La historia de Jani y Bodhi Schofield captó la atención mediática debido a la complejidad de su diagnóstico y las controversias familiares que surgieron con este caso. Jani, la primogénita del matrimonio entre Susan y Michael Schofield, fue diagnosticada con esquizofrenia infantil, un trastorno psiquiátrico extremadamente raro en niños de corta edad.
La esquizofrenia suele manifestarse entre los 18 y 30 años, pero el caso de Jani mostró síntomas desde sus primeros meses de vida, lo que sorprendió tanto a sus padres como a los médicos. Sin embargo, el caso tomó un giro aún más polémico cuando su madre, Susan, comenzó a publicar videos en YouTube exponiendo la vida privada de sus hijos.
Estos videos levantaron sospechas sobre el manejo de la situación familiar y generaron preocupación por el bienestar de los niños, lo que desencadenó una investigación por parte de las autoridades.
Jani Schofield y la esquizofrenia
El 8 de agosto de 2002 en Los Ángeles, California, Estados Unidos, nació January Schofield, más conocida como Jani, aparentemente sana, aunque con comportamientos extraños desde sus primeras semanas. Al contrario de lo que se espera en un recién nacido, que debe dormir entre 14 y 16 horas diarias, ella apenas dormía tres horas al día, despertándose frecuentemente y fijando su mirada en puntos específicos del techo y las paredes.
A los cinco meses, su desarrollo sorprendió a sus papás cuando la pequeña ya señalaba partes de su cuerpo como la nariz y los ojos, lo cual consideraron un signo de ser una niña superdotada.
Sin embargo, lo que inicialmente parecía ser un desarrollo avanzado pronto se tornó alarmante. Jani exhibió algunos de los síntomas más severos de esquizofrenia infantil jamás registrados. Desde temprana edad, su capacidad para diferenciar entre lo real y lo imaginario estaba completamente distorsionada.
Uno de los primeros y más inquietantes signos fue la aparición de alucinaciones visuales y auditivas. Jani hablaba de “400, el gato malo”, una figura que la atormentaba y con la que interactuaba de manera constante. Estas alucinaciones no solo le afectaban emocionalmente, sino que también provocaban episodios de comportamiento violento, lo que generaba gran preocupación en sus padres.
Otro de los síntomas más preocupantes fue su aislamiento social. A medida que Jani crecía, comenzó a alejarse de la realidad, dejando de interactuar con otros niños e incluso con su familia. Pasaba largos períodos hablando con sus amigos imaginarios, apartándose por completo del mundo que la rodeaba. Esta desconexión con la realidad llegó a tal punto que se volvió incapaz de participar en actividades sociales, lo que la llevó a una situación de aislamiento absoluto.
La agresividad también fue un síntoma recurrente y peligroso. Jani comenzó a exhibir comportamientos extremadamente violentos, atacando a su familia y a sí misma. Estos episodios fueron tan graves que sus padres tuvieron que separarla de su hermano menor, Bodhi, por temor a que pudiera lastimarlo. Su agresividad descontrolada fue uno de los principales motivos por los que fue ingresada en una unidad psiquiátrica, donde los médicos intentaron controlarla con fuertes antipsicóticos.
Finalmente, el insomnio severo afectó su bienestar general. Desde su nacimiento, Jani dormía tan solo unas pocas horas al día, lo que contribuyó a la gravedad de sus alucinaciones y la inestabilidad de su comportamiento. La falta de sueño agravó sus síntomas psicóticos, creando un ciclo destructivo del cual era difícil salir. A pesar de los intentos de los médicos por regular sus horas de sueño con medicamentos, su insomnio siguió siendo uno de los desafíos más difíciles de tratar.
Diagnóstico de esquizofrenia infantil
El diagnóstico de esquizofrenia infantil de Jani fue realizado por la psiquiatra Linda Woodall. Inicialmente, se sospechaba que Jani padecía de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o bipolaridad, pero su comportamiento violento y los síntomas psicóticos crecientes llevaron a los especialistas a descartar estas primeras hipótesis. En lugar de ello, determinaron que sufría de esquizofrenia infantil, una condición que afecta profundamente la capacidad de distinguir entre lo que es real y lo que es imaginario.
La esquizofrenia infantil es extremadamente rara. Afecta aproximadamente a uno de cada 40.000 niños, y se caracteriza por alucinaciones, delirios, pensamientos desorganizados y comportamientos inusuales. En el caso de Jani, estos síntomas comenzaron a presentarse de manera más severa a los cinco años, y en el 2007 fue ingresada en la Unidad Psiquiátrica de la Universidad de California. Allí, los médicos recetaron Clozapina, uno de los antipsicóticos más potentes disponibles, en un intento por controlar sus síntomas.
Una familia fragmentada y la exposición en YouTube
A pesar de la medicación, los padres de Jani vivieron en un constante estado de alerta, ya que los episodios violentos de la niña no cesaban. La preocupación por su hijo menor, Bodhi, nacido en el 2007, llevó a la familia a tomar una decisión drástica: Michael y Bodhi vivirían en un apartamento separado en el mismo edificio, mientras que Susan se haría cargo de Jani en otro apartamento. Esto garantizaba la seguridad del hermano menor, pero a la larga, la presión de manejar la situación dividió a la familia, culminando en el divorcio de los Schofield en el 2015.
Susan comenzó a ganar notoriedad pública al documentar en su canal de YouTube la vida de sus hijos. Lo que empezó como una ventana para mostrar el impacto de la esquizofrenia infantil en Jani, se transformó en una serie de videos que muchos consideraron inapropiados y preocupantes. A medida que los videos mostraban a los niños en momentos vulnerables, como durante crisis emocionales y episodios de medicación, aumentaron las críticas hacia la madre por exponer de manera excesiva la vida privada de sus hijos.
Según The Verge, uno de los videos más impactantes mostraba a Bodhi, de 11 años, en un estado casi catatónico, babeando y con la mirada perdida a las 4:30 a. m., mientras su madre le preguntaba agresivamente si necesitaba más medicación. En varios videos, Bodhi aparecía en situaciones similares, lo que generó un creciente escepticismo entre la audiencia sobre si su condición empeoraba debido a la esquizofrenia o por la sobre-medicación impuesta por su madre. Los seguidores comenzaron a creer que Susan padecía del síndrome de Munchausen por poderes, un trastorno en el que los padres fingen o agravan enfermedades en sus hijos para recibir atención.
A lo largo de los años, Susan publicó más de 250 videos, acumulando unos 34.000 seguidores, aunque la cantidad de personas que seguían la historia a través de otros foros y canales no oficiales era mucho mayor. The Verge destacó que estos videos no solo generaron atención pública, sino también ingresos por publicidad, lo que llevó a los críticos a acusarla de explotar a sus hijos para obtener beneficios económicos. La situación se volvió más polémica cuando se descubrió que Susan buscaba a múltiples médicos para obtener recetas de antipsicóticos fuertes para Bodhi, como Thorazine y Clozapina, lo que alarmó a los expertos.
El punto álgido de la controversia ocurrió en 2019, cuando Michael, el padre de Jani y Bodhi, acudió al programa Dr. Phil para denunciar que Susan estaba explotando a sus hijos a través de los videos y sobre-medicándolos. En ese episodio, Michael acusó a Susan de grabar momentos íntimos, como a Bodhi en la ducha o en el baño, con el fin de atraer atención y generar ingresos a partir de las visualizaciones. Aunque Susan defendió sus acciones diciendo que lo hacía para generar conciencia sobre los trastornos mentales, el propio Dr. Phil coincidió con Michael en que los videos eran perjudiciales y debían ser eliminados
Bajo presión, Susan finalmente aceptó eliminar algunos videos de su canal de YouTube tras una conversación fuera del aire con su nuevo esposo, y poco después, desapareció por un tiempo de las redes sociales. Según The Verge, las autoridades también intervinieron, retirando a Jani y Bodhi de la custodia de Susan en marzo de 2019. Aunque las circunstancias exactas de esta decisión no se revelaron públicamente debido a una orden judicial, se cree que la sobre-medicación y la influencia negativa sobre los niños fueron factores clave.
En este punto, la situación de los hermanos tomó rumbos distintos. Bodhi fue diagnosticado formalmente con autismo y su progreso fue notable bajo el cuidado de su nueva familia. Jani, por su parte, permaneció en un hogar hasta que cumplió 18 años, momento en el que decidió regresar a vivir con su madre, a pesar de que, durante los procesos judiciales, manifestó que no quería volver con ella.
Al día de hoy, Jani continúa luchando con los síntomas de la esquizofrenia infantil, aunque logró mantener una vida relativamente estable gracias a la medicación. Actualmente publica contenido en su canal de YouTube que comparte con su madre e Instagram. Susan continúa compartiendo detalles sobre la vida de Jani, ahora adulta, y ambas publicaron un podcast en YouTube donde critican duramente a los Servicios de Protección Infantil, a quienes acusan de tráfico de niños.
Susan continúa buscando formas de recuperar la custodia total de su hijo menor y planea una batalla legal para exponer lo que, según ella, es una conspiración en su contra.
La esquizofrenia infantil: Un trastorno poco común y devastador
La esquizofrenia infantil es un trastorno mental raro y serio, donde los niños y adolescentes perciben la realidad de manera distorsionada, según detalla el sitio de investigación y educación médica, Mayo Clinic. Este trastorno afecta de forma significativa el pensamiento, comportamiento y emociones de quienes lo padecen, provocando alucinaciones, delirios y alteraciones graves en el razonamiento. Estos síntomas dificultan que el niño pueda llevar una vida normal, afectando su capacidad para relacionarse, estudiar y desenvolverse socialmente.
Si bien la esquizofrenia infantil comparte características con la que se presenta en adultos, su aparición temprana, frecuentemente en la adolescencia, conlleva desafíos adicionales. Mayo Clinic señala que un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado son esenciales para manejar los efectos de la enfermedad. A pesar de que la esquizofrenia es una condición crónica que requiere tratamiento continuo, identificarla y tratarla cuanto antes puede mejorar significativamente el pronóstico y la calidad de vida del niño a largo plazo.
El caso de Jani es un ejemplo extremo de cómo este trastorno puede desestructurar no solo la vida del paciente, sino también la de su familia.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La información fue investigada y revisada por un periodista para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.