El 22 de octubre del 2022, durante una Asamblea del Partido Liberación Nacional (PLN), Miguel Ángel Guillén alcanzó un hito atípico, cuando tomó de la mano a los expresidentes José María Figueres y Óscar Arias, los principales líderes verdiblancos de los últimos 40 años, y levantaron los brazos como símbolo de unión. Ese día Guillén fue electo secretario general con el aval de los dos exmandatarios.
La elección del ramonense de 46 años sorprendió por su trayectoria “subterránea”. Nunca ha ocupado un cargo de representación popular, ni siquiera se ha postulado. Al contrario, se identifica como un “líder silencioso” que trabaja desde los márgenes.
Sin embargo, tras asumir la secretaría, Guillén tomó la vocería verdiblanca, desplazando a un segundo plano al presidente, Ricardo Sancho, con quien tuvo roces y contradicciones. Por ejemplo, cuando Sancho abogó por buscar un candidato presidencial de consenso, mientras Guillén defendió la celebración de una convención nacional.
Revista Dominical entrevistó al secretario para conocer más sobre sus disidencias con Sancho, el proceso de elección del candidato presidencial, sus supuestas afinidades con algún aspirante, y si buscará postularse para un cargo en las elecciones de 2026. Le ofrecemos tanto la entrevista escrita como en formato de videopódcast.
— Usted no ocupó ningún puesto de elección popular previo a asumir como secretario del PLN. ¿Quién es Miguel Guillén? ¿Cómo llegó a ese puesto?
— Yo nunca me propuse ser secretario general ni ocupar un cargo dentro del Comité Ejecutivo. Siempre he cumplido tareas como asesor, como consultor legal, área en la cual me he enfocado como profesional.
“Por supuesto que he cumplido tareas políticas. En su momento fui dirigente del partido, cumplí tareas de organización territorial. Pero siempre tras bastidores, en alguna medida en la marginalidad, y yo estaba a gusto ahí, cerca de figuras políticas, donde yo podía colaborarles con consejo, apoyo técnico y político.
“El destino y la vida tienen sus sorpresas. Faltando dos días para la elección de la Secretaría General, un grupo de liberacionistas me propuso y yo accedí. Puse algunas condiciones y se cumplieron, entonces accedí a ese reto.
“Yo sabía que no era fácil, tenía algo de claridad sobre lo que debía hacer Liberación si quería recomponerse, ganar coherencia y credibilidad. Tenía muy claro que el reto era mayúsculo, y eso a uno lo frena, porque son responsabilidades que consumen la vida, literalmente, no te dan oportunidad de tener vida social o personal.
“Pero me parece que todos los costarricenses debemos de tener una alta cuota de civismo y patriotismo. En ese sentido, debemos darle al país un aporte y eso es principalmente lo que he tratado de hacer”.
— Usted ha marcado un ejercicio muy vocal de la Secretaría General, incluso ha tenido disidencias con el presidente del PLN, Ricardo Sancho, sobre el método de elección del candidato presidencial. ¿Cómo analiza esa relación con don Ricardo y ese estilo suyo?
— Primero, por un asunto histórico, hay una generación distinta que piensa distinto, que ve la política de una manera diferente y yo en alguna medida encarno el deseo de cambio dentro del PLN, dentro de la política nacional desde la perspectiva del liberacionismo y la socialdemocracia.
“En ese esfuerzo hay que pelear todos los temas y dejar muy claro cuál es esa visión, los motivos y los principios que nos impulsan. Por eso hay que tener mucha presencia, hay que zanjar donde hay duda, que quede la claridad.
“Hoy en día el ciudadano se forma opinión sobre todos los temas casi minuto a minuto. Si se da mucho espacio entra la duda, la incerteza, los prejuicios, la desinformación. Por eso ha sido mi estilo tener posición clara sobre todos los temas. Por supuesto que eso conlleva discrepancias, pero es propio del objetivo que nos hemos trazado. Si no definimos una ruta con claridad, los ciudadanos no van a saber qué están pensando los líderes de nuestro partido.
“Discrepancias hay, donde yo más he tenido discrepancias es a lo interno de Liberación Nacional, sin ninguna duda, porque los temas han sido muy difíciles y muy polémicos. Viene otros. Pero la tarea se ha cumplido. No es un asunto de vanidad, es estrategia".

— Están en un periodo muy importante, la elección de la candidatura presidencial. Algunos precandidatos lo han criticado y han dicho que usted está parcializado, que es afín a la tendencia de don Álvaro Ramos. ¿Qué responde a esas críticas?
— Primero, no existe una norma que obligue al secretario general a ser imparcial. Pese a esto, he sido una persona objetiva en cuanto a la organización del proceso. Hemos dado los pasos para asegurar que haya transparencia, seguridad jurídica y seguridad electoral.
“Primero, luchamos para que el proceso fuera abierto. Había un grupo que, con muy buenas razones, quería que el proceso fuera cerrado. Nosotros propusimos lo contrario, que fuera abierto, donde cualquier costarricense que se identificara con una tendencia pudiera participar”.
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“Con relación a si yo tengo alguna preferencia, eso es completamente falso. Eso surgió porque un medio me consultó sobre los posibles precandidatos. Yo dije que estábamos a la espera de si don Álvaro Ramos iba a tomar la decisión o no. Eso provocó que se dijera que yo tenía una preferencia, pero es completamente falso.
“Existía la expectativa de que don Álvaro Ramos diera el paso y lo que yo dije fue ‘bueno, estamos a la espera’. Lo que hice fue informar lo que pasaba. A Álvaro lo conozco desde los tiempos de la universidad. Somos cogeneracionales y tengo una relación de amistad con él, así como con todos los demás precandidatos; con él me une tal vez el tema cogeneracional, pero nada más.
“Vamos a enfrentar este reto, hasta hoy lo hemos hecho con total dedicación y responsabilidad. Esto es propio de la política, acá se tiende mucho a la contradicción y a la confrontación gratuita, y no necesariamente los comentarios que se hacen corresponden a la verdad".
— Durante la precampaña hubo una sanción disciplinaria sobre el precandidato y diputado Gilberth Jiménez, por la fotografía que publicó diciendo que estaba en unas inundaciones en Guanacaste. El Tribunal de Ética sancionó a don Gilberth y recientemente el TSE anuló esa sanción. ¿Qué ocurrió ahí? ¿Se apresuraron a sancionar?
— Esa pregunta es muy importante porque se ha construido una idea equivocada de lo que sucedió. Una de las cosas que más se le ha reclamado a Liberación Nacional es la falta de transparencia ética, y la falta de firmeza a la hora de sancionar a quienes incurren en faltas éticas.
“Cuando yo inicié con la Secretaría General, fuimos completamente claros. Vamos a fortalecer al Tribunal de Ética y al Tribunal de Alzada, que son los órganos que tienen que velar por el cumplimiento de las normas morales y éticas. Por ejemplo, todos los involucrados en el Caso Diamante ya no están en el partido, solo Johnny Araya. Eso dice mucho de un partido político que tiene un rigor fuerte.
“Cuando le inician el proceso a don Gilberth, él no se había inscrito ni había anunciado que iba a inscribirse como precandidato. Habían rumores. Cuando inicia el proceso privado en el Tribunal de Ética, a don Gilberth se le sanciona y nosotros no estábamos enterados.
“Cuando él se inscribe como precandidato ya estaba sancionado. Yo le pedí a los precandidatos ‘háganme llegar la documentación para justificar que ustedes son liberacionistas’. Yo le consulté eso a don Gilberth y nunca me dijo que ya había sido sancionado, o que tenía un proceso abierto. Se lo guardó, y ahí hay una falta muy seria.
“Eso nunca sucedió y él eso no lo dice en los medios ni lo explica. Enfila sus baterías contra el partido, ataca a Liberación, y trata de hacerse la víctima cuando no es ninguna víctima. Él es víctima de sus propios actos.
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“Es muy irresponsable decir, ‘aquellos me persiguen, aquellos me atacan’, cuando hay un proceso en razón de una falta que él cometió, falta que además reconoció públicamente. Es un diputado que sale en sus redes sociales a decir ‘yo fui a colaborar con damnificados en una emergencia’, y era falso. Eso es serio. Si seguimos permitiendo ese tipo de cosas, ¿a dónde va a ir la credibilidad de los representantes populares? Ha sido muy injusto de parte de don Gilberth sus ataques contra el partido”.
— Ante el ojo externo podría suponerse que hay un esfuerzo por tirar abajo la candidatura de don Gilberth, él lo ha dicho. Además, viendo que según el TSE la sanción no se aplicó bien. ¿Qué responde usted a eso?
— El TSE dijo que hubo una falta en el debido proceso. Nuestro Código Ético establece que usted como liberacionista, si no se apersona a un proceso que le abre el Tribunal de Ética, es una falta que amerita la suspensión de su militancia. Cuando el Tribunal de Ética le pide que vaya a defenderse, él no va. No va a la audiencia. Lo que constituye una falta en sí misma.
“En ese momento el error del Tribunal de Ética fue que se desvía del tema de la foto y se concentra en la falta por la no asistencia. Entonces, el TSE dijo ‘ustedes debieron seguir con lo de la foto, y abrir un expediente aparte por el tema de la ausencia’. Esa vuelta en U que hizo el Tribunal, no de mala fe, sino tal vez por falta de conocimiento, fue donde se cometió el error”.
— Es lo que yo le señalo: una persona externa podría decir que eso no fue un error, sino que fue con el objetivo de tirar abajo la candidatura de don Gilberth. ¿Qué opina al respecto?
— No, no, por supuesto que no, por Dios. Si aquí más bien lo que hicimos fue defender un proceso abierto para que gente como Gilberth Jiménez tuvieran la oportunidad. Yo me atrevo a decir algo: si el proceso no fuera abierto como lo defendimos, don Gilberth hubiera visto muy reducidas sus posibilidades.
“En cambio, ahora tiene una oportunidad mucho más amplia y democrática. Todo lo contrario, don Gilberth se contradice cada vez que habla, se contradice y miente, porque ha dicho cosas demasiado imprecisas, que no corresponden a la verdad.
“Él ha tenido garantía de su participación, y a pesar de que ha dicho cosas muy serias en contra del partido, él sigue con su precandidatura. Defenderemos el derecho que tiene don Gilberth de participar”.
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— ¿Puede decirles a los liberacionistas que lo que ocurrió con Don Gilberth fue un error procedimental? ¿Fue un error nada más?
— Hubo un error, nunca hubo mala intención, pero aquí lo que primó más fue la tergiversación, la desinformación para crear una idea equivocada. Esa estrategia de victimizarse, de presentarse como el pobrecito, es injusta porque si hay un liberacionista el que se le han dado oportunidades, ha sido don Gilberth. Él ha sido cuanta cosa se ha propuesto: regidor, alcalde, diputado, estuvo en Conavi, estuvo en la CNE, en fin.
“Don Gilberth ha tenido todas las posibilidades, ha estado por años en la Asamblea Nacional del partido. Es muy injusto y muy malagradecido de su parte atacar a Liberación diciendo que a él no se le ha dado oportunidad. Lo puedo decir yo que nunca he ocupado ningún cargo de elección popular. Don Gilberth, que sí ha tenido esa posibilidad, paga con esa moneda malagradecida a los liberacionistas que le han apoyado por años“.
— ¿Usted considera que don Gilberth ha sido malagradecido?
— Totalmente, por supuesto que sí. No son justos los ataques que él ha dado contra Liberación Nacional, no son justos ni corresponden a la verdad.
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— ¿Aspira o aspirará a algún puesto de elección popular en las elecciones de 2026? ¿Ha negociado con algún precandidato?
— En lo absoluto, en lo absoluto. Yo me propuse una tarea en la Secretaría General. La he cumplido a cabalidad con mucho sacrificio personal y espero terminar el periodo, que no ha sido fácil, porque yo he tenido contradicciones con figuras de mucho peso político. Eso, por supuesto, ha provocado que algunos hayan dicho ‘queremos a Miguel Guillén fuera’.
“Por ejemplo, cuando yo planteé que elimináramos los puestos vitalicios, eso generó mucha polémica interna porque yo creo en la alternabilidad del poder y la renovación”.
— Retorno a mi pregunta original, ¿a usted le interesa buscar algún puesto de elección popular en las próximas elecciones?
— Le voy a contestar con mi actuación. Nadie que pretenda un puesto se hubiera comido tantas broncas. Porque ya se imaginarán que el plantear estos temas con tanto nivel de polémica, no permite que uno tenga posibilidades de aspirar a puestos. Yo nunca me lo he planteado, yo no he dicho que quiero aspirar a ningún puesto.
— ¿Y si se lo plantean?
— Tengo que ser completamente honesto. Si el candidato me planteara un puesto de elección popular, lo valoraría, pero al día de hoy con toda honestidad y transparencia he dicho: yo llegué a la Secretaría General para cumplir con este reto, un reto polémico, difícil, que todavía le falta camino.
“Ahora viene la elección de candidatos a diputados, y ahí tendré que decir cosas con respecto al perfil de esas personas. Además, cuando ganemos las elecciones en febrero del 2026, hablaré de las personas que deberían participar en el Poder Ejecutivo.
“Lo que yo he planteado acá es muy difícil, y no creo que me vuelva una figura muy popular en el círculo cerrado de Liberación. Yo no quiero ser falso en decir que me cierro a todas las posibilidades, pero por el momento, y con la convicción que yo llegué, es para cumplir como secretario general”.

‘Pido a los excandidatos que no se postulen a diputaciones’
— En 2024, después de las elecciones cantonales en las que el PLN perdió 14 alcaldías, usted puso su puesto a disposición y asumió la responsabilidad. ¿Sería un descalabro no mantener las 19 curules que tiene actualmente? ¿Sería responsabilidad suya?
— ¿Por qué asumo yo la responsabilidad? Porque en nuestras democracias, por lo general, pasan las cosas malas y todo mundo se esconde. Las derrotas son huérfanas y a las victorias les sobran padres. Cuando a un partido le va mal los que estamos al frente tenemos que dar la cara, aunque no seamos los responsables directos.
“Miguel Guillén no es el responsable directo, pero estoy al frente como secretario, hay que decir ‘pongo mi puesto a disposición para que la Asamblea Nacional, si así lo considera, me quite’. Cosa que no sucedió. Me parecía que alguien tenía que decir ‘asumo la responsabilidad’. Es lo que corresponde. En América Latina no es la costumbre, por lo general todo el mundo se esconde y se atornilla a los puestos”.
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— ¿Cómo analiza la responsabilidad en caso de que obtengan menos de 19 curules o de que no ganen las elecciones?
— Yo estoy convencido de que vamos a ganar, porque creo que el país va a entrar en una reflexión profunda sobre el daño que le están haciendo Rodrigo Chaves y Pilar Cisneros a nuestro sistema. Creo que va a haber una apertura de conciencia y eso va a hacer voltear los ojos a Liberación Nacional, y ver una nueva generación dentro del partido.
“Si se perdiera o se redujera, yo no lo veo como una catástrofe. Nos daban por muertos desde la pérdida de Johnny Araya. Decían que Liberación se murió, y aquí estamos, somos la fracción más fuerte, tenemos la mayor cantidad de alcaldes, seguimos siendo el principal referente de oposición al gobierno chavista".
— Liberación Nacional va a cumplir 12 años sin gobernar. ¿Qué les castigan los costarricenses?
— La falta de credibilidad, que es la razón principal por la cual el ciudadano dejó de votar para la Presidencia de Liberación. Nos votan para diputados, pero no están votando por nuestros candidatos a la Presidencia. Es un tema de credibilidad por la falta de coherencia. Una cosa es lo que se dice, y otra lo que se hace.
“El costarricense, que no es nada tonto, y que por lo general se informa muy bien, se da cuenta. Entonces, iniciamos con discursos progresistas en unas áreas, y a media campaña tornamos hacia un discurso conservador. Esas contradicciones no son aceptadas por el ciudadano. El costarricense quiere votar por alguien que sea transparente, que de principio a fin cumpla lo que dice. En ese sentido, la factura ha sido cara.
“Si el costarricense ve que surge una nueva generación de líderes liberacionistas, creo que la credibilidad y el apoyo del costarricense tornará en una victoria en 2026, pero eso es un reto que apenas estamos iniciando”.
— Usted usó una palabra condicional que es ‘si el costarricense ve eso’. En caso de que no ocurra, ¿Considera que es posible imaginarse un PLN que no vuelva a llegar a la presidencia?
— Hoy no lo veo porque estoy muy lleno de ilusión, si no, todo el trabajo que hemos hecho se iría a la basura. No voy a renunciar a esa ilusión de que Liberación Nacional resurja renovado, fortalecido, democrático, con una visión de la democracia del siglo XXI, no viendo hacia el pasado, que es otro problema que tenemos internamente, todavía se cree que las recetas de gobiernos pasados son las que funcionan hoy.
“A Costa Rica hay que pensarlo con nuevos códigos, nuevas ideas, nuevas soluciones, sin abandonar nuestros principios, que no pueden negociarse o cederse. Parte de esos principios es la defensa de la democracia, no como un fin en sí mismo, sino en función del bienestar”.
— Usted abogó por quitar los puestos vitalicios y le pidió a los excandidatos que no se volvieran a postular. Fuentes de La Nación reportan que hay interés de algunos excandidatos en buscar una diputación. ¿Qué opina de eso?
— Frente a esa información yo quisiera reiterar mi solicitud vehemente y categórica de que, por favor, permitan que nuevas generaciones surjan, que nuevas generaciones tengan una oportunidad de liderar al país.
“Agradecemos mucho los aportes que ellos han dado, pero creo que es muy importante permitirle a nuevos liderazgos que asuman tareas de representación en la Asamblea Legislativa, en las municipalidades y en el gobierno de la República”.
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— ¿Dónde se ubica el PLN en el espectro ideológico? ¿Siguen siendo socialdemócratas?
— Depende, porque en Liberación Nacional hay mucha confluencia de visiones. Es una de las riquezas que ha tenido el partido. Si ustedes ven la historia del partido, cuando se crea la primera carta fundamental, ahí nunca se menciona la socialdemocracia.
“Si me lo pregunta a mí, yo creo en una socialdemocracia del siglo XXI, en una socialdemocracia que piense al Estado desde un punto de vista crítico. No podemos simplemente abrazar a instituciones como si fueran un fin en sí mismo. Las instituciones tienen que estar en función del bienestar de las personas”.
— Entonces, ¿usted considera que la palabra ‘socialdemocracia’ sigue definiendo al PLN?
— Sí, desde el punto de vista de que la socialdemocracia siempre propugnó por darle un una protección a los sectores más vulnerables, a la búsqueda de la justicia social, la igualdad y la equidad. Pero esa socialdemocracia hay que pensarla en clave de siglo XXI, ya no podemos pensarla en clave de siglo XX.
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— ¿Liberación Nacional lo hace?
— No necesariamente, y es parte de la lucha generacional que tenemos que plantearnos. Abandonar algunos preceptos que dieron muy buenos resultados en el pasado pero que ya no dan respuesta ni solución al presente ni al futuro cercano.
“No me gusta la discusión dogmática. Los dogmas son camisas de fuerza que debilitan la razón. Hay ideas muy buenas de la derecha, del conservadurismo, inclusive, de la izquierda. La socialdemocracia presenta una alternativa y trata de recuperar lo mejor de los diferentes mundos, pero siempre alejado de esos extremos”.
— El PLN tiene objetivos históricos. ¿Le parece que sigue siendo un partido que respete esos objetivos históricos?
— A veces no lo dejamos suficientemente claro, pero está ahí. Ese germen, esa base, ese ADN está ahí. Lo que pasa es que a veces no se defiende con suficiente claridad y vehemencia. Creo que mi generación sí está dispuesta a eso.
“Nos ayuda mucho tener esa experiencia y esas discusiones históricas para no cometer los mismos errores, como se están cometiendo hoy en el mundo, con los extremismos, hay un neofascismo y un neopopulismo surgiendo. Frente a eso, Liberación Nacional se va a convertir en una alternativa”.
