A continuación encontrará spoilers de la película ‘La sustancia’, que actualmente se mantiene en cartelera en las salas de cine. Si aún no la ha visto, le advertimos que se expondrá en el texto a detalles sobre la trama.
Pronunciar el nombre Demi Moore conlleva la sensación de que de su vida, obra y milagros queda poco nuevo por decir. Sin embargo, con su papel protagónico en el filme The Substance (La sustancia, 2024) la actriz demostró que es de todo menos una página acabada.
En esta película de terror gore, estrenada en Costa Rica el pasado 22 de setiembre y que ha ido creciendo en taquilla gracias a un muy positivo “de boca en boca”, Moore regresa a la gran pantalla en una polémica y aplaudida actuación, que en muchos aspectos traza paralelismos con su historia personal.
La cinta sigue a Elisabeth Sparkle (Moore), una estrella televisiva y rostro de un programa de aeróbicos. Sparkle es despedida bruscamente por el director de la televisora (Dennis Quaid), quien le deja en claro (a sus espaldas) que ya perdió su atractivo.
Este cambio sume a la protagonista en una profunda crisis de identidad, en la que termina recurriendo a una sustancia clandestina que, le afirman, cambiará su vida. Este líquido hace que brote de ella otro cuerpo, rejuvenecido y que definen como su “mejor versión”. Aunque este alter ego, nombrado como Sue (Margaret Qualley), se mueve y piensa con independencia, no deja de ser ella misma.
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La situación se complica pues mientra uno de los cuerpos se mantiene activo, el otro queda en una especie de estado vegetativo, y viceversa. Para evitar consecuencias negativas, deben respetar un protocolo que entre otras cosas, les pide cambiar sin excepciones cada 7 días; una regla que Sue no respeta y desencadena una serie de trágicos acontecimientos.
A fin de profundizar en lo que plantea una de las películas que más ha dado de hablar en el 2024, La Nación conversó con la socióloga Isabel Gamboa y las psicólogas clínicas Diana Corrales y Kayla Arce, sobre The Substance y los temas que se desprenden de su trama, como los problemas de autoestima, el odio contra las mujeres y el ‘desechamiento’ social de la población adulta mayor.
‘The Substance’: ¿Una crítica o reproducción de la misoginia?
The Substance no deja a nadie indiferente y eso ha aflorado en diversas interpretaciones sobre la película. La máster en psicología clínica Kayla Arce considera que el filme tiene un carácter crítico. Para ella, se ponen en la palestra problemáticas como el miedo a la soledad, la falta de autoaceptación incondicional, la pérdida de la identidad y la sexualización.
“Creo que la película plasma la realidad actual, pero sí lo hace desde la crítica, basada en lo que genera en el público. Por lo general en la película se siente repulsión, asco y hasta enojo. Creo que buscaron generar esto para hacer una crítica a las problemáticas sociales que se reflejan”, planteó la psicóloga.
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Gamboa apuntó que la directora del largometraje, Coralie Fargeat, incursionó anteriormente en el género cinematográfico de “violación y venganza”; el cual es uno de los más consumidos y que se caracteriza por presentar escenas explícitas de violaciones contra mujeres.
Antes de The Substance, Fargeat dirigió Revenge (2017), filme que de acuerdo a la socióloga presenta una de estas escenas que considera “insoportables e innecesarias”.
“Yo cuando la vi no sabía que la directora era una mujer, y por experiencia cinematográfica asumí que era un hombre. Tampoco me sorprende, porque aunque no es muy usual que las mujeres hagan esto, es una manera bastante segura de entrar al cine, tener reconocimiento y lograr la mirada masculina. Es una apuesta segura”, explicó.
Isabel Gamboa, socióloga y catedrática de la Universidad de Costa Rica (UCR), considera que muchos espectadores están cayendo en una trampa al reivindicar al filme como una obra crítica y progresista.
“Este es el tipo de película, aparentemente transgresora, pero que lo que hace es reproducir la misoginia. Tiene una elección ideológica de las tomas y de cuanto aparecen en pantalla. A nivel técnico tienen el mismo enfoque de la pornografía. Hay una toma tan cercana que, aunque la actriz tiene ropa, se nota el abultamiento de la vulva hacia atrás”, declaró Gamboa, quien dirige el posgrado en Estudios de la Mujer en la UCR.
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De acuerdo con la investigadora, la cinta culpa a las mujeres por la violencia que reciben y hace una “reproducción sádica” del despedazamiento de los cuerpos femeninos. A esto se suma la predominancia de primeros planos que retratan la “fealdad” y un ensañamiento con el cuerpo de la mujer joven.
“Es un despedazamiento que las mujeres reales sufrimos de manera muy concreta, con los feminicidios, pero también porque figurativamente nos despedazan todo el tiempo. La película se ensaña con la mujer y no hay que obviar el contexto de atrocidades, violaciones y asesinatos contra las mujeres, perpetrados por hombres en todo el mundo”, aseguró la catedrática.
Además, asegura que el filme también la emprende contra las personas de la tercera edad.
Considera que ese tratamiento se da, tanto en el filme como en la realidad, en mayor medida contra las mujeres adultas mayores. Gamboa enfatizó en los testimonios de actrices que son excluidas por su edad, y el contraste de esto con hombres como George Clooney o Brad Pitt, a quienes se les recalca que “envejecen como el vino”.
“Somos asociadas consciente e inconscientemente como brujas, horribles y asquerosas. Las mujeres viejas damos asco. Por eso en la película hay un profundo odio hacia las mujeres viejas, muy violento; para mí es una película profundamente misógina”, comentó.
La desgarradora y eterna pelea contra el espejo
Al margen de si la película los perpetúa o los critica, lo que es innegable es que los problemas de autoestima y percepción corporal son una tónica durante todo el largometraje. Para la psicóloga Diana Corrales, el filme intenta retratar la realidad que viven muchas mujeres y afirma que los episodios de crisis son muy apegados a cómo ocurren fuera de la pantalla.
“La mayoría de mujeres a las que atiendo tienen dificultad para verse en el espejo. No es un caso aislado de una con algún trastorno específico. Casi un 85% de las mujeres, de todas edades, que yo atiendo tienen algún tipo de problemática con su imagen corporal. Para mí es frustrante porque no queda solo en el discurso, sino que yo veo las consecuencias reales en mis pacientes”, relató la especialista en Terapia centrada en la compasión.
Mientras tanto, Kayla Arce hace hincapié en que resulta más adecuado utilizar el término de autoaceptación antes de amor propio para referirse a la crisis de la protagonista, porque el segundo concepto es algo vago y puede ser susceptible a interpretaciones.
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De acuerdo con Arce, mediante simbolismos, The Substance permite reflexionar sobre la importancia de trabajar en la autoaceptación incondicional; cuyo principal efecto es el cambio que produce sobre nuestra propia percepción.
“La película muestra esos conflictos internos que pueden existir con cosas propias que odiamos tanto que no nos permitimos aceptarlas. Esto siempre será un conflicto, porque aunque no las aceptemos no van a desaparecer y nos pueden terminar destruyendo física y mentalmente. Sin duda, deberíamos ser más compasivos con nosotros mismos”, expresó la máster en psicología clínica.
También explicó que la sustancia ficticia que se presenta en el filme la hace recordar a los procedimientos estéticos. Aunque no considera que tengan algo negativo per se, sí recomienda que antes de realizarse una de estas intervenciones, exista un proceso previo de terapia psicológica.
“Si no hay autoaceptación incondicional, no importa cuántos cambios se hagan, nunca van a estar conformes. No importa si nos convertimos en esta ‘versión perfecta’ de nosotros mismos —idealizada totalmente—, las inseguridades van a seguir ahí, simplemente van a cambiar a otros aspectos”, puntualizó.
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Por otra parte, Corrales comentó que la cinta muestra como las exigencias contra los cuerpos de las mujeres se mantienen como una constante. Esto lo ve ejemplificado en el personaje de Moore, que pasa de ser el ideal de belleza a convertirse en una víctima de los cánones físicos que representó.
“Lo más peligroso no solo es el estándar idealizado, sino que la industria se aprovecha de ese deseo humano de pertenecer, ser visto y validado para crear siempre nuevas necesidades. Eso es lo más problemático, que además la ‘meta final’ es inalcanzable y siempre se va corriendo. La vara con la que se mide a la mujer te la van cambiando y queda una insatisfacción crónica”, argumentó la psicóloga.
Diana Corrales concluye que debe aprovecharse el impacto mediático de la película para incentivar discusiones importantes. Considera que una de estas es dejar de ver la salud mental como algo individual y que es responsabilidad solamente de la psicología y psiquiatría.
“Las personas no solo deben buscar la terapia para ‘solucionar’ la relación con sus cuerpos; es un problema estructural. Atendiendo a mis pacientes me doy cuenta de que la terapia psicológica se queda corta, porque, aunque funciona, somos víctimas de algo más grande. Todo el acompañamiento psicológico debería acompañarse con políticas públicas que velen por el bienestar integral de las personas”, declaró la profesional en psicología.