar
Además de perritos discapacitados en adopción como Celeste, Cooper, Luka y Casper, en Fuerza Animalía tienen otros peludos de distintas colores, tamaños, edades y personalidades.
“Hay que dejarse adoptar. Él te adopta y te cambia la vida y vos a él”, dice María José.
A diferencia de años anteriores, en los que Bavaria ha promovido el voluntariado para ayudar animales, este año, por el contexto actual de la pandemia, lo hace a través de la virtualidad mediante tres diferentes maneras: promoviendo la adopción, donando y siendo casa cuna.
“La situación actual ha afectado la cantidad de donaciones, por lo que la Asociación busca cómo financiar los tratamientos de rehabilitación y medicamentos poniendo a disposición sus cuentas bancarias. También se puede colaborar siendo casa cuna: los perritos buscan un hogar temporal y compañía mientras encuentran un hogar definitivo, podés formar parte del proceso escribiendo en el Facebook de la asociación”, indicó la marca de cervezas.
En las imágenes adjuntas pueden ver los requisitos para adoptar o ayudar siendo casa cuna.
Y usted, ¿se enamoró de alguno de estos especiales Firulai’s?