Quizá haya que replantearse el valor de un selfie o de ser popular en redes sociales.
La última tendencia de Instagram en Europa es tomarse fotografías al frente de lagos de color turquesa, para luego acompañar la imagen con una frase prestada de un libro inspirador y esperar que capte las miradas y “likes” de seguidores y envidiosos. Sin embargo esto puede salir bastante caro, sobre todo si la fotografía se toma frente al lago color turquesa del Monte Neme.
Este sitio, ubicado en Galicia, España, en realidad es una cantera abandonada conectada a una mina de wolframio (tungsteno), un elemento químico de muchos usos, entre ellos la elaboración de armamentos. De hecho, el bonito tono del agua es causado por la contaminación química de la mina, que fue explotada durante la Segunda Guerra Mundial. Así trascendió por medio de la agencia de noticias española Público.
La curiosidad por las aguas turquesas ha llevado a varios instagrammers a acercarse a la zona para fotografiarse; los más osados llegan incluso a zambullirse. Sin embargo, lo que podría quedar en anécdota esconde un riesgo considerable para la salud de los incautos, dada la alta contaminación del agua con elementos como el aluminio.
“Más de uno ha tenido que ser hospitalizado por daños en la piel y el sistema digestivo después de tragar sus aguas turquesa”, informa Público.
Una persona “influyente” llamada Uxia le dijo a Público que aunque la erupción que sufrió en Monte Neme era desagradable, “la imagen valió la pena”. Otra usuaria anónima de Instagram dijo que estaba “muy molesta” por sufrir vómitos y una erupción en la piel después de nadar en Monte Neme, ya que el grupo con el que viajaba no se dio cuenta de que las aguas “muy bonitas” eran dañinas.
Manuel Ferreiro, médico del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, advirtió a la agencia EFE que las personas que se bañan durante un período de tiempo corto en estas aguas probablemente pueden presentar “problemas oculares o irritativos, irritación de las mucosas oculares e irritaciones cutáneas”. Pero un baño más largo o la ingesta del agua de Monte Neme puede tener otras consecuencias “fundamentalmente trastornos digestivos, vómitos y posteriormente diarrea”, advierte.
Esto ocurre algunos meses después de que una historia similar surgiera en Rusia, como reporta DIY Photograhy. Varios locales y turistas que visitaban Siberia se estaban metiendo y capturando fotos en las “Maldivas” de Novosibirisk: un fotogénico lago artificial creado como depósito de las cenizas de una fábrica. Al igual que en Monte Neme, los componentes del agua como las sales de calcio y los óxidos de metal crean el color característico. Su contacto con la piel genera reacciones alérgicas.