Nathalie Daoust se tensa un poco mientras habla de su viaje a Pionyang. No obstante, es evidente que no la angustia lo que pudo ver o lo que logró fotografiar durante esos esos días.
En su lugar, se preocupa por el mundo que sobrevive suspendido entre las fronteras de la República Popular Democrática de Corea: fantástico, melancólico, lleno de historias que rayaban en delirios y que, presionados por sus propios guías, debían aceptar como ciertas.
“La gente está muy resguardada. No saben nada salvo lo que les han dicho, que no es mucho” contó la fotógrafa de 39 años desde Berlín, Alemania.
“Les han dicho que Estados Unidos y el mundo occidental son malos, sucios y tienen mala moral. La gran mayoría del tiempo no nos querían hablar y si nos hablaban tenían que reportárselo a la policía. Si veían que nos hablaban y no lo reportaban después, aún si solo fuera un ‘hola, ¿cómo estás?’ se metían en problemas”, detalló. “Así que si vas a hablarle a alguien es un proceso largo que involucra que ellos pierdan la mitad de su día explicando por qué te hablaron. Aparte de la gente que nos acompañaba en el trayecto nadie nos quería hablar”.
La política de silencio es tangible incluso a la distancia: esta semana, las noticias internacionales reportaron el primer misil norcoreano que aterrizó en aguas japonesas. Al cierre de esta edición, las agencias aún no publicaban la versión de Pionyang sobre el misil engendrado en su tierra.
Tras repetidas amenazas de un ataque nuclear, Estados Unidos ha estado pendiente del avance militar norcoreano. El misil solamente inflamó la incertidumbre de qué encierra ese país asiático.
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Aún siendo una potencia, la única forma de comprender a un país blindado política y culturalmente ante el mundo exterior es conviviendo con él una temporada.
Un juego de reglas
Sin embargo, ante la curiosidad de sus huéspedes, Corea del Norte ha tomado sus propias precauciones. Los turistas reciben reglas e itinerarios inflexibles. Los guías locales no trabajan solo como sus chaperones sino como vigilantes.
“No te permiten visitar otra cosa que no sean tours . La única forma de entrar a Corea del Norte es así, no puedes entrar de otra forma a menos que seas de la agencia Associated Press (AP)”, detalló Daoust.
Hasta este año, AP era la única organización occidental de noticias con sede en Corea del Norte. Agence France-Presse (AFP) abrió su oficina en enero.
Fuera de corresponsales especiales –que deben recibir la autorización del gobierno norcoreano y que son supeditados a guías e itinerarios tan estrictos como los que reciben a los turistas–, las publicaciones de ambas agencias son las que alimentan el flujo de noticias de medios internacionales.
La libertad de prensa de los periodistas que reportean en Corea del Norte ha sido abiertamente cuestionada fuera del país.
En el 2014, el sitio de NKNews.org publicó el acuerdo que suscribió AP con la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA, por sus siglas en inglés), quien administra de forma oficial las comunicaciones del gobierno.
En el documento, KCNA pide control sobre parte del personal de fotoperiodistas y se nombra responsable por “todos los procedimientos dentro de la República Popular Democrática de Corea para la apertura y operación de las oficinas”.
“Corea del Norte es muy estricto, hablé con uno de los empleados de AP y aún para ellos el ejercicio está muy restringido”, asegura Daoust. “El gobierno les revisa y aprueba lo que fotografían, nada es realmente auténtico. La AP no puede fotografiar lo que quiere, porque no tienen esa libertad de prensa”.
Por más que el gobierno y la milicia norcoreana las contengan, las historias se escapan entre las grietas.
Este año, tras el regreso de una gira de cobertura, el semanario The New Yorker narraba en La prensa occidental se rebela en Corea del Norte cómo es imposible que los periodistas extranjeros no intervengan con preguntas incómodas, inclusive en los momentos más agradables del organizado viaje.
“Los periodistas fueron recibidos, como lo habría recomendado Kim Jong-il, a suntuosas comidas. A diferencia de norcoreanos ordinarios, tenían acceso gratuito a Internet pero no tenían casi acceso a las actividades que se suponía que tenían que estar cubriendo”, detalla el artículo.
“Su idea con esos viajes es mostrar que tan bueno es Corea del Norte pero al hacer eso nos están enseñando qué tan malo es”, replica Daoust sobre su propia experiencia. “Nos querían enseñar cómo educan a los niños y qué tan increíbles son. Veíamos a niños de 5 años tocando el violín de forma increíble frente a grupos de turistas que ingresaban y salían. Lo que quiere decir es que esos niños son como animales entre cada show ”.
Viñetas frágiles
El viaje de Daoust se atuvo a las reglas norcoreanas. La única falta fue imperceptible: con un mecanismo de obturador oculto, tuvo el privilegio de tomar fotografías fuera de las permitidas.
En algún momento le registraron la cámara pero al ser de rollo analógico no obtuvieron evidencia alguna que pudieran borrar.
“Si hubiera escapado de mi grupo y me hubiera ido a tomarle fotos a los campos de concentración, eso habría sido arriesgado y estúpido. Creo que lo que hice fue dentro de los límites de lo seguro: fui cuidadosa. En ese momento, a nadie lo estaban arrestando, solo deportando”, explicó.
“Uno de los momentos más surrealistas fue ir a jugar a los bolos con los norcoreanos. ¿Es raro, verdad?”, se pregunta la fotógrafa. “ Fuimos a un parque de diversiones de los años 60 y, no estoy segura, pero parecía que había llegado de otro país y lo estaban reutilizando. Había un montón de militares en montañas rusas, fue muy extraño. Ahí no pudimos tomar fotos del todo”.
En otro tour , los guías llevaron al grupo de Daoust a uno de los hospitales “más tecnológicamente avanzados” del país.
“Nos trajeron un bebé de seis meses y nos dijeron que era un recién nacido; nos dijeron que desde hace más de 50 años no nace un niño con discapacidad en Corea… No podía decir nada sobre eso porque te dicen que no puedes discutir con ellos, tienes que asentir y estar de acuerdo con todo lo que dicen. Estaba asombrada de las cosas que decían y tenía que aceptarlas aunque no fueran verdad”, lamentó.
El resto de viñetas no son más coherentes. Los norcoreanos despliegan sus mejores galas frente a los occidentales, hacen de todo con tal del que su estadía en el país sea realmente inolvidable.
Daoust visitó la Exposición Internacional de la Amistad, un museo que alberga más de 100.000 regalos que recibieron los otrora líderes del país: Kim Il-sung y su hijo Kim Jong-il (quien falleció a finales del 2011).
“Es como gracioso”, consiente Daoust.
“Casi nada de lo que nos dijeron era verdad. Iban de una historia a la otra y aunque no nos dijeron que los cerdos volaban, llegaron a un punto en el que teníamos que estar de acuerdo con absolutamente todo lo que decían. Fue impresionante ver el punto en el que creían que les creíamos, que éramos estúpidos o incluso ver lo que ellos mismos creían”.
Las fotografías de Daoust son pruebas de los pequeños resquicios que quedan entre las excesivas restricciones norcoreanas. Después de obtener los negativos, el proceso de revelado de las fotografías del viaje incluyó técnicas para añejar las imágenes finales.
“La razón por la que envejecí las fotos es porque en Corea del Norte viajé en el tiempo. Fue el primer sentimiento que tuve cuando aterricé”, aseguró la fotógrafa durante la entrevista. “Viajamos en un avión que era demasiado viejo para volar y todos estaban usando ropa de la década de los setenta, había una sensación muy vintage … Toda la información que nos dieron estaba perdida. Quise encontrar una forma de representar eso en mi fotografía porque todo lo que nos decían estaba perdida entre capas, entre líneas”, detalló.
En los últimos años, el descabellado Corea del Norte se ha convertido en un chiste. El mismo Kim Jong-un es para Occidente una caricatura de sí mismo: uniformado, regordete y con un corte de pelo feo para los estándares extranjeros.
En la controversial película de Sony Pictures Entertainment The Interview (2014), el FBI aprovecha la debilidad de Kim Jong-un por impresionar a Occidente para que un presentador de tele se encargue de liquidar al líder de Corea del Norte.
La película es un punto álgido de las tensiones entre Estados Unidos y el país comunista. La posterior cobertura de una serie de ataques cibernéticos que le propinó Corea a Sony Pictures ahora se recuerda como una acción ilegal y malintencionada pero, sobre todo, como un ataque ridículo.
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“Me sorprende que ningún gobierno ha intentado llegar a detener lo que ocurre. Pienso que a la gente le parece gracioso porque las historias de ahí parecen imposibles. Suena como un lugar irreal pero son cosas que están pasando. No estoy segura de hasta que punto la gente comprende lo que sucede o hasta que punto tienen miedo de hablar ”, reflexionó la fotógrafa.
Fuera de lo que visitantes como Daoust comparten de sus viajes, el resto de las imágenes de Corea del Norte son difusas. Viven y mueren en un país aprisionado dentro de su propio mundo.
Una historia de tensión militar
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitió en marzo una resolución en la que establecieron una revisión obligatoria del cargamento comercial que ingresara o saliera de Corea del Norte para verificar que no contuviera materiales que pudieran usarse para su programa de armamento.
En abril, el gobierno comunista declaró a Estados Unidos que detendría las pruebas atómicas si la potencia detenía sus ejercicios militares en Corea del Sur. La respuesta del gobierno de Barack Obama fue negativa y el presidente aseguró en conferencia de prensa que continuarían estrechando lazos tanto con Corea del Sur como con Japón.”Lo hemos dicho consistenmente: si Corea del Norte se muestra serio sobre la desnuclearización de la península coreana, solo entonces estaremos preparados para tomar parte en negociaciones serias sobre reducir las tensiones y nuestro acercamiento a la protección de la región”, aseguró Obama entonces.
En mayo, Estados Unidos y Corea del Norte acordaron implementar un sistema anti misiles conjunto para defender la península de la potencial amenaza.
El 3 de agosto del 2016, Corea del Norte lanzó un misil balístico –un arma con trayectoria predefinida– que cayó en el mar de Japón. Otro misil explotó durante el lanzamiento.
El gobierno japonés y Estados Unidos pidieron a la ONU sostener una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad para discutir las prácticas militares del país asiático.
El primer ministro japonés llamó al misil norcoreano “un acto imperdonable de violencia”.