Este reportaje contiene spoilers.
“No sé cómo detener la ansiedad. Quizá eso es lo que pasa cuando creces: sientes menos alegría...”.
Esta es quizá una de las frases más fuertes que Alegría pronuncia en Intensamente 2, la nueva película animada de Disney y Pixar en cartelera. Desde el estreno del largometraje, esas líneas del personaje se has replicado con frecuencia en redes sociales e invitado a meditar a quienes ya vieron el filme.
Riley, aquella niña feliz que aparecía en Intensamente (2015), ha crecido. Ahora tiene 13 años y con el inicio de la pubertad pasó a ser dominada por Ansiedad, una “emoción” que llegó a la mente de la adolescente al mismo tiempo que Envidia, Vergüenza y Aburrimiento, dejando en un segundo plano a las ya conocidas Alegría, Tristeza, Furia, Desagrado y Temor.
La nueva película de Pixar fue uno de los estrenos más esperados de Disney para este 2024 y con apenas un par de semanas en cartelera ya se encamina a romper récords en taquilla. Ha sido aclamada por la crítica y también por muchos fans, quienes en sus redes sociales han dedicado largos posts para aplaudir la historia y reconocer que se sienten identificados con la trama.
Para la psicóloga Ingrid Arias, Intensamente 2 retrata muchas situaciones y retos de la cotidianidad, de allí que las personas sienten cercana a la película.
“Justamente, la película plasma cómo me siento cuando hay algo que sobrepasa mi capacidad para resolver y eso lo vemos en Riley, quien tiene que responder ante una prueba”, explicó Arias.
“Esta película nos presenta de una forma muy espontánea lo que son las emociones y lo que pasa con ellas, y nos viene a dejar en evidencia la importancia y la necesidad de validar todas y cada una de ellas, comprender que todas son parte del ser humano y todas son tan importantes. El detalle está en aprender a aceptar las emociones, validarlas y responder a ellas”, agregó.
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De acuerdo con Arias, quien también es profesora de psicología de la Universidad Fidélitas, Intensamente 2 es “un gran recurso en un momento clave de la sociedad”, en el que se vive de una forma acelerada e intensa y hay situaciones de enojo y ansiedad. Añade que la película es una buena manera de ilustrar una temática compleja desde una perspectiva social, permitiendo visibilizar las necesidades de la salud mental.
Esto se debe a que Ansiedad, con su color naranja, sus ojos saltones y su personalidad eléctrica, se termina convirtiendo en la gran protagonista del filme y, a su vez, en la mayor dificultad de Riley, aunque repita que su deseo solamente es ayudarla.
“Uno de los grandes problemas en que estamos cayendo y que nos lleva a tener ansiedad hoy en día es ese perfeccionismo: no puedo equivocarme, no puedo fallar... ¿Por qué? Porque equivocarse es como un fracaso y fracasar en algo ya es una catástrofe enorme”, explicó Arias.
“Entonces, claro, yo no quiero fracasar ni ser una persona que no pueda o que la gente señale de que no pudo, tengo que hacerlo perfecto a la primera. Eso, por supuesto, detona la ansiedad, porque muchas veces estamos intentando resolver cosas con recursos que no tenemos”, añade la especialista.
Durante la película, Riley sufre palpitaciones intensas, no puede mantener su pie quieto, se lleva constantemente la mano al pecho, como si estuviera bajo una intensa presión, y en su rostro hay una mezcla de sentimientos. En su mente, Ansiedad se mueve de un lado al otro en la consola de emociones tan desesperadamente, que termina causando un torbellino.
Según la psicóloga Priscila Flores, la película logra retratar bien lo que es un ataque de ansiedad y detalla que los síntomas que presenta Riley son, de hecho, los más comunes.
Ansiedad en la adolescencia
Riley tiene 13 años, quiere ser buena jugadora de hockey, quiere ser amiga de las mejores jugadoras de su escuela, quiere encajar en su grupo. La adolescencia puede ser muy complicada y es cuando aparecen múltiples emociones, pues “las personas empiezan a ser más vulnerables en temas sociales”, añade la especialista.
“Cuando somos niños, la opinión más importante es la del papá y la mamá, pero eso cambia y es muy normal que en el proceso de crecimiento pasen a un segundo plano y empiecen a ser muy importantes los compañeros, las amistades, lo que piensan mis compañeros de mí, la popularidad y todo eso. Entonces, el contexto social y todos los comentarios que me puedan dar pueden generar un malestar bastante grande en los chicos y eso puede generar ansiedad”, asegura Flores.
Aunado a ello, la psicóloga Arias agrega que los jóvenes en crecimiento tienen muchas exigencias y eso representa una presión extra: lidiar con el colegio, el círculo social, cumplir las expectativas propias y ajenas. Es en ese punto donde llegan múltiples pensamientos que pueden detonar la ansiedad, máxime en una persona que quiere encajar y cumplir con todo a su alrededor.
“Aquí vemos no solo un tema de ansiedad generalizada sino de ansiedad social, que es el tipo de ansiedad que viene a afectar más a los adultos y es relacionada a ¿cómo me van a ver los demás?, ¿cómo me iré a oír?, ¿y si meto la pata?, ¿y si me equivoco?, ¿y si me veo ridícula?... Hay que controlar demasiado todo para sentir que no fallo, por lo que terminamos aislándonos, lo que viene a reforzar aún más la ansiedad social, porque cada vez voy a sentir más temor de exponerme en público”, explica.
Convivencia
No hay emociones ni buenas ni malas, todas tienen una razón de ser y hay que aprender a convivir con ellas. Eso es lo que considera Ingrid Arias, quien explica que las emociones son una respuesta innata y espontánea del ser humano ante diferentes situaciones del día a día.
Según indica, la ansiedad pone en alerta al ser humano y se vuelve crónica cuando el ser humano intenta anticipar todos los eventos de su acontecer, como si se intentara adivinar el futuro. En ese escenario, la visión de las cosas puede ser “muy catastrófica” .
Arias ilustra el anterior planteamiento con la escena en la que Riley decide ir a buscar, a escondidas, un cuaderno de su entrenadora, donde hay apuntes sobre ella y las demás jugadoras del equipo de hockey. Según la profesional, esto lo hace para calmar su ansiedad; sin embargo, lejos de lograrlo, más bien hace que suba.
“La ansiedad no la podemos detener, es como intentar detener la alegría o la tristeza... son emociones que no podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es cómo respondemos a las emociones, ya sea de forma positiva o negativa. Si le grito a la gente o tiro cosas no es válido, pero si digo que me siento enojada y necesito tiempo fuera, o un abrazo, o que alguien me acompañe sí es válido”, explica.
¿Emoción o trastorno?
Si bien Intensamente 2 retrata la ansiedad como una emoción, la psicóloga Priscila Flores estima que esto no es lo correcto.
Según explica la experta, no se debería considerar a la ansiedad como una emoción como tal, pues en realidad es un trastorno, que está contemplado así en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, que lanzó en el 2013 la Asociación Estadounidense de Psiquiatría).
“Las personas tienen que cumplir una serie de síntomas para poder llegar a llamarle ansiedad. Pueden tener rasgos del trastorno, pero no necesariamente podemos decir que Riley tiene el trastorno de ansiedad generalizada, porque habría que analizar un poco más a profundidad qué tan seguido le pueden pasar estos ataques”, comentó Flores.
“Sí pueden ser sintomatologías importantes a considerar, pero por ejemplo, con un tratamiento, ese avance de los síntomas puede pasar y ya ni siquiera llegar a ser un trastorno”, agregó.
Flores señala los riesgos de que la sociedad llegue a normalizar el trastorno a partir de lo que vio en la película.
“Yo siento que la película lo normaliza y como que dice: ‘Ay, la ansiedad se puede mantener ahí, pero calmadita’, y no, la intención es quitarla. Que al final la persona pueda tener herramientas para cuando estos pensamientos empiecen a llegar, porque la ansiedad no entra como un ataque, sino que va poquito a poco. Entonces, desde el inicio, deben darse cuenta de estos pensamientos irracionales, para que no lleguen a ansiedad”, afirma.
Flores añade que hubiese preferido que la película se inclinara por presentar a Ansiedad como un villano o un “ente externo” y no como una emoción equiparable con Alegría, Tristeza o Temor.
Eso sí, rescata la forma en que el largometraje de Pixar aborda la formación de la identidad de las personas conforme van creciendo.
“Por ejemplo, las creencias pueden crear la identidad de la persona, como cuando Riley decía: ‘Soy buena persona’. Eso está bien”, comenta.
Consejos
Lo cierto es que existen una serie de recomendaciones para quienes consideran que tienen ansiedad o bien ya les ha sido diagnosticada. Según la psicóloga Priscila Flores, lo primero es tener claro que no es normal estar sobrepensando cosas negativas.
“Yo puedo imaginarme un escenario catastrófico y me defiendo desde ya, pero eso no necesariamente es así. No podemos asegurar el futuro, no es normal estar pensando estos escenarios que son negativos y que nos hacen sentir mal constantemente. Puede ser un mecanismo de defensa, pero hay que llegar a un balance para poder tener una estabilidad mental, porque si no, otra vez pueden llegar los ataques de ansiedad”, comenta la doctora.
Por ello, es importante procurar ser objetivos y aceptar lo que pasa, pues a partir de ahí se puede empezar “a tomar cartas en el asunto desde el presente y desde la realidad que tengo en el momento, no irme hacia el futuro a asegurar escenarios negativos”.
“La mayoría de pacientes que tengo son personas con ansiedad. Es decir, es muy común, mas no normal... no es norma. Es algo que hay que manejar, que hay que tratar”, asevera Flores.
La psicóloga es enfática en que si la ansiedad se presenta de forma muy constante, podría llegar a convertirse en una depresión, por lo que ir a terapia siempre será la mejor opción.