A lo mejor, Mafalda en el 2023 utilizaría las redes sociales para seguir levantando la voz en favor de las mujeres, la igualdad, la paz mundial y el medio ambiente. Su cuenta de Twitter podría ser seguida por activistas como Tawakkul Karman, Wangari Maathai, Rigoberta Menchú, Alés Bialiatski o Denis Mukwege.
En su Instagram, quizás publicaría fotos de sus viajes por el mundo sembrando árboles o limpiando playas. Compartiría en reels sus importantes conferencias en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En pleno 2023, como todos en el mundo, Mafalda a lo mejor estaría aprendiendo a sacarle un buen provecho a la inteligencia artificial, pero abogando porque la tecnología no le quite el trabajo a los seres humanos.
De lo que podemos estar seguros es que ella no hubiera cambiado sus ideologías ni sus anhelos. Sería una mujer con inquietudes y con la palabra y el ejemplo como banderas en su lucha por mejorar el planeta.
Obviamente, su aversión por la sopa seguiría intacta, al igual que su pasión por los Beatles. Hay cosas que no cambian.
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Partiendo de la idea de que Mafalda inició en el Jardín de Niños cuando Quino comenzó a dibujarla, podríamos decir que tenía aproximadamente seis años de edad cuando se publicó la historieta por primera vez en 1964. Entonces, en este 2023 Mafalda, el personaje, cumpliría 65 años.
Mafalda mantendría un contacto muy cercano con su hermano menor, Guille, y visitaría cada vez que puede a sus padres, ya muy mayores. Es probable que no vea tanto a Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y Libertad, porque los años nos alejan de los amigos de infancia, aunque nunca los olvidemos.
¿Así sería la vida de Mafalda a 50 años desde que su creador Joaquín Salvador Lavado, Quino para el mundo (quien falleció en setiembre del 2020), publicó su última historieta? Tal vez nosotros no seamos los más adecuados para contestar esta pregunta y por eso le consultamos a distintas personalidades costarricenses para que nos contaran, desde sus perspectivas, cómo estarían Mafalda, sus papás y la pandilla en la actualidad.
Antes, un poco de contexto...
Mafalda nació en 1964. El historietista y humorista gráfico argentino Quino la creó con un propósito muy diferente al de la niña irreverente y adelantada a su tiempo que conocemos. El dibujo fue ideado para una publicidad de electrodomésticos, pero para dicha de Latinoamérica (y el mundo) la historia tomó otro rumbo.
La primera tira de Mafalda se publicó el 29 de 1964 en la revista argentina ‘Primera Plana’. Quino siguió dibujando al personaje y sus amigos durante nueve años.
Fue el 29 de setiembre de 1964 cuando se publicó por primera vez una viñeta con la figura de la niña. La revista argentina Primera Plana fue donde Mafalda vio la luz.
En esa historieta inaugural, Mafalda le pregunta a su papá si él es el mejor padre de todo el mundo. Él le responde humildemente que podría haber otros papás mejores, a lo cual ella le contesta: “Lo suponía”. Desde su primera aparición, el personaje exhibió los rasgos de personalidad que le harían un éxito entre los lectores.
Quino continuó dibujando a Mafalda como la pequeña contestataria, pero también como la tierna hija de Papá y Raquel, y la hermana mayor de Guille, durante nueve años, según explicó el diario español El Mundo. Durante ese tiempo, se publicaron un total de 1.918 tiras en las cuales el mundo fue conociendo a la familia y a los amigos de la chica, quienes conquistaron a millones de personas con sus ocurrencias.
Quino decidió dejar de dibujar a Mafalda debido a “dificultades creativas”. La última tira se publicó el 25 de junio de 1973. “Tenía la sensación de que me estaba empezando a repetir y me parecía que era un poco deshonesto. No quería que mi historieta fuera una de esas que tienen 40 años y uno las lee por costumbre, pero ya sabe cómo acaban”, había dicho Quino en una entrevista de 1977 con Televisión Española.
Quino falleció el 30 de setiembre del 2020, a los 88 años. El dibujante falleció en su casa en la localidad de Mendoza, Argentina, donde era atendido por sus sobrinos.
El adiós fue muy sincero. Mafalda les dice a sus amigos que “el director” le avisó que a partir de ese momento podían darle un descanso a los lectores. Sin embargo, les advierte que no pueden aparecer en ninguna otra publicación porque si lo hacen...
Mafalda, su importancia
Cuatro costarricenses que tienen una relación cercana con Mafalda y el trabajo de Quino, nos contaron cómo se imaginan que habría sido la vida de los protagonistas de la historieta más allá de 1973.
El periodista Eduardo Ulibarri; el caricaturista Arcadio Esquivel; la filóloga, panadera y escritora Adriana Sánchez, y la escritora de origen argentino Camila Schumacher dejaron volar su imaginación y así visualizan a Mafalda y los suyos más allá de los trazos de Quino.
Además, José Carlos Chinchilla, sociólogo de la Universidad de Costa Rica y de la Universidad Nacional, realizó un análisis del éxito que aún goza Mafalda a pesar de haber sido dibujada hace más de 50 años.
“En primer lugar, el contexto de Mafalda es el de la Guerra Fría, y eso es de suma importancia. El mundo estaba polarizado y gran parte del humor de ella tiene que ver con esa polarización. Se relaciona con la amenaza de una guerra nuclear”, explicó el especialista.
Añadió que cuando fue creada, Mafalda vivía en una época en la que la unidad familiar tenía una clara jerarquía, donde las hijas e hijos debían ser muy obedientes. Según el sociólogo, la niña logró romper con esa visión e ironizar sobre esas jerarquías con su irreverencia.
“Una de las funciones del arte no es solo retratar el mundo en el que siempre está, sino también visualizar el futuro”, afirmó Chinchilla.
Y agregó: “Desde mi punto de vista, Quino primero ironizó su mundo, segundo visualizó el futuro y finalmente rompió con el estereotipo de la familia (...) Logró visualizar su momento y, a la vez, nos señaló de una manera no irónica, con un humor muy fino, los peligros que la sociedad enfrentaba en ese entonces. Por eso resultaba muy atractivo para los jóvenes”.
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Los amigos de Mafalda también desempeñaron un papel muy importante en la reflexión y la crítica de la sociedad. Chinchilla explicó que un punto destacado de la tira fue que sus protagonistas eran niños. “La imagen de los niños genera menos resistencia. Su mensaje es más liviano, a pesar de que la crítica era muy dura. Es un recurso muy inteligente, ya que se crea una asociación de ternura”.
“Los personajes aparecen y cada uno de ellos representa a la intuición humana con un estrato social o una forma de ver el mundo. El holograma se puede ampliar de manera interesante, ya que son amigos que comparten el mismo marco social, aunque existen notables diferencias entre ellos”, analizó el especialista.
Uno a uno, ¿cómo estarían los chicos?
Arcadio Esquivel, caricaturista
El caricaturista tico conoció a Mafalda gracias a la prensa. Recordemos que desde hace varias décadas la tira cómica se ha publicado de manera ininterrumpida en La Nación. Incluso, él tuvo la oportunidad de conocer a Quino durante un encuentro que sostuvo con el argentino y con Eduardo Ulibarri cuando este fue director del periódico.
Mafalda: La visualizo como el símbolo de la preocupación social y política quien hoy día continuaría siendo una persona con gran conciencia global. La ventaja es que ahora ella tiene acceso a las redes sociales y utiliza las plataformas en línea para expresar sus opiniones y para movilizar a otras personas.
En este nuevo siglo, utilizaría su influencia para crear conciencia sobre los problemas mundiales y para ello hablaría de las guerras en África, Europa o Medio Oriente. Incluso la veo como funcionaria de la ONU o la Organización de los Estados Americanos (OEA), trabajando activamente en procura de la paz y la igualdad.
Felipe: Lo veo como un amigo soñador de Mafalda, todavía hoy. Siempre imaginativo y ahora más consciente de los problemas sociales. Imagino que utiliza su creatividad para difundir su mensaje de esperanza y resistencia. Además, es un apasionado de la tecnología y utiliza ese conocimiento en este campo y de la inteligencia artificial para promover sus causas.
En cuanto a El Llanero Solitario seguiría siendo su héroe favorito, es posible que ahora superhéroe adaptado a la tecnología, y en lugar de un caballo, bien podría utilizar una bicicleta eléctrica.
Miguelito: Lo visualizo como alguien tímido y reflexivo, pero bien adaptado al mundo moderno. También es un gran defensor de los derechos humanos y utiliza su intelecto para comprender los desafíos actuales. Participa en debates en línea y a través de fotos, educando y creando conciencia sobre los posibles impactos de la inteligencia artificial, abogando por su uso ético.
Adriana Sánchez, panadera, filóloga y escritora
Adriana conoció a Mafalda a través de La Nación. Ella desde muy pequeña desarrolló un gusto especial por la lectura y, por ende, un aprecio especial por el periódico impreso.
Su padrino fue una persona determinante en el cultivo de su placer por la lectura. Incluso le llevaba el diario a casa e invitaba a pasar horas en su biblioteca, donde de adolescente descubrió algunos libros de Quino. Durante su tiempo en la universidad, Adriana continuó comprando publicaciones del artista argentino.
Guille: Creo que a sus 50 y tantos años, Guille probablemente sea un profesor de arte o un director creativo en alguna agencia de publicidad. Un poco pienso esto porque se me parece un montón a un amigo muy querido, Ariel Arburola.
Para poder sobrevivir a este mundo tan raro y lleno de desigualdades, Guille probablemente se haya refugiado en el humor, el sarcasmo y el arte, e incluso podría ser escritor de tiras cómicas (...) Él podría incluso ser un arquetipo del artista de su generación: alguien que se mofa de la realidad a través del humor, y cuyas posturas ideológicas se reflejan en el arte a través de la creación de piezas que reflexionan sobre temas de actualidad desde la óptica de la ironía.
Probablemente sea un tipo citadino, que vive en un pequeño estudio del centro de alguna capital y trabaja publicando y dando charlas y seminarios, o dando clases en alguna universidad.
Si tal vez en algún momento la vida le dio un giro, y se amigó con el capitalismo, usa ese talento para hacer publicidad. Si ese fuera el caso, y Guille es director creativo, probablemente sea socio silencioso de alguna pequeña cadena de restaurantes de esos que tienen un menú de almuerzo tipo sopa/sándwich/ensalada.
Libertad: Todos sabemos que es la mentora de Greta Thunberg. Ha publicado vastos ensayos sobre el cambio climático, los problemas del capitalismo y el debilitamiento del estado social de derecho. Libertad estudió Derecho, tiene una maestría en Ciencias Políticas y un doctorado en Derecho Ambiental. Es catedrática universitaria y dirige una maestría en estudios de género, muy enfocada en temas ambientales.
En total, Quino publicó 1.918 tiras de Mafalda y sus amigos durante los nueve años que la dibujó.
Ha estudiado muy a fondo el problema de la tenencia de tierra en América Latina, que además está atravesado por la desigualdad de género. No solo en la región, sino en todo el mundo, las mujeres producen el 80% de los alimentos que consumimos, pero solamente son dueñas del 10% de la tierra productiva. Era inevitable que Libertad tomara este camino, ella fue muy crítica de la realidad desde pequeña, y siempre tuvo posturas bastante radicales en algunos temas. Lo que seguía era que consiguiera, a través de su formación, herramientas para producir pensamiento crítico de gran alcance, e inspirar a las generaciones más jóvenes a pelear por los cambios que nuestro planeta necesita para subsistir.
Más de una vez le han vandalizado el carro porque tiene en el búmper un sticker que dice “la revolución será feminista o no será”. Pero ella cree firmemente que los problemas que vivimos en la actualidad tienen su germen en la desigualdad, y que sin duda la desigualdad de género es uno de los primeros órdenes que se deben subvertir para que el mundo se convierta en un lugar más habitable.
Eduardo Ulibarri, periodista, académico y diplomático
Don Eduardo fue director de La Nación durante más de 20 años, así que conoce de cerca la relación de Mafalda con el diario.
“Es una tira que estaba muy vinculada no solo a personajes que nos representan de una u otra forma a distintos seres humanos, seamos adultos o menores. En este caso los niños representan arquetipos de estilos de vida, de reacción, de hechos, de pensamientos, de aspiraciones, de instintos y de emociones; sino que también son un tema de gran actualidad tanto la argentina como la latinoamericana y mundial”, explicó el comunicador sobre la vigencia de Mafalda en las páginas de La Nación.
Susanita: Terminó secundaria con honores y decidió estudiar psicología clínica. Sin embargo, prácticamente no ejerció, porque en 1995 se casó con un empresario español vinculado al negocio de las telecomunicaciones y, tras vivir algún tiempo en Buenos Aires, se fueron a Madrid. Allí se conectó muy bien socialmente y decidió ser ama de casa, pero el matrimonio no funcionó. El divorcio la dejó con un alto patrimonio y regresó a Argentina en 1999.
Invirtió casi la totalidad de su dinero en fondos de inversión locales que colapsaron con la crisis del corralito, a finales del 2001.
Debió entonces comenzar a trabajar, pero con tantos psicólogos en Argentina, utilizó lo que le quedaba para poner un pequeño salón de belleza, en una pequeña propiedad que compró en el barrio Palermo, cuando no estaba de moda. Aún existe, con modestia, pero suficientes ingresos para vivir con comodidad, y la propiedad ha tenido una considerable revalorización. Su éxito no se debe tanto a la calidad de los trabajos estéticos, sino a lo bien que se la pasan las clientas con la cantidad de chismes que sabe la propietaria. A veces ha pensado retirarse con los ahorros y la venta de la propiedad, pero teme mucho al aburrimiento y la soledad.
Manolito: Quedó huérfano antes de terminar la secundaria y debió hacerse cargo del Almacén don Manolo. Se dio cuenta entonces de que su papá tenía buenos ahorros. Los utilizó para ampliar el almacén. Le fue bien y abrió otro en Rosario, donde vivía un primo suyo.
Por lo serio que era, obtuvo suficientes créditos para seguir ampliando operaciones, tanto en una cadena de supermercados como en otra de tiendas de conveniencia, hoy extendida por toda Argentina.
De las múltiples crisis ha salido bien librado, porque su capacidad económica le ha dado mucho poder de negociación con los proveedores.
Vive con su esposa gallega en una amplia casa en Belgrano, que compró en un remate bancario. Sus dos hijos ya son profesionales y prefirieron no tener nada que ver con el negocio del papá. A menudo invita a Susanita a asados dominicales, que ambos disfrutan como buenos amigos. Rara vez hablan de Mafalda.
Camila Schumacher, escritora, docente y periodista
De todos nuestros invitados, Camila tiene una relación mucho más cercana con Mafalda, dados sus orígenes argentinos.
Ella contó que conoció al personaje cuando vivía en Buenos Aires, iba a la escuela con guardapolvo blanco y a jugar a la plaza. “Mi tortuga se llamaba Julepina, la suya Burocracia”.
“En el kiosco de la esquina de mi casa vendían los libritos y yo ahorraba unos australes de la mesada para tener toda la colección. Leerla y amarla fue lo mismo. Me aprendía los chistes de memoria y los domingos en la sobremesa, con mis primos, César y Carla competíamos para contarlos en voz alta”.
Raquel: La mamá de Mafalda ya no es ama de casa pero tampoco pudo terminar la facultad.
La necesidad de trabajar y su habilidad para tejer, la convencieron a sacar un técnico en corte y confección. Trabaja haciendo ruedos, sisas, puños y otros arreglos, comparte el negocito con otras dos mujeres del barrio.
Para el verano se propuso sí o sí perder los kilos que tiene de más, así que está enganchada con la dieta Keto y el ayuno intermitente. Le encantaría hacer gimnasia -sobre todo Pilates que dicen que es tan bueno- pero no le alcanza el tiempo porque Guille tiene dislexia y debe ayudarle mucho con las materias del colegio.
Papá: Fue cesado en una de las restructuraciones de personal que hizo el banco después del 2008. Le faltaba poco para pensionarse. Ahora va tirando con trabajitos de contador y de vez en cuando piratea.
Si hubiera podido cambiar el auto lo hubiese metido en Uber que da más plata.
Durante la pandemia, disfrutó mucho haciendo una huerta hidropónica en el balcón. Como travesura sembró una plantita de marihuana y le pegó. De vez en cuando, con Raquel y a escondidas de los chicos se fuman un purito.
Lucha para que los chicos no estén todo el tiempo con el celular pero él está enganchado con el Facebook, Twitter y Candy Crush… se hizo una cuenta de Tinder pero le da vergüenza, así que mira pero no da like.
Ninguno de los dos votó en las últimas elecciones porque sienten que se les cae la mano antes de apoyar a la derecha pero ya no creen en nada.