Dos hombres generosos. Uno vive en las páginas de la historia, un obispo de la ciudad de Myra, cuyo nombre persiste en las tradiciones más queridas del mundo: San Nicolás. El otro, más moderno, con traje rojo, gran sonrisa y la misión de llevar alegría a los niños: Santa Claus.
Sus orígenes son distintos: San Nicolás fue alguien real, Santa Claus es una ficción navideña; sin embargo, ambos comparten la esencia de un espíritu que trasciende fronteras, generaciones y culturas.
La historia real de San Nicolás inspiró la leyenda de Santa Claus. Al final de cuentas, ambos representan la bondad y la Navidad.
El santo nació en el siglo III. Fue un hombre de fe, reconocido por ser un protector de los vulnerables y por sus actos de generosidad. Nació en Licia, pero vivió en Myra, una ciudad portuaria griega (actualmente parte de Turquía), explicó NatGeo.
Aunque su vida y su legado no están del todo respaldados por documentos históricos, se conocen algunos pasajes, como el hecho de que fue hijo de una familia rica, pero que sufrió la muerte de sus padres debido a una epidemia, lo cual lo marcó para siempre.
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“Obedeciendo las palabras de Jesús: ‘Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres’, Nicolás usó toda su herencia para ayudar a los necesitados, los enfermos y los que sufrían. Dedicó su vida al servicio de Dios”, explicó el sitio st.nicholascenter, dedicado a difundir la vida y obras de este santo.
Siendo joven, viajó a Palestina y a Egipto. Más adelante, se ordenó como sacerdote y continuó con su misión de ayudar a los demás.
Según cuenta la tradición, y como narran NatGeo y la web del santo, la elección de Nicolás como obispo fue inusual.
Se dice que, después de la muerte del obispo de Myra, el resto de los clérigos se reunió en esa sede para realizar el cónclave. Durante la reunión, el obispo más sabio escuchó una voz en la noche que le decía que vigilara las puertas de la iglesia a la mañana siguiente y que la primera persona que entrara, llamada Nicolás, sería el nuevo obispo.
San Nicolás: Nació en Patara, en la Turquía meridional en el siglo III después de Cristo. Dedicó su vida al servicio de Dios y llegó a ser obispo de Myra, mientras todavía era un hombre joven.
Santa Claus: El libro Children’s Friend, de 1821, mostró las primeras imágenes de Santa Claus como un hombre que llegó del norte en un trineo con un reno volador.
El sabio se lo dijo a sus compañeros y les aconsejó que estuvieran en oración mientras él vigilaba la entrada. El primero en llegar fue un joven a quien le preguntaron su nombre: “Soy Nicolás”, afirmó. El obispo se dirigió a él y le dijo: “Nicolás, siervo y amigo de Dios, por tu santidad serás obispo de este lugar”.
Nicolás, desde su posición como líder de la iglesia, siguió trabajando para ayudar a los desfavorecidos.
Sin embargo, su vida no siempre fue fácil. Cuenta la página oficial del Vaticano que Nicolás fue encarcelado y torturado durante la persecución de los cristianos liderada por el emperador romano Diocleciano, pero fue liberado bajo el mando de Constantino El Grande.
San Nicolás, defensor de los débiles, santo de los marineros
En las historias más antiguas y más contadas de la benevolencia de Nicolás, destaca la obra de caridad que realizó para ayudar a tres muchachas.
Se dice que un vecino de Nicolás era muy pobre y no tenía dinero para pagar la dote de sus tres hijas para que pudieran casarse. Para salvarlas de un destino de prostitución, Nicolás envolvió dinero y lo tiró por la ventana de la casa del padre de las mujeres (algunos dicen que fue por la chimenea) y huyó inmediatamente. Gracias a esa donación, el vecino pudo casar a su primera hija.
Días después, Nicolás repitió el acto en dos ocasiones, pero en la tercera noche, el padre de las jóvenes lo vio y lo reconoció. El sacerdote le pidió que no le contara a nadie lo que había hecho.
Otras versiones de la historia narran que lo que tiró Nicolás fueron bolas de oro por la chimenea y que estas cayeron dentro de unos calcetines que estaban a la orilla de la chimenea secándose. ¿Le suena familiar esta historia?
Uno de los milagros que se le atribuye es el de haber regresado a la vida a tres jóvenes estudiantes que hacían un viaje a Atenas y que fueron asesinados por un asaltante. Otro narra la liberación de Basilio, un muchacho que fue raptado por los piratas y vendido como sirviente a un emir. La leyenda cuenta que Nicolás lo hizo aparecer de manera misteriosa en la casa de sus padres.
Estos son algunos ejemplos de por qué Nicolás es reconocido como el santo de los niños, los jóvenes y los desvalidos, pero también hay relatos que lo ubican como el protector de los navegantes.
Se cuenta que realizó un viaje a Tierra Santa para recorrer los mismos caminos que visitó Jesús. Durante el regreso, en barco, se desató una tempestad por lo cual la nave estuvo a punto de hundirse. Nicolás oró, y el viento y las olas se calmaron ante la sorpresa de los marineros.
Se le atribuye otro milagro durante la hambruna que sufrió Myra entre los años 311 y 312 después de Cristo. El obispo se enteró de que los barcos que iban a Alejandría cargados de trigo anclaron en el puerto de ese pueblo, así que les imploró a los marineros que donaran una media de grano de cada barco para dárselo a la gente; sin embargo, los comerciantes se negaron, ya que el trigo estaba medido para la entrega final.
Nicolás les respondió: “Hagan esto y les prometo en nombre de Dios que las medidas no disminuirán a su llegada a Alejandría”. Y así fue. Los marineros se encargaron de propagar esta noticia por todos lados.
Aún en vida, las historias de Nicolás fueron contadas por aquellos a quienes ayudó. Los navegantes ya lo proclamaban su santo patrón y narraban sus leyendas por Europa.
Nicolás murió en Myra el 6 de diciembre del 343. El Vaticano afirma que su tumba pronto se convirtió en lugar de peregrinación y que sus reliquias se consideran milagrosas debido a un misterioso líquido llamado “el maná de San Nicolás”, que salía de ellas.
A lo largo de los años, se han consagrado más de 2.000 templos dedicados a San Nicolás, informó National Geographic. Además, el 6 de diciembre se conmemora su día al ser el primer santo no mártir en gozar de devoción tanto en Oriente como en Occidente, agregó el medio.
En Oriente, lo llaman Nicolás de Myra, por la ciudad donde fue obispo. En Occidente, se conoce como Nicolás de Bari, ya que durante una invasión a Turquía, las reliquias del santo se trasladaron a la ciudad de Bari, Italia.
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Las tradiciones en honor a San Nicolás se han extendido por varios países de Europa. Para su día, los jóvenes se visten como obispos y piden donaciones para los pobres en Alemania y Polonia. En España, San Nicolás llega en un barco y monta un caballo de color blanco para entregar regalos. En Holanda, el día se celebra compartiendo dulces y regalos.
La web stnicholascenter.org explica que cuando los europeos llegaron al Nuevo Mundo, llevaron consigo la tradición de San Nicolás. Cristóbal Colón bautizó un puerto haitiano en su honor el 6 de diciembre de 1492.
Santa Claus, el referente de la Navidad comercial
San Nicolás y Santa Claus presentan varias similitudes, principalmente la de la bondad y obsequiar regalos. Sin embargo, el gordito bonachón, de barba blanca y traje rojo con gorro, se instauró en la imagen colectiva muchos, muchísimos años después de que el obispo de Myra falleció.
La primera referencia a Santa Claus tal como lo conocemos se dio con la publicación del libro Children’s Friend, en 1821. En este libro se mostró a un hombre que llegó del norte en un trineo con un reno volador; la ilustración venía acompañada por un poema de autor anónimo.
Para 1823, la figura de Santa Claus del norte recibió un gran impulso gracias al poema Una visita de San Nicolás, que ahora se conoce como La noche antes de Navidad, que comienza así: “Era la noche antes de Navidad, nada en casa se oía, ninguna criatura se movía, ni siquiera un ratón…”
Más adelante en el escrito, hay una descripción de un hombre que, sobre un trineo tirado por ocho renos, volaba por el cielo.
San Nicolás: Una leyenda dice que para salvar a unas niñas de ser enviadas a trabajar como prostitutas porque su padre era muy pobre, Nicolás arrojó por la chimenea tres bolsas de oro, las bolsas cayeron sobre las medias de las niñas, que habían sido colocadas en la chimenea para que se secaran.
Santa Claus: La creencia popular es que Santa Claus baja por las chimeneas de las casas para dejar los regalos a los niños que se portaron bien. Muchas veces se dice que llena de sorpresas las medias que se cuelgan en la chimenea.
“Por la chimenea vi a San Nicolás bajando. Iba vestido con pieles de los pies a la cabeza, su ropa estaba manchada del hollín y la ceniza. Una bolsa con juguetes colgaba de su ancha espalda, parecía un vendedor que portaba su mercancía.
¡Sus mejillas eran rosadas y qué nariz sonrojada! Su boca, con un amplio arco, abría una leve sonrisa, y la barba en su barbilla era más blanca que la nieve. (…) Su cara era ancha y redonda, y una gran panza tenía que, como la gelatina, temblaba cuando él reía.”
La web stnicholascenter.org afirma que, en 1824, la élite de Nueva York intentó domesticar la tradición navideña mediante el cuento de Papá Noel, que fue inventado por Washington Irving, John Pintard y Clement Clarke Moore. Este último se atribuyó la autoría de Una visita de San Nicolás.
Con el tiempo, la imagen de ese San Nicolás se volvió más accesible, no solo a los fervientes cristianos, sino que, junto al árbol de Navidad y los regalos, se esparció con gran popularidad.
Muchos artistas e ilustradores crearon sus propias imágenes con estilos, tamaños y colores diferentes, pero para finales de la década de 1920 surgió un Santa Claus americano estándar, el que conocemos de tamaño natural y con traje rojo. Sin embargo, la consolidación de la imagen tuvo como gran cómplice a una marca de bebidas que lo hizo internacional.
En 1931, el pintor estadounidense Haddon Sundblom creó al Santa Claus de Coca-Cola, quien protagonizó los comerciales navideños de la compañía. Desde entonces, esa es la imagen de Santa Claus que más reconocemos.
“El Papá Noel norteamericano fue exportado a todo el mundo, amenazando con superar al San Nicolás europeo, que ha conservado su identidad de obispo y santo cristiano”, agregó la web stnicholascenter.org.
San Nicolás y Santa Claus: dos caras de la misma moneda. Una historia que va más allá de una leyenda navideña.