El obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia e integrante de la Conferencia Episcopal, Manuel Eugenio Salazar, considera que los clérigos son una minoría marginada a la que se le pone una “mordaza” en la boca, ya que importantes sectores políticos y sociales buscan silenciar sus voces críticas.
Para Salazar, hay enemigos de la Iglesia católica que prefieren ver a los curas callados, rezando y sin manifestarse. Sin embargo, asegura que los cristianos tienen la obligación de interesarse y pronunciarse sobre la pobreza, la corrupción, la educación y el deporte, entre otros temas.
Además, recomienda a los fieles católicos estar atentos y “pelar las guayabas (ojos)” antes políticos que buscar utilizar la religión para manipular el voto de los creyentes. “Analicen bien desde nuestros valores cristianos”, sugiere el obispo.
— En 2019 usted dijo que estaba harto de que se dijera que política y religión no deben revolverse, sino que, al contrario, considera que la religión tiene derecho a meterse en política. ¿Mantiene esas palabras?
— Las sostengo. Yo soy ciudadano costarricense, nacido en este país, por lo tanto, tengo derecho como ciudadano a no ser marginado y poder hablar de todos los asuntos del país. Yo como ciudadano pago impuestos, y como Iglesia católica pagamos impuestos.
“La Iglesia católica en Costa Rica es un empleador privado de los que más empleos da, así que tenemos derecho a hablar, pero nos marginan. Hablando de minorías, los clérigos en este país somos una minoría marginada. Yo debería tener derecho a expresarme con respeto, educación y argumentos. El Código de Derecho Canónico nos impide a los clérigos participar de política partidaria, pero ya por una decisión interna de la Iglesia. (La Constitución Política también les prohíbe participar en política partidaria, pero no expresarse sobre política).
“Pero resulta que somos marginados, solo por el hecho de ser clérigos las leyes, elaboradas por famosos políticos, nos prohíben participar en muchos asuntos. De hecho, ahorita que vienen las elecciones nos ponen una veda, una prohibición, nos ponen un zipper en la boca, una mordaza. Todo mundo puede hablar de política, todos, los ateos, otras religiones, pero nosotros no podemos hacerlo.

“Creo en los derechos humanos, en la libertad, en los derechos religiosos que no siempre son respetados, como la objeción de conciencia. Creo que los clérigos somos marginados en este país, deberíamos ser iguales a los demás ciudadanos.
“Los enemigos de la Iglesia dicen ‘los curas dedíquense a rezar y a las procesiones, no tiene por qué hablar de política’. Nos marginan, porque no les conviene, porque somos críticos, tenemos el arma poderosa de la doctrina social de la Iglesia.
“Los poderosos de la izquierda y de la derecha nos combaten para que no hablemos de política. El ser cristiano me obliga, so pena de condenación eterna, según el Concilio Vaticano II, me obliga a interesarme en la pobreza, la corrupción, la educación, el deporte.
“Entonces, un cristiano no es aquel que está en los caminos del Señor y pasa con los ojos vueltos rezando y predicando la Biblia como una lora, o en cultos que son droga espiritual, no. El cristianismo es profético, denuncia, tiene que meterse con la realidad, con lo que se vive y eso no lo entiende muchos.
“Quieren que la religión sea, como dijo Marx, opio del pueblo. La religión no debe ser el opio del pueblo, pero sí lo ha sido muchas veces, si yo agarro la religión para manipularla, y a muchos políticos les encanta agarrar la religión para manipularla.
“Yo lo he dicho en muchos foros: ha sido el voto cristiano, católico y evangélico el que pone los presidentes de la República. Ni que hablar por ejemplo con los dos gobiernos del PAC (Partido Acción Ciudadana); y el actual gobierno del presidente Rodrigo Chaves.
“El voto católico es el que decide en este país, por eso lo persiguen tanto y lo manipulan tanto. Por eso yo digo a los católicos: pelen las guayabas, pónganse vivos, despabílense, analicen bien desde nuestros valores cristianos, ¿cuáles son los mejores políticos? Pero cuesta conseguirlos, porque no tenemos en este país una clase política católica suficiente que represente nuestros valores católicos y cristianos. Cuesta encontrarlo".
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— Usted menciona que la política no debe usarse para manipular. El papa Francisco expresó que en 2017 tuvo la oportunidad de visitar Chile, pero no lo hizo porque estaban en plena campaña electoral, y no quería que su presencia se politizara. ¿Dónde está el límite para que la religión no se utilice como herramienta de manipulación?
— Yo creo que está en nosotros los cristianos, y los pastores católicos y protestantes que sepamos actuar con prudencia, con equilibrio, centrados para no dejarnos usar y no dejarnos manipular.
“Por ejemplo, a mí algunos políticos del pasado y ahora el presente me piden que los atienda y me visitan. Yo con mucho gusto atiendo a todos los candidatos a puestos públicos del país. Puedo escuchar a todos. Pero el hecho de que los atienda no significa que vaya con unos o con otros.
“Según la Constitución Política de este país, hecha por liberales contra la Iglesia católica, los clérigos no podemos participar de política partidista, ni de ciertos puestos públicos. Somos ciudadanos de segunda categoría, marginados. Así que no solo la minoría gay y los pobres son marginados en este país.
“Yo creo que los pastores tenemos que mantener un equilibrio, entre comillas, porque la neutralidad no existe, es imposible, pero debemos mantener cierta neutralidad. Como decía monseñor Sanabria: hay que estar del lado de la justicia y de la verdad, y casi siempre la verdad y la justicia están del lado de los pobres. Entonces, la opción preferencial es por los pobres”.