Dino Real es tico pero si se muestra con sus diseños puestos en medio San José lo ven como que no fuera de aquí... ni de allá, sino de un lugar inimaginable. No vino al mundo bajo ese nombre pero lo siente más suyo que el que le dieron al nacer. Tampoco creció rodeado de disfraces y extravagancia mas hoy el brillo no falta en ninguna pieza de su guardarropa, casi todo creado por él.
Su casa viste de la misma manera, un lenguaje que no toma lo monocromático como una respuesta, de las paredes cuelgan pelucas y máscaras de animales pintadas a mano, piezas escultóricas repletas de escarcha y gigantes acrílicos abstractos. Al fondo el taller que ve pasar los días de Dino entre tijeras, pinturas y máquinas de coser.
Dino se graduó de la escuela de bellas artes en el Instituto de Arte en Maryland donde se especializó en grabado y experimentó con pintura contemporánea, textiles, escultura y la teoría del performance.
Su obsesión por la libre expresión y transformación por medio de la vestimenta lo llevó a probar suerte en la costa de Louisiana. En Nueva Orleans el carnaval es sinónimo de pausar el tiempo y volcar las reglas mundanas. En un carnaval el actor no juega un rol, el rol interpreta al actor. "Cuando uno se disfraza se revuelca lo mundano, lo ordinario se da vuelta cuando uno se explora como persona o como figura alternativa, disfrazarse es una especie de ceremonia y ritual de unión, yo busco facilitar ese descubrimiento para que otros encuentren la magia detrás del simple acto de cambiarse la ropa".
Luego de pasar años en el nido del Mardi Gras, Dino regresa a su país de origen siendo un extraño que pasea sus casi dos metros de estatura con tacones de lentejuelas y coronas de quince centímetros. Al despertar él interpreta como qué o quién se siente y lo manifiesta por un disfraz para ir de fiesta o a la pulpería en la mañana.
Trae consigo la idea de tropicalizar su proyecto Cofradía Real, mismo que llevó por un pasacalles en el pasado FIA. Cofradía Real es la fusión de procesiones mágicas y ceremonias con elementos fantasiosos con el propósito de traer seres galácticos de luz y arquetipos estelares por medio del disfraz.
Si vivir del arte es todo un reto, vivir de confeccionar disfraces en Costa Rica lo es aún más. Pero Dino va más allá de vestimentas estrambóticas: lo suyo es crear una plataforma de celebración, una comunidad de expresión y creatividad. Él considera que este país tiene sed por lo nuevo y busca despertar poco a poco tolerancia entre compatriotas, porque para él es necesario vivir tal y como en un carnaval.