“Te vas a acordar de mí”.
Y sí, de Carmencita tengo muchos recuerdos porque ella es una mujer que cala en el corazón de quienes la conocen. No se le olvida fácilmente.
La primera memoria que guardo de ella es de hace unos 17 años cuando la vi en uno de los pasillos de Grupo Nación.
Iba guapísima con su uniforme pulcro, en un puro carrerón y cargando unos documentos. Lucía un aura de orgullo y responsabilidad que me dejaron impresionada.
Pasó rapidísimo a mi lado y dijo “buenos días”.
La recuerdo también contentísima cuando me contó que iba a ser actriz en una novela, además cuando llegó toda orgullosa porque daría una charla en un seminario.
Yo tengo la dicha de conocerla, de haber conversado con ella muchas veces en el trabajo, de haberla escuchado contar sus logros deportivos, de conocer sus sueños de convertirse en actriz y de haberle dado un abrazo cuando llegó a despedirse a la redacción el día de su jubilación.
Carmencita es todo un personaje en el periódico, muchos la recuerdan con un cariño excepcional porque ella se ganó el corazón de todos, porque es una mujer especial.
Pero también la sociedad costarricense la reconoce como un ser humano que ha roto estereotipos, que ha derribado barreras y que ha sido un estandarte en la búsqueda de la igualdad para las personas con síndrome de Down en el país, porque ella tiene esta condición que nunca ha sido un obstáculo para lograr todo lo que se propone. Carmencita es astucia, resiliencia, capacidad, autonomía y lucha.
“Te vas a acordar de mí”, sentencia Carmencita con una seguridad envidiable. Y sí, quien la conoce siempre tendrá algún recuerdo de ella, ya sea por su pasión por el Deportivo Saprissa, por sus incontables medallas olímpicas o porque la vio subirse con cuidado a un bus de Llorente de Tibás por El Cruce durante muchos años para ir a trabajar a La Nación.
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Pero como algo visionario, esta frase también quedará grabada en aquellos que no han tenido la dicha de conocerla en persona, pero que ahora tienen la oportunidad de asimilar el mensaje de vida de Carmencita gracias al libro biográfico Te vas a acordar de mí, escrito por Luis Salazar y en el cual esta admirable mujer plasmó sus memorias cargadas de glorias deportivas, de hitos en la historia del país y de su vida como alguien con síndrome de Down.
Carmen Morales Jenkins, de 54 años, es un ser humano único. Siempre ha sido pizpireta, bailarina, futbolera a más no poder, amante de los niños, una gran trabajadora e incansable deportista.
La frase que una vez le dijo su mamá le caló muy profundo en la mente y desde entonces no se deja, no se rinde.
“Nunca diga no puedo”, fue el consejo que doña Dennise le dio a su hija y esa es la máxima de vida que Carmencita (como todos la llamamos de cariño) ha aplicado desde entonces.
Tanto así que hoy por hoy está cumpliendo uno de sus grandes sueños: publicar un libro, un éxito más en la inspiradora vida de esta dulce mujer.
Su sonrisa y sus ojos achinados, como bien describe Luis Salazar, autor del libro Te vas a acordar de mí, la biografía de Carmencita, siempre han sido cautivadores y hasta el día de hoy se mantienen con la misma dulzura de aquella niña que nació en Tilarán, Guanacaste, y que con el pasar del tiempo se hizo josefina.
“Estoy muy feliz. Cumplí un sueño, gracias a Dios. Ese libro para mí es algo ejemplar, el libro es para todos, para niños y grandes”, dijo Carmencita.
“Vea yo soy una campeona. En el libro cuento cuando yo fui a Estados Unidos a competir y resulta que tengo un montón de trofeos y medallas que, ¡María santísima! También hablo de La Nación porque para mí es ejemplar, es una belleza porque Adolfo (Calderón, quien fue su jefe), es mi mejor amigo”, recordó Carmencita.
Te vas a acordar de mí refleja a la perfección los pequeños detalles que muchos de los que fuimos compañeros de Carmencita recordamos de ella. No dejaba nunca nada a medias, se esmeraba por cumplir con su trabajo y una que otra vez también se quedaba ratitos conversando sobre sus aspiraciones de vida con sus compañeros.
A como un día dijo que quería escribir un libro, otra vez se mostró muy decidida a convertirse en la primera persona con síndrome de Down en Costa Rica en pensionarse por vejez. Logró ambas metas.
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Soñó de niña con ser atleta olímpica y lo cumplió con creces, fue seleccionada nacional y representó al país en Olimpiadas Especiales varias veces en la disciplina de natación (viajó a Estados Unidos y a El Salvador). Quiso bailar y era el alma de la fiesta en las celebraciones laborales, quiso tener un trabajo estable para apoyar económicamente en su hogar y lo consiguió, soñó con comprar una casa para sus papás y se las compró.
Después del libro a Carmen le quedan todavía muchas otras cosas por alcanzar en su vida. Una de ellas está pronta a cumplirse porque asegura que está a las puertas del altar y que está muy enamorada de su novio Miguel.
También tiene aspiraciones musicales y está estudiando y practicando con una organeta.
“Siempre he cumplido con todas mis metas. Mi papá y mi mamá siempre han sido unas personas maravillosas. Este libro es muy importante para ellos”, agregó.
“Mi mamá ha sido otra campeona, ella es un ejemplo porque ella me salvó a mí”.
Todos estos logros de Carmencita fueron posibles por su tesón, pero también por el gran apoyo que siempre le ha brindado su familia. Comandados por sus papás Dennise y Édgar, han sido los pilares de su vida, el sostén en el que Carmen se apoya para tomar impulso y lograr todos sus cometidos y ocurrencias.
Sus hermanas, sobrinos y cuñados se suman a la ecuación y entre todos trabajan como una gran orquesta que dirige Carmen con sus sueños.
El libro también es de todos los que trabajan a su alrededor, es la muestra de que con empeño y convicción todo se puede lograr.
Proyectos
Desde que Carmen nació en 1965 sus papás supieron que la vida no iba a ser fácil, pero con el pasar de los años Carmencita se encargó de demostrar que ella estaba para mucho y más. Nunca vieron su condición como un problema, al contrario, fueron aprendiendo de ella y conforme la niña iba creciendo le brindaron oportunidades para que se desarrollara en diferentes ámbitos, siempre dejándola ser libre y autónoma.
En sus memorias recogidas delicadamente por Salazar para el libro, los papás de Carmen y otras personas con las cuales se ha relacionado a lo largo de su vida (compañeros de trabajo, profesores, entrenadores y funcionarios de la Asociación Síndrome de Down de Costa Rica) contaron un poco sobre la historia de vida de esta mujer, de cómo nunca encontró un obstáculo que la venciera y de cómo se convirtió en un ejemplo para las personas con síndrome de Down y sus familias, así como para la sociedad.
“En definitiva esta historia -que es una vida-, es conmovedora y sensible, cargada de perspicacia y optimismo- Será la esperanza y el motor para muchos en su toma de acciones, decisiones y consciencia. También sirve de impulso para un país que transformó su realidad sobre las personas con síndrome de Down a partir de la vida y acciones de Carmen”, escribió la Asociación Síndrome de Down Costa Rica en el prólogo de Te vas a acordar de mí.
El libro recoge las anécdotas de Carmen en cuatro capítulos. El autor acompañó a Carmencita y a su familia durante muchas horas y días para recopilar cada memoria y supo dibujar con palabras los logros de ella como ser humano y los de su familia como base de su mundo.
En los capítulos bajo títulos encantadores, inspirados en frases de Carmencita, Salazar detalla la mayoría de los proyectos que ella alcanzó en su vida: la natación, viajar al extranjero, estudiar en la escuela, jugar fútbol, trabajar, pensionarse.
“Eso es importante, pero no importa”, “Ella baila como Dios se encarga de eso”, “Es pues” y “Sé que hice un mal correcto”, son esos títulos que recogen los recuerdos de Carmen y de sus seres más cercanos. Son la manera más sencilla y rápida de conocer un poco del interior de esta mujer que no tiene tapujos, que siempre habla con la verdad y que defiende a toda costa sus derechos, así eso representara una labor titánica para lograrlo.
La historia que recoge Salazar en la biografía demuestra a una mujer tenaz que nunca fue menos por ser diferente y que más bien siempre se sintió orgullosa de serlo.
Este es el primer libro que escribe el autor, quien es arquitecto y también ha publicado columnas en diferentes medios de comunicación nacionales, pero jamás esperó que su debut oficial como escritor fuera una biografía y menos de una persona tan especial como Carmencita.
“Me dio la oportunidad de aprender que las personas con síndrome de Down tiene capacidades que son distintas, no imaginé que ella se pudiera incorporar a tantas actividades y adquirir tantas responsabilidades como las que tuvo en la vida. Antes de conocerla pensaba que era una limitación y después descubrí que las personas como ella se pueden desempeñar en diferentes actividades de la vida”, comentó el autor.
Carmencita definitivamente deja huella en quienes la conocen y así pasó con Luis quien trabajó mano a mano con ella desde que empezó el proyecto. Hubo dificultades en el camino, pero juntos pudieron sortearlas.
“Lo más complicado fue hilar los acontecimientos porque las personas a su alrededor tenían recuerdos muy dispersos sobre su vida. Carmencita me facilitó mucho el trabajo, por ejemplo con la manera tan afectuosa con la que se refiere a las personas que han sido parte de su vida, tenía clarísimo quienes la habían apoyado como sus compañeros de trabajo o sus instructores deportivos y maestros”, agregó Salazar.
El libro está escrito de forma sencilla para facilitar la lectura a personas con síndrome de Down y sus familias, pero posee una estructura rica en recuerdos, imágenes y paseos por diferentes escenarios.
La publicación también viene acompañada por unas ilustraciones que reflejan muy bien la personalidad y las memorias de Carmen. La artista detrás de estas interpretaciones es Ruth Angulo Cruz.
La portada del libro muestra a una Carmen relajada y con esa sonrisa pícara y coqueta que la identifican tanto, adentro cada etapa de su vida es representada por una imagen que la muestra siempre orgullosa y sensible, atlética, enamorada de la vida y de su familia, alegre y luchadora.
Ilustradora y escritor trabajaron en conjunto, según explicó Salazar, y bajo la guía de Carmen.
“El trabajo fue simultáneo. La ilustradora hizo un taller con Carmencita para que ella decidiera cuáles imágenes iban a ser publicadas. Ruth me iba facilitando los borradores que ella hacía y al final también influenciaron en el texto”, finalizó Salazar.
No voy a adelantar mucho del libro para no arruinarles las maravillosas experiencias de llorar con un orgullo ajeno por sus metas cumplidas, o de soltar una carcajada con alguna de las salidas especiales y particulares de Carmencita (como aquella de la anécdota con un novio que le quiso robar un beso); pero les puedo asegurar que leerlo es sentir un fresquito en el corazón, es sentir una motivación extra en estos tiempos donde lo que necesitamos es eso: aprender de los demás y de que nada está totalmente perdido.
Ya su paso es más lento, no anda en un puro corre corre como antes, alrededor de sus hermosos ojos achinados la acompañan varias arruguitas que trata de esconder con un poco de maquillaje, tiene uno que otro problemita para oír bien del lado derecho, pero eso no le quita la alegría. Carmencita, por su condición como persona con síndrome de Down ha envejecido más rápido que los demás y ahora, descansando en la tranquilidad del hogar, disfruta a plenitud de uno de los logros que se propuso alcanzar: pensionarse a temprana edad para estar con sus papás y su familia.
Carmen fue la punta de lanza para reformar el Reglamento de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarricense del Seguro Social con el fin de incluir a las personas con síndrome de Downen una pensión por vejez anticipada, ya que ellas por diferentes aspectos de su condición y salud, envejecen de manera precoz.
Este hito histórico en Costa Rica lo fijó Carmen en el 2017 cuando logró que la Caja aprobara la pensión a los 50 años para este grupo de personas. La lucha la había emprendido Carmencita desde el 2011 cuando hizo una solicitud de pensión por invalidez, pero se la rechazaron; años después volvió a intentarlo por ese medio, pero la respuesta también fue negativa.
Por fin la Caja acogió las recomendaciones que hasta la Defensoría de los Habitantes, la entonces Segunda Vicepresidencia de la República y la Asociación Síndrome de Down Costa Rica le realizaron, hizo los estudios correspondientes y por voto unánime se aprobó el cambio.
Con amor
Daniel Chavarría Morales es uno de los sobrinos de Carmencita. Al igual que su familia él se desvive por complacer lo que podrían muchos considerar caprichos y locuras de ella, pero que al final de cuentas son los sueños de un ser humano hermoso y especial y que para dicha de los Morales Jenkins, ellos pueden ayudar a cumplir.
Hace unos días se subió a su carro con Carmencita y se dedicó a entregar casa por casa una copia del libro a personas cercanas a ella.
Fue un paseo refrescante para los dos en medio de todas las restricciones que vivimos actualmente para evitar el contagio del nuevo coronavirus. Ver a Carmen, aunque fuera a una distancia prudencial, con esa sonrisa tan característica y tan emocionada de compartir su libro, fue un momento que se suma a los recuerdos que tengo de esta gran mujer.
Chinita y Mi amor son las dos maneras en que Daniel llama a Carmen, ella le dice Mi amorcito y Danielito. Ahí se refleja el gran amor que se tienen uno al otro.
“Un día Carmencita se levantó y dijo yo ‘quiero un libro de la historia de mi vida’. Nosotros siempre le hemos dado mucha pelota a sus sueños y a sus ilusiones, hemos creído en ella y así fue como empezamos con el proyecto”, contó Daniel.
Desde aquella idea de Carmen ya han pasado poco más de dos años. La familia entera se dedicó a emprender el viaje para cumplir un nuevo deseo de su chineada.
Desde el principio decidieron que si las memorias de su Chinita se iban a contar, tenía que hacerse de la mejor manera, con calidad. Ahí fue donde contactaron a Salazar, conversaron con él, le propusieron el proyecto y todo comenzó a caminar.
“Luis pensó que era un proyecto muy bonito, pero que daba para ser corto, como un cuento, porque evidentemente estaban todos los estigmas sociales hacia una persona con síndrome de Down que quiere hacer un libro sobre su vida. Nos reunimos y ella comenzó a contarle que era saprissista, que trabajó en La Nación y el montón de cosas que ha logrado; él vio una gran historia y dijo de inmediato que había que crear un contenido de calidad”, recordó Daniel.
Comenzaron las visitas del autor a la casa de Carmen: primero eran los fines de semana donde la entrevistaba a ella, a sus familiares y a sus conocidos, también a las personas que fueron parte fundamental de la vida de esta mujer como Germán Villalobos (el conocido Maromero) quien fue su entrenador de natación durante muchos años, Adolfo Calderón, su amigo y jefe en La Nación; o a su amiga Rosette Kleiman, miembro de la Asociación Síndrome de Down Costa Rica.
“Ha sido una persona muy activa y pionera en muchas áreas. A la sociedad le hace falta avanzar y ella ha roto muchas barreras como la de trabajar de manera completamente independiente, usar el transporte público o alistarse para salir. Estas situaciones no son comunes para las personas con síndrome de Down y menos usuales en Costa Rica”, explicó Daniel.
Aquí es donde llega otro de los cometidos de Carmen con su libro: que la sociedad no discrimine a nadie por su condición y brinde oportunidades para que personas como ella cumplan sus metas y sean parte de la fuerza laboral de este país.
“El libro también es didáctico para las personas que tengan un hijo con síndrome de Down y se pregunten qué va a ser de su vida. Planteábamos el hecho de que el libro le llegue a una familia que recién acaba de recibir la noticia de que viene un bebé con Down; como padres tendrán un mar de dudas y qué bonito sería que en ese instante les muestren un libro donde conozcan a una persona que logró tanto y que se pudo desenvolver con una vida tan buena y tan feliz”, agregó el joven.
La biografía es un recuento de la vida de Carmen, pero también es un descubrimiento de cómo su familia y personas allegadas a ella enfrentaron su condición. Ella no conoce de barreras, la sociedad poco a poco las ha derribado junto a ella porque con la vida de Carmen se fueron descubriendo nuevas oportunidades a partir de su ímpetu y de sus ganas de ser considerada una más.
“Pensamos en algún momento agregar un nuevo capítulo que relate cómo es su vejez porque las personas con síndrome de Down envejecen de manera más rápida que los demás y en el país hay muy pocas personas con tanta edad como Carmencita. Con Chinita hemos ido aprendiendo como familia todos los días cosas nuevas, cómo tratarla, cómo apoyarla y cómo vivir en armonía todos sin que nos afecte su condición. Ella siempre va abriendo caminos”, aseveró el sobrino.
En definitiva Carmencita es una persona para recordar y para admirar. Su vida, su no dejarse de los demás y el lema “Nunca diga no puedo” son ejemplos para muchos.
¡Gracias, Carmencita! Por no dejarte vencer, por contarnos tu historia y por llenarnos de buenos recuerdos.
Detalles del libro
Te vas a acordar de mí se lanzó el sábado 26 de setiembre. Si está interesado en adquirirlo puede comunicarse a la página oficial de Facebook de Carmen Morales Jenkins, ahí están todos los detalles de la venta y dónde conseguirlo.