
Se llenó el Paseo Colón y la avenida Central el pasado domingo 29 de junio durante la Marcha de la Diversidad . Al son de música electrónica, de Dale alergía a tu corazón y, por supuesto, de ¿A quién le importa? , desfilaron representantes de organizaciones, políticos, carrozas de bares, representantes de varias empresas tecnológicas del país, de la Embajada de Estados Unidos y muchísima gente sin una afiliación particular.
La manifestación se empata con otras similares en otras ciudades del mundo, en conmemoración de las manifestaciones tras la violenta redada en el bar gay Stonewall, en Nueva York, el 28 de junio de 1969.
En Costa Rica, la marcha empezó casi 40 años más tarde, en el 2008, aunque antes tuvo los antecedentes de los Festivales de la Diversidad, promovidos por la organización CIPAC, junto con otros grupos socios, desde el 2003 y hasta aquel 2008.
En la fiesta inaugural, las autoridades habían pedido a la organización cambiar la fecha del evento, pues justo ese día había un partido entre Alajuela y Saprissa, y se temían enfrentamientos con los aficionados. Pese al temor, la actividad se hizo en la fecha prevista y nada pasó, informa Francisco Madrigal, director de CIPAC.
El activista afirma que afortunadamente otras organizaciones han tomado la estafeta, pues los costos y la logística para el antiguo festival habían hecho a la actividad insostenible.
La marcha
La primera organización que marchó públicamente fue el Beso Diverso: lo hicieron del parque Central a la plaza de la Democracia, donde se celebraba el último festival de CIPAC. “A la primera marcha fuimos como 50 u 80 personas, y no llenamos ni dos carriles”, cuenta Paulina Torres, integrante del colectivo que nació para denunciar el trato discriminatorio que reciben las personas por la expresión de su identidad de género. Su consigna fue: “¿Nos sacan por un beso? Llevamos muchos besos”.
“Aquello fue muy emotivo, y nos hizo pensar que hay que salir a la calle y demostrar cuántos éramos. Antes éramos dos o tres cuadras; con los años se fueron sumando organizaciones hasta llegar a esto”, dice Paulina en medio del bullicio.
La organización de la marcha fue asumida desde el 2009 por Javier Umaña, un activista a título personal, y aquel año fue principalmente en carros. Desde el 2010 tiene las características que exhibe actualmente, y la convocatoria ha ido creciendo.
Paradójicamente, la presidencia de Justo Orozco en la comisión legislativa de Derechos Humanos enardeció los entusiasmos de la comunidad. La Marcha de los Invisibles a principios de junio del 2012 le dio mayor vigor a la Marcha de la Diversidad a finales de mes.
“Aquello enfureció mucho a la gente y le dio la integración necesaria al movimiento”, recuerda Paulina.
Según la activista, en un principio se peleaba por la visibilización de la comunidad y por la no discriminación. Actualmente, sus luchas se han ampliado a la aprobación del matrimonio igualitario y los derechos de las personas transgénero y transexuales.