En el ring está todo listo para el enfrentamiento de lucha libre de Lady Fénix, una mujer ruda, aguerrida y con un objetivo claro: ganar y convertirse en la mejor luchadora profesional de Costa Rica.
Entre bastidores, la joven está frente al espejo esperando a que digan su nombre para subir al cuadrilátero. Mientras tanto, observa su reflejo con atención. Ya tiene su máscara negra con plateado cubriéndole la cabeza y ya se colocó sus lentes de contacto grises que tanto la caracterizan.
Ella se repite una y otra vez que debe ser la mejor en el ring y que la hija, la hermana, la amiga y la persona deben quedar detrás del escenario.
“Olvídese de que usted es usted, porque en este momento usted es Lady Fénix. Así que salga, odie a todo el mundo, no se lleve bien con nadie y haga lo que usted ya sabe...”, se dice.
Mientras da uno que otro salto para “calentar”, la joven de 19 años confiesa que está nerviosa, pero tiene claro que cuando suba al ring los nervios también deben quedar atrás, pues de lo contrario se desconcentrará.
Finalmente pronuncian su nombre: es hora de salir a dar un show al público.
La adrenalina que siente en ese momento es inexplicable, no tiene temor y los nervios también desaparecieron; en ese momento solamente le sudan las manos.
“Uno se puede poner muy nervioso, porque hay que darle lo mejor al público y ganárselo. Yo, como hago un papel de ruda, tengo que lograr que el público me odie, entonces es algo complicado porque el público es muy exigente”, detalla.
Al otro lado del escenario, entre bastidores, está Medusa terminando de hacerse sus dos colas en el cabello para el espectáculo de lucha libre en el que peleará contra Lady Fénix.
Cuando termina, se ajusta su máscara morada con dorado y suspira al verse por última vez en el espejo antes de subir al ring. La luchadora, de 21 años, está orgullosa de lo mucho que ha avanzado en este deporte.
“Me gusta mi personaje y me gusta lo que veo. Me gusta lo que he creado. Medusa es totalmente diferente a mí, es decir, a quien soy fuera de la lucha. Me gusta verme y saber que puedo lograr cosas no solo en la lucha, sino también fuera, porque al fin y al cabo esto nos complementa a pesar de que ambas somos totalmente diferentes”, afirma.
En ese momento la adrenalina se apodera de ella y solo piensa en dar un buen espectáculo, pues sabe que entre el público hay incluso niños quienes llegan a verla pelear y la apoyan y, por ellos, se siente comprometida con dar un espectáculo de primer nivel.
Esos pequeños siempre le recuerdan a Medusa una parte de su infancia que le ilusionaba tanto: cuando era niña su mamá y su papá la llevaban a los espectáculos de lucha libre en México, donde surgió esa pasión que hoy vive en primera persona.
“Es darle felicidad a los niños, darle felicidad a las familias y es saber que ellos también sienten adrenalina porque yo también la sentí en mi momento cuando iba a México bien emocionada con mis papás, que son fanáticos a la lucha y gritaban”, asegura.
A segundos de que pronuncien su nombre, la luchadora cuenta que al inicio de su carrera sentía mucho miedo, pero ya ha logrado controlarlo.
“Tiene que quitarse ese miedo y hacerlo... o hacerlo así, porque solo así se va a quitar el miedo. Así es como yo he logrado las cosas, porque a veces uno se tiene que tirar de una cuerda y saltar; y sí, eso da miedo, pero ya después se le va quitando”, asegura.
Una pasión
Lady Fénix es vecina de Concepción Abajo de Alajuelita y comenzó a prepararse en la lucha libre desde que tenía 15 años. Sin embargo, la pandemia y una cirugía médica se interpusieron en sus planes de convertirse en la mejor luchadora de Costa Rica.
Fue a inicios del 2022 cuando retomó este deporte, que se ha convertido en una pasión.
“Antes practicaba en un lugar donde había una luchadora con el cinturón femenino y cuando la vi, yo dije: ‘necesito ese cinturón, necesito demostrar que hay poder femenino en la lucha libre’. Esa fue mi motivación para esto, porque la veía y me decía: ‘ella ocupa una contrincante, una enemiga y yo puedo ser esa antagonista, ¿por qué no?”.
“Pero luego con la pandemia y la operación, me tuve que alejar, pero igual mi motivación y mi inspiración siguen siendo conseguir ese cinturón femenino”, asegura.
Eso sí, la joven afirma que aunque en un inicio su único objetivo era el codiciado cinturón, su perspectiva ha cambiado. Ahora la mueve la pasión.
Para ella, la lucha libre es un método de relajación que le ayuda a liberarse del estrés diario y que además es “divertido y atractivo”.
“Cuando a uno le dan el primer golpe es emocionante porque uno no sabe cómo reaccionar. A uno le da miedo, nervios y duele, pero a la vez es algo que me gusta. Mucha gente me llama masoquista y yo lo acepto, porque puede ser que sí, que el dolor sea algo que me guste.
“Y aunque el primer golpe siempre me pone muy nerviosa, así es como uno va tomando confianza y luego los golpes duelen menos. Eso sí, a veces quedan moretes y quedan marcadas las manos y aún así nunca me he arrepentido de ser luchadora”, afirma.
No obstante, afirma que en más de una ocasión le ha tocado maquillarse los moretones que le quedan, principalmente, porque además de practicar lucha libre, trabaja como promotora para diversas marcas.
A la que no le encanta la idea de esta faceta de Lady Fénix es a su mamá, quien se niega a darle su aprobación para practicar este deporte.
De acuerdo con la luchadora, su mamá lo que le dice es: “Usted verá. Si se quiebra o le pasa algo, usted verá”.
“Cuando le dije que me iba a meter a practicar lucha libre, lo que me dijo fue: ‘créame que yo no voy a ir a luchas, no la voy a apoyar en ese sentido, porque a mí como mamá no me no gustaría verlo’. Yo la entiendo al 100% porque creo que así reaccionaría cualquier mamá, pero sí me gustaría más el apoyo de ellos... pero sé que poco a poco van a ir aceptándolo”, dice.
La joven, quien sueña con estudiar Medicina forense, considera que esta negativa está relacionada al género, pues otras personas también le han hecho comentarios similares por ser una mujer que practica lucha libre.
Sin embargo, ella no considera que este sea solo un deporte “de hombres” y por el contrario, cree firmemente que más mujeres deberían practicar la lucha libre pues no solo se puede profesionalizar, sino que también funciona como defensa personal, “más en estos tiempos que es un peligro andar sola. Y sabiendo lo que sé, me siento un poco más segura”.
“Los comentarios más que todo son: ‘es mujer, ¿por qué va a dejar que le peguen?’, ¿cómo va a querer luchar con hombres?’, ‘no la apoyo porque usted es muy bonita’, o ‘usted tiene un cuerpazo ¿cómo se va a meter ahí… se va a echar a perder’...”, detalla.
Lo que la gente que le ha hecho esos comentarios no sabe, es que motivaron a Lady Fénix a seguir y a demostrar que sí podía.
“Era demostrarles que no hay género para la lucha libre. Y acá en Costa Rica es algo muy normal que lo vean y digan: ‘¡Ay, qué ridícula!’; entonces hay que demostrar que como mujer sí se puede lograr. Obviamente va a doler, es algo que va a dejar marcas, pero si a uno le gusta, sí se puede lograr”, añade.
De hecho, sus metas son cada vez más ambiciosas. Lady Fénix ya no desea solo el cinturón que una vez vio en una luchadora costarricense. Ahora quiere viajar a países como México y Guatemala, donde afirma que la lucha libre femenina es más popular que en Costa Rica para poder tomar mucha más experiencia en este deporte que considera un arte.
Apoyo fundamental
A diferencia de Lady Fénix, el papá y la mamá de Medusa siempre están en cada pelea de su hija. Saben que esta es una pasión que ellos mismos le inculcaron por la lucha libre y aunque en un principio hubo resistencia, al final terminaron aceptando que la joven encontró en la lucha libre un desahogo.
Verlos a ellos en sus peleas, la inspiran y se siente muy agradecida por contar con ese apoyo.
“Al principio era un poco complicado porque a ellos les encanta la lucha, pero ya ver que la hija esté dentro de la lucha es diferente. Sin embargo, me han apoyado mucho y siempre han estado ahí para mí también. Verlos a ellos en el público, apoyando y gritando, como siempre lo han hecho, no tiene palabras para mí... me da mucha felicidad”, asegura.
No obstante, al inicio, hace poco más de un año, cuando les comentó su deseo de dedicarse a la lucha libre de forma paralela a su trabajo en un banco, recibió la misma negativa que Lady Fénix y coincide que es por un tema de género.
Incluso, Medusa confiesa que le ha contado a pocos amigos y compañeros de trabajo sobre su pasión por la lucha libre, precisamente, por la forma en que reaccionan (aunque también reconoce que le gusta mantener el misticismo de su personaje).
“Es un tabú. Normalmente dicen que es algo de hombres. Hay que tratar de impulsar que las mujeres también hagamos este tipo de cosas, porque es como cualquier otro deporte donde también las mujeres se pueden desempeñar y no es un tema de fuerza. Que uno se va a golpear y se puede lesionar, puede ser, pero en cualquier deporte existe la posibilidad de lesionarse, de que lo golpeen. Y al fin y al cabo esto es espectáculo y así como uno se golpea, se tiene la forma de protegerse también” explica.
Además, fue enfática en que practicar lucha libre “no me quita que sea femenina”.
De hecho, para Medusa es “muy bonito” ser parte de esta generación que “rompe estos estereotipos de que el hombre no es el único que puede practicar lucha libre, sino que también las mujeres podemos hacerlo”.
Eso sí, la luchadora afirma que no es un deporte para cualquiera, pues quien lo practique tiene que tener claro que va a recibir muchos golpes.
“Es que ese es otro buen punto, porque si se trata de una persona que no le gusta que le golpeen, no puede entrar aquí. Porque no solo en la lucha como tal va a recibir golpes, en los entrenamientos, los entrenadores le dicen: ‘le garantizamos que le va a doler’, porque así es como nos vamos a ir formando. En los entrenamientos es como aprendemos para el día de mañana. Entonces, sí duele un poquito, pero la adrenalina hace que no lo sienta”, detalla.
Y la estudiante de Administración de Empresas añade que en su caso personal “sí, me he llevado mis buenos golpes, pero igual es eso lo que nos enseñan a nosotros. Tenemos que aprender a protegernos en caso de algún mal golpe que nos lleguen a dar, porque para eso la persona también tiene que estar preparada”.
Se niegan a renunciar
Medusa confiesa que en algún momento pensó en dejar la lucha libre, pues no es un proceso sencillo, principalmente, por los entrenamientos.
“Los entrenamientos son muy duros, pero así es como se aprende. Llegó un punto en el que yo decía: ‘no, es que me duele la espalda, es que me duele una cosa, me duele la otra’. Pero en ese mismo momento me decía: ‘No, yo ya no puedo renunciar, a mí esto me gusta, tengo que seguirlo haciendo’; y al día de hoy estoy aquí porque realmente me gusta mucho, me gusta lo que hago, me gusta lo que he aprendido. También es un trabajo mental”, asevera.
Los entrenamientos incluyen cardio, levantamiento de pesas, abdominales, pues los luchadores deben tener muy buena condición física, como en todo deporte.
Tanto Medusa como Lady Fénix aseguran que en Luchamanía, donde se forman como luchadoras, han recibido entrenamiento, pero también el apoyo del resto de luchadores, quienes las aconsejan y las ayudan pues ambas son relativamente nuevas en esta disciplina.
“La verdad esta ha sido la mejor experiencia que he tenido. Yo antes practicaba otros deportes, pero en este se aprende algo nuevo todos los días sobre la disciplina que se tiene que tener y los profesores han tenido la paciencia para enseñarnos y para educarnos. Eso es lo más importante crecer como personas”, dice Medusa.
Ambas prometen seguir al 100% en la lucha libre pues sueñan en grande y esperan ser ellas quienes en un futuro puedan figurar en esta disciplina a nivel nacional e internacional. Mientras tanto, tienen claro que quieren trasmitir un mensaje: no hay deporte que sea masculino o femenino, cualquier persona hacer lo que le apasione indiferentemente de su género.