Hace ocho años era un completo desconocido para el mundo. Solo quienes frecuentaban discotecas gais en Toronto sabían que aquel corpulento mexicano, de labios gruesos, grandes pectorales y protuberante trasero, tenía la habilidad de prender cualquier sitio con sus sensuales movimientos. Le decían Jordano, vestía diminutos trajes de cuero sobre la tarima y era un novato gogo dancer .
Hoy, decir Jordano tampoco recuerda a alguien particularmente conocido hasta que se le agrega Santoro; ahí, el asunto cambia: se trata del actor mexicano de pornografía gay más popular del planeta. Ahora lo buscan miles y miles de hombres en sitios web pornográficos con el fin de saciar su morbo mientras ven el derroche de sexo salvaje que plasma Jordano en sus escenas.
Para pasar de animar una discoteca a ser un porn star del cine homosexual, Jordano solo aceptó la propuesta de un productor para hacer un castin y se dejó seducir por $150. “Nunca me había planteado dedicarme a esto. Yo lo hice porque estaba en un país que no era el mío (Canadá), porque realmente necesitaba dinero para ese momento y, la verdad, se me hizo muy fácil”, dice.
Actualmente, Jordano promociona su línea de ropa interior Jordano Basics“Empecé a hacer la escena, luego me volvieron a llamar y tomé la siguiente. En ese momento vi que había una oportunidad de carrera”, agrega Jordano, quien habló con Revista Dominical por medio de Skype.
Precisamente, esa habilidad para tener sexo con otros hombres delante de una cámara no solo le ha dado de comer, también lo ha llevado por todo el mundo y le ha permitido convertirse en un empresario. Hace poco fundó la productora de videos porno Club Jordano, lanzó al mercado mexicano su marca de ropa interior Jordano Basics y está preparando el lanzamiento de su nueva línea de perfumes.
Aunque Jordano es muy accesible, ponerse de acuerdo con él para conversar vía Skype fue toda una odisea. La primera parte de la entrevista se realizó mientras se encontraba en Toronto filmando una película. Por problemas con la conexión de Internet tuvimos que reprogramar otra entrevista para 15 días después, hasta que terminara sus compromisos en Canadá, realizara una gira por Asia y regresara a México, donde actualmente reside.
Sacrificios. De entrada, Jordano puede parecer una persona reservada y distante. Por más que quiera poner buena cara, realizar este tipo de entrevistas se ha vuelto cada vez más común en su agenda, y asumo que contestar las mismas preguntas una y otra vez se ha vuelto cansado y tedioso.
Sin embargo, conforme avanza la conversación entiendo que Jordano no es para nada serio, sino que toma muy en serio todo lo relacionado con su trabajo en la pornografía: “Yo lo que exijo es que los otros actores tengan un poquito de profesionalismo a la hora de grabar conmigo. Soy una persona muy puntual, muy profesional, busco siempre que el otro actor esté a gusto con lo que yo estoy haciendo para que la escena salga bien. Además, nunca grabo con personas que están tomadas o drogadas y si noto que son un poquito clasistas o racistas, en ese momento se acaba la toma”, explica este actor que hoy llega a cobrar entre $800 y $1.000 por cada escena.
Seamos sinceros, es difícil siquiera imaginar los sacrificios que tienen que hacer los actores de películas pornográficas, cuando el único objetivo de estos filmes es autocomplacerse por unos minutos, mientras se deja volar la imaginación con las fantasías sexuales que se reflejan en una pantalla.
Por eso, esa perspectiva que se tiene de la pornografía cambia radicalmente cuando Jordano explica las exigencias que se requieren para grabar unos minutos de sexo: “Mucha gente piensa que el porno es rico y que es, solamente, tener sexo. La verdad es que es supercansado, porque estás forzando tu cuerpo a tener relaciones sexuales de 3 a 8 horas, que es lo que se dura grabando una escena de 15 minutos”.
“Es un trabajo un poquito cansado, porque muchas veces estás teniendo sexo sin que tú lo quieras. Eso se puede tomar como una violación a tu cuerpo, porque lo estás obligando a hacer algo que no quiere en ese momento (...). Tu cuerpo va reaccionando y te va diciendo: ‘oye, qué pasa’”, explica.
Incluso, tener una erección por tantas horas es humanamente imposible, por lo que se requiere de pastillas e inyecciones, siempre bajo una estricta supervisión médica, para así lograr con éxito las obligaciones del día.
De ahí que las consecuencias físicas y mentales pueden ser nefastas si no se está preparado para lidiar con esta industria: “¡Claro que te fatigas! Entonces, emocionalmente tienes que manejarlo muy bien, ser una persona fuerte, porque sino esto te acarrea y, bueno, las consecuencias pueden ser fatales”, advierte Jordano, quien ha actuado en más de 200 películas.
Algunos colegas de Jordano no han corrido con la misma suerte, como el húngaro Arpad Miklos o el alemán Wilfried Knight, quienes decidieron quitarse la vida cuando no lograron sobrellevar sus problemas personales, sentimentales y financieros, con el de un oficio bastante controvertido y físicamente agotador. Otros actores has terminado en la cárcel, como el inglés Bruno Knight, quien fue detenido por tratar de ingresar ilegalmente a los Estados Unidos media libra de metanfetamina metida en su ano.
Quizá, lo más difícil para muchos de estos actores es lidiar con el rechazo social, los señalamientos de la familia y lo complicado que se puede volver encontrar un compañero sentimental cuando se tienen esas particulares condiciones laborales. “Desde que entré al porno me convertí en una persona con un apetito sexual muy bajo (...). Cuando ven que soy supertranquilo, que no vamos a la cama la primera vez, me botan. Y yo: ‘lo siento, si eso es lo que quieren vayan por allá y se buscan una puta’”, advierte Jordano.
La recompensa profesional que siente Jordano va más allá de tener sexo con los actores más atractivos de la industria o convertirse en una figura reconocida y famosa para el medio: “La satisfacción que me ha traído mi trabajo como actor porno ha sido que he conocido muchos países, culturas, ciudades y gente maravillosa”.
Por esa razón, cuando viaja aprovecha el tiempo libre que tiene entre las grabaciones para conocer museos, pasear por las ciudades y estar en contacto con las personas. “Una profesión normal no te la oportunidad de estar un día en Francia, tres en Nueva York, dos días en Los Ángeles y que, además, te paguen todos los gastos”, cuenta.
Discriminación. Lidiar con la discriminación y los estereotipos es pan de todos los días cuando se es un actor porno, gay y mexicano. Sentirse excluido y señalado viene de todos lados: la familia, la sociedad y, en el caso de Jordano Santoro, de las mismas productoras de pornografía.
Le pregunto: “¿El hecho de ser latino te ha impulsado en la industria de la pornografía norteamericana?”. “Sí y no. Si estás en Canadá te ayuda. Si estás en Estados Unidos no. Desgraciadamente, en Estados Unidos todavía existe el racismo ante los hispanos. Aunque muchas personas digan que no lo hay… ¡sí!, incluso en California, que es el estado con más mexicanos de ese país”, contesta.
Esta percepción viene de las primeras experiencias que tuvo Jordano cuando empezó a tocar puertas y se dio cuenta de que las productoras estadounidenses preferían a los “blancos”, como él describe a los actores rubios, sobre los negros, latinos y asiáticos.
“Las productoras son directas y te decían básicamente eso: que ahora solo trabajan con chicos blancos y que tienes demasiados tatuajes o que deberías tener un poco más de vello”, recuerda Jordano, quien también sufrió discriminación de sus propios colegas cuando algunos se rehusaban a grabar escenas de sexo con tipos latinos o negros.
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Según Jordano, la industria ha ido cambiando poco a poco por la presión de los consumidores de pornografía, quienes se han aburrido de ver esos estereotipos y están buscando alimentar sus fantasías sexuales con porno casero o amateur .
Curiosamente, Jordano ha tenido que lidiar con este tipo de discriminación desde que era muy joven, lo que al final lo impulsó a dejar México, cansado de ser señalado por su orientación sexual y buscar una mejor vida en Canadá.
En el 2007 dejarlo todo era su única opción: “Vengo de una familia de policías que trabajan para el gobierno mexicano. Mis primos también trabajan para la Policía Federal. Entonces, mi familia es de una mentalidad cuadrada, recta”.
Que su núcleo familiar se diera cuenta de que era una estrella de la industria pornográfica gay era cuestión de tiempo, sobre todo cuando empezó a ser reconocido como el primer mexicano en firmar con las principales productoras del mundo.
Las dudas que tenía su familia sobre la forma de vida y el trabajo de Jordano en Canadá se empezaron a despejar cuando apareció por primera vez en la tapa de la revista gay mexicana Boys&Toys .
La nueva colección de ropa interior de Jordano se caracteriza por su sobriedad en su diseño y color.El chisme corrió como pólvora: un primo vio la portada en un quiosco de revistas del DF y le comentó el asunto a otro primo; de ahí, el cuento llegó a oídos de un tío cercano, hasta que, inevitablemente, se enteró uno de sus hermanos, quien lo convenció de hablar con sus padres.
“Para ellos el enterarse fue un shock , porque sí me dijeron: ‘No te educamos para esto’ (...). Pero ellos han visto que soy una persona muy centrada, muy correcta y que no me meto en la vida de los demás. Nunca me vieron ni borracho, ni drogado; entonces, no se meten”.
Como una típica familia latinoamericana, a la que se le tambalean sus principios religiosos y morales ante una situación extrema de este tipo, la de Jordano simplemente no habla del asunto y se mantiene al margen de cómo se gana la vida.
Aunque pueda sonar contradictorio, y muchas personas puedan llegar a pensar que nada le importa a un actor que constantemente tiene sexo por trabajo, lo cierto es que Jordano tiene límites muy claros en lo que está dispuesto a hacer en una película: “Nunca voy a filmar una escena como pasivo (cuando es penetrado) con 10 activos (quienes penetran). (...) Sí me importa el qué dirán… bueno, no me importa tanto, pero soy consciente de que vivo en una sociedad y tenés que cuidar tu imagen”.
A pesar de ello, no todas sus decisiones han estado exentas de polémica. El año pasado, el programa mexicano Threesome , de Televisión Diversa Networks, entrevistó a Santoro, quien aseguró haber filmado varias escenas bareback (sin condón) con actores que también son amigos cercanos. Uno de los filmes lo hizo con el modelo Max Durán.
Como parte de su rutina de trabajo, y porque no siempre las compañías productoras los exigen, se somete cada tres meses a todos los exámenes de sangre para detectar enfermedades de transmisión sexual (VIH, sífilis, hepatitis, etc.) para demostrarle a sus fanáticos (al publicarlas en sus redes) y a la misma industria de la pornografía que está sano.
Emprendedor. Ser un reconocido actor porno gay fue solo un primer paso para lograr lo que Jordano Santoro se propuso desde un comienzo: que el sexo entre hombres fuera el gancho para tener su propia productora de videos, su marca de calzoncillos y lanzar comercialmente su línea de perfumes.
Santoro también se encarga de producir las fotografías que muestran sus diseños de ropa interior. Acá con uno de sus modelos.Cansado de que siempre le pregunten si gana bien como actor porno, Jordano responde con un poco de ironía y sentido común: “Es como cualquier otro trabajo: si sabes administrarte, sabes ahorrar y sabes hacer bien las cosas, pues te va a dejar dinero”.
Su primera aventura como empresario la dio con la creación de su página web Club Jordano, que a la vez funciona como productora. Cada cierto tiempo están reclutando aspirantes latinos mayores de 21 años, que vivan en México, con “un cuerpo atlético o musculoso y con una buena verga”, como describe en su página web, y que estén interesados en convertirse en un actor porno.
Además de diversificar su negocio y de ser una fuente de ingresos mensual, otro objetivo de esta página, según cuenta Jordano, es ayudar a otros muchachos que no tienen el dinero o la visa para viajar a Estados Unidos o Canadá, y se quieren dedicar a la pornografía.
“Yo he trabajado con los mejores, con los tops , y te digo una cosa: nunca te van a pedir hacer un castin (con sexo) ni con el productor, ni con el director, ni con el camarógrafo”, recalca Santoro. Además advierte sobre los abusos a los que se exponen muchos de estos muchachos: “También hay muchos exhibicionistas y gente loca que son una bola de calientes, que a veces ni les pagan dinero (a los modelos). En el porno te acuestas con alguien ya cuando estás grabando, pero de lo contrario es aprovecharse del modelo”.
Sin embargo, Jordano es claro al decir que lo más importante es que los chicos estén completamente seguros de dar el paso porque, si se llegan a arrepentir, los videos y las fotografías los perseguirán para toda la vida.
Recientemente, también lanzó su nueva línea de ropa interior para hombres, la cual promociona constantemente en sus redes sociales (se entrega a domicilio en México), y ya está pensando en la estrategia de comercialización y distribución de un nuevo perfume que pronto saldrá al mercado azteca.
Además de estos negocios, y sus apariciones en clubes nocturnos donde lo contratan para presentar espectáculos eróticos, participó el año pasado en el video de la canción Masoquista , de la actriz y cantante mexicana Lorena Herrera.
Incluso, fue convocado por Televisa para que participara en la nueva edición del reality show Big Brother . El actor superó con éxito varias de las etapas para formar parte del programa; sin embargo, no logró clasificar en la final. “Yo sabía que no iba a quedar porque acá está muy cerrada (la sociedad) para meter a un actor porno y, sobre todo, abiertamente gay”, dijo.
Aunque Jordano Santoro ha luchado por conseguir un lugar en el mundo de la pornografía gay y desarrollar sus negocios, tiene claro que nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de sus fans.
“Son unos bellos. Yo me debo a la gente que ve porno”, dice sin mayores rodeos. Eso sí, el seducir tantos seguidores también puede tener lo que describe como “pequeños inconvenientes”: que le pidan un selfie mientras está concentrado tratando de orinar en un baño público.