“Ni me dio tiempo de preparar la sorpresa que quería hacer para el millón de personas”, dice entre risas Melissa Mora Ramírez, la persona costarricense radicada en el país con más seguidores en Instagram.
Melissa, de 34 años, lo cuenta con asombro. “Vieras que te soy sincera”, dice, “yo empecé a ponerle atención a mi cuenta de Instagram cuando tenía un poquito más de 600 mil seguidores. Se mantenía, pero no subía”.
Todo cambió, según sus cuentas, cuando viajó a México a comienzos de agosto del 2022 para ser telonera de la famosa Banda MS, agrupación azteca conocida por tocar música regional.
El día después de presentarse en Villahermosa, en el estado de Tabasco, Mora abrió sus redes sociales para actualizar el conteo. Vio que ya había superado los 700 mil seguidores.
“Pero aún faltaba más”, dice, emocionada. Después de la presentación en Tabasco, ella y la Banda MS se fueron hasta Guadalajara donde, frente a un llenazo, dio su show y escuchó que se habló mucho sobre ella.
Tanto fue el de boca en boca como para que Melissa consiguiera una entrevista con La Bestia Grupera, una de las empresas radiales más grandes de la zona.
“¡Ahí hablamos y eran casi 900 mil personas conectadas!”, dice la artista, casi gritando al recordar el júbilo que le provocó aquel programa. “Ahí fue donde me entró la inquietud: ¿qué podría hacer si llego al millón de seguidores?”.
Melissa le dio cabeza: ¿cómo podría agradecer a sus seguidores? ¿Qué contenido podría planear?
La respuesta, cuenta, le pareció obvia: “quería hacer una sesión de fotos, bien bonita, bien especial”. El “problema” para Melissa fue que, antes de volar de regreso a Costa Rica, le escribió a su fotógrafo para pelotear ideas pero, al aterrizar acá, la proyección se había cocinado: ya tenía el millón de seguidores y había sobrepasado a la presentadora Keyla Sánchez como la tica más popular en Instagram.
En el extranjero, Keylor Navas y Maribel Guardia son los costarricenses que tienen la corona de seguidores en esa red social (16.2 millones y 7.8 millones, respectivamente) pero, entre quienes residen en nuestro país, Melissa le saca distancia al resto de celebridades criollas (Keyla, la segunda en fila, tiene 868 mil).
—¿Y qué fue lo primero que pensaste cuando viste eso?
—Que estoy haciendo lo que desde hace mucho quise.
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La efervescencia de su carrera
Habría que ser inmune a los efectos de la televisión y la prensa para no haber escuchado el nombre de Melissa Mora: desde que comenzó como modelo a sus tempranos 15 años hasta su vida actual como cantante y empresaria de pantalones, Melissa se ha sabido hacer campo en la escena de la farándula tica. Aunado a esos oficios, ella vive del día a día como creadora de contenido en su Instagram, donde promociona su marca y también comparte sesiones de fotografías que van desde trajes de baño hasta atuendos de gala.
Tal exposición la ha hecho cargar con los contrapesos de ser un rostro conocido. Así como cuenta con una legión de fans que la llena de cumplidos y apoyo, también es objeto de dardos constantes y continuas críticas.
Conversar sobre sus casi quince años de vida pública hace que Melissa lleve sus recuerdos hasta su infancia, en San Ramón de Alajuela, la ciudad que la vio nacer en 1988 y que, a la fecha, sigue siendo su refugio.
“En San Ramón aprendí sobre la vida”, dice Melissa, dejando las palabras al aire. Lo dice con un tono nostálgico, especialmente cuando vuelca su mirada hacia su primer trabajo.
Aquel debut laboral fue en un abastecedor de su cantón. En las vacaciones, Melissa trabajaba allí para ganarse sus primeros colones junto a una vecina. Hacía empanadas de chiverres, cajetas, bizcochos... Aprendió de la cocina, de la gente y de la vida.
“Me resulta muy lindo pensar en esa época”, dice, “porque recuerdo que yo estaba ahí chiquilla, en el abastecedor, y yo le decía a la gente que yo iba a trabajar en televisión. Muchas veces se reían de lo que yo decía, de lo que yo quería hacer en la vida”.
Eso sí: Melissa no quiere romantizar su historia de éxito. Sí es fiel creyente de que “las cosas se pueden lograr”, pero asegura que no es fácil siempre encontrar el combustible “echarle ganas”, como ella misma dice. “Yo no tengo las mismas condiciones que tenía hace 20 años, yo sé, pero me propuse trabajar para que la gente me viera diferente”.
Trabajo, trabajo, trabajo. Conversar con Melissa remite en incontables ocasiones a esa palabra, una que le resulta casi que sagrada. “El trabajo duro ha sido todo”, asegura.
—¿Y qué hacés cuando no trabajás?
—Es que siempre hay algo por hacer— contesta riendo.
—¿Pero qué te gusta hacer como pasatiempo? Por ejemplo, cuando no estás cantando o preparando contenido para tus redes...
—Es que yo tengo mi empresita de pantalones (que se llama Troya Jeans) y si no estoy con la música, estoy atendiendo eso. Siempre hay cosas por hacer— asegura, soltando de nuevo una risa.
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En su fulgurante camino hacia la fama, Melissa ha tenido un padrino especial: el periodista Rogelio Benavides.
Don Rogelio, sentado en un sillón de su restaurante Estación Atocha, en San José, aún se sorprende por lo rápido que han pasado los años y cómo la popularidad de Melissa ascendió. “Es que, mirá, si me pongo a pensar, ¿en qué momento pasó tanto tiempo?”.
Ambos nos encontramos en su restaurante esperando a Melissa, pues este es un sitio “seguro” para ella. Con el cuido de don Rogelio, a quien ella misma llama “tío”, siempre tiene puertas abiertas para degustar unas buenas tapas españolas sin el asedio de las fotos inesperadas, estilo paparazzi, que le suelen ocurrir en centros comerciales u otros sitios públicos.
Mientras esperamos a Melissa, Benavides recuerda su historia personal.
La amistad entre ambos surgió en los dos mil, con él a cargo de la sección farandulera Tía Zelmira, de La Nación, donde siempre estaba en el radar de nombres emergentes que querían hacerse un espacio en el mundo del espectáculo y el modelaje. Dentro de tantos rostros, apareció Melissa quien, tras acercarse a su mayoría de edad, viajaba hasta San José en busca de su oportunidad.
Ambos se conocieron y, casualmente, don Rogelio empezó a publicar fotos de ella en el periódico. El talento de Mora hizo el resto: su nombre creció y creció y, cuando se pensaba en nuevas modelos de la escena tica, su apellido se convertía en referencia.
“Fue algo muy espontáneo, muy natural la forma en que me tomó confianza”, recuerda él. “Ella a veces me pide consejo y sabe que este es un lugar seguro”.
Melissa, por su parte, es tajante: “don Róger (como le dice de cariño) ha sido como un papá para mí. Yo siempre le estaré agradecida por todo lo que hace por mí. Es que si yo me pongo a hablar de él no pararía de decir solo cosas buenas y lindas porque siempre ha tenido mi voto de confianza absoluto”.
—¿Es difícil encontrar confianza al estar en la fama?
—Yo, además de don Róger, tengo a mi familia que para mí es lo más importante. Siempre me escuchan, siempre me aconsejan. Yo siempre los busco y están para mí porque, por supuesto, a veces uno se siente ofuscada o con dudas de lo que hace.
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—¿Cómo asumís la presencia de tu familia como figura pública?
—Yo siempre quiero protegerlos. Mucha gente me ha criticado por cómo soy o por lo que hago. Así ha sido toda la vida, pero yo con el paso del tiempo lo que he querido es que esas críticas nunca los toquen a ellos. Mi hija y mi familia son lo más preciado.
—Aprovechando que hablás sobre las críticas, ¿qué pensás al respecto?
—Diay, es que siempre van a estar ahí. No te miento: es un proceso muy largo poder vivir con eso. Yo llevo más de quince años de estar ahí, como figura pública, y es algo que es difícil, pero que no queda de otra.
—¿Sentís que hubo un punto particular en tu vida que te cambió esa percepción?
—Sí, hubo un momento de mi vida que me marcó.
Melissa, de hecho, se refiere a un evento trágico. En el 2008, a sus 19 años, sufrió un accidente de tránsito en Rohrmoser. Las heridas fueron importantes, le quedaron cicatrices pero, más allá del susto y los golpes, aquel recuerdo tomó otro color.
“Es que no sabe la cantidad de gente que me escribió, que me dijo que estaba orando por mí. Me di cuenta que afuera había gente que me quería. Lo mismo ha pasado cuando se ha sabido que mi mamá ha tenido problemas de salud: veo reflejado un cariño gigante de mucha gente. Es algo que ha acompañado mi carrera”, agrega.
Ese fue el año, justamente, en que Melissa se sintió por primera vez una figura pública. Ella ya había aparecido en pasarelas de ropa íntima, en portadas de periódico, pero fue hasta el 2008 en que apareció en televisión, al ser fichada por Teletica para ser una de las estrellas del reality Bailando por un sueño.
Salir en televisión “es otra cosa”, dice. “Ahí yo me dije: ‘definitivamente quienes no me conocían ahora me conocen y eso también da miedo”.
—¿Cómo estás tan segura de que la televisión cambió tanto tu popularidad?
—Uy, es que me di cuenta porque ya no podía ir al supermercado sin que me pidieran una foto. Ya no podía salir con tranquilidad. ¡La televisión es otro nivel!
—¿Y sentir esa fama era justo como te la imaginabas de niña?
—Ser figura pública tiene sus partes buenas y no tan buenas. La vida privada tiende a ser demasiado pública y eso a veces no es tan bueno. Tal vez te puedo decir que ser figura pública me ha dado los mayores aprendizajes de mi vida, porque me hizo madurar a la fuerza.
—¿Cuál es tu refugio?
—Te soy sincera: para mí San Ramón es el lugar donde me siento más protegida. Ahí todo el mundo me conoce y yo sé que no me van a estar tomando fotos. Si voy a un centro comercial, como por decir Multiplaza, siempre me piden o me toman fotos. A veces no tengo la tranquilidad de comer en un restaurante. Yo aprecio mucho el cariño de la gente, eso es de lo más lindo, pero es lo que te decía que hay gente que hace de la vida privada de uno algo público.
Melissa no es un Instagram
Cantante, empresaria, modelo, influencer, creadora de contenido... Melissa Mora se cambia el sombrero día a día, tarea a tarea, en medio de una agenda más que llena.
De hecho, para tener estas conversaciones, muchos imprevistos laborales aparecieron más de una vez. Eso sí: nunca faltó el mensaje de Melissa diciendo “hablemos ahorita, gracias por entender”, después de alguna incidencia.
“Para mí es una bendición tener tanto por hacer”, afirma, al contar sus planes para aprovechar este clímax de popularidad.
El canto, sin dudas, es el principal objetivo de Melissa para mantenerse en lo más alto. Desde mediados de la década pasada, comenzó a interesarse en la música (especialmente en el reguetón) y en puestas en escena que incluyeran grandes y explosivas coreografías.
“Por supuesto, ha traído sus cositas”, cuenta, “porque al comenzar a cantar mucha gente salió diciendo que yo no cantaba. Yo te soy sincera: yo nunca he dicho que soy cantante”. Aún así, eso no mermó sus intenciones y, más bien, logró despegar su carrera. Por supuesto, los cuestionamientos sobre su entonación siempre aparecen, pero Melissa asegura que sigue mejorando día con día y que su sueño sigue en proceso de construcción.
El punto de inflexión en sus intenciones musicales ocurrió en el 2017, cuando fue invitada por Teletica Formatos para participar del reality show Tu Cara Me Suena, un programa en que debía imitar a otros artistas.
Melissa recuerda aquel capítulo de su vida con pinzas. “Fue una decisión que pensé con calma”, dice, refiriéndose a que sabía que parte del público podía arremeter contra ella.
“Yo al final me dije: ‘voy a entrar porque quiero aprender’, porque ahí había profesores y entrenadores de voz de los que podía aprender y ser mejor. Fueron seis meses que me convencieron de tomar mi carrera profesional en serio. Yo vi eso como una escuela, como esas oportunidades que solo salen una vez en la vida”, rememora.
Fue hasta la semana catorce de concurso que Melissa ganó una gala del concurso, tras imitar a la cantante Rina Vega. Fue inédito porque, semana tras semana, los jurados solían ubicarla en la parte baja de la tabla y eran otros participantes los que se imponían. Incluso, otros competidores habían ganado en más de una ocasión, mientras Melissa esperaba su momento.
Las redes sociales explotaron ante su victoria y, hubo tanto morbo tras su participación, que algunos medios faranduleros filtraron anticipadamente que aquella noche finalmente Melissa ganaría (ya que el programa era pregrabado).
Aún así, siempre Melissa vio luz en medio del morbo. Por ejemplo, gracias al show, se dio a conocer su propio grupo de seguidores, uno que aún se mantiene activo en Facebook, cuenta con más de 14 mil seguidores y lleva como nombre Melissa Mora Fan Club.
“Siempre hay gente buena, gente apoyando”, reitera Melissa. “Todos esos comentarios negativos que aparecieron en su momento me hicieron ser más fuerte, porque entonces yo me decía: ‘tengo mis clases de canto, no puedo faltar. Tengo que dar todo de mí. Esto es ahora mi trabajo’”.
Los miedos que se asomaban en ese lejano 2017 ya se han disipado. Ver a Melissa Mora en un concierto en el 2022 es observar a una mujer con mucha confianza y seguridad. Ella misma lo admite. “Yo me siento feliz en el escenario”.
El reguetón, que dio inicio a su interés en cantar, se ha quedado atrás. Ahora Melissa se enfoca en la música banda, esa que la llevó a la gira en suelo azteca con la Banda MS y con la que aspira a mantenerse en el radar.
“Desde luego, tengo que grabar música regional mexicana porque eso es lo que pide la gente ahora. Si quiero meterme más en México debo hacerlo. Me di cuenta que podía hacer algo más que ser modelo”.
—¿Cómo planeás tus shows?
—Pues cuando he oído a la gente hablar de mi show dicen que es entretenido. Todas las personas que van a un show mío quiero que tengan esa energía contagiosa. Canto covers, desde Karol G hasta Christian Nodal, y la gente la pasa muy bien. Yo los veo sonriendo, bailando... Los veo con mucha energía.
—¿Por qué creés que te está yendo tan bien con este género?
—Es que la gente reacciona súper bien, porque ven a una mujer bonita, porque mi traje es muy bonito, me desenvuelvo bien y estoy cantando bien. Es algo muy bonito para el público.
—¿Esa confianza de dónde viene?
—La confianza viene desde mi familia, por supuesto, que como te digo es lo más importante para mí. Siempre lo han visto como trabajo y se acostumbraron siempre a verme trabajando. Trabajo desde que tengo uso de razón, me apoyan y me hacen ver que debo comportarme como una profesional. Siempre tengo su apoyo al máximo.
—No es sencillo dedicarse a la música, ¿te ves enfocada enteramente a eso?
—Pues mi empresa de jeans Troya es algo a lo que le dedico mucho tiempo. Cuando no estoy de modelo, influencer o cantante, es de lo que dedico más tiempo. En mi casa tengo una bodega de jeans y ahí me buscan amistades, comercios... Hay que planear muchas cosas porque ya tengo distribución en diez almacenes muy grandes y uno está hasta en Paso Canoas. Ha sido una bendición que involucra muchas cosas por hacer.
”Pero tampoco quiero que eso me quite el tiempo dedicado a mi hija. Lo mismo para sacar un ratito para hacer ejercicio cuando tengo tiempo, que vos sabés que es importante.
—Tras este momento tan alto de popularidad, ¿tenés algo que te resuene mucho en la cabeza que querrás hacer?
—Nuevamente, te soy sincera: quiero dedicarme a los jeans, pero sobre todo a ir al estudio de grabación para grabar música banda. Si vienen conciertos, me encantaría soñar con abrir presentaciones internacionales. Ir a México fue un sueño hecho realidad y quiero seguir haciendo cosas parecidas.
***
En una de nuestras últimas conversaciones, a comienzos de setiembre del 2022, Melissa se alarmó. Un día, de repente, me envió una captura de pantalla de su propia cuenta de Instagram.
En el registro de seguidores, ya no aparecía un millón, sino 995 mil. Aunque, con buena distancia, sigue manteniendo la corona de popularidad en Instagram, el bajonazo la tomó por sorpresa.
—Oh, qué raro. ¿Qué será?
Ella, rápidamente, contestó por mensaje de texto: “ni idea. Muy inactiva esa artista”, dijo irónicamente y acompañándose con un emoji de risas. Muy internamente, sabe que esa cifra se recuperará. De hecho, para el 19 de octubre, no solo había superado la cifra dorada, sino que registraba un 1.1 millones de seguidores.
Por eso, cuando conversamos en esa última ocasión, Melissa finalizó con su respuesta infaltable: “mantener esa cifra significa más trabajo, así que soy muy feliz. De eso se trata”.
Costarricenses con más de 500 mil seguidores en Instagram
- Keylor Navas (radicado en Francia): : 16.2 millones
- Maribel Guardia (radicada en México): 7.8 millones
- Brenda Kellerman (radicada en México): 1.6 millones
- Melissa Mora: 1.1 millones
- Keyla Sánchez: 868 mil
- Karina Ramos: 793 mil
- Verónica Bastos (radicada en EE.UU.): 754 mil
- Mariluz Bermúdez (radicada en México): 706 mil
- Montserrat Del Castillo: 660 mil
- Johanna Solano: 639 mil
- Natalia Carvajal: 621 mil
- Natalia Rodríguez: 574 mil
- Nancy Dobles: 546 mil
- Yiyo Alfaro: 538 mil