Si hace tres años le hubieran preguntado a Jaqueline Florez Ruiz cuál sería su siguiente aventura, jamás hubiera dicho que ser influencer.
En realidad, no se considera una persona que pueda influir en los demás, solo sabe que le gusta compartir las experiencias y los lugares que visita en Costa Rica y en Nicaragua en plataformas como YouTube y en TikTok.
Lo cierto es que Jaqui, cómo le dicen de cariño, ya no es solo la chica nicaragüense de 31 años que se pasea por el país grabando sus experiencias, pues ya suma más de 59.000 suscriptores en su canal de YouTube llamado De aventuras con Jaqui. Además, en TikTok cuenta con casi 500.000 seguidores y más de cuatro millones de “me gusta” a sus publicaciones.
Quizá el día que descubrió que la conocía más gente de la que creía, fue una vez, hace poco, mientras se encontraba en un restaurante en Aguas Zarcas de San Carlos y un estadounidense le dijo que él la seguía y le gustaba su contenido.
Para Jaqui fue una agradable sorpresa, así reafirmó el éxito que obtiene porque, unas semanas atrás, uno de sus videos se viralizó en redes sociales. En él, ella contaba lo mucho que anhelaba tener su propia casa y que por más de una década trabajó para cumplir su sueño.
Este 2022 finalmente pudo comprar una casita en Río Cuarto y quiso compartir con sus seguidores su alegría, con el propósito de motivarlos a cumplir sus metas.
“No pensaba subir este video porque yo decía: ‘bueno, no la he terminado de pagar, me falta una parte. Entonces, mejor lo subo cuando ya haya pagado la casa por completo’. Pero un amigo me dice: ‘sube el video porque hay muchas personas que se van a sentir identificadas contigo, de que son miles de personas que están pagando sus casas. No todo mundo tiene la oportunidad de comprar una casa o un carro en efectivo’. Así me convenció y lo subí.
“Al final de cuentas, creo que la mayoría de las personas queremos nuestra casita propia, aunque sea de plástico, pero uno quiere su casita”, explica.
El video de 12 minutos ya suma más de 500.000 reproducciones en YouTube, lo que Jaqui considera un gran alcance.
La influencer cuenta que su casa es sencilla, de madera, y requiere algunas remodelaciones. Sin embargo, por ahora, se concentra en pagar lo que debe; más adelante, pensará en los cambios que debe hacerle a su nuevo hogar.
“Ya la pinté, le puse unos muebles pero me faltan muchos detallitos. Ahorita estoy enfocada en pagar la casa, entonces creo que de momento va a seguir luciendo así porque me la dieron a cuatro años y lo que quiero es pagarla lo más pronto posible. A mí no me gustan las deudas. De hecho, creo que esta es la primera deuda en toda mi vida”, dice divertida.
No obstante, está feliz de haber podido adquirir la propiedad gracias a las redes sociales y a su espíritu emprendedor.
Una influencer criolla
El canal de YouTube de Jaqui es muy particular: a veces publica videos de lugares que visita, en otras ocasiones hace entrevistas a diferentes personajes que se encuentra en los pueblos, y también da consejos para viajar a Costa Rica y a Nicaragua.
“En mi canal de YouTube me he enfocado en muchas cosas, es un canal muy diverso. Hago videos de la agricultura porque es algo que me encanta. También hago videos de lugares que visito y me gusta recomendar sitios donde uno pueda viajar de forma económica y que sean bonitos, tanto de Costa Rica como de Nicaragua”, detalla.
Así, un día puede estar en San Carlos y al otro en Puntarenas. Y pasa de Liberia a Corn Island. Un día hace tortillas y el otro siembra yuca… Todas las semanas hay un lugar diferente por mostrar y una actividad nueva por hacer.
A diferencia de otros youtubers, su contenido es totalmente orgánico. Es decir, hasta ahora no ha logrado conseguir patrocinios, por lo que se dedica a costear sus propios viajes, incluida la alimentación y el hospedaje.
Además, la joven nicaragüense cuenta que ella se graba o, dependiendo del lugar en el que se encuentre, le pide ayuda a alguien más, pues YouTube le comenzó a generar ganancias hasta hace aproximadamente seis meses, pero no lo suficiente “como para pagarle un salario a alguien más”.
Para los videos utiliza su celular y también una cámara que se compró hace un tiempo. Utiliza un micrófono que consiguió, pero espera comprarse uno mejor más adelante. Poco a poco, ha ido aprendiendo de las redes sociales.
“Cada video que uno hace lleva su costo. Hay muchas personas que creen que grabar videos es muy sencillo y, realmente, lleva inversión económica y tiempo porque yo hago todo: yo soy mi chofer, yo grabo, yo edito, yo publico, yo manejo todas las redes sociales. Entonces, cuando el canal empezó a crecer, pues empezó a abrirse una oportunidad”, cuenta.
Confiesa que algunos videos los mantiene privados, principalmente los que grababa cuando comenzó porque considera que se notaba mucho su poca experiencia y que su canal “no tenía rumbo”. Eso sí, su primer video, que fue haciendo tortillas palmeadas, se mantiene en la plataforma.
“Al principio, la verdad es que no sabía qué temas tocar. A veces hacía un video de cómo se hace el arroz con leche, de mi rutina de ejercicios y de todo un poco. Me cuesta encontrar qué cosas les gustan a las personas de una; es un proceso de descubrir en qué enfocarse. Antes hacía videos que en este momento no haría”, asegura.
Jaqui edita sus propios videos gracias a que aprendió por medio de tutoriales de YouTube.
Mostrar la sencillez
Sus principales seguidores se encuentran en Estados Unidos, Costa Rica, Nicaragua y México, y el contenido que hace es para ellos, siempre mostrando lo más sencillo y bonito de cada lugar, lejos de las apariencias y los lujos.
“Me enfoco mucho en mostrar lo cotidiano porque a veces me dicen: ‘¿por qué no subes videos de la ciudad? Ahí hay mucho que mostrar’. Es verdad y, probablemente en su momento lo haga, pero no le doy tanto enfoque a eso porque videos así sobran en YouTube.
“Trato de mostrar la sencillez porque me considero una mujer bastante sencilla. Me crié en lugares rurales, en el campo. Imagínese que yo ni siquiera vi una fábula en mi vida, no había televisión; lo único que veía era El Chavo (del 8) donde una vecina. Planchaba con esas planchas que uno les echa carbón adentro, lavaba a mano en el río, jalaba el agua del pozo. Y en muchos lugares de Nicaragua, la vida es así. Aquí en Costa Rica, eso ya cuesta verlo, pero en Nicaragua es muy común, y a mis seguidores les gusta mucho también ver ese tipo de cosas”, relata.
Además, se sincera: “Ahora como que todo es muy superficial, como que si algo no es caro, lujoso o si uno no anda ropa de marca como que ya lo ven indiferente. Yo he aprendido que uno vale por lo que es como persona y por la forma en que uno trata a los demás, no por lo que ande puesto. Así que trato de mostrar que no se ocupa tanto dinero para ser feliz en la vida”.
Segunda casa
Jaqui y su familia llegaron a Costa Rica en el 2008. En ese momento, estudiaba Agronomía en la Universidad Paulo Freire, en Nicaragua; sin embargo, una situación económica complicada obligó a su familia a buscar un mejor futuro en Costa Rica.
No quería abandonar su vida en su país, pero era la única opción que tenía: no estaba dispuesta a abandonar a sus padres Juan Florez y Yadira Ruiz. Con maleta en mano, a sus 18 años, llegó a territorio tico. Acá, sus papás consiguieron trabajo y ella pudo continuar sus estudios, pero en la Universidad Estatal a Distancia (UNED) en la carrera de Administración de Empresas.
Más tarde, consiguió trabajo como secretaria y finalizó su bachillerato universitario. No obstante, hace siete años la despidieron y decidió que no quería volver a trabajar como asalariada.
“Las personas que nacemos para emprender no nos sentimos bien hasta que ya estamos emprendiendo. Empecé vendiendo pulseritas. Tenía ¢10.000 y compré accesorios; después, le tomé fotos a todo lo que compré y me hice mi página de Facebook. Le puse Marjaq Store y empecé a subir las fotos. Casi nadie me compraba al principio, pero ya con el tiempo pude hacer crecer mi negocio, en el que ahora vendo ropa. En un inicio lo que hacía era reinvertir las ganancias y así fue como me compre mi carro”, afirma.
Sus emprendimientos no acaban. Durante la pandemia emprendió con el cultivo de yuca, mas no fue lo que esperaba. Necesitaba un mejor terreno que el que alquiló para esa cosecha; al menos, lo intentó, dice.
De Costa Rica no tiene nada malo qué decir: admira la educación de los costarricenses, aunque confiesa que en más de una ocasión sufrió por la xenofobia.
“He llorado y he llorado mucho. Al principio, cuando empecé en YouTube y TikTok, veía esos comentarios tan ofensivos, tan fuera de control y no lo podía evitar. Digo que es por ser nicaragüense, porque si yo fuera de Suiza, no me dirían nada, pero soy nicaragüense y acá hay muchos que no han entendido que la mano de obra nicaragüense tiene mucha importancia. A mí me dicen cosas feas y yo nunca le he hecho daño a nadie”, asegura.
Sin embargo, hace seis meses, se prometió que los comentarios negativos no la iban a afectar e ignora todo aquello que no aporta a su vida. Es una mujer fuerte y no quiere que nada apague su carisma.
La intención de Jaqui es seguir mostrando la cultura tica y nica en su canal de YouTube. Y quién sabe, tal vez en unos meses pueda celebrar lo que tanto ha esperado: llegar a los 100.000 suscriptores en YouTube y que la plataforma le envíe una placa como felicitación.