Jane Carson-Sander se despertó de golpe una mañana. Su esposo ya se había ido a trabajar y estaba únicamente junto a su hijo de tres años.
La estudiante de enfermería vivía al norte de Sacramento, California, en 1976. Eran las 6:30 a. m. del 5 de octubre cuando su vida se convirtió en un infierno.
Abrió los ojos y vio que un hombre estaba de pie en la puerta de su habitación. Llevaba puesto un pasamontañas, una linterna en su cabeza, guantes de cuero negro y en sus manos sostenía un cuchillo de carnicero.
Su pequeño hijo se encontraba a su lado, acostado en la cama.
“Cállate o te mataré”, recordó que dijo el hombre, con los dientes apretados. “Solo quiero tu dinero”.
“De acuerdo, lo que quieras, simplemente no nos lastimes”, le contestó Jane. Él, sin embargo, no le dio la oportunidad de decirle dónde estaba el dinero.
El hombre ató a Jane y a su hijo con cordones de zapatos, les vendó los ojos y los amordazó con sábanas rotas. El sonido de las sábanas rompiéndose duró cerca de cinco minutos. ¿Nos va a colgar y ahorcar con la tela?, se preguntaba a sí misma.
Su corazón martillaba fuerte en su pecho.
Cuando el sonido de la tela rasgándose se detuvo, el hombre sacó a su hijo de la cama, lo puso en el suelo o lo llevó a otra habitación… Jane nunca lo supo. Después, desabrochó los tobillos de Jane.
“Y entonces supe para qué estaba allí”, aseguró años después.
Después de haber sido violada, la mujer vivió 42 años con miedo y trauma. La esperanza de dar con su violador nunca se fue.
La semana pasada, su mundo entero dio un giro. La sed de justicia de Jane cosechó frutos.
La policía anunció que había atrapado al hombre sospechoso de su violación, y de al menos 44 violaciones más, 12 asesinatos y 120 robos domiciliarios en las décadas de 1970 y 1980.
El hombre que por años atormentó a cientos de personas dejó rastros que décadas después parecen haber ayudado a reconstruir el macabro rompecabezas.
Por años fue llamado con muchos sobrenombres: el Golden State Killer (el asesino del estado dorado), el East Area Rapist (violador de la zona este) y Original Nightstalker (primer acosador de la noche).
Desde hace unos días, el principal y único sospechoso de los violentos crímenes realizados por un único perpetrador tiene por fin cara y nombre: Joseph James DeAngelo, un exoficial de policía, hoy de 72 años.
“Hubo más de 50 violaciones, 12 asesinatos, crímenes que abarcaron 10 años en al menos 10 condados diferentes”, dijo la fiscal del condado de Sacramento Anne Marie Schubert al anunciar el arresto.
La cacería
Más de 40 años han pasado desde que comenzaron a surgir registros de ataques, que iniciaron en Sacramento y alrededores. Sin embargo, ningún sospechoso había sido capturado o identificado.
En los últimos años, el interés por resolver el caso se avivó.
Este año se lanzaron un libro y una serie de televisión con algunas pistas contundentes que arrojaban más luces sobre la seguidilla de horrorosos crímenes.
Reacciones de las víctimas y sus familiares no tardaron en surgir desde el arresto del principal sospechoso.
Bruce Harrington, cuyo hermano y cuñada fueron encontrados golpeados y asesinados en su casa en 1980, en el condado de Orange, aseguró que la detención de DeAngelo pondrá en marcha un proceso de curación para los afectados que se ha retrasado durante décadas.
“Es hora de que las víctimas comiencen a sanar”, dijo Harrington en una conferencia de prensa en Sacramento, publicada por NBC News.
Terror
Las denuncias de mujeres solas o con sus hijos comenzaron a surgir tras la escalofriante historia de Jane Carson-Sandler.
En 1977, un año después del ataque de Jane, la lista de víctimas se había expandido a parejas en sus casas.
Según un reportaje de CNN, la policía cree que el “violador del este” asesinó a Brian y Katie Maggiore después de que la pareja, que se encontraba paseando a su perro, lo vio antes de ingresar en un hogar en Rancho Cordova, California (en las afueras de Sacramento).
“Pensamos que nunca pararía, pero dos meses después de los homicidios de Maggiore, el violador abandonó nuestra jurisdicción. Fue como si desapareciera en el aire”, dijo Carol Daly, una detective retirada del Departamento del sheriff del condado de Sacramento a CNN.
Un atacante comenzó entonces a aterrorizar en el condado de Santa Bárbara, a más de 480 kilómetros al sur de Sacramento.
La policía no lo notó en el momento, pero los crímenes del atacante tenían el mismo patrón.
“Atacó a mujeres y parejas en todo el sur de California desde diciembre de 1979 hasta mayo de 1986, y se hizo conocido allí como el ‘Acosador nocturno original’”, publicó CNN.
“Estos casos son los más horribles que he tenido que investigar”, aseguró al medio Erika Hutchcraft, investigadora de la Fiscalía del Condado de Orange.
A pesar de la distancia entre Sacramento y el sur de California, los detectives en el norte que escucharon sobre del “acosador nocturno original” creían que era la misma persona que el “violador del este”.
Fue hasta 2001 cuando la evidencia de ADN determinó lo que ya se sospechaba: era el mismo criminal.
“En 2016, 40 años después de su primer ataque, el FBI ofreció una recompensa de 50.000 dólares por cualquier información que pudiera conducir a su arresto y condena”, informó CNN. “El FBI lo describe como un hombre blanco, de 1,82 metros de altura, de cabello rubio o castaño claro”.
El nombre de DeAngelo no había estado en el radar de la ley hasta la semana pasada, según la fiscal del distrito del condado de Sacramento, Anne Marie Schubert.
“Sabíamos que estábamos buscando una aguja en un pajar, pero también sabíamos que la aguja estaba allí”, dijo a los periodistas. “La respuesta estaba justo aquí en Sacramento”.
¿Cómo dieron con él?
El anciano fue arrestado el martes 24 por la noche en su casa en Citrus Heights. Había estado trabajando en un centro de distribución de Roseville para las tiendas de comestibles Save Mart durante 27 años, antes de retirarse el año pasado, según The Sacramento Bee.
La cadena de comestibles publicó un comunicado en el que aseguraron que las acciones de DeAngelo en el trabajo nunca activaron alarmas o indujeron a empleados a “sospechar que se le atribuye alguna conexión con los crímenes”.
En la década de 1970, DeAngelo fue oficial en dos departamentos de policía diferentes: en Exeter, al sur de Fresno, y en Auburn, cerca de Sacramento. También es veterano de la guerra de Vietnam.
De acuerdo con la página del FBI “Más buscados” sobre el Golden State Killer, los perfiladores creían que el sospechoso tenía experiencia policial o militar. DeAngelo tenía ambas. “Puede haber tenido un interés en el ejército, o tuvo algún entrenamiento militar, lo que lo hacía familiar y competente con armas de fuego”, escribió el FBI.
DeAngelo fue expulsado tras haber sido acusado de robar un martillo y un repelente para perros en una farmacia de en Citrus Heights.
Los crímenes por los que se acusa se extienden por todo California y las víctimas van de los 13 a los 41 años de edad.
El alguacil de Sacramento, Scott Jones le dijo a la NCB que los detectives con “determinación tenaz” pudieron obtener una muestra de ADN de un objeto que DeAngelo tiró a la basura.
La policía lo estaba vigilando y utilizó “pruebas de ADN descartado” para vincularlo con los crímenes, según informó el alguacil del condado de Sacramento, Scott Jones.
“Podemos decir que en los últimos dos días, mientras varias pistas apuntaban hacia este individuo, comenzamos a vigilarlo. Logramos conseguir algunas pruebas de ADN y pudimos confirmar lo que todos ya sabíamos, que teníamos al hombre”, señaló Jones.
Fue arrestado después de que investigadores compararan el ADN hallado en su casa con diferentes pruebas encontradas en algunas escenas de crimen.
Según Steve Grippi, fiscal del condado de Sacramento, los investigadores compararon el ADN de una de las escenas del crimen con la información que suben personas en búsqueda de sus familiares en páginas web sobre genealogía.
El proyecto DNA Doe, que busca ayudar a identificar víctimas de asesinato no identificadas y devolverlas a sus familiares, le dijo a la BBC que el ADN enviado por un pariente pudo haber sido clave para la resolución del caso.
Al cierre de esta edición, DeAngelo había sido acusado formalmente por los asesinatos de dos parejas: Brian y Kate Maggiore de Sacramento (1978) y Lyman y Charlene Smith, de Ventura (1980).
La fiscal Schubert aseguró que tienen previsto sumar más cargos a medida que recolecten más pruebas de ADN.
En silla de ruedas, esposado y vistiendo un traje naranja de privado de libertad, el sospechoso tuvo su primera comparecencia el viernes 27 de abril. Una nueva audiencia está prevista para el 14 de mayo.
El padre y abuelo
Artículos archivados de periódicos y registros públicos, indican que DeAngelo se comprometió con una mujer en 1970, pero no se casó con ella.
Luego se casó con Sharon Marie Huddle, en 1973. Con ella tuvo tres hijas y luego se convirtió en abuelo.
“Huddle (abogada) y DeAngelo, se distanciaron desde hace varios años, pero aún están técnicamente casados, según informes de KCRA-TV. Los vecinos dijeron que DeAngelo estaba divorciado y Fox 40 informó que se divorciaron en 1991, pero que no parecen haber solicitado un divorcio legal”, informó el medio Heavy.
De acuerdo con otros registros públicos, su primera hija nació en 1981, la segunda en 1986 y la menor en 1989.
Una vecina llamada Natalia Bedes-Correnti, aseguró que DeAngelo parecía ser un “viejo y agradable abuelo”, pero maldecía a menudo.
Contó a AP que una de las hijas adultas y una nieta vivían con él en un vecindario tranquilo donde los niños usan sus bicicletas para ir de su casa a la escuela.
El cuñado de DeAngelo, James Huddle, habló con el medio Oxygen sin ánimos de ocultar su impacto y asombro. “¡Dios mío! Tendré que procesar esto”, expresó cuando se enteró del arresto de DeAngelo.
“En realidad, él me preguntó sobre eso una vez. Él dijo, ‘¿Qué piensas de ese violador de la zona este? ¿Qué harías (si lo pudieras confrontar), Jim?’”, contó Huddle al medio.
Huddle aseguró que le dijo a DeAngelo que atacaría al violador si lo atrapaba.
“(El caso) era un gran evento en ese momento. Todos estábamos preocupados por nuestras familias”, añadió.
DeAngelo nunca volvió a tocar el tema.
Rastros criminales
El perfil del Golden State Killer volvió a surgir en los últimos años gracias a la periodista Michelle McNamara, quien escribió el best-seller I’ll Be Gone in the Dark, sobre su obsesión por descubrir la identidad del asesino.
McNamara trabajó con investigadores en el caso mientras escribía su libro, que no se completó antes de su repentina muerte en abril de 2016.
Billy Jensen, quien ayudó a escribir el libro recientemente publicado, el investigador Paul Haynes y el esposo de McNamara, el comediante Patton Oswalt, se unieron para completar el texto, que se lanzó en febrero de este año.
“Ella siempre decía: ‘No me importa el crédito. Quiero saber que está en la cárcel’”, expresó Oswalt el miércoles en el programa Late Night with Seth Meyers de NBC tras la noticia de la captura del anciano.
“Parte de mí espera que, incluso si nunca lo atrapan, que Michelle hiciera algo para privarlo de su paz mental”, le dijo Oswalt al editor de libros de The Times, Carolyn Kellogg, en el Festival de Libros realizado en Los Ángeles el 21 y 22 de abril.
Ahora parece que puede esperar mucho más. “El seguimiento de los asesinos en serie se ha vuelto irrealistamente sexy por el cine y la televisión”, dijo Oswalt. “Quien atrape a un asesino es quien puede soportar las horas, las semanas, los meses y los años de revisar los documentos y los informes y descifrar pistas, nombres y caras. Es una cosa interminable y frustrante”.
“Y ahora está atrapado”, agregó el actor, “y se siente como si esta cosa que tanto deseaba ahora ha terminado”.
Oswalt también habló en sus redes sociales tras enterarse de la noticia del arresto. “Los policías NUNCA han acreditado a un escritor o periodista por ayudarlos a resolver un caso. Pero cada vez que dijeron (en la conferencia de prensa) #GoldenStateKiller acreditaron el trabajo de #MichelleMcNamara y #IllBeGoneInTheDark”, escribió. “Creo que lo tienes, Michelle”.
Enterrar el dolor
“Siento que estoy en medio de un sueño y me voy a despertar y no va a ser cierto”, aseguró Carson-Sandler, ahora de 72 años, a The Associated Press.
La anciana y una de las primeras víctimas vive hoy en Sun City Hilton Head y ha trabajado toda su vida ayudando a sobrevivientes de asaltos y abusos sexuales. “Es muy agradable tener un cierre y saber que está en la cárcel”.
Carson-Sandler escribió un libro llamado Frozen in Fear (2014) contando su experiencia, así como también su deseo de tener oportunidad de mirar a su violador a los ojos.
Al recordar la traumática mañana en que su abusador la violó, sus ojos se llenan de lágrimas.
“No estaba prestando atención a la violación. Estaba prestando atención a lo que había hecho con mi hijo”, le dijo a ABC News. “¿Lo movió porque quería más espacio en la cama? ¿Lo movió porque posiblemente era un tipo agradable? No lo sé”.
“Después de que la violación terminó, alabado sea el Señor, él movió a mi hijo de nuevo a mi lado”, agregó. “Podía sentir su cuerpo, y luego me sentí aliviada”.
Jane agradece haber sido la víctima número cinco, ya que después de su violación se volvió mucho más violento con sus tácticas. Violar ya no era suficiente. Él quería sangre y la consiguió.
“Llevé una mochila de sentimientos de venganza, de odio, por supuesto de culpa, de ira durante mucho tiempo. Pero ya no llevo eso. Tuve que llegar a un punto en mi vida en el que finalmente lo perdoné, y en ese momento pude deshacerme de esa mochila que me estuvo reteniendo durante tanto tiempo”, aseguró.
Rezó durante todas las noches por 42 años esperando que lo atraparan. Cuando escuchó en las noticias que habían dado con el principal sospechoso, ella y su esposo lloraron y gritaron.
“Después de todos estos años, lo atraparon”, le dijo a ABC. “Tengo un montón de preguntas que hacerle un día. Con un poco de suerte, me sentaré frente a él y le preguntaré por qué se llevó a mi hijo (del cuarto). ¿Dónde lo puso? Me gustaría saber dónde me había visto por primera vez. Por cuánto tiempo me había acechado”.
Para Carson-Sandler, parte del proceso de curación ha sido convertir su dolor en poder y ayudar a otros sobrevivientes.
“Tienes que hacer algo con este horrible crimen que se ha cometido contra ti, no puedes permitir que destruya tu vida”, dijo. “La vida es demasiado hermosa. La vida es demasiado buena. La vida es demasiado valiosa. Así que tienes que moverte, extender la mano, ayudar a otras mujeres que han pasado por algo similar”.