Soy Silvia Villegas y mi embarazo era deseado. Mi esposo Juan Francisco y yo queríamos tener hijos y decidimos someternos al proceso de inseminación. Era nuestro sueño de hacía diez años y me ha sido difícil quedar embarazada. Me hicieron el proceso y 22 días después fui por los resultados y me dan la buena noticia, me dijeron que sí, pero dos semanas después fui a cita para ver de cuántos bebés era mi embarazo, porque sabía que por lo general estos son embarazos múltiples. Me dijeron que eran cinco y yo no podía creerlo, pero igual lo aceptamos con alegría, porque había funcionado bien el proceso.
(El "proceso" era una inseminación artificial en la clínica de un médico cuyo nombre no quiere mencionar durante los 32 minutos de entrevista telefónica que accedió a dar el viernes 27 de noviembre por teléfono. Esta es una edición periodística, casi literal, de su relato con voz lenta y memoria precisa. Solo habló por teléfono porque en su casa mantienen un estrictísimo control para cuidar a Valentina, la "representante" de los primeros sextillizos en la historia de Costa Rica, nacidos el 17 de mayo. Porque sí, eran seis bebés, no cinco.)
Entonces comencé con mis sangrados y me hicieron un ultrasonido. Resulta que había otro saquito. Eran seis bebés. Yo me quedé sin palabras y me pregunté cómo mi cuerpo iba a aguantar seis bebés. Yo decía: '¿Y mi vida qué?, pero igual le di gracias a Dios y tratamos de vivirlo con alegría. Soñábamos con ver a los seis bebés llorando al mismo tiempo, dándoles de comer a todos al mismo tiempo y a toda la familia ayudándonos con eso tan bonito.
(En Costa Rica, dos de cada 100 bebés llegaron al mundo acompañados entre el año 2000 y el 2013. Embarazos múltiples se llaman, aunque obviamente la gran mayoría de estos vinieron en pares, gemelos, dentro de los rangos mundiales habituales. La noticia está en los embarazos de "alto nivel"; cuatrillizos. En el mundo la media ha sido dos por cada millón, pero en Costa Rica son treinta por cada millón, informó La Nación en mayo, mientras medio país estaba al tanto de Silvia y sus bebés.)
Según avanzó el embarazo tuve que empezar a aumentar la alimentación, porque sabía que tenía seis personitas ahí formándose. Tuve que adoptar reposo absoluto para cuidar a los bebés. Ya pensamos en nombres y se iban a llamar Emma, Tomás, Valentina, Diego, Andrés y Gabriel, todos con su significado. Entonces me tocó ir a cita y me dejaron internada. Duré un mes en el hospital México y eso me afectó en lo psicológico, por supuesto. Me iban a programar la cesárea en la semana 28 pero me adelantaron tres días por las contracciones y el domingo 17 de mayo dije: 'Ya no aguanto más'. Yo ya no pensaba tanto en mi salud sino en que todos pegaran.
(Ella ya había tenido una pérdida, pero ese 17 de mayo se conoció de inmediato la noticia histórica y en apariencia feliz: los primeros sextillizos de Costa Rica, el país donde la tasa de fecundidad va cayendo a 1,7 hijos por mujer y solo es mayor que la de Cuba. Era una noticia luminosa, un séxtuple alumbramiento en uno de los mejores países para tener hijos, dicen los estudios. "Contamos 120 deditos de pies y manos. Nacieron los #sextillizosCR", publicó la Caja del Seguro Social en Twitter. Era el desenlace de un plan preparativo entre cuatro hospitales cuyos profesionales se comunicaban mediante un chat llamado 'La media docena', como los comediantes. Era, sin embargo, el principio de lo que Olga Arguedas, directora del Hospital de Niños, iba a resumir así: "una historia desgarradora".)
Me anestesiaron y no me di cuenta de nada. Comenzaron a nacer a las 9 p. m. y yo fui despertando a las 2 de la madrugada. Di gracias a Dios de que todos estaban vivos, pero tres días después falleció Diego, sin que yo lo llegara a conocer.
(Diego nació de cuarto, con peso inferior a un kilo y con necesidad de ayuda artifical para respirar y que la sangre le corriera por el cuerpo inmaduro de 33 centímetros. En el hospital San Juan de Dios no pudieron hacer nada. "Estadísticamente, la vida de un recién nacido es inversamente proporcional a la cantidad de fetos con quienes haya convivido en el vientre, porque de estos depende el tiempo ahí dentro y madurez al nacer (...) Este es un error de procedimiento" explica en términos sencillos el doctor Nelson Acuña, miembro de la comisión de reproducción del Colegio de Médicos. Este es un caso de los de fertilización asistida que son para estudiar desde la bioética o desde los derechos: los derechos de las mujeres a tener hijos o los derechos de los niños a una vida sana, agregó la doctora Arguedas.)
Me dieron salida del hospital el día después, jueves, y mi ilusión era ir a hacerles visita a mis hijos. En el México estaban Emma, Gabriel y Andrés. Y fui a la Carit a conocer a Valentina. Tomás estaba en el Hospital de Niños. Al día siguiente me alisté para ir a verlos pero me llamaron para decirme que Emma estaba enferma y nada se podía hacer con ella. En la madrugada murió Emma. Pasa el fin de semana y el lunes murió Andrés. Era una tortura ver cómo iban falleciendo mis hijos.
(Emma era la menos débil de todos, con 1.060 gramos y capacidad para respirar por sí sola, pero no tanto para soportar una crisis respiratoria. Ya tenía fallos también en la circulación y el sistema digestivo, detallaron en el México. Andrés solo soportó 72 horas más. Sufrió una falla súbita en pulmones, corazón y cerebro. En el México solo quedaba Gabriel (el más pequeño) en su incubadora, repleto de tubos y monitoreos segundo a segundo. Es imposible que un bebé nacido tres meses antes tenga la vida garantizada, explicaban los médicos, pero quedaban tres luchando por sobrevivir, aunque en el relato a Silvia se le confundan los números y nombres. Los gastos de los hospitales eran millonarios, pero eso era lo de menos.)
Dos semanas después murió Tomas, el 1° de junio. Yo estaba demasiado afectada, pero tenía que seguir luchando por los tres. Eran Gabriel y Valentina. El 19 de julio por tanta tensión me dio un infarto. Estuve 15 días en el México sin dejar de preocuparme por ellos y por mi salud, para estar bien para ellos. Me indicaron que el 10 de agosto Valentina salía de Carit. Era una sensación de alegría, susto y preocupación de cómo cuidar una bebé tan prematura, pero Dios siempre da fuerzas. Se acercaba el 15 de agosto e iba a poder estar con ellos para el Día de la Madre, un día... Imagínese usted lo que significaba, aunque Gabriel seguía con un problema en el corazón. Estaba anestesiado y llegaron a hacerlo revivir. Nadie creía que él iba a sobrevivir, pero era un luchador y yo sí creía. Al menos me consuela que él falleció en mis brazos, mi bebé.
(Para los médicos también era un tormento. A Gabriel se le daba un cuidado paliativo, le habían hecho una traqueostomía y una reparación de una hernia en la ingle, pero un leve resfriado es demoledor en esas circunstancias y murió de manera repentina el 11 de octubre. La doctora Arguedas recuerda cuando el papá la buscó, cuando Gabriel aún vivía, para pedirle trasladarlo a la Carit, donde estaba Valentina. "Yo dije que sí, que lo llevara. Había muy pocas posibilidades de que viviera. Me golpeó mucho ver a ese hombre con tanta impotencia". Quedaba Valentina. Su nombre significa "la que tiene mucha salud".)
Hemos sufrido mucho. Sigo con rehabilitación cardiaca, con ayuda de psicólogos y psiquiatras. Desearía que los seis estuvieran aquí, pero para Dios siempre hay un propósito. He tratado de llevar las cosas, pero hay sentimientos encontrados. Me alegra ver a Valentina evolucionando y aumentando de peso, pero sin sus cinco hermanos. Ella los representa a todos. Somos felices a pesar de todo el sufrimiento. Le pido mucho a Dios por ella. El peligro todavía está, por la parte de respiratoria. Todavía sus pulmones no están fuertes.
(El día de la entrevista, Valentina tenía seis meses y medio, pesaba unos 4.000 gramos y medía 55 centímetros, tallas promedio de un bebé de dos meses. Estaba encapsulada en su casa sin visitas de nadie. Los virus del exterior aún pueden ser muy peligrosos. Sus defensas siguen siendo insuficientes para exponerse al mundo. Bebe leche de fórmula y estaba por probar con un cereal. Bebió leche de teta antes de que su mamá sufriera el infarto y consumiera anticoagulantes y antidepresivos. Además, no aprendió a succionar, o no pudo. Por dicha, también recibió asistencia del banco de leche materna de San Ramón.)
Nunca he querido decir quién fue el médico, pero sí reconozco que para mí fue impactante saber que iba a ser mamá de seis. He visto procesos de dos o tres, pero no de cuatro y ¡menos de seis! Yo no le digo nada a ninguna mujer. Cada una sabrá cuánto deseo tiene de tener hijos, pero ojalá la inseminación fuera más controlada. Yo le agradezco a tanta gente que oró por nosotros y, bueno, sé que no todos piensan igual. Algunos nos han criticado pero yo me siento contenta con la oportunidad que Dios me dio de tenerlos con vida y dejarnos a Valentina, que está por aquí conmigo, en la casa.
(El médico que realizó este proceso no quiso hablar con La Nación. "No atiende periodistas; no le gusta la relación con periodistas", dijo su asistente. En el gremio médico tiene fama por su prolijos servicios en inseminación artifical, la técnica a la que parejas infértiles acuden en Costa Rica. La Fertilización in Vitro (FIV) sigue prohibida, atascada en decisiones políticas con rellenos de religión, finanzas y bioética. De nuevo: ¿el derecho es procrear o nacer sano? Depende en qué condiciones se haga. "La gente piensa que los vamos a sacar de cinco en cinco, pero no; esos embarazos múltiples de alto nivel son fallas del proceso. Nadie puede defenderlo como un acierto", reiteró el médico Nelson Acuña, quien defiende que hay suficiente regulación internacional para los embarazos asistidos.)
Siento que pudieron haber hecho más por mis bebés.
(Historias como estas pueden asustar a mucha gente, pero la técnica de inseminación bien hecha no debería derivar en tantos costos ni riesgos, ni en bebés enfermos con peligro de quedar vegetales, advirtió el médico Acuña. "Casos como este no enorgullecen al gremio. No podemos ser tan soberbios de pensar que podemos superar a la naturaleza". En esto coincide con la directora del hospital de Niños: "El poder de la medicina es enorme; si hacemos todo lo que la ciencia ofrece el desenlace no será el mejor. En medio hay miles de conceptos y criterios. Folículos, estrógeno, embriones e inseminación intrauterina, pero también negocio, vida, sueños, maternidad y salud. Ahora los cuerpos de los cinco hermanos de Valentina están en el cementerio de San Antonio de Belén. Sí, de Belén, como en la Biblia.)
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