La boxeadora argelina Imane Khelif clasificó a los Juegos Olímpicos de París 2024 enfocada en competir al máximo nivel en el deporte que practica desde los 16 años. Fuera del ring, ha estado injustamente contra las cuerdas, recibiendo golpes que no puede esquivar.
El odio y la desinformación han sido sus rivales más terribles en estas olimpiadas, sin que exista un árbitro que los penalice por dar golpes tan bajos. Un bulo totalmente infundado ha provocado que Khelif reciba ataques de todos los sectores: desde usuarios de internet hasta medios de comunicación, pasando por la escritora J. K. Rowling, quien no desperdicia una oportunidad para emitir sus comentarios transfóbicos.
Según estas aseveraciones, la pugilista de Argelia es una mujer trans y por ende, no debería competir contra mujeres cis (cuyo sexo al nacer e identidad de género coinciden). No obstante, no existe ninguna prueba que avale este criterio esparcido mundialmente sin ninguna rigurosidad.
“Mi hija es una niña. Fue criada como niña. Es una niña fuerte. La crié para que fuera trabajadora y valiente. Tiene una fuerte voluntad para trabajar y entrenar”, tuvo que salir a aclarar Omar Khelif, padre de Imane, en entrevista a Sky News.
Kassaman, l’hymne national algérien chanté par Imane Khelif après avoir reçu sa médaille d’or 🥇 🇩🇿🇩🇿pic.twitter.com/qQ4EVRZLJy
— Union Algérienne ☪︎ (@UnionAlgerienne) August 9, 2024
Y es que, para echarle más leña al fuego de la desinformación, durante su primer pelea en París 2024 por el peso wélter femenino, su rival tuvo una reacción que abrió la puerta para atizar los ataques injustificados.
En una situación más que atípica dentro del boxeo, la italiana Angela Carini decidió tirar la toalla apenas a los 46 segundos del combate con la argelina. Al revisar el video, se aprecia que Khelif impactó apenas entre 6 y 8 golpes, de los cuales solo dos fueron claros.
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La deportista de Italia no sufrió un corte en su cara, alguna caída o lesión que justificara su retirada en una disciplina que practica todos los días. Sin embargo, aseguró que nunca había sido golpeada tan fuerte.
Es justo y necesario decir que Carini no rompió ninguna regla al tirar la toalla, ni lanzó ningún ataque a su rival. Tampoco es, en lo absoluto, responsable del acoso que vive Khelif. De hecho, recientemente pidió disculpas y dijo que de toparse nuevamente con la argelina “la abrazaría”.
No obstante, Alejandra “La Locomotora” Oliveras, exboxeadora profesional argentina, se refirió al polémico enfrentamiento y se fue con todo contra Carini. De acuerdo con Oliveras, poseedora del récord Guinness como la única mujer en consagrarse campeona en 4 divisiones diferentes, ninguno de los golpes tenía una fuerza considerable.
“Es una cagona. ¿Cuál otra palabra le voy a dar? Si sos boxeadora y no te aguantás una piña (golpe) dedicate a tocar el piano, hacé otra cosa, cantá, escribí; pero el boxeo son piñas, eso es lo que vale”, comentó sobre la italiana, el pasado 2 de agosto, en el programa +Verdad.
Además, La Locomotora recordó que su colega de Argelia acumula 9 derrotas en su carrera; todas, desde luego, contra otras mujeres.
Por otra parte, es peculiar que siempre han sido atletas provenientes de África quienes sufren este tipo de cuestionamientos. Ya le pasó a Caster Semenya, velocista sudafricana dos veces campeona olímpica, que afronta hasta procesos legales por aparentemente tener niveles de testosterona más altos que el resto de competidores.
Pero bueno, también se ha catalogado al nadador Michael Phelps como un “súperhumano”, por acumular mucho menos lactato que el resto de personas y tener unas proporciones corporales perfectas para la natación. Quizá si sus competidores hubieran sabido que se podía alegar como injusticia los dotes que la naturaleza le dio a Phelps, este no sería el deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos.
Todo este injusto episodio evidencia la certeza del refrán “la ignorancia es atrevida”. Basta con hacer una búsqueda rápida para darse cuenta de que en Argelia la comunidad LGTBIQ+ sufre de constante persecución y que el cambio de género es penalizado por ley, por lo que pensar que ese país enviaría a una persona trans a competir en boxeo es descabellado.
Más allá de la violencia que recibe la boxeadora africana, existe un mensaje, si se quiere, aún más grave y peligroso: este revuelo es promovido por sectores que buscan posicionar (con lamentable éxito) absurdas ideas de odio.
A pesar de las injusticias, los golpes dentro y fuera del ring no han logrado vencer a Khelif. La púgil que toda su vida ha lidiado con bullying por su apariencia física y comenzó su carrera en un pueblo pobre de su país, fue nombrada embajadora Unicef el pasado mes de marzo.
“Empecé sin nada y ahora lo tengo todo. Me siento profundamente honrada de ser embajadora de Unicef. Mi mensaje a los jóvenes es que persigan sus sueños. No dejen que los obstáculos se interpongan en su camino. Mi sueño es ganar una medalla de oro. Quiero inspirar especialmente a las niñas y los niños desfavorecidos de Argelia”, afirmó tras su nombramiento.
Para coronar, como del cielo cayó un resultado que es justicia divina para la boxeadora y una patada de mula para sus detractores: Imane Khelif ganó el oro olímpico al vencer este 9 de agosto a su contrincante Yang Liu, de China.
Durante todo el combate el público coreó su nombre; como un reconocimiento al gran boxeo demostrado por la mujer que se impuso al odio injustificado y hoy, merecidamente, es la campeona olímpica de su categoría.