Son las 5 de la mañana. El astro Sol aún no ha salido y las aves están apenas por despertarse. El maravilloso Tortuguero, con su imponente flora y exótica fauna, está a la espera de varios expedicionarios que están dispuestos a adentrarse en sus entrañas, con el fin de emprender una tarea de pasiones aladas: el conteo de aves.
Entre biólogos expertos y otros ciudadanos amantes de la naturaleza, son poco más de 40 personas quienes comenzarán -en cuanto el alba aparezca- a buscar nuevas especies y registrar las que ya se conocen. La aventura de ‘pajarear’, como popularmente se le llama al avistamiento, apenas empieza.
Se dividen los grupos en botes pequeños para hacer los recorridos por los canales, otros lo harán a pie dentro del Parque Nacional. Con la vista y el oído muy atentos, los contadores se disponen a investigar, a buscar. En dos de esos botes, además, van dos grupos de inexpertos llenos de emoción: periodistas, fotógrafos y camarógrafos que se sumaron al Quinto Conteo Anual de Aves en Tortuguero para registrar no solo el evento, sino para conocer de primera mano la adrenalina que se vive durante los avistamientos.
Es que pajarear, sin duda, es una de las actividades más llamativas que ofrece el Parque Nacional, más allá de la belleza del desove de tortugas en sus playas.
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Y es que sí, Tortuguero es famoso por la llegada de las gigantes tortugas Verde, Baula, Cary y Cabezona, pero su esplendor es mucho más grande. Al avistamiento de aves se suma al de otros animales como el puma y la contemplación del impactante Cerro Tortuguero.
Además, el pueblo más cercano al Parque Nacional ofrece diferentes opciones de entretenimiento. Allí existe una amplia oferta gastronómica, hospedaje, servicios básicos, electricidad e internet; además de algo muy llamativo: no se ve ni un solo carro o motocicleta en los alrededores. En Tortuguero el transporte es vía acuática, los botes son los reyes del lugar.
La aventura
Volviendo a las emociones, el sábado 29 de enero el equipo periodístico acompañó a los contadores y funcionarios del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) a la búsqueda de aves. También se sumaron a la aventura miembros del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), quienes constantemente hacen esfuerzos para dar a conocer los atractivos del lugar.
Al comenzar la expedición, lo primordial es tener la vista y el oído dispuestos, no solo para apreciar las bellezas naturales de los canales y del Parque Nacional, sino para registrar todo tipo de movimientos, sonidos y por supuesto, plumas. Es que ‘pajarear’ no es tan simple, para sacarle su mayor provecho se requiere experiencia, estudio y mucha pasión. Los expertos, con solo ver un ave volar o escucharla cantar, podían identificar su especie, mientras que los demás, que no teníamos el expertise, nos conformábamos con buscar pájaros entre las copas de los árboles o en las riveras de las lagunas.
Las especies que más divisamos fueron garcetas azules, esas que en su etapa de juventud son de color blanco intenso, pero que con el pasar del tiempo van adquiriendo su llamativo tono azul. Las oropéndolas no podían faltar, de esas habían por montones, volaban graciosas en el aire ya fuera en solitario o en grupos.
También, con mucha emoción, divisamos jacanas, que revoloteaban entre la maleza acuática. Sobre ellas aprendimos, gracias a la guía de Rafael Soto -director de Gestión Turística y coordinador de la Ruta Nacional de Aves del ICT- que esta especie tiene la costumbre de que el macho es quien cuida de los nidos y también de las crías. Ese detalle indica que, muy posiblemente, los pequeños grupos que vimos eran una familia de un papá junto a sus polluelos.
La espesura de la vegetación hacía difícil encontrar las aves para los ojos inexpertos; sin embargo, como si las propios pájaros quisieran hacerse notar, más de uno posó para el lente de los fotógrafos. En el camino, el equipo periodístico logró ubicar un total de 22 especies diferentes, todo un logro, aunque cuando nos topamos al grupo liderado por el experto por Pablo Camacho -biólogo tropical e ingeniero forestal-, nos llevaban al menos 50 especies de ventaja.
En el 2021 se registraron 186 especies de aves en Tortuguero, este 2022 se logró marcar un récord al contar un total de 221 en 12 áreas del parque.
Nuestros botes hicieron tres recorridos: Caño Chiquero, Aguas Frías y Caño Harold. Durante los viajes divisamos con emoción dos tipos de tucanes, uno de pico café y también al llamativo arcoiris. Las miradas también lograron identificar trogones, reinitas, golondrinas, ibis, roscones, martinetes, gavilanes, lapas verdes (que son muy difíciles de encontrar), bastantes zopilotes (de cabeza roja y negra), un martín pescador, algunas gallinitas púrpura y un garzón blanco.
Las emociones llegaron al máximo en varias ocasiones, como cuando logramos observar a una garza tigre posada en la rama de un árbol, cuidando a su nido. Los equipos se quedaron quietos en el agua mientras admirábamos aquella hermosa ave de color café y ¡sorpresa!, del nido salió el pichón como si supiera que estábamos ahí esperando por verlo. ¡Qué alegría experimentamos cuando el pequeño sacó su cabeza!.
Algo similar nos sucedió cuando el capitán del bote, un experimentado guía del lugar, ubicó a lo lejos, metidos entre unas ramas de árbol secas, a una colonia de chocuacos. A estos los tuvimos a menos de un metro de distancia, aunque más adelante había una sorpresa más cuando logramos encontrar a otro chocuaco pico de bote. La bella ave estaba junto a su nido, donde había tres polluelos que también se dejaron fotografiar.
Una curiosidad más sucedió cuando encontramos a una anhinga tomando el sol. Esta impactante ave de color negro, con algunas plumas blancas que se asemejan las teclas de un piano, es acuática. La misma, al carecer de una glándula que produce aceite para que el agua resbale por su plumaje, continuamente debe extender sus alas y secarse bajo los rayos solares.
Hermosa y regia, así se veía esta anhinga, que también quedó registrada en el lente de los fotógrafos. Todos aprovecharon la pose del ave mientras disfrutaba del calor del sol.
Más adelante, en la tranquilidad del agua, irrumpió el movimiento de algún animal que iba cruzando de lado a lado. El experto afirmó que se trababa de un pato cantil, al que logramos ver cuando llegó al otro extremo de la laguna, aunque por su velocidad casi lo perdemos de vista.
Fue una jornada intensa, acompañada de un sol abrasador que iluminó los canales durante toda la mañana. Ese detalle ayudó a que no solo las aves salieron a saludar a los expedicionarios, sino que también hubo chance de escuchar a los monos aulladores, de ver saltar de rama en rama a los inquietos monos araña y a sus primos los cariblanco, así como a uno que otro cocodrilo que nos acompañó en el trayecto.
A eso de las 10 a.m., el equipo periodístico dejó el conteo de aves para emprender otra de las aventuras que Tortuguero ofrece a sus visitantes: la subida al cerro para ver desde las alturas la imponente belleza natural del lugar: el mar, los pueblos de Tortuguero y la recién nacida localidad San Francisco. El ascenso es fácil, hay gradas dispuestas para la subida, así que sí se debe hacer cierto esfuerzo físico, pero se soporta fácil con tal de disfrutar de la maravillosa vista.
Al final, los contadores de aves cerraron su jornada exitosamente. En el 2021 se registraron 186 especies de aves en Tortuguero, este 2022 se logró marcar un récord al contar un total de 221 en 12 áreas del parque, que incluyeron recorridos por la Reserva Nacional de Vida Silvestre Archie Carr, Río Suerte–La Pavona, Jalova, los senderos El Gavilán, Jaguar y Aguas Frías (acuático y terrestre), Caño Chiquero, Harold y Palma, así como el Cerro Tortuguero.
Un mundo diferente
Visitar Tortuguero es, en definitiva, vivir una experiencia de otro mundo. Desde que empieza la travesía las personas saben que adentrarse en la densa naturaleza promete muchas experiencias nuevas, empezando por embarcarse en un bote para arribar al parque. El recorrido por el río La Suerte hasta los canales del área de conservación, se convierte en una intensa estimulación a los sentidos.
Pero no crea que es un lugar de difícil acceso, todo lo contrario. La comunidad trabaja en armonía con la naturaleza con el fin de reactivar la actividad turística que, al final de cuentas, es su principal fuente de ingresos. En esa línea, hay muchas facilidades a disposición de turistas nacionales y extranjeros.
Como bien se sabe, la pandemia por la covid-19 afectó fuertemente al sector turismo en todo el país y el sector de Tortuguero no quedó exento de la problemática. Sin embargo, en colaboración con las autoridades, han trabajado duro para recuperarse.
De acuerdo con el empresario Rafael Robles, quien tiene más de 30 años de vivir en Tortuguero, solo un 10% de los costarricenses conocen el lugar, por lo que es importante promover entre los ticos la visita al lugar. El conteo de aves es, precisamente, uno de los principales ganchos para atraer a los nacionales.
Para el biólogo tropical Pablo Camacho, “observar aves es uno de los pasatiempos más perseguidos actualmente, pero no solo es verlas y contar las especies, la actividad tiene toda una dinámica detrás de ella. Es que quienes vienen a Tortuguero van a comer a una sodita o pagan el viaje en el bote; todo eso dinamiza la economía local. Nadie hace conservación con el estómago vacío, muchos venimos del Valle Central, pero aquí en Tortuguero queda la comunidad, los que día a día ayudan a conservar todo”.
Con él está de acuerdo Gustavo Alvarado, ministro de Turismo, quien también se sumó al conteo de aves la semana anterior.
“El conteo de aves es toda una experiencia, que ha venido creciendo en el país y a nivel mundial. Hay muchos expertos en la materia que visitan Costa Rica y de paso disfrutan de nuestras bellezas, que de paso el costarricense debería de conocer también. El conteo no es solo ver las aves, sino ubicar las especies, conocerlas y entenderlas, eso genera conocimiento científico y aporta a la conservación”, afirmó el jerarca.
Alvarado reiteró la importancia de que los turistas ticos le saquen provecho a este parque. “Si quieren ir a un lugar donde no hay carros transitando, donde lo que se escucha es el sonido de la lluvia, del río o incluso el silencio, Tortuguero es una gran opción. Es un lugar mágico con una belleza escénica impresionante, la cual se ubica en muy pocos lugares del país. Además se puede aprender y disfrutar de la comunidad que es autóctona, que tiene tradiciones muy importantes”, dijo.
Tortuguero, ubicado en el Caribe norte costarricense, es parte del Humedal Caribe Noroeste y cuenta con la categoría Ramsar, que se le otorga a zonas cuyo humedal aporta un sobresaliente valor ecológico. Precisamente, el conteo anual de aves se llevó a cabo en el marco de la conmemoración del Día Mundial de los Humedales, que se celebró el 2 de febrero.
Como se mencionó anteriormente, el Parque Nacional Tortuguero cuenta con 221 especies de aves identificadas de las más de 900 que existen en todo el país, lo que la convierte en un espacio privilegiado para la observación.
Para calmar el hambre y deleitar el paladar, le reiteramos que en el pueblo de Tortuguero encontrará restaurantes de comidas típicas de la región, así como otros tipos de propuestas culinarias. Además, si lo que busca es tener un descanso placentero, las opciones de hospedaje también son muy variadas.
Con el estómago lleno y un buen dormir garantizado, solo queda tomar un tour en bote (o en kayak) por los canales de Tortuguero, dejándose seducir por sus exuberantes y aladas bellezas.
De fácil acceso
Para llegar al Parque Nacional hay dos opciones. Si va en carro particular el turista debe de tomar la ruta 32 hacia Cariari, al llegar a la bomba Santa Clara hay que dirigirse hacia el Rancho La Pavona, que es el embarcadero de los botes que van a Tortuguero. En el lugar hay servicio de estacionamiento para dejar el vehículo, el costo del parqueo es de ¢6.000 por día.
Después, los turistas toman uno de los botes que los llevará al parque. El viaje vale ¢3.500 por persona.
Si viaja en transporte público, la recomendación es abordar un bus de San José-Cariari en la terminal de Caribeños (el pasaje cuesta ¢1.740 y hay servicio todos los días). Al llegar a Cariari se caminan unos 300 metros hasta la terminal de Coopetraca, para luego tomar el bus que va a La Pavona (cuyo boleto vale ¢1.060). De ahí solo queda subir a los botes y llegar a Tortuguero.