No fueron las hamburguesas de aquel día de servicio en la cadena Whataburger las que hicieron que Mia Khalifa sufriera el peor día de su vida.
Fue un cliente, como cualquier otro que, después de realizar su pedido se acercó a la muchacha para preguntarle si había considerado probar suerte apareciendo en películas porno.
“No fue como un ‘oye, ¿quieres meterte al porno?’. Fue más un ‘eres hermosa, ¿te gustaría modelar un poco? Sabes, tienes un gran cuerpo y creo que serías genial para modelar’”, contó recientemente.
Esa muchacha desconocida para el mundo hace cinco años es hoy sinónimo del mayor símbolo de la industria pornográfica en la era 2.0. A pesar de que solo trabajó en contenido para adultos durante tres meses, fue suficiente para llegar al estrellato que ahora tanto repudia. “Es el mayor error que he cometido en mi vida”.
En una reciente entrevista para BBC, la exactriz porno más famosa de nuestra década expandió sus comentarios sobre el oscuro trato que existe en la industria porno, un discurso que inherentemente se enmarca en lo que muchos consideran “la crisis más grande " que ha sufrido la producción del contenido XXX.
Además de Khalifa, otras diez de las estrellas sexuales más famosas del mundo están hoy fuera de la industria: cuatro se desvincularon y otras murieron; incluso en menos de dos años seis se suicidaron.
Los rumores sobre las sombras de esta maquinaria audiovisual siempre han gravitado. Sin embargo, ahora pareciera que el futuro de la industria podría definirse por la revolución que han firmado quienes vivieron en carne propia las consecuencias de la pornografía.
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Ascenso y caída
Mia Khalifa nació en Beirut, Líbano, hace 26 años. Emigró a Estados Unidos en el 2000 y, tras el incidente en la hamburguesería, se convirtió inesperadamente en actriz porno por un breve periodo a finales del 2014. Tal como ha dicho, solo quería que fuese su “pequeño oscuro secreto”; nunca imaginó las dimensiones del alcance.
“Llegué al estudio de grabación”, cuenta Khalifa, “que era un lugar muy respetable, un lugar magnífico en Miami. Estaba limpio. Todos los que trabajaban allí eran amables. Todos sus cubículos estaban decorados con fotos familiares. Como si no fuera nada dudoso o algo que me hiciera sentir incómoda. La primera vez que entré no fue la primera vez que filmé una película porno. Fue la segunda vez. En la primera fue más de firmar el papeleo, etcétera”.
Khalifa no tenía en su cabeza la idea de entrar al mundo de la pornografía. De hecho, ella se matriculó en el programa de Bachelor of Arts en la especialidad de Historia en la Universidad de Texas.
Pero esa conversación en el restaurante de comida rápida le hizo olvidar sus estudios, pues le plantó la gran pregunta sobre la porno: si se puede ganar algo de dinero, ¿por qué no hacerlo?
En octubre del 2014, Khalifa filmó su primera película pero fue hasta unas cuantas semanas después que grabó su video más popular, con 21 años.
Ella apareció en un video portando un hiyab islámico y causó una controversia superlativa en su país natal. Incluso, recibió amenazas de simpatizantes del Estado Islámico, quienes consideraron ofensivo el uso del hiyab en la porno.
Khalifa justificó su video como una sátira que “debía tomarse como tal” e incluso dijo que buena parte del cine de Hollywood realizaba peores representaciones de la población musulmán.
Su popularidad ascendió tan rápido que pasados los dos meses de su debut logró superar a Lisa Ann y posicionarse como la actriz número uno en la clasificación del sitio web Pornhub, uno de los mayores portales de este contenido.
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Tras su fama, y en el pico de su carrera porno, decidió retirarse, habiendo grabado 26 películas. En una entrevista al diario The Washington Post en el 2016, la exactriz dijo que se encontraba desilusionada por la industria.
Khalifa no está orgullosa de su fama mundial y, en agosto de este año habló largo y tendido al respecto con Stephen Sackur, en el programa Hard Talk de la BBC.
“Hasta han inventado historias sobre mí. Si buscas mi nombre en Google, lo primero que aparece es un sitio del que no tengo control, pero que desde el inicio está escrito en primera persona, como si fuera mío. Y en mi Wikipedia se publica como mi sitio web oficial. Y hemos intentado innumerables veces eliminarlo, incluso a través de acciones legales, pero la compañía no escucha. Y les hemos hecho innumerables propuestas”, contó la actriz.
Khalifa no desea victimizarse, a pesar de que motivos le sobran. Ha dicho que “realmente no me veo como una víctima. No me gusta esa palabra. Tomé mis propias decisiones, a pesar de que fueron decisiones terribles. Creo que algo debe cambiar en la forma en que se aborda a las mujeres, incluso si solo se les acercan”.
Todavía el año pasado la exactriz continuó recibiendo amenazas por el video con el hiyab. Incluso, se restringió su entrada a países como Egipto y Afganistán.
“Les dije (a los productores) que literalmente me iban a matar”, contó Khalifa, refiriéndose al momento del rodaje. ¿Por qué no rechazó ese trabajo?, le preguntó el anfitrión.
“Intimidación. Estaba asustada. Nadie te obliga a tener sexo, pero aún así estaba asustada. ¿Alguna vez te has sentido nervioso de decir algo en un restaurante cuando la comida no está bien y el mesero viene y te pregunta "cómo está todo"? Estaba intimidada. Estaba nerviosa”.
Sobre la filmación del video con el hiyab, Khalifa cuenta que su cerebro procesó lo que había hecho hasta el día siguiente.
“Inmediatamente después de su lanzamiento, todo mi mundo quedó destrozado. La razón por la que pensé que estaba bien que hiciera porno era porque pensé que nadie lo descubriría. Hay millones de chicas que se graban a sí mismas teniendo sexo y hacen cosas así, y nadie sabe sus nombres. Nadie sabe quiénes son. Nadie las reconoce así. Quería hacerlo como mi pequeño y sucio secreto, pero me explotó en la cara”.
En una entrevista con Megan Abbott, empresaria de coaching, Mia Khalifa relató que su breve paso por el porno no la convirtió en multimillonaria. Aunque sus vídeos tienen récords de visitas en páginas como Pornhub, únicamente ganó $12.000 en los tres meses que estuvo trabajando y que, desde ese momento, no ha recibido un dólar más, ni compensaciones por parte de las productoras.
Conversando con Abbott sobre este aspecto, Khalifa parecía estar incómoda; incluso un poco sonrojada después de que la anfitriona del programa hiciera bromas sobre “cómo todos los hombres conocen a esta mujer”.
En repetidas ocasiones, la exactriz ha contado que sufre de una especie de "bloqueo" cuando recuerda las escenas sexuales, y no logra rememorar con precisión la actividad sexual.
En paralelo a ese bloqueo, confiesa que el repudio de su familia le ha generado episodios depresivos. “Me sentí completamente alienada, no solo por el mundo, sino también por mi familia y las personas que me rodeaban. Especialmente después de dejarlo, cuando aún estaba sola. Y quiero decir que me di cuenta de que algunos errores son imperdonables”, contó en el programa de Abbott.
Otro de sus traumas, cuenta Khalifa, sucede cuando sale a la calle. “Porque siento que la gente puede ver a través de mi ropa y me da mucha vergüenza y me hace sentir como si hubiera perdido toda mi privacidad, porque estoy a una búsqueda de Google”.
Actualmente, Khalifa vive como una suerte de influencer pues cuenta con 16 millones de seguidores en Instagram. Está comprometida con su novio, el chef sueco Robert Sandberg, y trata de transformarse en comentarista deportiva desde su red de Instagram. “Es mi esperanza”, dice la exactriz, con cierta resignación a su destino.
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Khalifa no es la excepción
El año pasado, la crisis de la industria pornográfica fue tan evidente que el diario New York Post publicó un artículo que se concentraba en que, de las diez estrellas sexuales más famosas del mundo, cuatro no formaban ya parte de ese medio. Otras solo trabajan en ocasiones especiales y las demás están muertas.
A principios del 2018 el mundo comenzó a preguntarse qué sucedía: en menos de dos meses aparecieron cinco actrices porno muertas en Estados Unidos y Canadá. Se trató de August Ames, Shyla Stylez, Olivia Nova, Yuri Luv y Olivia Lua.
El caso de la primera fue sonado. Con tan solo 23 años, August Ames se quitó la vida en diciembre del 2017. Fue encontrada ahorcada en un parque.
Al parecer, sufría problemas mentales y no podía soportar las críticas en redes sociales por ser una figura pornográfica. Ella murió poco después de tuitear que no quería actuar con un actor bisexual conocido por no usar protección.
“No tengo nada por que pedir perdón, ¿Disculparme por tomar medidas extra para asegurarme de que mi cuerpo permanece sano? Amo a la comunidad gay, pero yo decido a quién tengo dentro de mi cuerpo”, señalaba.
I don’t have anything to apologize for! Apologizing for taking extra steps to ensue that my body stays safe? Fuck you guys attacking me when none of my intentions were malicious. I fucking love the gay community! What the fuck ever! I CHOOSE who I have inside my body. No hate. https://t.co/7dSbq27K2F
— August Ames (@AugustAmesxxx) December 4, 2017
“Cualquiera que sea la actriz que me reemplace mañana (para el rodaje rechazado): estás filmando con un chico que ha filmado porno gay, solo para avisarte”, escribió en Twitter, pues sus representantes le ocultaron quién era el otro actor de la grabación. "¿A los agentes realmente no les importa a quién representan? Yo hago mi tarea por mi cuerpo ".
La muerte de Ames sería sucedida por las de Olivia Lua, 23 años, por suicidio; Olivia Nova, 20, por infección urinaria; Yuri Luv, 31, por sobredosis; y Shyla Stylez, de 35, quien falleció mientras dormía. “Tengo que celebrar las navidades sola y estoy triste”, explicaba Nova en Twitter.
La actriz Yuri Luv también se quejaba de algo parecido en la misma red social, asegurando que necesitaba un abrazo de cariño.
“Ser actriz porno es mucho más difícil de lo que puedas imaginarte y me gustaría que se respetara más a las chicas y a su trabajo”, explicó Shy Love, amiga de Luv. Tras esas declaraciones, la actriz Odette Delacroix aprovechó para dar su testimonio sobre acoso por internet: “No ha habido un solo día en mi carrera en el que no haya tenido que soportar estos comentarios. Llevo 15 años con depresión".
Otra actriz de gran renombre es Sunny Leone, quien continúa siendo popular a pesar de no grabar nuevas películas porno, pues la última vez que filmó una escena para adultos fue en el 2013. Tras su paso por la industria XXX, emigró a Bollywood, donde ha tenido éxito.
Otro de los casos más sonados fue el de Jessica Jaymes quien, en setiembre pasado, apareció muerta en su casa en California. Ella participó en más de 200 películas de sexo explícito.
“Es una carrera muy corta”, explicó la también exactriz Skin Diamond en una entrevista. “Como mucho duras uno o dos años en el porno y a veces el estigma es demasiado grande para que las chicas lo carguen a cuestas”.