Estrangulamiento, desmembración, canibalismo y experimentos macabros. Por más de una década, Jeffrey Dahmer se dedicó a invitar a jóvenes a su casa bajo el engaño de fotografiarlos a cambio de dinero. Ya una vez con la puerta cerrada, los drogaba para luego asesinarlos de las maneras más crueles posibles.
La reciente y muy controvertida serie de Netflix Dahmer, deja al descubierto aquel escalofriante capítulo que terminó con una cadena perpetua para el llamado Caníbal de Milwaukee, quien incluso guardó cráneos y corazones de algunos de los 17 jóvenes y niños, que asesinó entre 1978 y 1991.
Si bien la serie representa con actores a varias de las víctimas, no se adentra demasiado en sus vidas. La narrativa sobre este macabro caso siempre ha girado en torno al psicópata y poco se habla sobre quiénes fueron los 17 muchachos a los que Dahmer les arrebató la vida, así como el único sobreviviente del terror, cuyo escape propició que las autoridades finalmente detuvieran al asesino en serie y los estadounidenses cayeran en cuenta de aquella historia de terror en la que, como bien se ha visto, la realidad supera por mucho a cualquier ficción.
A continuación, el detalle de cada uno de ellos.
Steven Hicks
Fue la primera víctima de Dahmer. Tenía 18 años y se había graduado recientemente de la escuela secundaria en Coventry Township, Ohio.
De acuerdo con sus familiares y conocidos, Hicks era una persona bondadosa, cariñosa y muy compasiva. Disfrutaba de poder ayudar a los demás y le gustaba conocer gente nueva.
En entrevista con la agencia de noticias The Associated Press (AP), en 1991, Richard Hicks, padre de Steven, dijo que la última vez que fueron a cazar juntos, días antes de su desaparición, el joven terminó llorando, pues le había disparado a un conejo.
“Estaba tan orgulloso como podía estar, y luego se puso a llorar”, mencionó Hicks, quien incluso contrató en vano a un detective privado para poder encontrar a su hijo.
Según los relatos, a Steven también le gustaba pasar tiempo con sus amigos. De hecho, el 18 de junio de 1978, día en el que desapareció, se dirigía a un concierto de rock. Luego se supo que pretendía viajar pidiendo aventón y que para su desdicha, Dahmer, entonces aún un colegial, fue quien le abrió la puerta de su auto.
Los restos de Hicks fueron hallados hasta 1991, 13 años después de su desaparición, en la casa de la infancia de Dahmer, en Bath Township, donde la policía encontró al menos 50 fragmentos de huesos luego de que el asesino confesara el crimen.
Steven Tuomi
Nueve años después de su primer asesinato, Dahmer mató a Steven Tuomi, de 24 años, quien creció en Ontonagon, Michigan.
Steven era un joven amante del arte y con grandes habilidades en este ámbito. Además, se le facilitaba hacer amigos a cualquier lugar que llegaba.
“Estaba en la clase de arte con él e hizo una hermosa lámpara de vidrio de colores que aún recuerdo. Fue simplemente hermoso. Recuerdo que podía hacer casi cualquier cosa artística”, dijo Priscilla Marley Chynoweth en declaraciones reproducidas por USA Today.
Antes de su desaparición, el joven trabajaba como cocinero de comida rápida en un restaurante de Milwaukee y conoció a Dahmer en un bar gay que frecuentaba.
Tuomi fue la única víctima por la que Dahmer no fue acusado formalmente, debido a falta de pruebas. Sin embargo, pese a que el llamado Caníbal de Milwaukee nunca recordó qué había pasado con él, siempre creyó que lo había matado en el Hotel Ambassador. Admitió que su intención no era asesinarlo, pero sí drogarlo y agredirlo sexualmente.
Dahmer dijo que a la mañana siguiente, cuando despertó en el hotel, vio sus manos ensangrentadas, y que el cuerpo de Tuomi estaba lleno de moretones y que le salía sangre de la boca, sin recordar qué había pasado. Entonces, se llevó el cuerpo a la casa de su abuela en una maleta y allí lo decapitó y cortó sus brazos y piernas, luego lo echó en una bolsa de basura, y solamente se dejó la cabeza, la cual hirvió en ácido para conservar con el cráneo.
La última vez que Tuomi fue visto con vida fue el 15 de setiembre de 1987.
Jamie Doxtator
Este adolescente, de 14 años, era mejor conocido como Jamie. El asesino conoció al niño en una parada de autobús, cuando le ofreció dinero.
Jamie había escapado de su casa en West Allis en enero de 1988, luego de una pelea con su padrastro, según dijo Debbie Vega, la madre del joven, en declaraciones reproducidas por AP en 1991.
El muchacho era independiente, extrovertido, le gustaba andar en bicicleta y disfrutaba jugar billar. No obstante, en varias ocasiones se metió en problemas y faltó a la escuela. De acuerdo con AP, incluso fue arrestado al menos una vez por la policía de Milwaukee.
“Jamie siempre fue hiperactivo y mucha gente lo malinterpretó. Pero tenía mucho amor, lo amaba”, dijo su mamá en las declaraciones reproducidas por la agencia de noticias.
Doxtator fue visto por última vez el 16 de enero de 1988. Dahmer lo estranguló en el sótano de la casa de su abuela, posteriormente desmembró su cuerpo y con un mazo destruyó los restos de los huesos.
Richard Guerrero
La cuarta víctima de Dahmer fue un latino. Richard Guerrero tenía 22 años y era de ascendencia mexicana.
Guerrero era muy cercano a su familia y en todo momento se comunicaba con su madre y, por ello, cuando desapareció en marzo de 1988, su hermana, Janie Hagen, asumió que estaba muerto.
“Si él hubiera querido que fuera así, al menos hubiera llamado a mi mamá y le hubiera dicho que todo estaba bien en lugar de dejarnos así en la oscuridad con mi madre rezando a Dios todos los días para que el Señor enviara a su hijo a casa”, afirmó Hagen al Milwaukee Journal Sentinel.
Hagen añadió al medio local que incluso cuando su hermano se metía en problemas con la ley, lo primero que hacía era llamar a su mamá.
Richard conoció a Dahmer fuera de un bar que frecuentaba en Milwaukee. En ese momento el asesino le ofreció dinero a cambio de que se dejara tomar fotos desnudo y el joven aceptó. El psicópata lo llevó a la casa de su abuela, donde lo drogó y lo estranguló con una correa de cuero. Posteriormente, mantuvo relaciones sexuales con el cadáver y lo desmembró. Sus restos nunca fueron hallados.
La última vez que Richard Guerrero fue visto fue el 24 de marzo de 1988.
Anthony Sears
Dhamer asesinó a Anthony Sears, de 24 años, en 1989. Sears era un joven que trabajaba en un restaurante llamado Baker’s Square, en Milwaukee, y al momento de su desaparición lo habían nombrado gerente del negocio y planeaba celebrar el ascenso con una cena al lado de su familia. Sin embargo, nunca llegó al festejo que le prepararon.
Marilyn Sears, madre del joven, había detallado que su hijo solía tener buenos amigos y se fugaba con ellos por varios días. Por ello, al principio no le extrañó que Anthony no llegara a la casa.
“Pensé que solo salió a celebrar con sus amigos”, dijo su madre.
Anthony soñaba con ser modelo y trabajaba muy duro para ahorrar el dinero suficiente, dejar Milwaukee y perseguir su sueño. En declaraciones reproducidas por USA Today, Marilyn detalló que a su hijo le encantaba que le tomaran fotografías.
Además, anhelaba casarse con su novia, sin embargo, no tenía el dinero suficiente para ello.
El 25 de marzo de 1989, Dahmer conoció a Sears en La Cage, un club gay de Milwaukee y lo convenció de acompañarlo a la casa de su abuela y allí perpetró el homicidio. El Caníbal de Milwaukee consideraba que Anthony era demasiado atractivo y por tal motivo se quedó con sus genitales y conservó su cráneo.
Raymond Smith
También era conocido como Ricky Beeks, tenía 33 años y era originario de de Rockford, Illinois.
De acuerdo con el sitio Murder, Murder, Murder, Raymond se prostituía y Dahmer actuó como cliente para poder llevar a Smith hasta su apartamento. Según Men’s Health el asesino le ofreció a su víctima $50, dinero que Ricky Beeks aceptó.
La familia del hombre aseguraba años atrás que era común que él se desapareciera por largas temporadas. Vivía con su media hermana, quien lo había acogido en su hogar, pues anteriormente había estado en prisión y no tenía dónde ir. Además, era padre de una niña de 10 años que vivía en Rockford.
Fue visto por última vez el 29 de mayo de 1990. Dahmer lo estranguló en su apartamento, fotografió su cuerpo desnudo y posteriormente lo desmembró. No obstante, guardó su cráneo y lo colocó al lado del de Anthony Sears.
Raymond Smith fue el primer hombre que Dahmer mató en su apartamento.
Edward W. Smith
Conocido como Eddie Smith por sus amigos y familiares, tenía 28 años al momento de su desaparición.
Con frecuencia utilizaba una prenda alrededor de su cabeza, similar a un turbante. Ya era tan característica en él que lo llamaban “el jeque”, afirma USA Today.
Sus familias y amigos describían a Eddie como un ser humano amoroso, respetuoso y confiaba en las personas a su alrededor. Además, se crió en un hogar cristiano.
“Eddie heredó todas las bendiciones que una estructura familiar tenía para ofrecer. La mayor de esas bendiciones fue el amor”, dijo su madre Josephine Helen, en declaraciones reproducidas por Milwaukee Journal Sentinel.
Entre los sueños de Eddie estaba el convertirse en modelo profesional.
El joven desapareció en junio de 1990, tras salir de un bar, y su cuerpo nunca apareció. Casi un año después, en abril de 1991 la hermana de la víctima recibió una llamada en la que le decían: “No te molestes en buscar a tu hermano; está muerto”.
Al parecer, Dahmer mantuvo sus restos en el congelador a lo largo de varias semanas.
Ernest Miller
Era un joven de 24 años que se graduó de la Milwaukee High School of the Arts, en West Division y que estaba a punto de entrar a la universidad.
Desapareció cuando aprovechó el fin de semana del Día del Trabajo para visitar a una de sus tías en Milwaukee, antes de empezar su carrera en la facultad de artes en una universidad de Chicago.
El deseo de Ernest Miller era convertirse en bailarín profesional y antes de ir a la universidad, consiguió un trabajo que le permitiera ahorrar para costear su carrera. Sus dotes artísticos siempre sobresalían.
“Era un bailarín talentoso. Estaba cantando y actuando cuando era más joven y solía cantar en la iglesia”, aseguró su tía, Vivian Miller.
Conoció a Dahmer en las afueras de una librería y se fue con él hasta su apartamento a cambio de dinero. Estuvo con él varios días, hasta que el asesino le cortó la garganta. En este caso, Dahmer mantuvo los bíceps del joven universitario en el congelador; además pintó su cráneo.
De acuerdo con Chicago Tribune, la abuela de la víctima, Corrine Miller, recibido una llamada telefónica aproximadamente dos semanas después de su desaparición, en la que le pedían ayuda en forma de susurro.
Ernest Miller desapareció en setiembre de 1990.
David C. Thomas
De él hay poca información. Se sabe que era un hombre que amaba a su hija, Courtia Beanland, quien para el momento de su desaparición, el 24 de setiembre de 1990, tenía tan solo dos años.
“Le quitaste el padre a una niña de dos años. Ella se sienta en la ventana y pregunta: ‘¿Dónde está Dada? ¿Cuándo viene Dada?’ Y creo que es algo triste de ver para una niña, pasar toda su vida sin conocer a su padre”, dijo Inez Thomas, la madre del joven de 23 años.
Además, de acuerdo con USA Today, su exnovia Chandra Beanland, había detallado que Thomas amaba la diversión y que tenía cierta inclinación por la estafa.
Dahmer conoció a Thomas en The Grand Avenue Mall de forma casual y lo invitó a su apartamento, del que no logró salir con vida.
Curtis Straughter
Conocido por sus amigos con los sobrenombres de Demetra y Curta, Curtis era un muchacho de 17 años (a punto de cumplir 18), quien vivía con su abuela, Catherine Straughter.
Curtis abandonó la secundaria a los 15 años y al poco tiempo se inscribió en el Gay Youth Milwaukee, un grupo social y de apoyo para la comunidad LGBTI. Sin embargo, su objetivo era terminar la secundaria para poder ingresar a la universidad.
Soñaba con ir a una escuela de modelaje y hasta días antes de su desaparición, trabajaba como auxiliar de enfermería.
Según la agencia de noticias AP, la abuela del muchacho recordó que él salió de su casa el 18 de febrero de 1991, pero que ella no se preocupó demasiado, pues siempre salía con sus amigos.
″Él estaba fuera con todo el mundo”, afirmó la señora.
Además, The Sun dijo que “quienes conocieron a Curtis lo describieron como un joven vivaz que tenía el mundo entero a su disposición”.
Straughter conoció a Dahmer en una parada de autobús ubicada cerca de la Universidad de Marquette. Como era lo usual, el Caníbal de Milwaukee lo llevó a su apartamento, lo drogó y posteriormente lo asesinó. Desmembró su cuerpo y fotografió cada paso del proceso... finalmente guardó todas las fotografías.
Errol Lindsey
Tenía 19 años al momento de su desaparición (el 7 de abril de 1991) y era el menor de seis hijos.
Según su familia y sus amigos era un hombre generoso, honrado, con mucho amor a su mamá y su hermana, y disfrutaba ayudar a los demás. Además, era muy sociable, y siempre era el centro de atención por su personalidad alegre.
A su edad ya era padre de una niña llamada Tatiana Banks, quien ahora es madre.
“Cuando pienso en mi hermano, pienso en lo tonto que era, y creo que apreciará el hecho de que sigo defendiéndolo hasta mi último aliento. Él sabe que todavía estoy aquí para él”, dijo recientemente a Insider su hermana, Rita Isbell.
Dahmer conoció a Errol en la calle y como ya era común lo llevó a su departamento. El asesino quería hacer un “experimento” con él, por ello lo mantuvo con vida unos días y, posteriormente, le perforó la cabeza y le vertió ácido hasta dejarlo en estado vegetativo.
Anthony Hughes
Tony Hughes, como le conocían sus familiares y amigos, tenía 31 años y había viajado a Milwaukee desde Madison para visitar a su familia.
Era un hombre sordo, pero tenía una gran habilidad para leer los labios y se comunicaba por medio del lenguaje de señas. Además, de bebé sobrevivió a una neumonía.
″Era extrovertido, jovial, feliz. Podía hacer amigos fácilmente”, detalló la mamá de la víctima, en declaraciones del juicio reproducidas por AP.
Semanas antes de visitar a su familia en Milwaukee, había aceptado un nuevo trabajo.
Dahmer conoció a Tony en un bar gay y lo llevó a su apartamento el 24 de mayo de 1991, día en que desapareció. Su cuerpo permaneció en el suelo durante tres días, posteriormente lo desmembró. Su cráneo fue encontrado en el sitio por la policía.
Konerak Sinthasomphone
Fue una de las víctimas más jóvenes de Dahmer. Tenía 14 años cuando desapareció el 27 de mayo de 1991, cuando iba a jugar fútbol con amigos.
Konerak era uno de los nueve hijos de un granjero inmigrantes de Laos, del sudeste asiático, y su esposa, quienes se mudaron a Estados Unidos en noviembre de 1980 debido a las condiciones políticas y el comunismo que había en la región.
El adolescente era estudiante en la secundaria Pulaski High School.
Dahmer había abusado sexualmente al hermano de Sinthasomphone, tres años antes, en 1988 y Konerak lo sabía, sin embargo, ocupaba dinero para darle a su familia y creyó que posando para sus fotos, podía conseguir lo que ocupaba.
Su caso reviste aún más dramatismo, pues el niño logró escapar del apartamento de Dahmer, a pesar de encontrarse drogado. Una vecina lo encontró semidesnudo e incoherente y llamó a la policía, pero los oficiales creyeron la versión de Dahmer de que Konerak era su novio y que solo se encontraba ebrio. Pese a que la vecina les hizo ver que se trataba probablemente de un menor de edad, los policías escoltaron al muchacho de vuelta al apartamento y lo entregaron al psicópata, sin percatarse de que el cuerpo de Tony Hughes aún estaba ahí, en el piso de la habitación.
Al igual que la mayoría de las víctimas, Konerak fue desmembrado.
Matt Turner
Era un joven de 20 años quien vivía en un centro de rehabilitación para fugitivos en Chicago, tras huir de su casa en Flint, Michigan, un año antes de su muerte. La última vez que la familia supo de él fue el 29 de junio de 1991.
Turner, quien se hacía llamar Donald Montrell, era conocido entre sus familiares y amigos como un joven bueno e inteligente.
“Era brillante y elocuente. Todo esto fue muy triste”, aseguró Debbie Hinde, quien dirigió el Teen Living Program, en el que residía el joven.
Turner y Dahmer se conocieron durante un desfile del orgullo gay de Chicago y el asesino lo invitó a viajar con él hasta Milwaukee. Luego, en su departamento lo estranguló.
Jeremiah Weinberger
Era un joven de 23 años de origen puertorriqueño, que residía en Chicago.
Al momento de su desaparición, el 6 de julio de 1991, trabajaba en el departamento de servicio al cliente de de una tienda de videos, según el Milwaukee Journal Sentinel.
Sus amigos y familiares lo recuerdan como un joven ordenado, detallista y amante del arte.
“Su escritorio siempre estaba recto y sabía dónde estaba todo. Siempre se preocupaba por lo que vestía y cómo se veía”, detalló Tim Gideon, compañero de cuarto, en aquel entonces, en declaraciones reproducidas por el medio de Milwaukee.
Jeremiah Weinberger y Dahmer se conocieron en el Carol’s Speakeasy, un bar gay en Chicago, luego salieron del sitio y tomaron un autobús hasta el apartamento del asesino, donde mantuvieron relaciones sexuales y pasaron juntos el fin de semana. Sin embargo, Dahmer se molestó cuando el joven se quería devolver a su casa y por ello, lo mutiló, y le inyectó agua hirviendo en el cráneo y lo asesinó.
″Mi hijo fue hipnotizado por una cobra”, dijo el padre de Weinberger a la AP.
Oliver Lacy
Tenía 23 años y era originario de Oak Park, Illinois. Fue la primera víctima que las autoridades identificaron.
De acuerdo con Milwaukee Journal Sentinel, Oliver Lacy era el menor de tres hijos y estaba comprometido con su novia, con quien esperaba casarse pronto. Además, era padre de Emmanuel, un niño de dos años.
Era un joven honesto y siempre andaba un collar con una cruz, que pertenecía su padre fallecido. Precisamente, se mudó a Milwaukee tan solo un par de meses después del deceso de su papá, para hacer una nueva vida y estar cerca de su prometida y su bebé.
Oliver desapareció luego de ir al centro comercial de Milwaukee a comprar helado y su madre, Catherine Lacy, nunca entendió por qué su hijo aceptó la invitación al departamento de Dahmer.
″No sé cómo esta persona atrajo a mi hijo. Él no era el tipo de persona que dejaría que alguien se le acercara así”, comentó en declaraciones reproducidas por AP.
Dahmer desmembró el cuerpo de Lacy, pero salvó el corazón ″para comer más tarde″, recordó la agencia de noticias.
Joseph Bradehoft
El joven de 25 años fue la última víctima mortal de Dahmer. Él era un aficionado a los deportes y a la pesca.
Padre de tres hijos, que tenían entre tres y siete años, y estaba casado. Tras vivir en Illinois y Minnesota, se había mudado a un departamento a Milwaukee y estaba buscando trabajo.
El día de su desaparición, el 16 de julio de 1991, había salido de su casa para asistir a una entrevista laboral, sin embargo, nunca regresó al hogar.
De acuerdo con las declaraciones que Dahmer dio a la policía, se encontró a Bradehoft en una parada de autobús, quien iba de vuelta a su casa con seis cervezas. Entonces le ofreció dinero a cambio de posar desnudo para él y Joseph accedió a la propuesta.
Al igual que las demás víctimas, Dahmer lo drogó y posteriormente lo estranguló con una faja.
Tracy Edwards
Fue el “héroe” del momento y el responsable de que las autoridades descubrieran los macabros crímenes que había perpetrado Dahmer. Logró huir semidesnudo del apartamento del asesino el 22 de julio de 1991 y alertó a la policía, que volvió con él al lugar para pedirle a Dahmer las llaves de las esposas con las que había tratado de dominarlo. Fue hasta ese momento, tras años de denuncias y sospechas, que los agentes finalmente inspeccionaron el departamento y descubrieron un matadero humano.
Dahmer fue detenido ese mismo día y casi de inmediato empezó a confesar con lujo de detalles sus macabras acciones.
Sin embargo, la vida de Edwards no volvió a ser la misma. Dos décadas después de entregar al asesino serial, fue arrestado por supuestamente lanzar a un río a un hombre desde un puente.
“En el momento de su arresto, Edwards no tenía hogar y se había estado mudando de un refugio a otro desde el 2002. Lo vieron de pie en un puente sobre el río Milwaukee con otros dos hombres sin hogar: Timothy Carr y Jonny Jordan. Un testigo en una gasolinera al otro lado de la calle vio a Edwards y Carr empujar a Jordan a unos 20 pies y llamó a la policía, según informes policiales. Cuando las autoridades llegaron, Jordan se había ahogado, dijo la policía”, explica el medio estadounidense ABC News.
Además, el medio indicó que en otras ocasiones Edwards fue arrestado por posesión de drogas, robo, daños a la propiedad y fue acusado en Mississippi de la agresión sexual de una niña de 14 años.
El entonces abogado de Edwards, Paul Ksicinski, aseguró a Entertainment Tonight que el sobreviviente nunca se recuperó de aquella traumante noche que “destruyó su vida”.
“Nunca pudo rehacer su vida después de eso. Abusó de las drogas y bebió alcohol en exceso. No tenía casa. Simplemente se desvió y anduvo de un lugar a otro”, dijo el abogado.
Ksicinski consideraba que Edwards sufría de un trastorno de estrés postraumático, producto de lo que vivió y que incluso cuando hubo un litigio civil de parte de las familias de las víctimas, él no participó para no tener que recordar el pasado.
El abogado aseguró que el hombre, quien actualmente tendría 52 años, describió que aquella noche, cuando entró al departamento de Dahmer pudo percibir un “olor a muerte”. Y que tenía muy presente el momento en que el asesino le dijo: “Voy a tener que comerte el corazón”.
Hasta ahora se desconoce qué pasó con Tracy Edwards.