Entramos a la casa de una bruja. No fue para nada lo que esperábamos. En la sala no había un caldero gigante con una pócima hirviendo, ni tampoco vimos a la bruja protagonista de esta historia con un sombrero puntiagudo o usando túnicas negras. En su nariz, no había una verruga. Todo lo contrario.
La casa de paredes blancas estaba iluminada por la luz de una tarde de enero. Los ventanales desde el techo hasta el piso permitían que los rayos del sol entraran sin problema. Era un lugar acogedor, con calor humano, con bellísimos muebles antiguos que le daban al hogar un toque de elegancia.

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La Bruja nos recibió vestido con una camisa de un rosado intenso, un collar de perlas en el cuello, un pantalón gris y unas botas negras muy a la moda. Esta no es una bruja convencional como las de los cuentos, las leyendas y hasta las que Hollywood nos han presentado. Esta es una bruja moderna que pretende llevarles a los ticos el mensaje del conocimiento de una tradición que este hombre de 37 años considera parte de nuestro folclor.
Su personalidad es arrolladora y encanta con las primeras palabras que salen de su boca, muchas de ellas llenas de sabiduría, estudio y entendimiento de un tema que para muchos es tabú –y tienen todo el derecho de verlo así–, pero que para otros es un asunto de creencias, de herencia y de cultura.
No pretendemos con este artículo decir qué es correcto y qué no. Cada persona es libre de elegir en qué creer.
La Bruja, como se autodenomina ya que prefiere no centrarse en su nombre, practica la Tradición Lunar. Según contó, es una religión que ingresó a Costa Rica con la Conquista. “Trae todo el misticismo europeo a mezclarse con el misticismo indígena. Una de las primeras representantes de la práctica lunar fue la bruja Zárate”, explicó.
Las brujas no hacen amarres, ni maleficios, no le echan nada a la comida”
— La Bruja
La Tradición Lunar de las brujas rinde pleitesía a la Luna. Fue extendiéndose a muchas partes del país con el paso de los años, como pasó en otros lugares del mundo al igual que sucedió con las brujas de Salem en Massachusetts y Nueva Orleans, en Estados Unidos e, incluso, con las de Bratislava, en Eslovaquia. Las brujas han sido parte de la historia de la sociedad en diferentes espacios y tiempos.
“Este servidor lo que intenta es continuar con un legado folclórico cultural. Yo tengo mi religión y la practico de las puertas para adentro de mi casa y de ahí en adelante lo que intento es reivindicar ese folclor. Es un tema importante puesto que se ha sostenido a través de los siglos hasta la actualidad”, explicó.
Para lograrlo, en sus redes sociales como Instagram y TikTok, muestra mucho de lo que hace, brinda consejos y se encarga de desenmascarar prácticas que no son compatibles con su práctica.
“Me hago llamar La Bruja para representar a estas mujeres que han sido perseguidas, para rendirles respeto. Si estamos en el misticismo tenemos que respetar el sacrificio que tuvieron que dar estas mujeres en sus épocas porque a muchas las quemaban, o las separaban de sus hijos. Tratamos de representar eso y de normalizar una palabra que habla de sabiduría”, afirmó.
Ofelia, la bruja por excelencia
Ahora, ¿por qué La Bruja se plantea esta misión? ¿Qué potestades tiene para realizar este trabajo? Él se declara heredero de una dinastía espiritista que, desde inicios del siglo XX, se desarrolló en Costa Rica gracias al trabajo de Ofelia Corrales, la más reconocida médium de nuestro país, educadora, hija de Buenaventura Corrales y una mujer que estuvo ligada con la sociedad política de entonces.

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De acuerdo con un artículo publicado en Áncora de La Nación, por el año 1919 Omar Dengo, reconocido educador costarricense y futuro director de la Escuela Normal, se mostraba como interesado en el ocultismo y expresó: “Ya sólo los retardatarios repetidores de una ciencia agostada, niegan con empecinamiento interés y la fecunda posibilidad de la investigación de los fenómenos del espiritismo”.
Este interés de Dengo fue compartido por buena parte de los ministros de Educación entre 1909 y 1940, así como otras importantes autoridades públicas, empresarios, profesionales, artistas, intelectuales y algunos profesores de los principales colegios del país y docentes de primaria.
Estas personalidades que estaban insatisfechas y decepcionadas de la religión tradicional empezaron a organizarse en círculos espiritistas y logias teosóficas. Su convicción de que era posible tener acceso a poderes y saberes alternativos fue alimentada por las nuevas tecnologías de la comunicación (primero el telégrafo; luego, el teléfono y la radio) y por los desarrollos en el campo de la psicología.
Las primeras noticias acerca del espiritismo en Costa Rica provienen de octubre de 1874, cuando el vicario capitular Domingo Rivas denunció la circulación de obras espiritistas en el país, en particular las de quien fue uno de sus principales representantes en Francia, Allan Kardec (1804-1869).
A inicios del siglo 20 se desarrolló fuertemente en Costa Rica gracias al trabajo de la señora Ofelia Corrales: la más reconocida médium de nuestro país, educadora, hija de Buenaventura Corrales.
“Solón Corrales, tío de Ofelia, fue quien la instó a practicar. Él era espiritista y viajó a Europa; de allá trajo el conocimiento de la práctica de Allan Kardec”, explicó La Bruja sobre los inicios de su tatarabuela.
Se dice que en este grupo de costarricenses interesados en el espiritismo participaron el empresario y secretario (ministro) de Hacienda, Felipe J. Alvarado; el canciller e historiador Ricardo Fernández Guardia, el magistrado Alberto Brenes Córdoba, el pintor Enrique Echandi; el subsecretario de Educación, Roberto Brenes Mesén, y el director de la Escuela Superior de Varones de San José, Ramiro Aguilar.
En la década de 1910, Ofelia Corrales se convirtió en el eje de un grupo de espiritistas en el que sobresalían los hermanos Federico y José Joaquín Tinoco -protagonistas de la dictadura de los Tinoco-, María Fernández (esposa del primero e hija de Mauro Fernández), el destacado estudioso del ocultismo costarricense, Rogelio Fernández Güell, y el futuro ministro de Educación en la administración de León Cortés (1936-1940), Alejandro Aguilar Machado.
Herencia
La Bruja es, entonces, tataranieto de Ofelia Corrales, bisnieto de Teresa y nieto de Lilliana (abuela Upa, como la llamaba).

“De Ofelia Corrales hay muchísimo que hablar, no lo digo como familiar, sino como costarricense. Esta mujer fue precursora de la educación en este país. Incluso, en aquella época fue mano derecha de la clase política. Se reconoce que Ofelia con su habilidad maravillosa tuvo la capacidad de dar el nombre de quién asesinó a J. Joaquín Tinoco”, explicó La Bruja. Afirma tener en su poder libros y pruebas que respaldan el acompañamiento que su tatarabuela dio a los políticos de la época.
Ofelia fue perseguida por ser bruja. Por esta razón decidió alejarse pero no quiso que la herencia se perdiera y así fue pasando por las generaciones hasta llegar a La Bruja.
“La familia Corrales sufre una separación muy interesante a partir del momento en que a una edad muy corta, Ofelia decide parar de hacer lo que hacía. Entonces, ella le dice a Teresa que se iba a dedicar a sus hijos y a su carrera como educadora, y Teresa asume”, contó La Bruja.
Teresa siguió con la práctica en los años 70 y 80, pero por esto también fue víctima de una fuerte persecución. En el camino cambió su rumbo y se dedicó a ser una líder del cristianismo evangélico. “Mi bisabuela fue una mujer muy culta, pero muy sencilla. La época la forzó a retirarse”, agregó La Bruja.

La abuela Lilliana continuó con el legado. La Bruja creció con ella y, por esta relación, es que tuvo un encuentro en primera persona con la Tradición Lunar. Él recuerda que desde chiquillo veía y vivía muchas situaciones impresionantes en su casa, pero que para él eran normales.
“Llegaban las tías y se tiraban el tarot, se leían el té. Había personas con capuchas. De muchas maneras, fui poco a poco entendiendo de todo. Se me inculcó la tradición sin doctrina, yo me armé de una manera muy natural, no interrumpió mi desarrollo. Soy adulto profesional; nada de eso trastornó mi cabeza ni le abrí las puertas al diablo”, narró La Bruja, quien trabaja como director de Recursos Humanos en una compañía transnacional.
Agregó que su madre optó por otro camino, algo que confirma que su tradición no es obligatoria, que aunque sean parte de la familia Corrales cada persona tiene derecho a tomar sus decisiones. “Mami se dedicó a ayudar a las personas de otra manera, trabaja en el sector salud”, dijo.
La Bruja tomó las riendas de su clan a eso de los 17 años luego de que Upa enfermó. Ella mantenía comunicación con las cofradías de Ordo Templi Orientis y la Hermetic Order of the Golden Dawn, que, según explica, son las encargadas de guardar los registros y son las madres del conocimiento esotérico mundial. Por decirlo de otra manera, son el Consejo de Brujas Mundiales.
Las brujas no matamos gatos, no volteamos nada; todas esas prácticas son promovidas por el morbo”
— La Bruja
“Comienzo con la inquietud de encontrar el camino. Me topé con los libros de la práctica lunar después del fallecimiento de mi bisabuelo y me sumé a aprender. Me fui conectando con el mundo esotérico”, explicó La Bruja sobre su iniciación.
En el camino, La Bruja se encontró con una hermana en la tradición llamada Elida Goldman, quien fue una guía y lo puso en contacto con las personas necesarias para que él pudiera realizar su proceso. Actualmente, comentó, ostenta el grado de Suprema por la Tradición Lunar en Hispanoamérica y Europa.
“Más que la práctica brujeril, hay que educarse en mitología, estudiar historia, astrología salomónica, antropología y muchas otras ramas. Comencé a participar en charlas y seminarios, todo esto me llevó a revivir este movimiento que en realidad es activismo porque tengo contacto con hermanas en la tradición que sufren de violencia, que son extraídas de su sociedad”, comentó.
Su misión
“Sobre todo este tema se ha dado mucha desinformación. A partir de ahí se ha creado la figura de la hechicera que es la que hace el amarre, el maleficio. Las brujas no hacen amarres ni maleficios, no le echan nada a la comida”, enfatizó él, quien busca desmitificar todo lo que se dice erróneamente de las brujas y hacer consciencia en la población para que identifiquen las diferencias.
“La bruja cree en el amor, en la compasión. Yo creo en Dios de manera muy profunda; tengo una relación con Jesucristo muy potente. Esta tradición tiene que ver con la búsqueda interna, con l. No matamos gatos, no hacemos amarres, no volteamos nada; todas esas prácticas son promovidas por el morbo”, agregó.
La Bruja afirma que sus hermanas han sido desacreditadas a lo largo de la historia porque eran mujeres llenas de sabiduría. Eran personas en búsqueda del conocimiento y por eso las satanizaban.
Además, La Bruja busca fomentar los grupos de personas que se reúnen en esta tradición, brindarles acompañamiento y guía en casos de discriminación. “Estamos juntas de una manera virtual porque si nos reunimos nos llaman a la policía”, dijo La Bruja.
Otra de sus metas es lograr que más personas conozcan sobre estas tradiciones culturales, que haya más espacios para trabajar en la comunicación y la información para disminuir prácticas incorrectas como la hechicería.

“La bruja guarda una máxima de amor, de compasión y respeto, es un juramento de muerte. Una bruja no es una persona que se leyó un libro de Harry Potter y que vio tres episodios de Hechiceras, se la creyó y entonces anda vendiendo tarritos; eso lo provoca el morbo de la gente por la falta de información. Esas que venden amarres y cosas para vengarse de los demás no son brujas reales, eso no lo estudia ni lo promueve la brujería”, sentenció.
La labor de La Bruja incluye diferentes prácticas como la lectura del tarot, también tiene su propia escoba, pero no crea que sale a volar por las noches. “No tiene revisión técnica ni seguro”, dijo entre risas. Precisamente, para él esa escoba representa a la mujer, porque, explicó, cuando se decía que las brujas volaban era porque hacían rituales y saltaban con la escoba en mano mientras tenían su menstruación para pedir por la prosperidad de las cosechas.
“La gente me ha abierto un poquito su corazón, me han abierto las puertas de su casa. Estoy muy orgulloso de poder finalmente cambiar la percepción de muchas personas respecto a mi familia y a lo que son muchas familias en este país”, finalizó.
