“Vivo en una zona de guerra todos los días. Hay una guerra contra las mujeres. Es real. Puede ser muy desagradable”.
La voz de Gloria Allred suena de fondo mientras ella se alista en su casa. Joyas de oro, un traje rosado, maquillaje impecable, peinado perfecto.
“Las mujeres dependen de que yo sea fuerte, de que sea valiente y de que reivindique y proteja sus derechos. Y el poder solo entiende al poder”.
Allred, de 76 años, es fácilmente la abogada en ejercicio más famosa de Estados Unidos y ella lo tiene claro. Asumió con firmeza ese personaje y por ello las críticas le han llovido insistentemente.
Más de 40 años en el ojo público la han convertido en el ícono que es hoy: la pesadilla de los predadores sexuales… la abogada feminista que golpeó la mesa por los derechos de las mujeres y de las minorías antes de que existiera micrófono para tocar estos temas.
“Ella ha alcanzado ese renombre menos a través de litigios, aunque ha hecho mucho de eso, y más por una combinación de abogacía legal de alto perfil y relaciones públicas”, escribió The New Yorker. “La mención de Allred a otro abogado litigante a menudo provoca una discreta pausa, luego una ceja ligeramente levantada, seguida de algo así como: ‘Gloria es realmente, muy buena en lo que hace’”.
Y en efecto, lo es.
Desde que decenas de mujeres acusaron a la exestrella de la televisión, Bill Cosby, y más recientemente, al productor de cine Harvey Winstein de abuso y acoso sexual, Allred se posicionó como una figura omnipresente en la denuncia en escándalos de este tipo.
El documental titulado Seeing Allred (Viendo a Allred, estrenado en Netflix el 9 de febrero) hace un recorrido por la carrera de la abogada, defensora implacable de la igualdad de género e incansable amparadora de las víctimas de acoso y abuso sexual.
La cinta busca conocer más a la mujer, que nació en Filadelfia en julio de 1941 y que logró posteriormente colarse por décadas en el centro de las más grandes y polarizantes noticias de Estados Unidos.
La abogada representó a la heredera secuestrada Patty Hearst, a la familia de un niño que acusó a Michael Jackson de agresión sexual y a los familiares de Nicole Brown Simpson en su juicio contra O. J. Simpson.
También defendió a una mujer que acusó al presidente Donald Trump de haberla besado a la fuerza, a una de las mujeres que acusó al republicano Roy Moore por abusos sexuales a menores y a decenas de mujeres que denunciaron a Bill Cosby y Harvey Weinstein.
El compromiso de perseguir la justicia a toda cosa la han hecho un imán de críticas. Su cruzada, sin embargo, no comenzó recientemente, ni con los casos más sonados.
La abogada incómoda
Allred nació en una familia judía y de clase trabajadora en Filadelfia. La única hija del matrimonio estudió en la Universidad de Pensilvania, donde conoció a su primer esposo, Payton Bray. Con él tuvo a su única hija, Lisa, también abogada.
Cuando entró a la Universidad de Pensilvania era terreno masculino: 93% eran hombres, el resto mujeres.
Comenzó a dar clases en la secundaria Benjamin Franklin, una escuela de hombres, casi todos afroamericanos. También iba a la Universidad de Nueva York por su maestría en enseñanza del inglés. Más tarde, en Los Ángeles, se sumergería en el mundo del derecho, del cual no saldría nunca.
“En la Universidad de Pensilvania, hice mi tesis sobre novelistas afroamericanos”, cuenta Allred en su documental. “Luego, en la Universidad de Nueva York un profesor dijo: ‘Ahora hablas sobre derechos civiles para afroamericanos. ¿Y tus propios derechos’. Le dije: ‘¿De qué hablas?’. Me contestó: ‘De los derechos de la mujer’. Le dije: ‘¿Cuáles derechos no tienen las mujeres?’. Él me contestó: ‘Ya lo descubrirás’”.
El tiempo avanzó y la espina de disconformidad comenzó a punzar más fuerte. Allred fue encontrando su camino y haciendo valer su voz.
Era 1977 cuando la joven abogada de Los Ángeles se presentó en un programa de televisión. Cuando la presentadora le consultó por el rol tradicional de la ama de casa, Allred mostró una probada de lo que vendría a continuación: un activismo directo y sin miedo: “Creo que (las mujeres) tenemos un útero y un cerebro, y ambos funcionan. Creo que es muy insultante para las mujeres”.
El lado oscuro de la fama
Mientras Allred fue encontrando atención y acercando los micrófonos a sus luchas, las críticas personales llegaron sin reparo.
Sus conferencias de prensa se convirtieron en un arma de doble filo: por un lado logró atraer atención pública, pero por el otro, comenzó a generar acusaciones de búsqueda de atención propia.
“Ella habló sobre acoso sexual cuando nadie quería hablar de eso”, comenta en el documental Laurie Levenson, profesora en la Escuela de Derecho de Loyola (Los Ángeles). “Siguió presionando y luchando y ahora más personas estaban hablando sobre eso. Pero relacionaban a Gloria con la presión y la lucha. La gente decía: ‘es gritona, tiene mucho ego, debe adorar la cámara’. Entonces yo hago una pausa y digo: ‘¿No conoces ningún hombre así?’”.
“Tanto Gloria como yo nacimos en una era prefeminista”, agregó Gloria Steinem, periodista feminista y activista. “Probablemente ambas nos revelábamos en secreto con la esperanza de que nadie lo notara. En la New York Magazine, hombres me decían: ‘Usted escribe como hombre’, y yo respondía: ‘Gracias’. Mucha gente tenía miedo de que se le llamara feminista. Creían que de alguna manera era una mala palabra. Yo no tenía temor porque creo que es bueno ser feminista”.
Los casos grandes comenzaron a llegar y el cuero de su piel se hizo cada vez más grueso.
“Los que se burlan de su ego (su despacho está decorado de fotos y de portadas de revistas con su imagen, de trofeos, etc…) o afirman que adora el dinero le hacen alzar los hombros y afirmar: ‘cuando me atacan personalmente, es que no tienen otro argumento válido’”, publicó la revista Eme.
Lucha personal
En su cinta, Allred deja claro un tema. Su lucha por las mujeres viene de lo más profundo de sí misma.
“Siempre es personal para mí. Si una mujer es víctima de una injusticia y ha sido herida, siempre es personal. Mi compromiso con las mujeres viene de mi propia experiencia de vida”, comentó la abogada.
El drama que sacudió su vida lo vivió ella en carne propia. A los 25 años, estando de vacaciones en México, Allred fue violada.
“Conocí un doctor. Me invitó a salir esa noche. Dije que sí. Cuando lo conocí dijo: ‘primero tengo que pasar al hospital a chequear a mis pacientes’. Dije que estaba bien y fui con él. Luego dijo, ‘ahora tenemos que ir a otro lado. Tenemos que revisar a unos pacientes que no están ya en el hospital’”, narró.
“Así que fui con él. Abrimos la puerta y no había nadie. Sacó una pistola y me violó. Estaba completamente impactada. A la fecha ni siquiera puedo pensar en ello. Fue absolutamente impactante, completamente inesperado y aún no puedo entender por qué haría algo así. No pensé en ir a la policía. Pensé: ‘¿quién va a creerme más a mí que a un médico?’ No quería hablar con nadie al respecto’”.
“¿Eso es lo peor que le ha pasado?”, le pregunta la directora de la cinta.
Hace una pausa, piensa su respuesta. “No. Después de descubrir que estaba embarazada a causa de la violación, tuve que practicarme un aborto. Esto fue antes de Roe vs. Wade (caso en el que se despenalizó el aborto inducido en el país). Literalmente había abortos clandestinos. Casi muero”, cuenta Allred. “Tenía una fiebre de unos 41 grados, algo muy alto, y tenía una hemorragia. Fui al hospital y me cubrieron con hielo. Eso fue lo peor. Eso y que una enfermera me dijera: ‘esto te enseñará una lección’”.
Luchar contra la injusticia se convirtió a partir de ese momento en un trabajo sin descanso. Asegura que no es un sacrificio, sino un compromiso que asumió hace muchos años.
El inicio
A Allred se le responsabiliza haber sido una de las principales figuras que cimentó las bases de masivos movimientos globales como #MeToo (#YoTambién) y Time’s Up, que se popularizaron en la industria de Hollywood.
Será recordada como una de las mujeres que incomodó buscando igualdad, y a la cual le complace estar todavía aquí para ver el despertar.
“Es un periodo apasionante porque vemos mujeres que ya no tienen miedo, que levantan la voz, que tratan de saber cuáles son sus derechos y de reivindicarlos”, le dijo a la AFP. “Ya nunca volverá a ser igual para las mujeres, por lo menos en Estados Unidos”.
En la cinta, Allred se hizo presente en la Marcha de la Mujer, en enero del 2017, la cual movilizó cerca de cinco millones de personas en Estados Unidos para hablar de temas como la igualdad para la mujer, derecho a la salud, derechos de la comunidad LGTBI y otros.
“Durante cuatro años estarás muy deprimida, Gloria. Estarás muy deprimida, ¿o no?”, le dijo en la cara, enojado, uno de los seguidores de Donald Trump que protestaron contra la manifestación ese mismo día. “Estarás dando panegíricos porque todos tus amigos gays se suicidarán. Eres una mala perdedora. El gran juzgado de Dios te enviará al infierno, Gloria”.
“Antes que nada, gracias por ejecutar tu libertad de expresión, la cual ambos valoramos”, le contestó Gloria, sin inmutarse y acostumbrada a los ataques de frente”. “Aunque no estemos de acuerdo, quiero que sepas que importas”.
“¿Qué Dios conoces permite el matrimonio homosexual, Gloria?”, remató el hombre.
“¿Te puedo decir algo? El Dios que conozco nos respeta a todos”, le contestó ella.
Con el mismo traje rosado con el que inició la cinta, Gloria ve por la ventana. Con su voz serena cierra el tributo cinematográfico diciendo una frase que resume su vida entera. “La lucha acaba de comenzar”.