Rita Antoinette Rizzo tuvo una difícil vida en la secundaria, durante los años 40. Sus padres estaban divorciados, su familia era pobre y encima de todo, las monjas que mandaban en su secundaria eran “las personas más malintencionadas del mundo”.
Lo que no se esperaba esta jovencita nacida en Ohio es que años después, su rostro sería identificado como el de la monja más famosa de la televisión: la Madre Angélica.
Su presencia en la tele y su entrada a la orden franciscana se debió a una afección de salud. A los 16 años, un dolor estomacal que parecía incurable se desvaneció después de rezar una novena. Cinco años después, sintió un llamado al pasar frente a una iglesia y decidió iniciar su camino como novicia.
La Madre Angélica hizo que el mundo conociera su rostro y las palabras de la Biblia al crear, en 1981, el canal EWTN. Comenzó en un garaje, pero para ese punto ya había dado los pasos para formar un imperio: había publicado libros, vendido cintas de VHS con sus prédicas y hecho cientos de transmisiones en radio.
Ella estuvo al aire 20 años exactos. En ese periodo se dedicó a viajar por el mundo y a poner especial atención en Latinoamérica. Construyó una iglesia en Alabama con un valor de $48 millones.
En el año 2001 sufrió un ataque que la dejó con problemas al hablar e incluso en sus expresiones faciales. Ese mismo año decidió suspender las grabaciones y enclaustrarse, como lo pedía la orden a la que se unió.
Fue el Papa Benedicto XVI quien premió sus años de trabajo y la condecoró con la Cruz del Honor, la distinción más alta que puede recibir un miembro de iglesia, ordenado o no. Aunque tuvo inicios humildes, ahora EWTN tiene sedes en distintos países, una página en Internet y llega a las casas de 264 millones de personas. En cada una, la voz de la Madre Angélica continúa viva. Ella murió de un derrame cerebral en marzo pasado.