
En una curul independiente, Gloria Navas transita una etapa que, tres años atrás, pocos habrían previsto. Se ha convertido en una de las voces más contundentes de oposición hacia el presidente Rodrigo Chaves y puede argumentar sobre la crisis de inseguridad que sigue desatendida en el país, incluso en el plenario.
Desde su despacho adornado con calendarios, flores y un cúmulo de libros y anotaciones propias de una abogada penalista con más de cinco décadas de trayectoria, Revista Dominical conversó con la legisladora de 77 años sobre la expansión del narcotráfico en las calles costarricenses, así como su pasado polémico que aún la persigue y etiqueta de “narcoabuela”.
– ¿Cómo se siente, en términos personales, y cómo está de salud?
– Estoy bastante bien de salud. He sido una persona muy afortunada, después de las enfermedades delicadas que tuve en el pasado. Cuando entré a la Asamblea tenía un problema en la columna, y con la intensidad de trabajo me fui enfermando al punto que tenía que andar con silla de ruedas. Después de eso tuve una úlcera que se me perforó y me llevaron de emergencia, casi me muero. Me operaron de la columna y ya me habían operado del cuello, de las cervicales.
“Me siento muy bien, Dios es bueno. Creo que ser adulto mayor tiene su gran sabiduría, y es que ya se han pasado por muchas experiencias personalísimas, ajenas al ejercicio profesional, que permiten una madurez a nivel emocional, espiritual.
“En la Asamblea he tenido la oportunidad de participar en comisiones, en el plenario, y eso me llena de mucho gozo. Creo que también sirve de ejemplo para que haya cuidado al adulto mayor. Todavía tenemos facultades y podemos contribuir”.

– ¿Qué le da la fuerza para seguir adelante con su trabajo legislativo, a pesar del agotamiento?
– El esfuerzo es bastante grande, porque estamos tramitando leyes y discusiones que ya están vinculadas a una posición política de los diferentes partidos. Todos quieren ser funcionarios públicos, mantenerse en otros cargos, ser presidentes o vicepresidentes de la República, mover sus partidos para obtener representaciones, etcétera.
“Eso es una de las cosas que no sé si es una desventaja o es un privilegio. Como soy abogada, tengo esta edad y no tengo intenciones de ser presidente, me preocupa la formulación de leyes que se vayan a promulgar aquí en la Asamblea, pero estoy contenta. Hay mucho trabajo y creo que hay oportunidades de hacer buenas leyes para las situaciones tan difíciles que tiene el país”.
– En su último año en el Congreso, ¿cuáles son los temas más importantes que pretende impulsar?
– Una ley pendiente es la de legitimación de capitales, para perseguirlos de una manera más eficaz a lo que ya establece la Ley de Crimen Organizado en el artículo 20. Estamos tratando de pasar lo que se llama una medida cautelar provisionalísima, que es para capturar rápidamente los fondos ante la gestión del Ministerio Público en la vía contenciosa administrativa. Quitarle el capital al crimen organizado es fundamental.
“Otro tema que tenemos en camino es la ley de ejecución de la pena, que se ha venido tramitando en otras legislaturas. El sistema de justicia criminal tiene tres etapas básicas: la primera es la prevención, la segunda es la sanción y la tercera es cuando la persona va a la cárcel. Ahí hay diferentes módulos donde tienen que ubicarse, pero sin una ley, se ha manejado a través de circulares de la Dirección General de Adaptación Social.
“Por eso es que se criticaba lo de las ‘golondrinas’, porque las cárceles no dan abasto para mantener a la gente. Si están con sobrepoblación o casi llegando a un punto de exceso, que es el hacinamiento, nos jalan el aire las organizaciones internacionales, se violentan derechos humanos y entonces la Dirección ‘suelta’ a muchos cuando no han cumplido suficiente pena o no están en capacidad de salir en libertad.
“Hay otros proyectos pendientes que van a reformar penas. Yo lo digo con toda sinceridad; el aumentar penas, si usted hace una evaluación sin hacer mucha estadística, no ha servido para detener la violencia. Eso está estudiado desde hace 50 años para acá. La prevención es donde tenemos que enfocarnos y ahí es donde estamos fallando, porque está a cargo del Poder Ejecutivo, y este no ha fijado buenas políticas de prevención.
“La criminalidad se resuelve con políticas de prevención, más educación, más cultura (...). Un montón de esos jóvenes que estamos viendo, que entre ellos se matan, que los matan o son parte de las organizaciones criminales, los adultos les pagan dándoles droga. ¿Y por qué consumen droga? Porque no han tenido oportunidades de trabajo. Son muchas las causas y solo con leyes no vamos a lograr parar los crímenes“.
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– De estos proyectos, ¿cuál considera que es más urgente?
– El de ejecución de la pena y el de capitales emergentes. En este momento está pendiente uno de prisión preventiva, que ya está listo, pero tiene muchas objeciones de la Corte Suprema de Justicia porque las reformas incluyen términos que son inadecuados o que más bien complican la aplicación de la prisión preventiva.
“Sobre esto se dice que ‘a todo el mundo lo sueltan’. No, no es así. Por ejemplo, con el caso del funcionario del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) en Limón, por la forma en que se consuma el delito, no había testigos suficientes que dijeran ‘esto pasó de esta manera’. Al joven que capturaron, por temas de examen de sangre en una motocicleta, se determinó que no participó. Entonces, ¿cómo lo van a mantener en prisión preventiva? ¿Acaso que a todo el mundo tienen que meterlo a la cárcel?
“La sociedad piensa que no se hace nada, pero sí se hace. Hay que respetar la normativa y el debido proceso porque estamos en un sistema democrático de pesos y contrapesos. Hay que explicar los casos en particular”.
– Debido a la creciente y constante ola de violencia en Costa Rica, ¿usted considera que no ha sido posible avanzar en el tema de seguridad en la Asamblea? ¿Hay algo que los está frenando para avanzar en esta asignatura?
– No, qué va, el exceso de leyes lo que hace es entorpecer el asunto. El problema esencial está en la prevención y luego en la ejecución, porque no hay espacios suficientes ni un tratamiento ordenado. De ahí la importancia de la ley de ejecución de la pena.
“Esa historia de que la ley penal no protege la víctima es una semerenda mentira. Si usted toma la primera etapa del Código Penal, ahí se describen las conductas que se van a sancionar. El sistema que tenemos es bueno”.
– El país está viviendo una tensión entre los tres poderes, especialmente por el discurso orquestado desde el Ejecutivo. ¿Cree que hay un riesgo real de que la independencia de poderes se vea comprometida? De ser así, ¿cómo se debe actuar para evitarlo?
– Nosotros tenemos una institucionalidad muy eficaz. Eso se desprende de la misma pretensión que tuvo esa convocatoria (contra el Fiscal General Carlo Díaz), porque a la gente que entrevistaban no sabían por qué estaban ahí. El discurso del presidente fue un discurso de odio, trató al Poder Judicial de ratas. Ese mensaje es populista y lesivo.
“Por eso tengo este libro a mano (Cómo mueren las democracias de Daniel Ziblatt y Steven Levitsky). Como se manipulan las democracias es un fenómeno que tenemos en Latinoamérica. Las personas electas llegan por un medio democrático a través de una votación, pero una vez que están en el poder no quieren salir. Ejemplos: Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Nayib Bukele y lo que quiere ser nuestro presidente. Él quiere que desaparezca el Poder Judicial y desaparezca la Asamblea Legislativa.
“¿Y cómo quiere que desaparezca? Dice ‘yo quiero llegar con más de 38 diputados para cambiar la constitución’. Las constituciones se cambian cuando hay un golpe de Estado. La pretensión de este gobierno es deshacer la división de poderes, pero por más que este señor pretenda un desastre para tener el poder, su discurso de todos los miércoles va dirigido a una crítica destructiva y a torcer la voluntad de la población. Él dice que todo está muy bien, pero esa no es la realidad. La canasta básica está cada vez más cara, la gasolina sube.
“A mí me dicen ‘la narcoabuela, vaya métase al sarcófago, roca’. Si yo no tuviera una autoestima elevada y firme, estaría llorando y ya hubiera renunciado. Lo que pasa es que yo estoy acostumbrada a pelear por la democracia. Esa ha sido mi formación desde pequeña, desde mis padres, en la escuela y en el colegio.
“A pesar del esfuerzo que está haciendo este gobierno para desarmar y desbaratar nuestra democracia, creo que no lo van a lograr. Nosotros estamos aquí para pelear hasta que salgamos y afuera en lo que Dios mande. Confío en la inteligencia del costarricense. Nuestro pueblo es sencillo, pero no tonto“.
“Estoy acostumbrada a pelear por la democracia. Esa ha sido mi formación desde pequeña”.

– Mucho se habla de defender la institucionalidad, pero la ciudadanía a menudo no entiende claramente qué implica este concepto. ¿Cree que este discurso es efectivo o se debería buscar otra estrategia para conectar mejor con la gente?
– Ese tema tiene contenido, por supuesto. Sin el contenido no avanzamos. Echarnos el discurso con una buena palabrería es totalmente insuficiente y a veces hasta lesivo porque suena engañoso.
“En la Asamblea Legislativa, y lo digo con todo respeto, también se pierde mucho tiempo. Muchos discursos vacíos, una gran discusión que no lleva a ningún lado. Si uno hace un esfuerzo por decir alguna cosa correcta, eso es positivo, pero vea las consecuencias. Yo he tratado de defender las libertades y explicarle a la población, pero cuando intervengo me dicen que estoy promoviendo la criminalidad.
“Es importante que los padres de familia eduquen a sus hijos. Estudiar la Biblia es fundamental, pero también enseñarles cuáles son sus derechos y obligaciones como ciudadanos. Con la bondad de Dios las personas pueden aprender, pero hay que introducir otros temas a la par de la fe, como hacer concursos de debates sobre qué es la democracia. Hay que escucharlos, entender por qué piensan de esa manera, por qué no dan importancia a un asunto y a otros sí”.
“La pretensión de este gobierno es deshacer la división de poderes, pero creo que Costa Rica es privilegiado porque tenemos un sistema muy fuerte”.
– Uno de los temas de su carrera política que ha vuelto al debate público es el narcotráfico. ¿Cree que el haber participado en casos como el de Ricardo Alem o el de los “Hijos del diablo” la convirtieron en un blanco para críticas?
– Esa es la mayor ignorancia, y perdone la expresión, es una gran estupidez de la gente por hacer el mal. De los ‘Hijos del Diablo’ yo era fiscal de juicio, no era defensora. Más bien era acusadora. Fue en la época en que se creó La Reforma como cárcel, porque existía solo la Penitenciaría Central.
“La delincuencia se declara en sentencia, no cuando está haciéndose la defensa. Si me llegaban a decir ‘necesito un defensor’, yo no iba a decir ‘no, a ese no lo defendemos porque es un violador’. ¿Cómo va a ser violador si no lo han sentenciado?’ Eso es una mentira vil, de maldad, y una gran ignorancia.
“El caso de Ricardo Alem fue hace 37 años. Fue importantísimo porque estuvo involucrada propaganda del Partido Liberación Nacional (PLN), no porque estaba metido en narcotráfico, sino porque Ricardo había sido encargado de la publicidad en una convención y en elección presidencial. Aprovechando el puesto que le dieron, comenzó a mover plata a través de la valija diplomática.
“Ese fue el primer caso de lavado de dinero que se trató en este país. A mí me hablaron para ver si yo podía llevar ese caso y obvio, ¿acaso que yo sabía que era culpable? Para eso había que ir a sentenciarlo. Acepté el cargo porque era un reto.
“Yo no lo terminé, renuncié porque no me dejaban ejercer la defensa. Presenté un habeas corpus en el año 1989, cuando se acababa de formar la Sala Constitucional, y aunque le dieron curso seguían limitándome la defensa, entonces me salí.
"El hecho de hacer una defensa no me convierte a mí en la delincuente. Eso es un discurso y un ataque hueco. A mí no me afecta, yo sé quién soy. No me agrada, pero esa es la calidad de gente que está moviendo este gobierno. Mentirosos, malcriados".
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– ¿Estos comentarios la inclinan a arrepentirse de haber participado en estos casos u otros de sus primeros años en la política?
– ¿Cómo me voy a arrepentir, si fue hace 37 años? ¿Y la experiencia profesional de dónde la obtengo? Litigando, asesorando bancos, asesorando universidades. Tengo 53 años de ejercicio profesional, imagínese la cantidad de casos que pude haber llevado. Siempre fui una buena abogada, fui juez, tengo una carrera muy larga.
– En aquel entonces, ¿pensó alguna vez que el narcotráfico tomaría tanta preponderancia en la agenda nacional como lo tiene hoy?
– Era previsible. Cuando fui fiscal del Ministerio Público, el tráfico de drogas era más que todo interno en Costa Rica, no era un tema geopolítico tan extenso como lo es ahora, pero ya se vislumbrara. Nosotros lo que tratábamos eran casos relacionados con marihuana, pero luego se comenzó a meter la cocaína.
“Ya existía la DEA (Administración de Control de Drogas) en Costa Rica y se hablaba del tema de prevención. Ahí fue cuando se crearon policías de fronteras y se tomaron algunas medidas, pero no se veía venir esta avalancha tan tremenda”.
“El hecho de hacer una defensa no me convierte a mí en la delincuente. Eso es un discurso y un ataque hueco. Estoy cumpliendo con el debido proceso”

– Usted llegó a la Asamblea con Nueva República. ¿Qué la convenció en aquel entonces que este era el partido idóneo?
– A mí me invitaron. Yo venía del PLN de muchos años, pero cuando prácticamente nos dejaron solos en dos oportunidades, muchos quedamos en el limbo. Nos gustaba participar en política y ayudar profesionalmente, porque éramos abogados o politólogos, entonces se nos llamó para ver si queríamos colaborar con don Fabricio Alvarado. Él me invitó a participar como diputada, lo consulté con la familia y finalmente acepté. Era un partido nuevo”.
– Hace casi un año que usted se separó de la fracción. ¿Cómo se siente hoy de esta decisión?
– Fue una buena decisión, porque la independencia me ha permitido ser más activa y proactiva en cuanto a las leyes. Mi especialidad es el tema penal, el tema de seguridad, y ahí me he sentido mucho más libre. Creo que ha sido positivo.
– Hasta el momento, seis mujeres se han separado de sus fracciones. ¿Considera que han enfrentado actitudes machistas? Y en su caso, cuando le pidieron la renuncia del PNR, ¿percibió algo en esa línea?
– Las mujeres tenemos igual capacidad para participar en política. A mí no me gusta utilizar la palabra machismo, pero sí hay violencia política. Por ejemplo, a mí el que me ataca mañana, tarde y noche es el presidente de la República, pero yo soy una mujer fuerte, preparada.
“Aquí hay muchos caballeros que respetan mucho, pero hay otros que no. Y la mujer tampoco es muy sumisa. Como tenemos libertad para expresarnos y somos profesionales, decimos: ‘No me parece esto, me gustaría un proyecto en esta línea’. A muchos varones no les gusta eso.
“Creo que las que nos hemos salido de las fracciones, son justificadas, y estamos tratando de unirnos nosotras para hacer un trabajo coordinado, de mantener a la población informada, y utilizar los últimos meses de una manera positiva en favor del país” (Tras esta entrevista se anunció que cuatro de las diputadas disidentes actuarían como bloque).
– Mirando hacia el futuro, ¿continuará en política después de su paso por el Congreso? ¿Qué tipo de proyectos le gustaría liderar o qué causas le gustaría defender?
– No me parece que tenga un plan a ese nivel, tengo otros. En un momento teníamos un grupo, Proyecto Manantial, que por el trabajo aquí se nos ha limitado mucho, y es de consejería a las mujeres. Dirigirlas, ayudarles a librarse de complejos, temas emocionales, sufrimientos.
“Yo tengo un hijo que falleció en un accidente de tránsito. Siempre me hace mucha falta, derramo lágrimas, pero al tener fe y confiar en el poder de Dios se encuentra paz, tranquilidad. Se puede compartir cómo se lleva un dolor sin volverse loco, dando consejos y compartiendo con otras personas que están pasando recientemente por esas pruebas. Es algo que me satisface mucho y es a lo que me gustaría dedicarme.
“Escribir un par de libros sobre las anécdotas de los procesos y ahí seguro voy a contar esos casos (de Ricardo Alem y los ‘Hijos del diablo’). También un libro que tiene el título de Pasaporte a la Eternidad porque yo tenía planeado un viaje a Europa con mi hijo y no pudo ser.
“Ya tengo suficientes años y posiblemente voy a estar conectada de alguna manera con los medios de información, con la política, porque siempre me ha gustado”.
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