Los embates de la pandemia mundial que tiene en jaque al mundo se sucedieron tan rápidamente que las máximas autoridades de salud, manejando varios flancos a lo largo y ancho del planeta, se ciñeron a las alarmantes estadísticas de nuevos casos de pacientes portadores del covid-19, en un lógico afán por crear un estado de alerta, prevención y consciencia.
El tema es que en medio del desasosiego global y la tragedia con miles de víctimas en más de 180 países, es hasta en estos últimos días en que poco a poco han ido trascendiendo las identidades e historias de las víctimas mortales y el luto a sus familias y amigos.
El dramático agravante es que muchos de ellos han terminado muriendo solos, aislados por las características contagiosas de su padecimiento, sin poder despedirse de sus seres amados quienes, totalmente impotentes, en muchos casos han debido improvisar funerales en los que no pueden ni abrazarse entre los dolientes por las medidas de distanciamiento social.
El contador parece aumentar minuto a minuto, a la noche de este miércoles el mapa mundial reportaba unos 462.000 personas contagiadas y más de 21.000 muertos en 187 países, según medios como RTVE y BBC.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad del nuevo coronavirus 2019 (covid-19) se identificó por primera vez durante la investigación de un brote en Wuhan, China, y se propaga de persona a persona a través de las pequeñas gotas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala. Estas gotas caen sobre los objetos y superficies que rodean a esa persona, de modo que otros pueden contraer la enfermedad si tocan estos objetos o superficies y luego se llevan las manos a los los ojos, la nariz o la boca. También pueden contagiarse si inhalan las partículas que haya esparcido una persona con covid-19 al toser o exhalar.
LEA MÁS: El temible marzo de 1920: hace un siglo, Costa Rica afrontó el peor golpe de otra pandemia
De ahí la altísima probabilidad de contagio y que provoca padecimientos que van desde el resfriado común, hasta enfermedades más complejas, como insuficiencia respiratoria aguda grave. Esto último ocurre con mayor frecuencia en personas que tienen el sistema inmunológico comprometido.
El pasado lunes la OMS advertía que la pandemia mundia se estaba acelerando: transcurrieron 67 días desde el primer informe de covid-19 para llegar a 100.000 casos, 11 días para los 200.000, y solo cuatro días para superar los 300.000.
En medio de un escenario tan endeble, volátil y preocupante, medios internacionales han publicado pequeñas semblanzas de víctimas mortales del covid-19, apoyados en testimonios de familiares y amigos, con el fin de ponerle un rostro a la tragedia y homenajear a algunos de los que sucumbieron en la embestida del nuevo coronavirus.
Estos son apenas unos cuantos casos desperdigados en algunos países, historias que dejan patente cómo el covid-19 no discrimina ni por edad, sexo, ni condición económica o social.
Lorenzo Sanz, español, 76 años, expresidente del Real Madrid
Uno de los casos más notorios en los últimos días fue el del conocido empresario español Lorenzo Sanz, recordado por haber sido presidente del Real Madrid entre 1995 y el 2000, justo cuando se forjó el famoso equipo de los llamados “galácticos”. Sanz falleció el pasado sábado 21 de marzo en la noche, tras batallar varios días por su vida. Su primogénito Lorenzo Sanz Jr., también mediático por su faceta como basquetbolista, se abrió el domingo siguiente y ofreció un descarnado testimonio sobre todo lo que estaban viviendo como familia.
En entrevista con el diario El Mundo, Sanz desmenuzó el término oficial que se usa para parte de la población en riesgo, “mayores con patologías previas” y dijo que los casos “se han ido personificando en rostros cercanos, en padres, cuñados, vecinos o nombres populares. Y no, no siempre los muertos han llegado a este siniestro sorteo con boletos comprados”.
Y agregó una frase lapidaria: “Mi padre tenía 76 años y estaba bien. Esto le ha robado una década de vida”. El Mundo lo secundó: “Bajo el tsunami de cifras de contagiados y de muertes anónimas, mientras los discursos políticos cada vez suenan más huecos, miles de familias lloran por los suyos sin poder ni siquiera velarles como desearían. Duelo en la distancia y en la agonía final, lejos de la cama del ser querido. ‘Tengo aún que ir a recoger su móvil, su cartera y su reloj’”, narraba a los medios un destrozado Lorenzo Jr.
La pesadilla que vivió la familia se ha replicado en miles --sí, miles-- de casos a lo largo de Europa y de otros países del mundo, cuando en medio de todo el dolor, también ha sido un lío darles el último adiós a sus seres queridos, pues colapsados como están países como Italia y España con tantos fallecimientos, no dan abasto en los cementerios o la cremación, por lo que darle fin a su pariente se vuelve toda una incertidumbre. Finalmente, don Lorenzo fue cremado, según su última voluntad, y sus restos fueron depositados en el cementerio El Escorial.
La reseña de este caso es más extensa por cuanto ofrece una dimensión del terrible drama que están viviendo miles de familias, quienes ni por asomo se imaginaban perder a sus padres o abuelos, independientemente de que fueran adultos mayores.
“Hace tres semanas mi padre pasó sin problemas un chequeo rutinario. Era hipertenso, pero es algo habitual a esas edades. Nada más. Tenía una naturaleza fuerte y cuerda para rato. Esta maldición le ha robado seguro una década de vida. O más”, insiste el Jr.
El acelerado proceso que vivió tanto don Lorenzo padre como su familia, también es una pincelada de la cruel realidad que se está dando en distintas partes del orbe, pues todo se decantó en cuestión de 10 días, y la narración de Lorenzo Jr. evoca la agradable rutina que acostumbraba su padre, en el otoño de su vida, disfrutando de su ritual, su cena con amigos en su restaurante favorito. Era sabido que don Lorenzo permanecía activo con diferentes proyectos “Entraba, salía, intentaba vender esto, lo otro... Como era él. No paraba”, declaró a El Mundo. Y luego, la pesadilla:
“Yo estuve pachucho (ligeramente enfermo). Y él empezó con algo de fiebre. Durante el pasado fin de semana --cuando el Gobierno declaró el estado de Alarma--, ya nos preocupamos y llamó mi madre al teléfono de asistencia. Le dijeron que tomara paracetamol y nolotil. Así le bajaba la fiebre, pero luego volvía".
Luego, según cuenta el hijo, fue creciendo la preocupación entre los suyos, hasta que terminaron en el hospital, debido a los problemas para respirar y confiados en que su médico de cabecera le haría unas placas. “Jamás pensamos que no le íbamos a volver a ver”, afirmó Lorenzo Jr.
El desenlace es tristísimo, durísimo, como lo reseña El Mundo, cuyos periodistas --como todos los de los países con mayor afectación-- han topado de frente con las consecuencias de la pandemia como pocos: "Porque el covid-19 es muerte en soledad, con la familia a distancia para evitar contagios y con el contagiado escribiendo su devenir a través de mensajes en el móvil, hasta que se lo retiran o no puede más (...) Su mujer no pudo ni despedirse, porque no sabía que aquello era una despedida. Llegó entonces el acelerón letal. El miércoles a las 8:20 de la noche escribió: “Hijo, lo tengo complicado”.
Al día siguiente le entubaron. Y el sábado falleció. “Mi hermana vive al lado de mi madre y aún no ha podido ni abrazarla. Esto es durísimo”, repite su hijo y miles de hijos más en toda España.
George Possas, estadounidense, 93 años, veterano de la Segunda Guerra Mundial
“Estaba orgulloso de su país, de su iglesia y de su familia”, declaró la hija de George Possas a la cadena CNN en un especial sobre víctimas mortales del coronavirus. Possas murió el 17 de marzo en Long Island, Nueva York.
"Después de servir en el ejército, Possas, de 93 años, regresó a casa para eventualmente formar una familia y convertirse en electricista. Había estado dirigiendo un negocio de contratación eléctrica con su hijo antes de su muerte. Pero, lo más importante, fue amado por muchas personas, según sus familiares. ‘Todos decían que era como un padre o un abuelo para ellos’, dijo su hija, Denise Bocchicchio. Después de que Possas contrajo el virus, su salud disminuyó rápidamente y fue hospitalizado. Murió sin la presencia de la familia, como suele ocurrir con la mayoría de fallecidos por covid-19 en los centros de salud.
Marlowe Stoudamire, estadounidense, 43 años, líder comunitario
Un líder comunitario de la comunidad de Detroit, Marlowe Stoudamire, de 43 años, murió el 24 de marzo después de contraer el virus, dijo a CNN su antiguo empleador Bob Ryney, CEO de Henry Ford Health System.
“Un hombre increíble, esposo, amigo y uno de los mejores padres que he conocido perdió la vida hoy por covid-19”, dijo Riney a CNN. Stoudamire “iluminaría cualquier habitación con sus ideas y pensamiento estratégico” agregó.
La muerte de Stoudamire, quien deja esposa, Valencia, y dos niños pequeños, también provocó sentidas palabras del anfitrión de televisión local Stephen Henderson, amigo personal de la víctima: “La pérdida siempre es difícil. Pero la pérdida sin sentido es aún más difícil. Y una pérdida sin sentido que afirma que alguien que usó su vida para levantar una ciudad y su gente, bueno, es insondable (...) Pero esta es otra dimensión de eso. Un brote virulento que nadie predijo, y que atrapó a tantos sin preparación. Este virus no tenía derecho a quitarnos eso. No tenía derecho a apartarlo de su familia o sus amigos. No tenía derecho a robar, como lo hizo, a un hombre que ayudó a completar esta comunidad. Pero esa historia se está desarrollando por todos lados, para todos nosotros, de alguna manera. Y la mezcla viciosa de tristeza, enojo e impotencia que siento en este momento, bueno, solo será una parte prominente de la condición humana durante algún tiempo”, dijo Henderson, totalmente compungido, en su programa.
Terrence McNally, 81 años, estadounidense, dramaturgo
Fue cuatro veces ganador del premio Tony, conocido por sus musicales Ragtime y Kiss of the Spider Woman, entre muchos otros, obras de teatro y guiones de cine y televisión. El aclamado dramaturgo, murió por complicaciones del nuevo coronavirus, dijo su publicista Matt Polk.
Falleció el 24 de marzo en un hospital en Sarasota, Florida. Fue sobreviviente de cáncer de pulmón con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, dijo Polk. Se trata de uno de los artistas más famosos fallecidos como consecuencia del coronavirus. Lo sobrevive su esposo, el productor de teatro Tom Kirdahy.
Sundee Rutter, 42 años, estadounidense, madre de seis hijos
Viuda desde el 2012 y sobreviviente de cáncer de seno, Sundee Rutter, madre de seis hijos, falleció el 16 de marzo en Everett, Washington, después de contraer el nuevo coronavirus, dijo a CNN su hermana mayor Shawnna Olsen. “Mi hermana fue increíble”, dijo Olsen. “Ella fue la primera en echar una mano a alguien”.
Rutter había dado una dura batalla contra el cáncer de seno y estaba en remisión al momento de enfermarse por causa del covid-19. Fue llevada al Hospital Providence en Everett, donde murió. “Luchó valientemente hasta que no pudo pelear más”, dijo su hermana en la página de GoFundMe, creada en nombre de la familia.
Olsen agregó que su hermana menor había sido una “heroína” que siempre puso a sus hijos, de 13 a 24 años, primero. El hijo mayor de Rutter se convertirá en el tutor legal de sus hermanos menores, dijo Olsen, quien aseguró que en estos momentos cuentan con el apoyo de la familia, la comunidad y cientos de desconocidos que se han solidarizado con ellos ante la tragedia.
John Knox, 84 años, estadounidense, exjefe de bomberos
El mariscal de bomberos retirado del Departamento de Bomberos de Nueva York, John Knox, de 84 años, había servido a su país y a su ciudad de muchas otras maneras, fue miembro del Departamento de Policía de Nueva York durante dos años y sirvió en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos durante la Guerra de Corea. Y, sin embargo, después de una carrera de servicio, Knox tenía más para dar. Tenía dos años de haberse retirado cuando ocurrieron los atentados del 11 de setiembre del 2001, pero inmediatamente se puso en acción. “Tomó su vehículo y todo el equipo que aún le quedaba de su tiempo con el FDNY (Cuerpo de Bomberos de Nueva York) y condujo hasta donde pudo, luego hizo la caminata desde allí hasta la Zona Cero”, dijo su hijo, Zachary Knox, a Anderson Cooper de CNN. “Y estuvo allí varias semanas después”.
Knox también habló con el Daily News sobre la triste ironía que supuso la muerte de su padre. “Tenía como nueve vidas. Con todo lo que había pasado en su tiempo como bombero o en el ejército, no puedo creer que haya sido derrotado por este... pequeño error”, dijo Zach, de 34 años. A Knox le sobreviven su esposa, cuatro hijos y seis nietos.
Ron Golden, 54 años, estadounidense, ex infante de marina
Hermano de la gobernadora de Minnesota, Peggy Flanagan, Golden fue la segunda víctima del coronavirus en Tennesse. En un texto póstumo publicado en Instagram, Flanagan definió a su hermano como “un hombre fuerte que en realidad era un oso de peluche por dentro”. “Casi exactamente dos meses después de enterrar a nuestro padre, mi hermano Ron falleció el sábado. Para muchos, él será una estadística: la segunda muerte relacionada con covid de Tennessee. Pero para mí siempre será un hermano mayor amoroso, tío, padre y esposo”.
Apenas unas semanas antes de que le se contagiara del coronavirus, Golden había sido diagnosticado con cáncer, lo que comprometió su sistema inmunológico. Lo pusieron en coma médicamente inducido y lo colocaron en un ventilador antes de morir del virus, dijo Flanagan.
"Es por eso que debemos #StayHome”, dijo. “Si te sientes bien, eso es genial. Pero considera la posibilidad de que estés portando el virus y no lo sepas, y luego pasas junto al próximo Ron, mi hermano mayor, en público”, sentenció la gobernadora con la esperanza de que el caso de su hermano sirva, al menos, para concientizar a las personas de permanecer en casa.
El terrible caso de la familia Fusco
Uno de los casos más dramáticos es el de una familia de Nueva Jersey que ha perdido a cuatro miembros de la familia en cuestión de una semana. “Es absolutamente surrealista”, dijo Elizabeth Fusco, miembro de la familia, a Chris Cuomo, de CNN. “Eran las raíces de nuestras vidas ... Empezábamos a llorar por uno y sonaba el teléfono y era la noticia de que habíamos perdido a otro...".
Entre los miembros de la familia fallecidos estaba la hermana mayor de Elizabeth, Rita Fusco-Jackson. Ella murió el 13 de marzo, según The New York Times. Días después, el miércoles, murió el hermano de Elizabeth, Carmine Fusco, pocas horas antes de que su madre y la matriarca de la familia, Grace Fusco, de 73 años, muriera también. Y otro hermano, Vincent Fusco Jr., falleció el jueves.
El drama de Elizabeth difícilmente tiene parangón, pues mientras intentaba obtener información sobre el estado de su madre en el hospital, escuchó a los médicos mientras realizaban frenéticos intentos por salvarla, los que finalmente no fructificaron. “Nunca lo superaré”, afirmó. Grace Fusco tuvo 11 hijos y 27 nietos. “Esta es una familia que siempre se preocupó y estuvo allí para los demás”, asegura una página de GoFundMe creada para ayudar a la diezmada y desvalida familia, que en medio del dolor por los fallecidos, sigue en estado de alerta total: otros tres familiares están hospitalizados en Nueva Jersey, y 19 miembros más han sido examinados y están esperando los resultados, según Roseann Paradiso Fodera, primo de Grace y abogado que representa a la familia. "Niños, padres y nietos han sido puestos en cuarentena. Esta es una tragedia insoportable para la familia” agregó Fodera.
Steven Dick, 37 años, británico, exdiplomático
De acuerdo con el diario The Guardian, Dick fue embajador adjunto del Reino Unido en Hungría; había trabajado en el Ministerio de Asuntos Exteriores desde el 2008 y antes había servido en Kabul y Riad.
Sus atribulados padres dijeron sobre él: “Steven era un hijo, nieto y sobrino muy querido. Era amable, divertido y generoso. Siempre fue su sueño trabajar para la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth y estaba muy feliz de representar a nuestro país en el extranjero ".
Por su parte Shaun Walker, corresponsal de The Guardian en Europa central y oriental, dijo: “Era una persona jovial, intelectualmente curiosa y extremadamente servicial. Hablaba húngaro con fluidez, después de haber recibido un año de entrenamiento antes de asumir su cargo el otoño pasado. A principios de la semana pasada, ayudó a coordinar los arreglos para que yo volviera al país --a raíz de la emergencia por la pandemia-- y mencionó que había dado positivo por coronavirus, pero en ese momento dijo que se sentía bien".
LEA MÁS: Cinco grandes pestes que ha sufrido Costa Rica en cinco siglos
John Jacob, 69 años, británico, abogado.
Recordado por todos los entrevistados por The Guardian y otros medios ingleses como un hombre “totalmente encantador”, Jacob fue un exitoso abogado de bienes raíces y socio de la firma londinense Bower Cotton Hamilton, que vivía en Chesham, Buckinghamshire.
Su fallecimiento generó una oleada de duelo entre sus familiares y sus muchos allegados y conocidos por cuenta de su trabajo, aunque sus particulares aficiones como la música clásica, de la cual tenía un “formidable conocimiento” también agrupaba a su alrededor a otros melómanos como él.
Paddy Duffy, uno de sus colegas, tuiteó: “Era un hombre encantador, brillante, divertido e increíblemente erudito. Recordaré con cariño nuestros partidos de los domingos y nuestras bromas durante nuestras vacaciones". Jacob murió el 23 de marzo por complicaciones de covid-19.
Craig Ruston, 45 años, británico, diseñador de calzado
Ruston, fanático del rugby y padre de dos hijos, residente de Kettering, Northamptonshire, se había labrado gran prestigio como diseñador de calzado, hasta que tuvo que retirarse temporalmente para luchar contra una enfermedad de las neuronas motoras.
De hecho, estuvo escribiendo un blog en redes sociales sobre su batalla contra el padecimiento antes de dar positivo por covid-19. En cuestión de días, sus publicaciones menguaron cuando empezó a perder la fuerza en la parte superior de su cuerpo. En una de sus últimos posts, siempre de acuerdo con The Guardian, escribió sobre un sueño que tuvo de estar junto a su esposa e hijas en su propio funeral. “No le temo a la muerte, pero puedo hacerme pedazos si me detengo demasiado a pensar en lo que sucederá cuando me vaya". Su familia dijo que “no estaba listo para irse”. Falleció el 16 de marzo.
Kimberley Finlayson, 53 años, británica, empresaria
Ella fue la primera víctima “oficial” de coronavirus en Gran Bretaña, después de que se conociera su fallecimiento mientras se encontraba de vacaciones en la isla de Bali, en Indonesia, el pasado 11 de marzo. Se trataba, según sus allegados, de una mujer emprendedora que había fundado un negocio de comunicación dental con sede en Shenley, Hertfordshire, uno de los condados más afectados al comienzo del brote en el Reino Unido. Era madre de cuatro hijos. Sus colegas le rindieron un homenaje póstumo en el que reconocieron su “pasión, creatividad y determinación”. Finlayson padecía una enfermedad pulmonar y también era diabética.