No, las bicicletas de alquiler en San José no se irán aunque intenten robárselas. Así lo asegura la empresa tica OMNi que puso en marcha el 21 de octubre un plan para alquilar esos vehículos por ¢600 la hora (sin impuesto incluidos).
La aplicación se descargó unas 4.500 veces en cuestión de 7 horas ese día y con igual velocidad las voces escépticas se pronunciaron: “vamos a ver cuánto duran”, dijo un taxista cerca del Parque Morazán.
Pero quienes las ofrecen no temen. “Las bicicletas tienen GPS (ubicación en tiempo real), pesan 26 kilos y están hechas de material reciclado, de modo que es poco lo que podría aprovecharse al tratar de venderlas”, explicó Nayid Aguilar, director general de OMNi.
“Tuvimos dos incidentes en tres días, pero preferimos concentrarnos en que en esos tres días hubo 800 viajes”, comentó Aguilar.
Las bicicletas públicas llegaron para quedarse y son solo la primera parte del plan de OMNi, empresa que a futuro quisiera que en la misma aplicación se pudiera pagar otros transportes como buses, trenes y taxis, en lo que llaman una súper aplicación.
Pero su primer paso para encantar a la gente ha sido poner bicicletas en el espacio público y dejar que el tico viaje en dos ruedas a donde quiera.
La empresa colocó entre San José, Montes de Oca, Curridabat, Escazú y Santa Ana 500 bicicletas. A mediados de noviembre serán 1.000 vehículos y para enero, se espera que unas 5.000.
La gallina o el huevo
En abril 2018 una ciclovía que conectaba el Parque Metropolitano La Sabana con el campus principal de la Universidad de Costa Rica, en San Pedro, le encendió las alarmas a varios choferes de carro (que en este país no son pocos). La queja: la existencia de esa ciclovía estaba afectando el espacio de tránsito.
Este carril exclusivo para ciclistas se volvió el coco entre los conductores: no era raro escuchar a un amigo o un chofer de Uber quejarse cada vez que la veían. “Nadie la usa”, repetían. La creación de la ciclovía fue enmarcada como una ocurrencia, pero lo cierto es que ese carril diferenciado y pintado de verde aumentó su uso.
“Hubo muchas quejas por la ciclovía, pero ahora teniendo las bicicletas, va a tener más sentido”, afirmó Nayid Aguilar. Es una cuestión como lo de la gallina y el huevo, le digo a Aguilar. Era complicado que los habitantes de San José –como este periodista– se animaran a andar en bicicleta regularmente si no veían los caminos preparados o si no tenían la opción de alquilar un vehículo.
“Hay que preguntarse si las bicis son huevo o gallina, porque su uso trae muchas cosas buenas: salud, movilidad urbana y libertad para los consumidores”, apuntó Aguilar.
OMNi Costa Rica inició sus inversiones hace un año para ofrecer el alquiler de bicicletas por medio de una aplicación. Compraron tecnología de la empresa Grab –la competencia de Uber en Asia– para facilitar los alquileres y se trajeron al país unas 1.000 bicicletas de diseño asiático.
Actualmente están habilitadas unas 500 de esas 1.000 bicicletas como plan piloto, pero se ha notado en las calles que su uso toma fuerza.
El plan es que en diciembre las OMNi Bicis lleguen a Alajuela, Heredia y Cartago, aunque según los datos de la empresa algunos usuarios las han llevado ya hasta esas provincias.
En esos casos en que las bicicletas salen de San José, OMNi tiene una cuadrilla que por las noches recoge con un camión y que se encarga de recargarlas.
En estas primeras dos semanas OMNi se ha encargado de acercarse a estudiantes universitarios (a los que promete pronto darles 50% de descuento) y a usuarios de centros empresariales, esto mientras van a apareciendo puntos OMNi en distintos comercios.
“La respuesta ha sido muy positiva. La gente nos llama y nos pide tener en sus negocios un punto o un empleado de una empresa coordina tener un punto porque quieren usarlas. Recibimos 15 solicitudes en cuestión de una semana y así ya ganamos 10 puntos que no habíamos pensado”, comentó Aguilar.
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OMNi parece ofrecer un cambio de perspectiva al público: a muchos le molesta la existencia de una ciclovía, pero negocios y particulares les llaman para tener bicicletas cerca y la gente se indigna si se entera de que trataron de robarse una OMNi Bici.
“No se va a generar legislación para tener más ciclovías y más espacios para bici si no existe la necesidad. Al poner las bicis es más fácil avanzar”, señaló el director de OMNi.
¿Cómo usarlas?
Cada bicileta está bloqueada y no rueda hasta que se active un código. Para esto se debe abrir la aplicación OMNi y seleccionar la opción de “escanear tu OMNi Bici”, lo cual inmediatamente abre la cámara del celular para vincular la cuenta con la bicicleta. El viaje se finaliza en la misma aplicación y la bicicleta se vuelve a bloquear.
Las bicicletas tienen un puerto USB para cargar el celular y también publicidad de Coopenae, aliado estratégico de OMNi para realizar los cobros. El asiento es ajustable.
¿Dónde encontrarlas? Se pueden tomar en puntos estratégicos de OMNi (que incluyen la Universidad Santa Paula y algunos locales de Fresh Market) o también en los lugares donde las dejen los usuarios.
OMNi ha recomendado en sus redes sociales a los usuarios el dejar las bicicletas lo más cerca posible de los puntosya identificados, pero en realidad se pueden dejar en cualquier lugar que no interfiera con el paso de personas ni carros.
“No pensamos en penalizar a las personas si las dejan fuera de las paradas, queremos que sientan libertad de usar la bicicleta y no tener que preocuparse mucho; pensamos más en darles beneficios por dejarlas en los puntos que en penalizar”, afirmó el director de la empresa.
Añadió que en los primeros días los llamaron de unos 15 comercios para solicitarles ser un punto OMNi (la firma no les paga por ello), todo por iniciativa de usuarios comunes que quería tener un punto cerca de sus casas o lugares de trabajo.
Durante la entrevista, Aguilar repitió que OMNi es “una súper app”, es decir, con sus ambiciones de incorporar alquiler de taxis y pago de transporte público podría ofrecerle al público una opción para moverse sin problemas en la ciudad, conectando todos los puntos en una sola aplicación.
En el camino
Para entender mejor las bicicletas y su uso me dispuse a usarlas para hacer distintos viajes. El primero fue el día de estreno de la aplicación desde el Edificio Steinvorth, en San José, y hasta Los Yoses. Es un trayecto corto que me ayudó a probar cuánto tardaría desbloqueando la bicicleta y cuán difícil sería subir la cuesta que lleva del Instituto Nacional de Seguros al Hospital Calderón Guardia.
Al abrir la aplicación lo primero que se ve es un mapa que indica la ubicación de las bicicletas. Si no hay nada cerca la aplicación no muestra nada, algo que me confundió al inicio. A diferencia de un Uber, uno debe caminar al transporte y no al revés.
Las bicicletas son electroasistidas, es decir, al pedalear se siente un pequeño empujón que impulsa, aunque no fue suficiente para subir la cuesta mencionada de Barrio Otoya. Estos vehículos, explicó Nayid Aguilar, llegan hasta los 40 km/h pero por el momento han sido limitadas a 25 km/h “mientras la gente se va a adaptando a su uso” y evitar accidentes en los primeros días de la aplicación.
Las bicicletas son pesadas, por lo que subir y bajar de algunas aceras era algo complicado. Tienen una autonomía de hasta 100 kilómetros (una pequeña pantallita en el marco así lo indica) y de noche son recogidas y cargadas por una cuadrilla de OMNi, que monitorea que todas hayan amanecido en buen estado.
El viaje de San José centro a Los Yoses fue de noche, pero eso no trajo problemas: la bicicleta enciende luce traseras y delanteras cuando está en un espacio oscuro. Lo que sí es importante es recordar que es responsabilidad del usuario portar casco y una banda reflectiva para hacerse visible entre los carros y evitar accidentes.
Las calles de San José tienen los infaltables baches y eso dio bastantes problemas en el camino, llegando incluso a caerme cuando bajaba en el Paseo los Damas, por un hueco en el asfalto. Terminé con algunos moretes, nada grave. La bicicleta no sufrió pues tiene llantas macizas y no inflables.
Los siguientes viajes –en Escalante, San Pedro y San José centro– fueron menos aparatosos y más nobles con mi escasa condición física. Las bicicletas pueden ser usadas por novatos o expertos, pero el peso es algo que puede complicarle el viaje a los usuarios más casuales.
Con los días fui generando una buena relación hacia la aplicación. Verla en la pantalla principal del celular me motivaba a salir y usar la bicicleta, aunque no tuviera un rumbo definido. Las personas sedentarias agradecemos las oportunidades de hacer ejercicio y aumentar la producción de endorfinas, las hormonas de la felicidad.
Cuando se termina el viaje, la aplicación indica el precio según el tiempo de uso, pero no despliega la cantidad de kilómetros recorridos o las calorías quemadas. Esto se puede medir con otras aplicaciones como Google Fit o Health, incluida en los productos de Apple.
Dificultades
En mi experiencia usando la bicicleta solo hubo pocos problemas, entre ellos los huecos de San José (es decir, nada que el app pueda solucionar) y el más extraño: el pago del servicio. Puse los datos de mi tarjeta de débito en la aplicación y compré un saldo de ¢2.000 para hacer mis primeros viajes.
Hice dos viajes de media hora por los que se cobraron ¢339 cada uno, es decir, en mi saldo de la aplicación debían quedar unos ¢1.300, pero no fue así. Cada vez que volvía a entrar a la aplicación veía que mi saldo estaba en ¢2.000, algo muy confuso pues ya había gastado parte del saldo.
Revisé mi estado de cuenta y la aplicación había cobrado los ¢2.000 iniciales y luego cobró por aparte los dos viajes de ¢339, es decir, la aplicación nunca se enteró de que yo había comprado saldo a mi favor. Es un defecto que tendrán que solucionar (el vocero de la empresa afirmó que en las próximas dos semanas se corregirá y actualizará algunas de las funciones de la aplicación).
La otra dificultad es que algunas bicicletas, al estar en espacios privados, no pueden ser utilizadas. Explico: el Edificio Steinvorth en San José es un punto para dejar y recoger bicis, pero el domingo 27 de octubre se celebraba allí un concierto, por lo cual ingresar a tomar la bicicleta era imposible. Debí caminar 10 minutos al siguiente punto con bicicletas y para ese momento ya iba era muy tarde para dirigirme al lugar donde me esperaban.
También –como era de esperarse– encontrar bicicletas se tornó complicado a las horas pico. La caminada de búsqueda más corta fue de cinco minutos y la más larga de más de media hora, pues llegué a cuatro puntos diferentes y aunque la aplicación decía que ahí había una bici esperando, no estaba.
Parece que el mapa de la aplicación no se actualiza lo suficientemente rápido (aunque uno utilice el botón de actualizar). Lo mejor es buscar lo que hay cerca y si se tiene el tiempo, tomarla sin pensarlo mucho.
El futuro
Según OMNi, en la primera semana de uso se reportaron 5.000 viajes y cada uno de esos viajes genera información.
“Como las bicicletas tienen GPS podemos ver dónde empieza el viaje, por dónde pasa y por dónde termina. Va a llegar un punto en el que podremos decirle al gobierno ‘no se quiebre la cabeza pensando en una ciclovía, estas son las rutas que la gente usa’”, afirmó Nayid Aguilar.
El director de OMNi dijo que esta información sería donada y no vendida al gobierno, pues el objetivo de la empresa es ver crecer el uso de bicicletas.
Coopenae se encarga de hacer los cobros y, según Nayid Aguilar, podría lanzar pronto una tarjeta de crédito especial para tener beneficios de OMNi. Otras empresas empiezan a valorar vínculos con el servicio.
En uno de mis viajes llegué a una pizzería y el dueño me dijo que él “debería darle descuento a los que vengan en bici”. La Alianza Francesa, en barrio Amón, está ofreciendo 10% de descuento en sus cursos si se llega al lugar en OMNi Bici, por ejemplo.
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Al usar la bicicleta –y en las caminatas buscándolas– fue revelador darse cuenta de cómo las bicis van tomando espacio en la ciudad. De pronto era común ver a tres hombres adultos celebrar porque lograron desbloquear una bicicleta frente a la iglesia La Soledad (y tomarse fotos en el proceso) o a un grupo de cuatro adolescentes andar por Escalante con OMNi Bicis usando cascos y bandas reflectivas, todos sonrientes.
Tampoco era raro ver a ciclistas que no usaban las bicis de OMNi viajando y saludando a los que sí. Entre más bicicletas hay en la calle más seguro se siente uno al usarlas y poco a poco podemos librarnos de las presas. Valga subrayarlo: se siente como que las bicis llegaron para quedarse.