Oculta entre las montañas de San Mateo, en Alajuela, una pequeña comunidad crece segura y con visión de futuro. Es desconocida por muchos, o mejor dicho, por la gran mayoría.
Allí habitan, actualmente, más de 40 familias, casi todas extranjeras, a quienes les gusta pasar desapercibidas y mantener el bajo perfil. Son familias que viven de los recursos naturales y pronto serán muchas más, pues esta es una comunidad que está en crecimiento.
Hasta ahora, entre sus habitantes, se cuentan 22 nacionalidades diferentes. Muchos de ellos trabajan desde sus casas, aunque hay otros que viajan a San José para cumplir con sus labores.
Ellos escogieron este sitio para residir, pues son amantes de la paz que disfrutan en Costa Rica. Aman las bondades de la naturaleza y ven en este lugar un refugio que pocos conocen.
Recorrer unos cuantos metros por este sitio es suficiente para entender cómo es la vida allí. Se trata de un santuario en el que no es necesario salir de la propiedad para conseguir alimentos y el ruido provocado por la ciudad no aturde.
En resumen, la comunidad se circunscribe alrededor de un camino pavimentado, de unos cuatro o cinco metros de ancho. A ambos lados de la calle hay árboles frutales, flores y plantas de diferente tipo, mientras que a lo lejos solo se aprecian montañas y el único sonido que allí predomina es el de las hojas de los árboles y el canto de los pájaros.
Avanzando por el lugar se pueden observar, ocultas entre los árboles, lo que parecen ser las viviendas, separadas unas de las otras. Muchas de ellas con paneles solares.
Y a mitad del camino se divisa una huerta, que está elaborada con una malla de plástico reciclado.
Por las características ya mencionadas, usted no se equivoca al pensar que transitamos por auténtica comunidad ecológica. Un eco-residencial que, en este caso, nació en el 2006 y fue cofundado por Stephen Brooks, un norteamericano que se enamoró de Costa Rica hace aproximadamente dos décadas y decidió vivir en el país de forma permanente.
“Cuando yo vine a Costa Rica, por primera vez, vine a pasear con mi familia y me enamoré del Caribe. Luego de visitar Bribrí, decidí dedicar mi vida a buscar otro tipo de diseños, donde pudiéramos vivir mejor, donde todos ganaran, donde la gente, los bosques, los animales se sintieran en armonía”, explicó el estadounidense.
En esa línea, Brooks ha dedicado su vida a implementar este “experimento” de diseño ecológico, que aprovecha la naturaleza al 100% para un buen vivir.
En armonía
Las comunidades ecológicas fundadas por Brooks, tienen como propósito aprovechar los recursos naturales y adaptarlos al estilo de vida.
Por ejemplo, en este residencial, el agua proviene de pozos profundos que están en la misma propiedad.Además, la electricidad de muchas de las viviendas es generada por paneles solares.
Por otro lado, sus habitantes cultivan lo que consumen y todo lo que recolectan de los árboles frutales y las plantas comestibles lo dividen en partes iguales para las familias. Los sábados por la mañana, como es la costumbre, se reparte el producto.
“No necesitamos salir de acá, porque cualquier cosa que queramos nos lo traen a la casa. Si uno quiere pescado de Puntarenas lo vienen a vender acá todos los miércoles, también vienen a entregar verduras, agua de pipa y marañones”, explica Brooks, quien además es uno de los habitantes de esa comunidad.
Esta es una propiedad a la que no se llega tan fácil, pues no está sobre la calle principal. Tampoco aparece en aplicaciones como Google Maps o Waze.
Se instauró en San Mateo precisamente por la ubicación geográfica que tiene.
“Tenía que estar a menos de una hora de San José y tenía que estar colindando con un río de agua cristalina, como es el río Machuca. Pero además, debíamos estar entre 400 y 700 metros sobre el nivel del mar para desarrollar la agricultura”, señala Brooks.
Aquí no hay gimnasios, piscinas o ranchos para actividades. Solo hay naturaleza, jardines comunitarios y espacios abiertos para participar en diversas actividades comunales que ayudan a que cada persona pueda conectarse con lo que le rodea.
“En lugar de tener canchas de golf o de tenis, tenemos huertas comunales y área para hacer yoga”, detalla Brooks.
Eso sí, el cofundador de este proyecto es enfático que no pretenden separar la naturaleza de la tecnología, pues saben que esta también es necesaria para diferentes actividades, como el estudio y el trabajo.
Nuevo proyecto
La primera comunidad ecológica en San Mateo, fue justamente la que apareció en la serie de Netflix Zac Efron: con los pies en la tierra, que se estrenó en el 2020.
En el tercer capítulo de la primera temporada, la serie muestra al afamado actor Zac Efron recorriendo una Costa Rica muy diferente a la que muchos ticos conocen, una que se asemeja más al estilo de vida que llevan las familias que viven en el eco-residencial.
Lo cierto del caso es que, el éxito de ese programa fue tal, que Brooks afirma que desde entonces no lo han dejado de llamar personas de diferentes partes del mundo, interesadas en establecerse en Costa Rica.
Cuenta Brooks que en el momento en que se estrenó el capítulo de la serie, él se encontraba buscando personas que quisieran vivir en Alegría Village, una nueva etapa del proyecto ecológico que está en construcción en ese mismo sitio y que es algo así como una ampliación de la comunidad actual. Afirma que un par de meses vendió todos los espacios para construir.
La idea del estadounidense es ir expandiendo cada vez más las comunidades ecológicas por la zona de San Mateo. En esta nueva etapa, residirán 145 familias y aunque habrá personas de más de 45 países, muchos son ticos interesados en este modelo de vida.
“Yo pienso que la gente es más consciente con la comida, el agua. Además es consciente de cómo estamos invirtiendo nuestro tiempo, por lo que creo que las personas están despertando y viendo la importancia de pasar tiempo con la familia y conectar con su salud”, añade.
Tome en cuenta que no todo el que quiera puede vivir en un eco-residencial es este tipo, pues hay ciertas reglas que cumplir. Por ejemplo, obligatoriamente, las personas deben utilizar técnicas constructivas ancestrales en sus casas, que incluyen adobe, madera o bahareque, o bien, que sean amigables con el ambiente. Además, las viviendas deben tener paneles solares y el agua que utilizarán será proveniente del río.
Cumplido este importante requisito, prepárese para vivir en un pueblo en el que harán uso de una huerta con más de 40 tipos de plantas vegetales, frutas y verduras. Además existe una granja y espacios abiertos para desconectarse de la rutina de forma natural.
Pero no solo los residentes se benefician del eco-residencial. Brooks es enfático que, actualmente, en este proyecto se brinda trabajo a aproximadamente 100 vecinos del cantón de San Mateo, quienes se encargan de diferentes tareas.
“Parte de lo importante es que genera trabajo para personas del cantón”, asegura el alcalde de San Mateo, Jairo Guzmán.
De acuerdo con Guzmán, en las inspecciones que ha podido realizar en el eco-residencial, ha podido notar que hay “un desarrollo bien equilibrado”.
Una conexión
El eco-residencial descrito en este reportaje, no es el único proyecto en el que actualmente trabaja Brooks. En compañía de la costarricense Andrea Belén, están desarrollando un nuevo concepto de estilo de vida, que pretende no solo combinar la arquitectura con el medio ambiente, sino que también buscan ligarlo al entretenimiento, la moda y la cultura.
Según detallan, la intención es ir cambiando la perspectiva de los ticos en la forma de vivir y crear “comunidades concientes’'.
“Vemos estos fenómenos y queremos dar un paso más adelante con el tema de conciencia, creando comunidades de arte y de diseño. Queremos crear una nueva comunidad que va a ser una comunidad holística, que va a contar con un espacio para vivir pero también con un espacio para sanar y sanarse uno mismo y conectar con los sentimientos”, explica Belén.
Según la costarricense, por medio de la fundación Vestí tus derechos, esperan poder ir involucrando cada vez más a las personas de San Mateo a este concepto de comunidades conscientes.
La fundación tiene como objetivo apoyar la inclusión económica y social de poblaciones vulnerables e impulsar su educación.
“Vamos a hacer un proyecto social para capacitar en diferentes temas y apoyar en diferentes proyectos comunales. La idea es beneficiar a la comunidad con talleres de inteligencia emocional, de habilidades blandas, de educación financiera y voluntariado”, añade.
Ante esta nueva comunidad, que se está posicionando en San Mateo, el alcalde del lugar se muestra complacido.
“Es muy buena iniciativa, ya que da trabajo, son amigables con el medio ambiente y nos ayudan mucho a dinamizar la economía. Nosotros como municipalidad, lo que hacemos es fiscalizar que se dé todo conforme a derecho, pero sí apoyamos inversiones como estas”, comentó Guzmán.
Asimismo, el alcalde detalló que eventualmente le gustaría desarrollar más proyectos de este tipo en el resto cantón.