Revista Dominical

Los secretos del Banco Nacional, desde el helipuerto inutilizado hasta los símbolos masones

El edificio central de la institución bancaria guarda una serie de elementos curiosos que no están a la vista de los clientes y visitantes. Por eso, hoy lo invitamos a adentrarse en el emblemático inmueble y sus recovecos

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Recorrido Banco Nacional
El edificio central del Banco Nacional en San José tiene en su azotea un helipuerto que no se utiliza por los riesgos que implicaría aterrizar en esa estructura. Foto: Osvaldo Coto.

La sede central del Banco Nacional, ubicada en la avenida 1 de San José, es un edificio mítico por su historia y estructura. Sin embargo, rara vez algún transeúnte quiebra tanto el cuello como para poder apreciar aquel coloso de 19 pisos (y un sótano). Además, lo usual es que como tico de a pie nadie pase de los primeros tres pisos en los que se encuentran los cajeros automáticos y las ventanillas de servicio.

Tomando todo esto en cuenta, en Dominical nos dimos a la tarea de adentrarnos en el edificio y llevarle a usted, de primera mano, todos los misterios que este esconde. Esta labor se logró con la colaboración del personal del banco, que amablemente abrió sus puertas en el marco de su 110 aniversario.

Antes de entrar con el repaso de los detalles curiosos que esconde el edificio central del Banco Nacional, donde actualmente trabajan 1500 personas, le ofrecemos de la mano del arquitecto e investigador de la ciudad de San José, Andrés Fernández, un repaso por la historia del inmueble.

Para esto hay que retroceder dos siglos. En la esquina donde hoy se encuentra el edificio estuvo la casa de cabildo, a mediados del siglo XVIII. Aunque Costa Rica tuvo cabildo, en el sentido estricto de la palabra, hasta el siglo XIX, ese era el nombre que recibía la casa de la autoridad española.

Cerca de 1830 se construyó en ese mismo terreno La Casa de la Moneda, que funcionó hasta 1912. En aquel año fue demolida para dar paso al Banco Internacional de Costa Rica, como se llamó en primera instancia lo que hoy conocemos como Banco Nacional.

La institución fue fundada por la administración de Alfredo González Flores, en medio de los retos que surgían en el país y el mundo por la Primera Guerra Mundial. El primer edificio fue encargado al arquitecto catalán Luis Llach, quien había arribado a Costa Rica en 1909 y construyó un inmueble de arquitectura ecléctica.

Fachada del edificio central del Banco Nacional de Costa Rica en 1936
Así era el imponente edificio del Banco Nacional construido en 1936. Foto: Cortesía Banco Nacional

Pero de demoliciones, construcciones y remodelaciones va esta historia, y en 1935 se trajeron abajo el edificio de Llach. No fue por capricho, sino que el ente bancario había crecido en sus dos décadas de existencia y por otro lado, lo de “Internacional” no era lo más apropiado para un banco estatal.

Fue así que se hizo el relanzamiento en 1936 del ahora llamado Banco Nacional, con un edificio diseñado por Daniel Domínguez, un arquitecto salvadoreño de origen colombiano. Esta estructura, con sus cambios y anexos, es la base del edificio actual y en su momento deslumbró a San José.

“Esta es la obra maestra de Daniel Domínguez, yo he estudiado toda la obra de él en San Salvador y Santa Ana (de El Salvador) y no hay algo como esto”, comentó Fernández.

Curiosamente, por razones prácticas (¿quién iba a mover una bóveda de hierro?) se conservaron las bóvedas originales que incluso hoy forman parte del inmueble y en cuyas puertas todavía se lee “Banco Internacional de Costa Rica”. Son el único vestigio del edificio de 1914.

La joya arquitectónica inaugurada en 1936 tenía como punto más llamativo una cúpula de tambor octogonal que quedó “enterrada” cuando se amplió el edificio en 1947. Todo el diseño está basado en esta figura de un octógono, con cuatro lados cortos y cuatro largos, desde los pilares hasta las ventanas

“Eso tiene que ver con lo que los orientales llaman en el Feng Shui, el octógono de la armonía. Ellos dicen que la puerta de la casa debe estar orientada hacia el sur y el espacio tiene que ser un cuadrado u octógono en el centro. Acá hay un cuadrado perfecto y en el centro un octógono”, detalló Andrés Fernández.

Banco Nacional
El edificio de La Casa de la Moneda (izquierda) fue demolido en 1912 para construir el, entonces llamado, Banco Internacional de Costa Rica (derecha) que fue inaugurado en 1914. Foto: Cortesía Banco Nacional

Domínguez, aunque no era masón, aclara el investigador, estaba muy influenciado por esta corriente al igual que todos los arquitectos de la época. Esto, por supuesto, se vio reflejado en la simbología del edificio.

“El tipo la voló con el diseño y los simbolismos masones se resumen a la perfección en la puerta. Todo tiene que ver con abundancia, reproducción, negociación y todo lo que un banco necesita para la conservación de su riqueza en armonía. Arriba en la puerta hay un triángulo, que es el ojo de dios”, mencionó el investigador josefino.

Fernández explica que, paralelamente, en Nueva York se estaban construyendo el Empire State, el Rockefeller Center y el Chrysler Builiding que al igual que el Banco Nacional, son de estilo Art Decó.

“Todos tienen ese simbolismo masón implícito de una manera u otra. Por ejemplo, el Chrysler tiene ocho águilas a modo de gárgolas gigantescas en acero viendo cada uno hacia los 8 puntos- los cuatro cardinales y los cuatro medios-”, enfatizó el experto.

Sin embargo, la dinamización de la economía ocurrida después de la Segunda Guerra Mundial obligó nuevamente al banco a expandir su sede que en ese entonces era de dos niveles. El mismo arquitecto se encargo de construir sobre este dos pisos más, con el mismo estilo arquitectónico, pero desapareciendo de la vista la llamativa cúpula.

Tan solo tres años después, en 1950, Costa Rica nacionalizó la banca y el departamento emisor del Banco Nacional tomó independencia y se convirtió en el Banco Central de Costa Rica. Esto obligó a construir un edificio paralelo al este, que buscó ser idéntico al primero y que hoy es la entrada donde se encuentran los cajeros automáticos.

Este segundo edificio también estaba cargado de historia, asegura Andrés Fernández, pues se construyó en un terreno donde se halló la casa del padre Juan de Pomar y Burgos, quien fue el encargado de traer el agua a San José. A partir de este hito, la ciudad comenzó a poblarse con mayor intensidad.

25/10/2024. Retratos a Andrés Fernández, historiador de arquitectura en Costa Rica en el edificio del Banco Nacional, San José. Fotografía: Lilly Arce
El arquitecto Andrés Fernández recomienda, con humor, meterse al Banco Nacional en caso de un temblor, debido a la fortaleza estructural que posee el edificio de 1936. Foto: Lilly Arce.

Posteriormente, en 1962, el Banco Central se trasladó al predio del frente y el Banco Nacional pasó a ocupar los dos edificios “gemelos”. Así se mantuvo por dos décadas, hasta que en 1982, cuando el país atravesaba una crisis económica, se inauguró la flamante versión actual de 19 pisos y que fue el edificio más alto del país por 30 años, siendo desplazado por la Torre Paseo Colón. Esta obra tuvo como sus responsables a los arquitectos Guillermo Madriz de Mezerville y Rafael Sotela Pacheco, así como a los ingenieros Rodolfo Dobles Viloria y Franz Sauter F.

“Era importante que una institución autónoma le dijera a la gente: ‘Suave, vamos para adelante’. Además, marca un antes y un después con la Costa Rica de la Segunda República. Los edificios altos, por mencionar solo los últimos, fueron el INS, la Caja y el Banco Nacional. Es el estado el que hace los grandes edificios y le dice a la ciudad vamos a verticalizar. Ahora es la empresa privada la que marca la pauta”, analizó el investigador arquitectónico.

El experto aseguró que la construcción se vivió con gran expectativa en el país y que ocasionó la muerte de un trabajador; dato que, aunque lamentable, es mucho menor a lo que suele ocurrir en construcciones de este estilo.

“Después, cuando le estaban montando las planchas originales, que eran unas losas prefabricadas con un material granítico, una se vino hacia el lado de la avenida. Cayó en un carro y lo partió. Sin embargo, el carajo quedó vivo. El edificio está como bendito”, recordó con humor.

Para empezar esta crónica, únicamente le pido que me despoje en su mente del traje de investigador serio, encorbatado y científico. Sí, a este recorrido por el edificio del Banco Nacional me convocó mi oficio como periodista, pero honestamente lo viví con unas enormes ganas de vinear todos esos recovecos y detalles que se nos niegan a las personas como usted y yo.

Por otro lado, esto también provocó que mi paso por el inmueble fuera mucho más profundo de lo que se planificó y me acabara metiendo, siempre acompañado y con permiso, hasta en el cuarto de vigilancia.

Aunque bien dicen que la casa no se empieza a construir por el techo, las condiciones climáticas hicieron iniciar el recorrido por la cúspide. Tenía claro que aunque llegué de mañana, la lluvia podía decir presente (y lo hizo) y con ella se frustraría la posibilidad de ver uno de los puntos más llamativos: el famoso helipuerto, a 80 metros de altura.

Recorrido Banco Nacional
En la sala de reuniones de la Junta Directiva del Banco Nacional hay una cúpula que se abre para dejar pasar la luz solar. Foto: Osvaldo Coto

Todos los ticos sabemos de la existencia de esta estructura, más que todo por el boca a boca. Lo sorprendente es que a pesar de ser una propuesta con intenciones visionarias para la época, terminó siendo un elemento casi decorativo. El hecho de que el banco se encuentre aislado, en cuanto a edificios de gran tamaño respecta, lo desprotege de las ráfagas de viento que vuelven el aterrizaje de un helicóptero una maniobra impredecible y riesgosa.

Es por esta razón que ni siquiera hay registros públicos conocidos que den fe de la utilización del helipuerto del banco para los fines que fue construido.

Yo mismo lo atestigué al subir. Cuando di los primeros pasos y el viento me tocó, todos los mates de valiente y los años de práctica durante la infancia y adolescencia trepado en árboles no valieron como antídoto para el vértigo.

A esa punta tan alta no llegan ni las palomas que infestan las cercanías del Banco Nacional. Tampoco aterrizan helicópteros, pero sí pasan de cerca los aviones. San José, Alajuela, Cartago y Heredia se pueden apreciar de esta inigualable vista.

Recorrido Banco Nacional
El Banco Nacional conserva las bóvedas originales de 1914. Foto: Cortesía Banco Nacional/ Osvaldo Coto

En trayectoria descendente continuamos hacia el piso 19, donde, ya resguardados por paredes y techo, encontramos algunos detalles que deslumbran a cualquiera. En este nivel se está lo que llamaban el “cuarto rojo”, pues al piso lo cubría una despampanante alfombra roja que se retiró hace un par de años por salubridad.

He de decir que sin aquel elemento, el cuarto, que funciona como la oficina del presidente de la Junta Directiva, pierde bastante misticismo. No obstante, el despacho es sorprendente por su tamaño, que debe ser mayor al de la casa de muchos, y las enormes ventanas que dan vista a toda la ciudad.

En este lugar se encuentran algunos tesoros del banco, que no precisamente se tratan de lingotes o fajos de billetes. Una vitrina guarda sellos y documentos de los inicios de la entidad, y quizá lo más impresionante es la pluma de Alfredo González Flores, con la cual firmó el decreto fundacional de la institución.

Sin abandonar el piso 19 se encuentra la sala donde sesiona la Junta Directiva del Banco Nacional. A simple vista no hay nada especial en este espacio, que no tiene más que una mesa redonda propia de su función. Sin embargo, al alzar un poco la vista se aprecia un elemento singular, por decir poco.

Sobre esta mesa de reuniones existe una cúpula con una compuerta mecánica que se cierra y se abre a placer, dependiendo de si se quiere dejar pasar la luz del sol. Cada quien tendrá su apreciación sobre esta estructura que, hay que decirlo, no era lo más imprescindible al construir el edificio. Lo cierto es que uno se siente como un güila cuando el funcionario abre aquella compuerta.

Banco Nacional
Desde la sede central del Banco Nacional se controlan las cámaras de todos los cajeros de Costa Rica. Foto: Osvaldo Coto

Posterior a aquel momento pirotécnico, pensé en voz alta la tonta pregunta: “¿Todo está monitoreado por cámaras?”. Guillermo Olivas, comunicador de la dirección de Relaciones Institucionales del BN y quien me guió durante el recorrido, me aclaró que, claramente, la sede central de una institución bancaria se monitorea con video, pero me reveló el interesante dato de que desde ahí funciona el principal centro de videovigilancia del banco. Por eso dicen que no hay preguntas tontas, sino tontos que preguntan… o algo así.

La curiosidad me ganó y con las dudas de si permitirían acceso me lancé a solicitarlo. Para mí sorpresa no hubo mayor problema y pude presenciar el cuarto desde el que se vigila no solo la sede central sino todos los cajeros que hay desplegados a lo largo del país.

Cuando iba atravesando las puertas hacia esta oficina, no me pregunte por qué, mi mente se hizo a la idea de que encontraría unos oficiales más parecidos a espías de películas. Quizá aquello se transmitió pues aunque no dije nada, lo primero que pronunció Olivas fue: “Bueno, son jóvenes”, a lo que respondí: “yo esperaba unos gorilas en traje”.

Aquel cómico momento fue un reflejo del recorrido que me evidenció como nunca lo poderoso que es el cerebro para fantasear sobre todo aquello que está fuera de su vista. Sin tono peyorativo, el cuarto de vigilancia tiene un ambiente similar al de los call center, con muchachos abrigados y pendientes de su vital trabajo en las computadoras.

Solamente desde ahí, de manera remota, es posible abrir los cajeros automáticos cuando se van a recargar con dinero. Además, los trabajadores de esta zona están encargados de facilitar las grabaciones que requieran los órganos judiciales en casos de asaltos o robos.

Banco Nacional
El edificio del Banco Nacional construido en 1936, y que es la base del actual, está influenciado en su arquitectura por la simbología masónica. Uno de estos elementos es el octógono que está presente en la forma de los pilares, las ventanas y la antigua cúpula, y que durante años fue el logo de la institución. Foto: Cortesía Banco Nacional

Y de aquella sala nos movimos a las oficinas de los agentes contables, que más bien es un ambiente empresarial y luminoso. No hay nada que no sea esperable en un banco, pero verdaderamente es curioso el contraste de “pequeños mundos” que se albergan en un mismo edificio.

Finalmente, fuimos al sótano, piso que guarda las mayores antigüedades del edificio. Como se mencionó anteriormente, las bóvedas originales del edificio de 1914 se mantuvieron a pesar de todas las remodelaciones. Solo que en la actualidad están convertidas en oficinas con el lujazo de tener las grandes puertas de hierro de una bóveda de hace un siglo.

Los materiales antiguos y los portones con la vieja leyenda de “Banco Internacional de Costa Rica” invitan a soñar y a sentirse como una de esas piezas metálicas que resguardaron aquellas paredes.

Así finalizó el recorrido y la extensiva “vineada” por los 19 pisos de la sede central del Banco Nacional, un edificio cargado de historia y curiosidades. En la mente, además de todos los espacios del inmueble, me quedaron grabadas las imágenes de las personas que observé desde el helipuerto mientras caminaban por San José.

Allí iban, quién sabe con qué destino, deambulando como bóvedas de problemas e ilusiones. El edificio del Banco Nacional se erige en el camino como un coloso que habla, para aquellos pocos, que como yo, tienen el privilegio de preguntarle a sus pasillos y rincones.

Banco Nacional, edificio central
El edificio central del Banco Nacional de Costa Rica está ubicado entre avenida 3 y 4 en una cuadra histórica para San José. En ese terreno se ubicaron edificios emblemáticos como la Casa de Cabildo del siglo XVIII, la antigua Casa de la Moneda o la casa del padre Juan de Pomar y Burgos, quien trajo el agua a la capital. Foto: Rafael Pacheco Granados (Rafael Pacheco Granados)
25/10/2024. Retratos a Andrés Fernández, historiador de arquitectura en Costa Rica en el edificio del Banco Nacional, San José. Fotografía: Lilly Arce
El Banco Nacional mantiene la puerta principal del edificio de 1936. En la base del semicírculo de la parte superior hay un triángulo y a esta misma media luna la circundan 13 botones metálicos. Tanto el triángulo inscrito en el semicírculo como el número 13 son símbolos masones.Foto: Lilly Arce
Foto contrapicada de una cúpula que funciona como solar en la sala de reuniones de la Junta Directiva del Banco Nacional
Esta es la vista desde el suelo de la cúpula, que funciona como un solar con puertas retráctiles, que se ubica en el medio de la sala de sesiones de la Junta Directiva del Banco Nacional. Foto: Osvaldo Coto
Foto de la Oficina de Presidencia del edificio central del Banco Nacional
Esta es la amplia oficina de la Presidencia del Banco Nacional, ubicada en el piso 19 del edificio principal. Anteriormente, el piso estaba cubierto con una alfombra roja. Foto: Osvaldo Coto
Foto de la pluma con la que el expresidente de Costa Rica Alfredo González Flores firmó el decreto fundacional del Banco Nacional
En la oficina de Presidencia del Banco Nacional se encuentra una urna con objetos históricos de la institución. Uno de estos es la pluma con la que el expresidente Alfredo González Flores firmó el decreto de creación del banco en 1914. Foto: Osvaldo Coto
25/10/2024. Retratos a Andrés Fernández, historiador de arquitectura en Costa Rica en el edificio del Banco Nacional, San José. Fotografía: Lilly Arce
Esta gran placa de bronce se encargó al gran orfebre francés Louis Feron, quien radicó en Costa Rica de 1934 a 1945. Feron también era masón y en esta escultura se ve reflejado el Art Decó y la simbología de esta corriente, muy ligada al liberalismo político. Se aprecia el café representando el sostén económico. Foto: Lilly Arce
Placas antiguas del Banco Nacional
Aunque ha sufrido muchas remodelaciones, el Banco Nacional conserva piezas antiguas. La placa de la izquierda se encuentra en una terraza sobre el tercer piso y data de 1948. La de la derecha es de una bóveda pequeña que se fabricó hace más de un siglo y que pasó a ser un armario. Foto: Osvaldo Coto
Juan Pablo Sanabria

Juan Pablo Sanabria

Periodista de cultura y entretenimiento desde el 2024. Bachiller en Ciencias de la Comunicación Colectiva con énfasis en Periodismo de la Universidad de Costa Rica.

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