Corría el 2009, con las redes sociales en pañales pero ya sí bullía fuerte el tema del espectáculo, mucho a propósito de los reality shows como Jersey Shore y su aún inolvidable Snooki, hoy de 33 años, esposa y madre de familia, pero eso es otra historia. Entonces la estadounidense Nadya Suleman, medio conocida por su obsesión de operarse el rostro hasta tratar de lucir como Angelina Jolie, saltó a la palestra pública mundial, óigase bien, al revelar que estaba embarazada de octillizos, tras someterse a una tremebunda inseminación artificial... y siendo ya madre de otros seis hijos.
Insisto: era el 2009 y no había posibilidad de que ese caso se diluyera entre las miles de historias surrealistas que empezaron a pulular en las redes sociales, máxime si se toman en cuenta todos los antecedentes, entre ellos, la obsesión de Nadya con Jolie, y el tema principal ¿cómo y por qué se le permitió a una actriz porno de tercera categoría, madre de seis, embarazarse de ocho bebés, solo porque sí?
El caso es que la situación de Nadya Suleman, desde aquel momento y hasta hoy conocida como la ‘octomom’, enojó y desgarró el corazón de muchos por igual, pues si bien parecía que ella no estaba del todo en sus cabales, el caso se manejó con pinzas y desde la estadía temprana de su embarazo hasta el nacimiento y más, Nadya tuvo a sus octillizos bajo la lupa mundial.
Rebobinando, es impresionante ver cómo todos los terribles escenarios que vivió Suleman, tras dar a luz a sus octillizos, se fueron quedando en pleitos legales que la tuvieron con el corazón en la boca por años, monitoreada por instituciones de bienestar social para la niñez y que, por razones obvias, debían ratificar si al menos había una mínima idoneidad por parte de la rocambolesca madre... pero madre, al fin y al cabo.
El caso de Nadya Suleman no se trató de un tema menor: fue la segunda mujer madre de octillizos en los Estados Unidos gracias a las técnicas de fecundación in vitro. Suleman se convirtió en un fenómeno viral, y todo porque la propia mujer habría pedido a los especialistas que le implantaran todos los embriones surgidos de tratamientos anteriores de fertilización. Se esperaban siete, pero nacieron ocho por sorpresa. Fue en el 2009, y el nacimiento de sus octillizos, seis niños y dos niñas, dio la vuelta al mundo y avivó el fuego del debate del mundo de la fecundación in vitro, según rememora la agencia AFP, entre otras.
Eso sí, si ocho niños no eran suficientes, padres y madres de todo el mundo se llevaron las manos a la cabeza tras enterarse de que además de los octillizos, Suleman era madre de otros seis menores. Como madre de 14 retoños, supuso toda una novedad y los medios pronto convirtieron a Nadya Suleman en Octomom, todo un personaje que generaba antipatía y empatía por igual.
Si nos devolvemos 10 años atrás, o con solo un click en Google, seremos testigos -y hasta partícipes- de cómo se criticó su habilidad para ser madre, se le acusó de estafar con donaciones, de no tener trabajo ni recursos y de ser una inconsciente por querer traer más niños del mundo. Esto por decir lo menos, pero antes de continuar es imperativo destacar que si hemos vuelto sobre esta historia con aparente final normal (no existen los finales felices pero en este caso, al parecer lo van llevando lo mejor posible) es porque la Octomom ha tenido al mundo en contra en los últimos años y, a pesar de todo, al parecer está logrando mantener a su enorme familia a flote... incluso alejándola de los reflectores.
A sus 45 años, y a juzgar por las entrevistas que han conseguido algunos medios con ella, se percibe una persona consciente de sus errores, pero a estas alturas, al menos en lo que dice y en lo que la acuerpan los hechos (a ver.. ¿cuántas madres solteras podrían llevar a buen puerto a una familia de 14 infantes?) su actitud tremendamente irresponsable ha mutado en un esfuerzo demoledor... y con grandes frutos, al menos hasta ahora.
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Irresponsabilidad absoluta
Aunque la posición de la prensa mundial hoy sea totalmente diferente a la de hace 11 años, cuando trascendió el embarazo múltiple de Nadya y su desde entonces precaria situación financiera, nadie contradice que la decisión de la mujer y del equipo médico que la auxilió en la fecundación fue una “irresponsabilidad total”, como se dijo en su momento.
Pero, justo por esto, es que hoy los esfuerzos de la mujer, en todo sentido, le generan reconocimiento.
Nadya Suleman, quien inició su estela de “celebridad” en Hollywood tratando de convertirse a punta de cirugías en un clon de Angelina Jolie, en sus tempranos 20, comenzó su coqueteo con la fama en modestos reality shows, pero pronto se adentró en el lado oscuro del mundo del espectáculo.
Alcohol, cirugía plástica para parecerse a la actriz Angelina Jolie, drogas, reportajes fotográficos desnuda, trabajos como stripper e incluso videos pornográficos hicieron de Suleman todo un símbolo del mal gusto. De la cinta sexual es de lo que más se arrepiente, ha dicho en los últimos años a entrevistadores que intentan conocer su verdad mientras 14 almas la atarantan y la hacen reír por igual.
De acuerdo con una exhaustiva entrevista realizada en setiembre pasado por el diario español La Vanguardia, la otrora escandalosa mujer, hoy de 44 años, habla de su pasado sin caretas y con gran madurez. Sobre su trabajo temporal como actriz porno, confiesa que vendió su alma por $8.000. “Me arrepiento al 100%, pero en ese momento nos estaban embargando, íbamos a quedarnos sin techo y (la paga) nos permitió mudarnos con un alquiler. Me arrepiento de eso más que de otra cosa, pero aprendí. Me hizo darme cuenta de que esa no era yo”, confesó Suleman, quien tuvo que ingresar a un centro de rehabilitación y a partir de ahí, su vida dio un vuelco casi completo.
Quien mira sus posts en Instagram puede intuir que, como mínimo, la familia logró mantenerse unida ante la vigilancia y amenaza permanente de los servicios sociales de quitarle los octillizos. Pero para llegar a donde está hoy tuvo que pasar una incontable cadena de sacrificios y hasta problemas legales, pero contra todos los pronósticos, Suleman parece haber pasado lo peor, empezando porque ahora se expresa con madurez y reflexiona sin ambages sobre sus muchísimos errores de juventud.
En retrospectiva, este es el resumen de lo ocurrido. A principios de febrero del 2009, según un recuento de La Nación basado en las agencias DPA y AP, “la decisión de una mujer que ya tenía seis hijos de dar a luz a octillizos, tras una fertilización asistida, suscitó fuertes críticas en Estados Unidos”.
La madre de los niños, que nacieron en California tenía 33 años y les paró el pelo a los especialistas médicos de todo el mundo, quienes aseguraban que Nadya había hecho peligrar su propia vida y la de sus futuros hijos con una cifra tan alta de embriones.
“Cualquier experto en fertilidad se mostraría de acuerdo con que transferir tantos embriones denota una falta de responsabilidad y de ética”, afirmó en su momento Sara Rosenthal, dedicada a la Bioética en la Universidad de Kentucky. “Es un procedimiento escandaloso y no debería haber ocurrido”, agregó.
Según afirmaron los médicos, a la madre se le habían explicado los riesgos que conllevaba ese embarazo y planteado la posibilidad de someterse a una reducción embrionaria, pero ella se había declarado en contra de abortar alguno de los embriones.
Las disposiciones de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva no permiten que a las pacientes con menos de 35 años de edad les sean implantados más de dos embriones.
“Un embarazo hipermúltiple implica para la madre un alto riesgo respiratorio, triplica las posibilidades de desarrollar diabetes gestacional e hipertensión, y con prematuridad garantizada para los bebés”, comentó en su momento la doctora Karen Maples, del Hospital Kaiser Permanente en el sur de California.
Fue en ese centro médico donde nacieron, tras 30 semanas de gestación, los seis niños y las dos niñas, quienes al ser prematuros estaban expuestos a padecer secuelas como consecuencia de su inmadurez, tal cual lo explicaron los especialistas y lo que inmediato provocó una nueva cadena de repudio contra la madre, por tomar semejante riesgo para sus hijos.
Ángela Suleman, la abuela de los niños, declaró en aquel momento que su hija siempre había tenido problemas para concebir y había sido sometida a un tratamiento de fertilización in vitro porque su trompas de Falopio estaban ligadas.
Siendo madre de seis hijos en aquel momento, varios ya mayores de edad actualmente, Suleman insistió. “Todos los niños (se refería a los octillizos y a los demás) fueron concebidos haciendo uso del esperma del mismo donante”, dijo la abuela, una de las pocas en la familia que habló con la prensa años atrás. Los hijos mayores de Suleman, por cierto, se han mantenido prácticamente al margen de las decisiones maternas y no dan entrevistas ni aceptan fotos. Esporádicamente posan en fotografías junto a sus hermanos en Instagram, pero apenas se distinguen en las fotos.
El caso es que a pesar de lo sonriente (y hasta atlética y bonita, como se observa en las fotos que postea a menudo en la ya mencionada red social), Nadya Suleman ha caminado por un empedrado camino durante estos años, ya no por sus otrora consabidos escándalos, sino por sus problemas financieros.
En el 2014 su nombre volvió a ser noticia por la acusación de no cuidar adecuadamente a sus 14 hijos.
En aquel momento la madre fue denunciada por la Fiscalía de Los Ángeles por fraude a los servicios sociales, esto al no haber declarado ingresos de más de $30.000, hecho que de seguro hubiera influido para que la ayuda le fuera negada cuando la solicitó, reseñó La Nación.
Suleman se enfrentaba en ese entonces a cargos por declaración falsa y perjurio. Y con ello, una de sus peores pesadillas: la “octomom” podría pasar cinco años y ocho meses en la cárcel, lo que automáticamente haría que sus hijos pasaran a cargo del Estado.
El caso es que con la ayuda de varias personas, muchas de ellas anónimas, Suleman resolvió el asunto, pagó sus obligaciones, se quedó una vez más prácticamente en la calle... pero algo parece haber cambiado en su mente desde entonces.
Solo meses antes había declarado a varios medios que quería mucho a sus hijos pero que “habría sido mejor no haberlos tenido”.
De acuerdo con el portal español Bebesymás.com, que ha seguido el caso muy de cerca, publicó en una nota en la que trascendía la desesperación de Nadya y aseguró en el 2012 que Nadya “está soltera y parece que ha llegado al punto en el que su sueño de tener una gran familia se le ha vuelto en contra, puesto que ‘odia a sus ocho bebés’ y sus seis hijos mayores son, según comenta, unos ‘animales’.
“Es tal la desesperación de esta madre que comenta que su válvula de escape es el baño, donde se cierra para llorar, a veces durante horas, tantas que llega hasta a comer allí. Incluso ha explicado que “algunos días he pensado en quitarme la vida”.
“Al hecho de tener que cuidar de 14 hijos se suma la situación económica, totalmente precaria, en la que están. Lleva meses sin pagar la hipoteca, no puede pagar los colegios y ni siquiera tiene ánimo para ir a buscar comida con la que alimentar a toda la familia” señaló el portal, justo por los días en que Suleman estaba a un pie de ser encarcelada.
Y es aquí donde se inicia su (por ahora) final feliz o por lo menos mucho más tranquilo, con decisiones relevantes como mudarse junto con su prole a un calmado y pequeño suburbio, siempre en California.
Justo tras aquel traumático trance en el que estuvo a punto de perder a sus 14 hijos si hubiera sido condenada y encarcelada, algo pareció cambiar en la mente de Nadya, quien por años había sido señalada por distintas instancias que dudaban de su estabilidad mental.
A finales de octubre del 2014, Nadya inauguró la apertura de su cuenta en Instagram, con este post:
“Creo que las personas excepcionalmente fuertes, explotan como un volcán cuando son oprimidas durante mucho tiempo. En enero de 2009, los medios de comunicación me robaron mi identidad. Por DESESPERACIÓN y ESCASEZ para sobrevivir y alimentar a mi familia de 14 niños, sacrifiqué mi sentido del yo y adopté vergonzosamente una identidad nueva y no deseada: octomom. En marzo de 2013, DEJÉ esta vida sin sentido y humillante y alejé a mi familia de las influencias tóxicas antes de que me mataran. Y volví a mis raíces, conseguí un trabajo como consejera, me centré en mis estudios para terminar la especialización y lo más importante, estoy siguiendo el camino que Dios había planeado para mí y mi familia. Rezo todos los días para que mi persistente trabajo y dedicación a todos mis hijos les dé la vida que se merecen”, escribió.
Su sesudo texto fue aplaudido por miles en redes y, entonces, comenzó a recibir ayuda de todo tipo, en mucho, mental y espiritual.
Sus seguidores la animan y ella les da fe de que su cambio está en firme, máxime con el apoyo que está recibiendo y que se traduce en pequeños grandes detalles. Como parte de su intención para un mejor vivir, Nadya se inscribió en un gimnasio y a menudo postea fotos mientras se ejercita, pero alguien notó que siempre usaba el mismo atuendo y le envió un set de implementos deportivos que a ella le sacó las lágrimas y se dejó contar en Instagram que, efectivamente, tenía que lavar su ropa deportiva diariamente, pues no tenía plan B.
“Estoy muy agradecida por las personas de buen corazón en este mundo que se toman un tiempo valioso de sus vidas para ser considerados y considerados con los demás. Gracias por el regalo de cumpleaños perfecto. Llevo años usando el mismo atuendo de entrenamiento (detergente jajaja), y necesitaba uno nuevo pero no quería malgastar el dinero. ¡Estoy muy agradecido por estos gestos altruistas!”, escribió la mujer en Instagram.
Y es que, como recuenta La Vanguardia, Suleman por fin se dio cuenta de que toda esa fama y fortuna quizá no era el mundo más adecuado para ella y sus hijos. “Quise dejarlo desde el primer día. Estaba sobrepasando mis límites, mi sistema de valores y a mí misma. No lo pensé en ese momento porque intentaba sobrevivir y hacía lo que fuese para poder mantener a mis hijos”, declaró Suleman a la revista People y aseguró que haría lo imposible para evitar que ninguno de sus hijos tomaran mal ejemplo.
“Hubo un detonante: mis hijas, especialmente mi hija mayor, Ameerah. Tenía como unos diez años entonces, y comenzó a imitar todo lo que yo hacía. Después de ver eso, vi que podía seguir el mismo camino destructivo, y me di cuenta en ese momento que antes viviría con mis 14 hijos en una caravana (un remolque) que continuar ese camino. No es lo que yo quería para mis hijos”.
Eso sí, también tomó la determinación de ser abierta con los niños, y contarles las cosas tal y como había sucedido. “Lo hice por dinero”, admite, “y no me arrepiento”.
Y aquí es donde empiezan las buenas noticias: Suleman se mudó desde Los Ángeles a su tierra natal, Orange County, también en California. Desde entonces, ha estado trabajando como terapeuta ocupacional ayudando a familias, y confiesa “sentirse viva otra vez”. Natalie (como prefiere llamarse ahora, en lugar de Sadie) asegura que disfruta levantándose todos los días a las cinco de la mañana preparando a sus hijos para ir a colegio, especialmente con Aidan, de 11 años, que tiene una discapacidad; y Calyssa, de nueve, que tiene autismo. Natalie y sus hijos están muy unidos, y pasan todo su tiempo libre haciendo ejercicio e investigando todo tipo de alternativas para su vida sana. Los 15 son veganos, y Natalie reconoce que se pasa más de dos horas en la cocina todos los días, asegura La Vanguardia.
“Era como un muerto viviente. Me levanté, volví a mis raíces. Me ayudó mi trabajo, mis hijos… Tuvimos algunas dificultades económicas, pero no importaba. Nunca me había sentido más libre y feliz en mi vida” aseguró; “hago todo lo posible para vivir para ellos y que estén tan felices como sea posible. Jugamos, disfrutamos de todos los momentos que tenemos juntos, y eso es todo lo que cuenta”.
Por ahora, en medio del monumental trajín de criar a 14 hijos soltera -por ahora no se le conoce pareja- Suleman también cuenta con los ingresos que recibe de un nuevo servicio telefónico que se llama Dial a Star, en el que cualquiera puede conversar con ella por $18 dólares, o con cualquier otra celebridad.
“Pero nunca haría pornografía ni por 100 millones de dólares, es algo que podría perseguir a mis hijos para siempre”, aclaró en entrevista con People, pues ha recibido múltiples ofertas de productoras de películas para adultos.
“Existe una diferencia entre cómo crié a mis hijos adolescentes (que están ocupados como siempre, jaja) y cómo estoy criando a los ocho pequeños. Con mis mayores fui una madre permisiva e indulgente, sin la firmeza y disciplina adecuadas, y crié niños muy poco agradecidos, aunque amorosos y cariñosos. Aprendí de mis errores y del estilo incorrecto de crianza, y con los pequeños incorporé firmeza y disciplina mezcladas con amor incondicional y aceptación. Esta combinación de amor y disciplina los ha convertido en los seres humanos más agradecidos que he conocido. Realmente he sido bendecida con ellos”, afirmó la nueva “Octomom” quien parece haber encontrado a tiempo un equilibrio en su vida o más bien, en la forma de enfrentarla. Ocupada y “de locos” estará el resto de su vida, a no dudarlo. Pero la gran diferencia estriba en el “cómo” lograrlo.
Visto lo visto y contra todos los pronósticos, la ‘octomom’ parece estarlo logrando.