Ni Mario Bros, ni Yoshi, ni Luigi, ni nada de eso. Hace 130 años, Nintendo, la compañía de videojuegos más famosa del mundo, dio sus primeros pasos en un pequeño establecimiento de la ciudad de Kioto, Japón, fabricando sin grandes pretensiones una tradicional baraja de naipes.
Sobre esa historia César, un niño costarricense que en los años 80 quemó sus primeras pestañas jugando Bomberman y se desveló pasando niveles en Zelda con su primer Nintendo, no sabía absolutamente nada.
No lo culpen; pues Fusajirō Yamauchi –el fundador de Nintendo–, tampoco sabía que un día iba a existir un chico con las singulares manías de César. Mucho menos que, de algún modo, él iba a ser el culpable de su inocente adicción.
Fusajirō nunca imaginó que su incipiente emprendimiento estaría ligado varias décadas después a la fabricación de los más sofisticados e innovadores videojuegos, un término que para la época de la fundación de Nintendo –el año 1889– simplemente no existía ni se vislumbraba por ningún lado.
Yamauchi nunca salvaría a la princesa de la mano de Mario, nunca soplaría la ranura del casette rogando que la consola del ‘Súper’ lo leyera y, mucho menos, jugaría FIFA en un sofisticado Nintendo Switch. El caballero murió en 1940, a los 80 años, pero no partió de este mundo sin haber sembrado la poderosa semilla. Su empresa, conocida en sus inicios como Nintendo Koppai se transformaría poco tiempo después del deceso de su fundador en una de las empresas de entretenimiento más prósperas del mundo.
Y sí, tal como se mencionó al principio de este artículo, toda su revolución comenzó con unas 'bonitas’ y coloridas cartas. Se llaman Hanafuda (Cartas de flores), una especie de naipe que se inventó a mediados del siglo XVI y que, aún hoy, sirven para practicar diversos juegos de azar.
Las cartas no poseen números, solo ilustraciones, y la empresa de Yamauchi las pintaba a mano. Era tal la calidad de sus trazos, que no tardaron en tomar gran popularidad en el país asiático.
«Deja la suerte al cielo» o «deja la fortuna en manos del destino» son términos está ligada la etimología de la palabra Nintendo Koppai, y vaya que su futuro iba a estar inundado de gloria pura.
Sorprendentemente, durante 80 largos años, el negocio que sostuvo a Nintendo fueron las cartas. Nada más. Eso sí, con ciertas variaciones en el enfoque de sus crecientes ambiciones.
El primer gran cambio de la compañía vino en 1933, cuando se jubiló Fusajirō Yamauchi y tomó el control de la empresa un yerno suyo, Sekiryo Kaneda. Él le cambió el nombre a la firma –por aquel entonces la más boyante de su país– a Yamauchi Nintendo Co, Ltd y le construyó una sede más moderna.
Además, en 1947, fundó Marufuku Co. Ltd., una compañía hermana que pretendía fabricar cartas pero con toques más occidentales. Una jugada maestra, que más tarde le iba a abrir los mercados de todo el mundo.
Pero después de varios ires y venires familiares, y la debilitada salud de Sekiryo, hubo un relevo más. En 1950, el control del juego al el joven Hiroshi Yamauchi, para muchos el crack que terminó por encumbrar a Nintendo.
Bajo el mando de Hirochi nacería Nintendo Playing Card Co. Ltd, mientras que Marufuku Co. Ltd, adoptaría el nombre de Nintendo Karuta Company, Ltd. A partir de ese momento, nada iba a ser igual.
“Ya con Hiroshi Yamauchi, como jefe desde 1949, la empresa diversificó notablemente sus actividades. Estuvieron en sectores como la comida, el transporte público, los hoteles y la televisión. Estaba claro que Hiroshi iba a cambiar la empresa, sobre todo porque fue el primer fabricante japonés que ofrecía un acabado de plástico en sus barajas”, publicó el sitio español 20minutos.es.
Pero el verdadero golpe al mundo del entretenimiento lo daría Nintendo en 1959, cuando se alió con Disney para incorporar a sus personajes en los naipes. Hiroshi sabía que esa jugada los iba a subir de nivel y más pronto que tarde vio los resultados: la puerta de la fama mundial se les abrió de par en par.
La puerta de la fama y también del dinero, pues sus ingresos subieron considerablemente en una época de bonanza sin igual.
Posteriormente, respondiendo a sus nuevos retos fuera de las fronteras japonesas, en 1963 la compaña se hizo conocida en el mundo como Nintendo Company, Ltd., asumiendo el control de todos sus frentes de negocio.
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Fue con ese nombre que la empresa daría la estocada final. Poco a poco, experimentando en el mundo de la juguetería, el apasionante mundo de los componentes electrónicos comenzó a apoderarse de la creativa mente de Hirochi. Se apasionó con ello y nada lo iba a parar.
Y bueno, aunque parezca increíble, hasta ese punto de la historia los ticos teníamos poco o ninguna idea de lo que era o producía Nintendo. Por eso, decir que la casa de Mario Bros tiene 130 años de existencia, es motivo de gran extrañeza para la mayoría de costarricenses. Para nosotros, Nintendo nació el día en que un primo llamó a la casa e invitó a todos los chiquillos a “matar patos” en el viejo y cuadrado televisor. Todo eso, hace apenas unas cuantas décadas.
La pistola ‘mata patos’.
¿Recuerda Duck Hunt (1984)?, el juego de Nintendo (NES) que consistía en aniquilar patos mientras un perrito celebraba sonriente sus aciertos.
Pues más o menos así era la tecnología con la que Nintendo incursionó en el mundo de los juegos electrónicos en 1970. Se trató de la pistola optoelectrónica Nintendo Beam Gun.
La pistola de juguete emitía un breve destello de luz cuando se disparaba. Ese rayo se dirigía hacia un sensor electrónico que registraba el movimiento y, si la puntería era certera, el aparato lo indicaba con ruidos y destellos.
El juguete, que evolucionó con el tiempo, fue un éxito total de ventas. Por eso Hirochi, convencido que era una mina de oro en potencia, incentivó a Nintendo a seguir desarrollando este tipo de productos de manera definitiva.
Y así lo hizo, lanzándose poco tiempo después a comerciar las famosas consolas de videojuegos, hoy día tan cotizadas.
Fue la Magnavox Odyssey, considerada la primera consola de videojuegos de la historia, su primer caballito de batalla en el mercado.
Eso sí, cabe destacar que la Magnavox Odyssey no fue un producto desarrollado por Nintendo. Tras notar el éxito monumental que estaba teniendo en Estados Unidos, la compañía solo adquirió sus derechos de distribución para comerciarla en Japón.
Pero la que sí podría considerarse la primera consola de Nintendo fue la Color-TV Game 6, que Nintendo vendió exclusivamente en Japón y fue lanzada en 1977. Un aparato amarillo, con dos perillas circulares a los lados, fue el comienzo real de la aventura.
La serie Color-TV Game iba a tener cinco versiones distintas, para convertirse en la precursora oficial del conocido Nintendo Entertainment System, popularmente conocido como NES.
Y ahora sí que el tema cobra sentido para los ticos, sobre todo para aquellos niños que crecieron en la década de los 80. El NES, sin duda, es una consola que trae consigo un torrente de nostalgia. Con ese aparato, los chicos de aquel entonces se jugaron la vida en la peligrosa selva de Contra, subieron a su primera moto de competencias jugando Excitebike y claro, también conocieron al mítico personaje de Mario Bros.
“Muy pocas personas lo tenían, por lo que uno andaba de casa en casa de familiares y amigos jugando. En esos tiempos se socializaba mucho entre la familia y los amigos", rememoró el gamer César Fallas, un superfan de la marca.
"Ah y ni qué decir de los videoclubes, donde iba uno a jugar y hacer filas extensas para apenas darle una media hora. Mientras mis papás se iban a hacer compras o mandados, yo me quedaba en uno de esos. Fueron los tiempos dorados”, agregó Fallas, quien tiene 33 años de edad y administra el grupo de Facebook Nintendo Costa Rica®.
Efectivamente, fue en ese tiempo en que comenzaron las escapadas del cole, las peleas entre hermanos por el turno al control, los desvelos para llegar al último nivel de Mario y “las famosas sopladas de casette”.
Es importante destacar que existían dos versiones del NES. La versión “china” (Famicon Family Computer), que por supuesto no era china sino japonesa. Originalmente, esta consola fue lanzada solo para el país asiático pero años después llegó a Latinoamérica con varios juegos incorporados y los famosos casettes de 30 o más juegos en uno.
Estaba también la versión americana. El cubo gris que tenían los chiquillos más pudientes del barrio y para el que obligatoriamente había que comprar los juegos por aparte o conseguir un adaptador de “Nintento chino” que leyera los casettes de su consola hermana.
Entre esos juegos, que a excepción de Contra eran por lo general poco bélicos, se encontraba Circus Charlie, el juego que enamoró a otro tico llamado César, oriundo de Guadalupe.
César Quesada es uno de los mayores coleccionistas de consolas de Nintendo retro, y al igual que la mayoría de sus amigos pasaba horas tratando de que el payasito del famoso juego no fuera atropellado por ningún monito, no se quemara entre los aros de fuego y tampoco se cayera del caballito.
“Era un juego muy inocente. Es cierto, pero es que era demasiado divertido. Otro que jugaba mucho era Duck Hunter, con el que se compartía mucho con los primillos”, confesó Quesada, quien hoy tiene 39 años de edad y reconoce haber sido marcado por aquellos preciados momentos.
Se dice que la producción del NES se descontinuó en 1995, habiendo vendido 62 millones de consolas en todo el mundo.
Cabe destacar, además, que en 1981 Nintendo ya había incursionado en el negocio de las máquinas tipo Arcade, en el que el juego Donkey Kong fue su primer y mayor exponente.
El Game Boy, el ‘Súper’...
Cuántas veces no castigaron a César Fallas por no dormir.
“Me llegaron a quitar el Nintendo. Es que eran horas y horas de jugar, prácticamente todo el día, solo para comer paraba. Incluso a veces me esperaba que mis papás se fueran a dormir para prenderlo de nuevo y seguir en esas toda la noche”, recordó.
Eso sucedió cuando a César le regalaron el Super Nintendo (SNES), la primer consola que era suya, completamente suya.
“Me la regaló mi papá, me lo trajo de Estados Unidos. Usted no sabe lo que sentí yo cuanto lo tuve. Fue increíble, toda una aventura que implicaba desde conectar los cables, porque antes era más complicado, hasta la experiencia de tener el control en las manos y decir este Nintendo es mio”, agregó el gamer, quien desde ese entonces ha tenido prácticamente todas las consolas que ha lanzado la compañía, como el Game Boy, el icónico dispositivo portátil que llegó al mercado en 1988.
Pero sin duda, los recuerdos más especiales los tiene César con su querido Súper Nintendo, consola que fue lanzada en 1990 y trajo consigo mejoras en gráficos y velocidad.
Juegos como Super Mario World, Donkey Kong Country, Super Mario Kart y Killer Instinct, entre otros, son parte de los más representativos de esta recordada consola, de 16 bits.
A César Quesada, por su parte, el juego que más lo impactó del SNES fue Super Mario Bros 3, en que el fontanero de traje rojo recorría varios mundos mudándose con curiosos trajes: el de rana y una especie de castor.
“Estudié Ingeniería de sistemas muy influenciado por los videojuegos, de eso no hay duda. Este mundo de lo electrónico me apasionó y ahora me gano la vida con eso”, afirmó.
Además, su amplísima colección retro reafirma esa afición. Durante 20 años, Quesada se ha dedicado a adquirir todo tipo de consolas y componentes antiguos de Nintendo, además de otros artículos geek.
Tanta es su amor por esta colección, que llegó a pagar $600 por una versión única de NES de lujo.
“Para mi fue una ganga, pero sé que para muchos pagar eso les debe parecer un exceso. Le compré ese Nintendo a un coleccionista es Estados Unidos y es de mis piezas favoritas”, comentó.
Esta colección “deluxe”, que alardea Quesada, fue lanzada en 1986 y consta de un NES original americano, la pistola, los controles y hasta viene equipado con un robot.
Y bueno, demás está decir que luego del SNES, Nintendo se instalaría en la cumbre del universo de los videojuegos. Eso sí, ante la aparición de sus principales competidores -como el Play Station, en 1994– le obligó a socar sus clavijas y renovarse constantemente.
Nintendo, hoy
No lo dice en sentido figurativo. César Fallas ha tenidos en su poder casi todos los Nintendo que la empresa ha sacado hasta la fecha.
El único que no ha conseguido es el Game Cube, pero quizá un día lo tendrá. Por sus manos sí han pasado el Nintendo 64, el Nintendo DS, el Nintendo Wii, el Nintendo Switch y el Nintendo Swicth Lite, el más moderno de la camada lanzado este 2019.
Parece una locura tener todas esas consolas, pero para César simplemente es una muestra de fidelidad hacia una marca que no cesa de sorprender a sus fanáticos. Sus innovaciones, sin duda, marcan el mercado constantemente, azotando a sus principales competidores.
Por ejemplo, solo este 2019 la consola de Nintendo Switch ha vendido 10 millones de unidades en Europa.
“Las ventas, de hecho, continúan creciendo notablemente año a año. Durante 2019, de hecho, están siendo un 30% mayores que lo registrado hasta este momento durante el pasado año 2018 y, por ejemplo, un 40% más que lo que vimos durante 2017”, publicó el sitio especializado 3djuegos.com
El sitio agrega que, desde la salida del Nintendo Switch, en el Viejo Continente se han vendido 36 millones de juegos, lo que habla una popularidad creciente por sus propuestas interactivas.
Por si fuera poco, los números en otras regiones del mundo son igual o incluso más exitosos, demostrando que Nintendo nunca fue una moda pasajera, sino que se expande y se fortalece conforme se hace más longeva.
Desde las coloridas cartas Hanafuda al modernísimo Nintendo Swicth, es claro que es una pasión perpetua. Sube niveles constantemente, pero es como un juego que no tiene fin.
De por sí, ¿quién querría que se termine el juego?